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Alma podrida (día 3)

en No Consentido

Alma podrida día 3

Víctor al levantarse a tirar la basura, se fijo que había varias botellas que habían desaparecido, miro bien la habitación, aunque no lo parecía, alguien había movido el sitio varias cosas, ¡Ramón había estado aquí!.

En ese momento hizo una llamada a la policía, esta vez Ramón no lo molestara más.

Ramón lo despertó una llamada de móvil, contesto con voz somnolienta, había estado la mayor parte de la noche pensando en sitios donde esconder a Sara.

-soy yo, dijo una voz electrónica.

-¡Phantasma! ¿Cómo has estado? – Respondió Ramón con una sonrisa.

Ramón conocía a Phantasma, un Cracker informático especializado en sabotear datos, un ciberterrorista, estuvo a punto de ser capturado por la policía especialista en delitos informáticos, pero Ramón movió unos cuantos hilos para que le dejaran, Phantasma, agradecido por haber evitado ser identificado, no solo dejo de sabotear, sino que se ofreció a ayudarle, para el, que nadie sepa quien es, era incluso mas importante que su vida.

-tenias razón, en el día de la desaparición de la cuenta de ese sujeto ha habido un tremendo reintegro, por muy increíble que parezca, tus paranoias se acercan a la realidad – decía Phantasma.

-ya sabia que tu me entenderías – decía Ramón.

-dos cosas, una, mira en esta dirección de web – decía Phantasma.

Ramón se dirigió a esa web a través de su ordenador, casi cedía a la tentación de lanzar el monitor por la ventana al ver las imágenes de tortura que era sometida Sara, siendo visionada por millones de enfermos.

-La otra, mira en la ventana – decía Phantasma dejando sin opción a hablar a Ramón.

El agente miro por la ventana y vio a decenas de periodistas apuntándole con sus cámaras.

-llevan ahí tres horas para que les hables de tu investigación, a propósito, si cazas a ese bastardo, ¿podría dispararse accidentalmente tu arma? – Decía Phantasma.

-se intentará – decía Ramón sorprendido por el grupo de informativos.

Se vistió e intento salir como pudo, cadenas nacionales e internacionales le bloqueaban el paso, interrogándolo, intentando sacar cualquier dato de su investigación, cuando llego al coche, varios periodistas seguían delante, no podía avanzar sin pasarlos por encima, en ese momento bajo la ventana, agarro una de las cámaras, asegurándose que enfocaba en un primerisimo plano.

-escucha bien, basura, pronto caerás en mis manos y pagaras por todos los crímenes que has hecho, no podrás dormir por las noches sabiendo que las paso en vela para encontrar a Sara, cada vez que dobles la esquina, me veras a mí, con unas esposas y las llaves para tu nuevo hogar "permanente".

Ramón soltó la cámara y toco el claxon para que los periodistas se apartasen, se dirigió a comisaria.

Al llegar, el comisario, hecho una furia, le dijo a Ramón que fuese a su despacho, ahí le soltó toda la bronca por el motivo de que seguía acosando a Víctor.

-pero no voy a encerrarte – decía el comisario con rabia contenida.

-¿por qué? – Preguntó Ramón pensando que ese no era el comisario sino un alíen que se ha apoderado de su cuerpo.

-creen que eres el nuevo Harry el sucio – respondió el comisario - la gente te adora, te ha tomado como un heroe, no se como cojones lo has hecho, pero tienes un club de fans.

–Vaya, ¿quieres mi autógrafo? – Decía Ramón con una sonrisa.

El comisario aspiro hondo y le dijo.

-escucha, ahora los ojos de varios países están observándonos, no quiero que la cagues, ve con pies de plomo, si cometemos algún error, nos crucificaran, pondrán a la policía del país como una banda de salvajes.

Ramón entendía esas palabras, el tampoco quería eso, pero ¿qué es el prestigio comparado con una vida?, Prometio al comisario que haría lo que podría, salió y se dirigió a las cámaras que lo apuntaban como un pelotón de fusilamiento.

El chico de la cámara vio a Víctor de casualidad, lo siguió a pesar de que su corazón latía tan fuerte como para mover un tren de mercancías, siguió a Víctor hasta una calle oscura, Víctor se encontró con cuatro personas, tenían unas pintas realmente intimatorias, puso su cámara en marcha, pero la conversación era demasiado lejana como para ser escuchada, poco a poco se alejó de la escena, pero aquellos hombres le descubrieron, empezó a correr como una liebre mientras Víctor y los demás le perseguían, pero le alcanzaban metro a metro, ya el chico sentía que le agarrarían cuando de repente un furgón de la guardia civil le atropelló, Víctor y sus acompañantes vieron los colores de la benemérita y decidieron salir por patas, ya ajustarían cuentas al chico en otra Ocasión.

-por eso les pido a todos los que oigan estos noticiarios, que hagan concentraciones en sus ciudades, que sepa Sara que no esta sola, que resista para que cuando la liberemos, sepa que hay manos amigas que la acogerán – decía Ramón ante los reporteros.

En ese momento sonó su móvil, era de la guardia civil que le comunicaba que un chico que habían atropellado accidentalmente quería llamarlo, que estaba en el hospital.

En ese momento Ramón se abrió camino ante la muchedumbre de periodistas que vieron en esa reacción una señal de que ha habido una novedad en la investigación, le siguieron con las cámaras mientras el se metía en su coche para averiguar si el chico había encontrado algo.

