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Sueños extraños

en Fantasías Eróticas

Las Sirenas

Estaba en un barco pescando con tranquilidad, mis colegas hace tiempo que mis colegas ya pescaron su pez, me dijeron que lo dejara.

¡Pero yo por mis huevos que pescaba algo!

Me pase media hora con la caña, de repente algo tiraba, ¡por fin!

Pero tiraba muy fuerte, tanto que acabo por tirarme al agua.

Unas manos femeninas me agarraron y me llevaron lejos del barco la falta de aire hizo que me desmayara.

En cuanto me desperté, vi a varias chicas mirarme desde el agua, estaba en una playa.

-¡¿habéis visto lo que he pescado?! – decía una de las chicas.

-Ya lo creo, ¿tendremos para todas? - decía otra.

-sin duda – dijo otra chica.

Todas eran preciosas, de largas cabelleras y ojos azules como el mar, me sentía como el tío con más suerte del mundo, ella se acercó como un rayo hacia mí y entonces lo vi.

¡Sus piernas eran una cola de pez!

Ella me agarro y me tiró al agua, mientras intentaba llegar a la superfice, ellas pasaban muy cerca de mí arrancándome mis ropas, a medida que me acercaba a la superficie desnudo, ellas pasaban muy cerca de mí.

Podía sentir los pezones de esas chicas rozándome, era tan excitante.

Llegue a la superficie, cuando abrí la boca para aspirar aire, una boca femenina me la tapó, otra engullo mi verga y una lengua me penetraba el ano.

Esas tres bocas me cogieron por sorpresa, sentía como me proporcionaban placer, como me hacían suyo.

Mis manos fueron cogidas para que palpasen los senos de las otras sirenas.

Su tacto, tan suave, tan sensual, como si acariciara una almohada de seda.

Dos sirenas mas me chupetean los pezones, eso me enloquecía.

No pude avisar a la sirena que me la chupaba, me corrí en su boca, ella respondió besando a otra sirena, compartiendo mi semen, mientras, otra boca saboreaba mi pija.

No podía describir el placer que me daban esas hermosas sirenas, casi me sentí exhausto.

Me susurraron al oído que fuese con ellas al mar, acepté, me acompañaron a una cueva submarina, algunas chicas me daban aire a través de besos en la boca.

Allí vi un deposito de huevos, ellas me susurraron que fertilizase sus huevos, en ese momento una de las sirenas puso mi verga dentro de su boca, levantándomela de nuevo, esa lengua era habilísima, no tarde ni cinco minutos en eyacular, ella aparto la boca y dirigió mi semen a los huevos.

Otra sirena puso su mano en mi verga y empezó a pajearme, ¡que mano más suave! Sentí mucho gusto al notar esos hermosos dedos sobre mi miembro, otra vez eyacule, otra vez fertilicé los huevos, así alternando mamada y paja.

Termine agotado, apenas los besos de aire de las sirenas me hacían recobrar el aliento, ellas empezaron a abrazarme, sentí sus senos masajeándome todo el cuerpo, sentí como los movían acariciando mi piel, me sentí en el paraíso.

RIIIIINNNNNNGG

Me levanté lanzando el despertador por la ventana y cagándome en su inventor

La ejecutora

Estaba entre rejas, de repente me sacaron a patadas, no entendía que pasaba ¿qué había hecho yo?

Entonces lo vi, me habían condenado a muerte, no puedo describir la desesperación y el miedo que sentía, hasta que vi a mi verdugo.

Una mujer musculosa, aproximadamente 2,10 metros de alto, unos pechos grandes y hermosas proporciones, de debajo de su capucha solo se veían unos intensos ojos verdes.

Ella me dijo que ahora pagaría con creces, me pudo una soga al cuello y me elevó, el dolor de la cuerda apretándome la garganta era insoportable, no se cuanto tiempo estuve ahí, pero la verdugo me bajo la cremallera del pantalón y empezó a chupármela, aunque aún mis pies no tocaban el suelo.

