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G zero: La experiencia de Maria

en Hetero: Primera vez

G zero la experiencia de Maria

Maria se sentó al lado de Anne y empezó a hablarle de su historia.

-bueno, la verdad es que nunca pensé que mis primeros hombres fueran mis hermanos, hasta ahora eran tocamientos y besos, hasta que fui a dormir con una amiga, mi amiga se llama Catalina, el problema es que cuando nos dormimos el padre de Catalina se durmió con el cigarro encendido, lo cual ocasionó un pequeño incendio en el que tuvimos todos que salir de casa, decidí llevar a mi amiga para que durmiera en mi casa mientras sus padres dormían en el hotel.

Cuando llegué a casa, me encontré que se celebraba una fiesta, me pareció genial para que mi amiga se calmase, lo pasamos mal en el incendio y estábamos llenas de hollín.

Era una fiesta de disfraces, para adultos, dijimos que erramos bajitas y que íbamos disfrazadas de victimas de incendio en busca de un bombero.

Maria sonrió al recordar esa ultima parte.

-La verdad es que Catalina nunca había probado el alcohol, le tenia como miedo después de lo que le dijeron sus padres sobre los peligros de la bebida, pero yo me pegué un buen lingotazo y con la boca llena de licor besé a mi amiga, la cogí por sorpresa, pero a través de mi beso le hice probar el alcohol.

Aún recuerdo como nos animaban todos cuando vieron como nos besamos, eso me hizo ir más lejos y empecé a acariciar el cuerpo de Catalina por debajo de su camisón, ella era más tímida, pero el alcohol la había excitado, nos tocábamos mutuamente ante la vista de todos, fue entonces cuando aparecieron mis hermanos, estaban tan monos disfrazados de vampiros, ellos eran trillizos, así que no se quien nació el primero y quien el ultimo, uno de ellos frotaba su paquete en mi culito, otro lo frotaba en el de ella, el tercero se puso en medio de nosotras y cogiendonos las manos las llevó dentro de sus pantalones.

-¿te asustaste? ¿Ellos sabían quien eras? – decía Anne sorprendida.

-no, sentía curiosidad, ¿daba placer? ¿Cómo es que se les pone grande? Ese tipo de cosas y no, no me reconocieron, tenia la carita muy sucia ellos tenían tres años más que yo y no perdían oportunidad para meter en la cama a una chica, tenían la mala costumbre de acostarse los tres con la misma, ellos llaman "compartirla" – decía Maria sonriendo.

-¿a ti te "compartieron"? – preguntó Anne con timidez.

Maria sonrió al ver la reacción de Anne y siguió la historia.

-empezaron a lamernos y a tocarnos con lascivia, uno de ellos me dijo que vayamos a su habitación, una vez allí nos dijeron que nos desnudáramos, Catalina temblaba de miedo, pero yo me quité la ropa sin rechistar, vaciaron el escritorio que Tenían el ordenador y los deberes y me dijeron que me tumbara ahí, en aquella época tenia pelo corto y apenas tenia vello en la concha, empezaron a vaciarme alcohol sobre mi cuerpo y empezaron a lamerme por todas partes, yo, sentí cosquillas en un principio y no paraba de reír, pero poco a poco me descubrían mis zonas erógenas, sentía como lamían con, más pasión a medida que yo jadeaba más, uno me abrió las piernas penetrándome la concha con su lengua mientras los otros dos me succionaban los Pechos, pero el que me hundía su lengua descubrió mi himen, fue en ese momento que hablaron para ver quien me "estrenaba", lo jugaron a los dados.

-¿no te sentías como un objeto? – preguntaba Anne.

Maria, acariciando los cabellos de Anne, le dijo.

-no pensaba en eso, quería saber que era sentirse penetrada, cuando terminaron, se desnudaron, Catalina se llevó las manos a la boca cuando les vio las vergas, la verdad es que eran grandes, yo no me sorprendí, se las vi antes cuando despertaban, pero estaba un poco asustada, una cosa era verlas y la otra que te las introduzcan dentro de ti.

Maria cogió aire y continuó la historia, estaba visiblemente excitada, sus pezones se notaban de debajo de su camisón.

-uno de ellos se tumbó y me dijo que me pusiera encima, yo me extrañe, normalmente la novata se pone debajo, pero obedecí, temblaba como una hoja cuando agarraba ese falo y lo apuntaba en mi concha, bajaba despacio, pero estaba mojadísima y entraba bien, pero ellos me obligaron a metermela de golpe empujándome hacia abajo, sentía como si me empalaran, llegué a llorar, pero ellos me dijeron que me moviera y así hice, dándole placer a mi hermano, entonces uno de los que quedaban me lo metió en la boca, era cálido, duro y delicioso, pero el que quedaba me abrió las nalgas y apuntó a mi culo, ahí me resistí pero me inmovilizaron, era espantoso como forzaban mi ano, no hicieron ningún caso a mis Lagrimas y tenia la boca demasiado llena para gritar.