Víctor no paraba de lanzar maldiciones, por que el chico se les escapó, ¿cómo podía explicar su encuentro con esos presidiarios?, Había montado una especie de ruleta en la habitación y Sara estaba atada en esa ruleta.

La pobre chica no paraba de llorar pensando en que nueva tortura seria sometida, al llegar él y los presos, Sara empezó a suplicar que la liberaran.

Los presos solo se limitaron a reír y uno de ellos se acerco diciéndole.

-escucha putita, he estado cinco años sin ver a una mujer y mucho menos una mujer tan bonita como tu, tranquila, acabaras disfrutando.

Esas terribles palabras llenaron de lagrimas los ojos de Sara mientras los presos se sentaban en los cuatro puntos cardinales de la ruleta.

Norte, Sur, Este y Oeste.

Víctor encendió la cámara y comunico que la apuesta consistía en que invitado se tiraría más veces a Sara, en ese momento, después de presentar a sus invitados, tiró de la rueda, Sara sentía como se movía, como todo daba vueltas, la rueda frenaba poco a poco y sus piernas abiertas se mostraban a uno de los presos.

Oeste.

El preso babeando de deseo se arrancó los pantalones y se echo encima de Sara, la cual suplicó inútilmente que la dejara, pero cuando noto el miembro dentro de ella ya sabia que no había nada que hacer, el presidiario bombeaba y bombeaba como un loco, sin importarle lo mucho que le dolía a Sara, cuando el preso terminó dentro de ella, Víctor acerco la cámara filmando en un primer plano la concha de Sara rezumando semen.

La ruleta volvió a girar.

Más y más vueltas.

Sur.

El preso era más obeso, de hecho todo el cuerpo de Sara fue tapado por la manteca del recluso que la penetraba con dureza.

Más que la penetración, sentía que se ahogaba con el peso de su violador que cuando dio el empujón final, respiro aliviada cuando se retiraba.

Otra vez giraba la rueda.

Toco otra vez Oeste.

Esta vez el recluso se concentro en lamerle los pechos, ella lloraba en silencio sintiendo ser un objeto sexual.

-pero que bonita eres putita – decía el preso mientras restregaba su polla entre los pechos de la pobre Sara, no le importó el asco que sentía al notar como un látigo de leche golpeaba su rostro, su olor, su sabor, le parecían asquerosos.

La ruleta volvió a girar.

Este.

El recluso aulló de jubilo y se colocó inmediatamente entre las piernas de Sara que la penetró sin tregua, la concha de Sara estaba a rebosar de liquido blanco y cada envestida sacaba la leche sobrante que había en su útero.

-Cielos, es mucho mejor que follarse a esos pipiolos que llegan en la cárcel – decía el recluso mientras gozaba de Sara.

Cuando llegó al clímax cayó rendido sobre el cuerpo de Sara y lentamente se incorporó a su asiento.

La rueda giro de nuevo mientras Sara no paraba de murmurar basta.

Sur.

El obeso situaba con dificultad su polla dentro de Sara, pero el que ocupaba el norte, harto de que no le tocara saco su herramienta y forzó la boca de la chica.

La sensación de asfixia era realmente angustiante, Sara quería que la dejaran en paz solo para poder respirar.

El recluso obeso termino más rápido de lo que todos pensaron, pero el que trabajaba su boca aún la mantenía mamando.

Pero cuando llego al orgasmo, arranco con violencia los pendientes de Sara en señal de victoria, salpicando a sus compañeros de al lado de sangre y haciendo soltar a Sara un enorme grito de dolor.

La rueda empezó a girar otra vez, mientras Sara lloraba.

Iba a tocar Oeste, pero el presidiario del norte paró a propósito la ruleta para que le tocara a el.

Esto hizo que comenzase una discusión, el del norte era realmente fuerte, pero el del Oeste se le enfrento.

El presidiario del norte agarro del cuello del del Oeste hasta romperle las vértebras.

Los otros dos presos reaccionaron con furia ante esa acción, cogieron cualquier cosa que sirviese como arma y se lanzaron a por él.

La pelea no era como la de un campeonato de boxeo, era como si tres animales furiosos se pelearan entre sí con uñas y dientes, la cámara filmó toda la pelea, el gordo murió de un golpe que le hundió la nariz, el del este cayó gravemente herido con un cristal en su hígado.

El del norte vio a Sara como si fuera su premio, se acerco lentamente, para poder disfrutarlo, la visión del preso cubierto de sangre era aterradora y Sara gritó y gritó desesperada.

Pero cuando el del norte iba a penetrarla, el del este se agarró a su espalda y con sus últimos segundos de vida se sacó el cristal de su herida y cortó el cuello del preso que cayó sobre Sara derramando grandes cantidades de sangre sobre su profanado cuerpo.

Víctor le pareció un autentico desastre, pero la audiencia de la red reaccionó como eufórica ante esas muertes.

Recogió a Sara que se había desmayado, la limpió de todos los líquidos que cubrían su cuerpo, Sara aún no despertaba, Víctor, puso a la joven boca abajo y abrió sus nalgas, lentamente la penetró gozando del calor de su tracto anal, solo fueron unos cuantos empujones antes de terminar dentro de su culo, besó sus nalgas y la abandonó junto a los cadáveres.

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