No sabia que era mas intenso, la cuerda apretándome las vértebras o la lengua de mi ejecutora lamiéndome la verga, en cuanto eyacule dentro de su boca se me rompió la cuerda, ella me miro con una risa cruel, me cogió del pelo y me arrastro a la sala de torturas, me puso en un potro y empezó a tirar.

Sentía como se me desencajaban los miembros, pero ella se quitó su uniforme (a excepción de la máscara).

Mientras yo gritaba de dolor, ella restregaba sus pechos en mi miembro, en cuanto se puso grande, se puso encima mió y lo metió dentro de su coño, empezó un violento vaivén, a medida que ella disfrutaba yo sentía como me estaban desmembrando esas cuerdas, de vez en cuando me abofeteaba, unas poderosas bofetadas que podían dolerme, pero ya mi cerebro estaba demasiado ocupado captando el dolor de mis extremidades.

Me corrí dentro de ella, ella puso su concha encima de mi cara y gotas de mi semen caían en mi rostro.

Me soltó del potro, menudo alivio sentí en mis brazos y piernas, pero me reservaba lo peor.

Me coloco boca arriba en una guillotina, el grillete de madera de ese instrumento de ejecución me impedía moverme, no podía dejar de llorar, entonces ella me ordenó que limpiase su concha con mi lengua.

¡Quería vivir! Obedecí a pesar de que me daba asco lamer mi propio semen, ella jadeaba como una loca, en cuanto terminé de limpiarle la concha se puso al otro lado e introdujo mi pene dentro de ella, empezó a cabalgar con una risa enloquecida, en ese momento bajo la palanca y vi como la cuchilla se abría camino a mi cuello.

Desperté empapado de sudor, lo primero que hice fue tocarme el cuello ¡estaba entero! ¡Que sueño tan intenso! No lo olvidare en mi vida.

El bosque

Después de salir de la tienda de campaña me dirigí al bosque, tenia una linterna que iluminaba el camino, no había luna, el bosque parece tan terrible por la noche, me alarmaba por cada sonido.

Note como algo duro me tocaba la espalda, al girarme vi que era una rama, pero al notar como una rama me agarraba del brazo me asuste, quise gritar, pero otra rama me tapó la boca.

Esas ramas me arrancaron la ropa a jirones, quería llorar, pero las hojas de esos árboles me acariciaban mi piel desnuda, mi larga cabellera, mis piernas.

Notaba mucho gusto, una rama llena de suave musgo acaricio mis labios vaginales, me daba vergüenza admitirlo, pero ahora estaba excitadísima.

Las ramas me dirigieron lentamente al suelo, había unos freseros silvestres, sus ramas con fresas se me acercaron a la boca y acariciaron mis labios.

Respondí a ese sabor tan dulce con mi lengua, suaves pétalos de flores que había en el suelo me acariciaban los senos y los pezones, tan suaves, tan excitantes, el roce de las hojas acariciando la entrada de mi cueva.

Me sentía enloquecer, moví mis caderas en una suplica por que me metiesen algo duro dentro de mi, una rama me respondió a esa petición.

Se introdujo con suavidad, me penetro muy suave y muy rico, apretaba las fresas que tuve en la boca sacando jugo, un jugo que caía en mi cara, en mi boca y en mis senos.

Los pétalos no dejaban de acariciarme, esa suavidad me hacia enloquecer, sentí como las embestidas se hacían más fuertes, más intensas.

Grité con fuerza, había alcanzado el clímax, volvería a ese bosque una y otra vez, seria su puta, su esclava, su juguete.

Me desperté, vi a mi novio encima de mí, penetrándome.

¡Que se había creído! Le abofeteé y le eche de la tienda sin importarme que lloviera a cantaros, ese mismo día cortamos y el cogió la peor gripe de su vida.

Abducción

Una nave me capturo mientras me bañaba de noche en un lago, estaba desnuda, indefensa ¿qué me harían?

Los alienígenas tenían forma de pollos humanoides, irónico para una que tiene como plato favorito el pollo asado, les oí que iba a ser el alimento de su mascota.