-¿por qué no le mordiste? – preguntó Anne.

Maria puso una mano en el hombro de Anne y le dijo.

-son mis hermanos, ellos me protegieron cuando no era más que una niña empollona, pensaba que tenia que agradecérselos así, al principio dolía y me sentía incomoda, pero poco a poco empezaba a gustarme, entonces se corrieron los tres a la vez.

-¿a la vez? – preguntaba Anne.

-si, son trillizos, lo hacen todo al mismo tiempo, me parecía rara la sensación de sentirme llena de liquido viscoso y ese sabor tan nuevo para mí, dos de mis hermanos se acercaban a la temblorosa Catalina, en cambio el tercero, creo que se llamaba, Oscar o Jaume o tal vez Tomás, no sabría decírtelo los tres son como gotas de agua, si, creo que era Oscar, el siempre ha tenido ese toque bondadoso, se metió en la ducha conmigo, me limpió, debiste ver la cara de sorpresa cuando vio que era su hermana pequeña – decía Maria.

-¿cómo reaccionó? – preguntó Anne.

Maria soltó una pequeña carcajada y le dijo.

-se puso de rodillas pidiéndome perdón y que pagaría el tratamiento para no quedarme encinta, al parecer él fue el que me rompió el himen, yo le cogí suavemente la cabeza y la llevé entre mis piernas, le pedí que me limpiara a fondo, ¡y que fondo limpiaba! Parecía tener la lengua de un oso hormiguero, sentía como recorría mi útero con ganas, cuando localizó mi zona más sensible apenas podía sostenerme en mis piernas y caímos los dos.

Maria notaba como Anne se acariciaba la entrepierna.

-¿sientes en tu concha? – preguntaba Maria.

-ah errr, si – decía Anne.

-¿te la han estrenado alguna vez? – decía Maria de forma picara.

-no, ningún chico desearía ir conmigo por esto – decía tristemente Anne señalando su silla de ruedas.

-¿estas segura? Eres muy bonita, sin duda mis hermanos desearían pasar una semana contigo – decía Maria guiñándole un ojo.

-¿qué pasó después de la caída? – preguntó Anne.

-Nos reímos de la caída pero me fijé en sus ojos, eran muy hermosos, antes los veía como el hermano que le ayudaba a estudiar, lo miraba con cariño, pero, en ese momento, ya no veía a mi hermano, veía a un hombre, a mi hombre, le acaricié su verga con suavidad, el me decía que no, que no estaba bien, pero yo le puse un dedo en sus labios, cuando la noté lo bastante dura, me puse encima y lentamente me la metí, empecé a moverme despacio, para que mi útero se acostumbrara, pero cuando puso sus manos en mis pechos, me moví más aprisa, me da vergüenza confesarlo, pero tengo unos pechos muy sensibles, me basta que unas manos hábiles me los Toquen para que llegue al orgasmo y Oscar es muy hábil le llegué a arañar el pecho del orgasmo tan violento que me provocó, pero el no se había corrido, me pidió que me pusiera boca arriba, el se puso encima de mí y me penetró con fuerza, sentía mis pechos moverse violentamente ante sus envestidas, puso mis piernas en sus hombros, cada vez que recuerdo su mirada llena de pasión y gozo, no se, me hace derretir ese recuerdo, yo gozaba con esas envestidas, tan violentas, tan pasionales, le acaricié el rostro con dulzura y entonces me abrazó con fuerza, llenándome de su leche, pensaba que me iba a desbordar, estuvimos así unos minutos, el dentro de mi y yo con mis piernas en sus hombros, recuperando el Aliento – decía Maria sonrojada.

-¿te quedaste embarazada de tu hermano? – decía Anne.

Maria acarició el rostro de Anne y le dijo.

-no, era un día seguro, cuando salimos del baño, vimos a Catalina embadurnada en zumo de hombre mientras mis otros hermanos dormían agotados, tenia una cara de viciosilla, no dudó en terminar con Oscar, y hasta ahora, solo Oscar sabe de ese día.

-¿tanto duele la primera vez? – preguntaba Anne.

-más que dolor, es miedo, creo que es ese miedo lo que motiva al dolor, ¿quieres que te quite el miedo? – decía Maria de forma picara.

-s-si – decía Anne titubeando.

-bueno, ahora te presentaré un amigo muy especial – decía Maria mientras iba a buscar algo.

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