Rompí a llorar, no quería morir, les prometí que nunca más comería pollo, pero ellos me encerraron en una celda, golpeé las paredes, grité, supliqué, pero al final acepte mi destino.

Vi una puerta que se abría,  unos tentáculos verdosos y viscosos salieron, ¡era una forma viscosa! Liquida, como el Blandiblu, empalidecí de asco,

¡¿iba a ser la cena de esa cosa?! ¡Ni hablar!

Evitaba esa cosa mientras oía las carcajadas de los aliens.

Una de las piernas fue agarrada por el tentáculo, en cuestión de segundos lo tenia encima, no cubría todo mi cuerpo pero agarro mi torso mientras sus tentáculos agarraban mis brazos y mis piernas.

El tacto era increíblemente suave, mis zonas erógenas reaccionaban a su roce, a medida que esa cosa se movía, movía mis pechos, tengo los senos pequeños, pero muy sensibles, muchos chicos que se acostaron conmigo se sorprendían de la facilidad que tenia de correrme solo con la simple manipulación de mis pechos.

Puede que esa cosa quisiera devorarme, pero disfrutaba de cómo me saboreaba, varios tentáculos salían y palpaban mi cuerpo, sentía un ligero cosquilleo en las zonas donde me tocaba.

Nunca había tenido un orgasmo así en mi vida, grité como una loca, mi concha se inundo de jugos en abundancia, casi llegue al desmayo.

Los alienígenas aplaudían pensando que me estaba devorando la carne, jeje, ingenuos.

La cosa viscosa capto algo, se quedo quieta, ¡¿me iba a devorar de verdad?! Dios, ayúdame.

Pero sentí un tentáculo acariciar mi concha inundada, ¡estaba succionando mis jugos! Empezó con los restos que había en el suelo, luego en mis piernas, me estremecí, pero a medida que se acercaba a mi cueva, más placer sentía, el tentáculo se metió dentro de mí, sorbiendo el néctar de mi flor prohibida.

Ya no podía razonar, sentir esa cosa moviéndose como loca dentro de mi me hizo perder la razón, saque mi lengua en busca de algo que meterme en la boca, la cosa viscosa respondió, un tentáculo se enredó en mi lengua, yo lo atraje a mi boca y empecé a saborearlo, sabia extrañamente bien, me apoyé de espaldas a la pared y lentamente me senté en el suelo, solo un pensamiento cruzaba mi cerebro.

¡Tómame mi amante espacial!

Los aliens empezaban a mosquearse, la criatura veía que no había más néctar en mi interior y empezó a moverse violentamente.

¡Se me pusieron los ojos en blanco!

Otro tentáculo me penetro en mi esfínter, con la esperanza de encontrar más de esa golosina.

Esa cosa estaba decidida a ordeñarme hasta dejarme seca.

Aguanté, pero no demasiado tiempo, tuve un orgasmo muy violento que me dejó exhausta, la criatura alienígena se relajó y saboreaba su merecido premio.

Los aliens estaban furiosos, pensaban que solo quedaría un esqueleto de mi, pero la cosa esa se encapricho de mi néctar, solo con verme mi rostro lujurioso, les sentaba como una patada en el pico.

Abrieron el suelo y caí desde una altura de siete mil metros.

Iba a morir.

Pero a medida que caía, la criatura me rebuscó el interior una vez más.

Mis senos se movían por el movimiento de la criatura, ojala tuviera leche para el, se la merecía.

Sus tentáculos estaba cada vez más dentro de mi, sin duda el que penetró mi esfínter ya recorría mis intestinos.

Abrí mis piernas al máximo, quería que estuviese más y más dentro de mí.

El suelo se acercaba.

No me importaba, había conocido la felicidad.

Grité una última vez antes de estrellarme contra el suelo.

Me desperté en el suelo, había resbalado de la cama ¡era un sueño!

Pensareis que soy idiota, pero desde entonces cenaba pollo con la esperanza de que esos alienígenas mi diesen mi "merecido castigo"

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