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Los Agentes del Ojo (19)

en Grandes Series

El profesor Traknor apartó de improviso el rostro. Si su piel no hubiese sido negra y peluda sus mejillas se hubieran puesto coloradas.

¿Qué te pasa? — preguntó el capitán Asmodeus con ternura —

¿Cómo puedes besarme? — quiso saber el Profesor — ¿No te molesta mi fealdad?

¿Qué fealdad? — dijo entonces el Capitán cogiéndole de las manos — Eres distinto, es verdad, pero no eres feo… y eres tan musculoso y fuerte…

Traknor tuvo enseguida una erección. Al Capitán los ojos le brillaban mientras hablaba.

Nosotros — continuó Asmodeus — tenemos la costumbre de tomarnos un descanso durante las misiones de vigilancia, y entonces retozar unos con otros…

Lo se, vi al grupo al que relevasteis hacerlo…

Me gustaría mucho compartir ese momento contigo.

No hubieron más palabras. Asmodeus simplemente se dedico a mirar fijamente a los ojos del profesor. Luego se acercó a él poco a poco hasta estar muy cerca. Le acarició el pecho con mucho mimo y luego le besó en la boca. Nunca, desde que se había transformado en un enorme gorila por medio de la cirugía, había sentido tacto íntimo de otra persona y mucho menos un beso como aquel. Sintió una incipiente erección y entonces rodeó con sus brazos a aquel hombre. Asmodeus, con los ojos cerrados, exploraba toda la boca de Traknor con su lengua y luego su cuerpo con sus manos. Le desabrochó la camisa y le acarició el prominente y musculoso pecho. Los pezones fueron presas de sus dedos y luego pasaron al duro vientre, y de allí a la ya petrificada entrepierna.

Que dura la tienes ya… — le comentó al oído con un susurro mientras le acariciaba el bulto del pantalón —

Traknor le devolvió el cumplido palpándole también entre las piernas, pero el atuendo de Asmodeus era mucho más sencillo, apenas un taparrabos de piel, así que su mano se topó más bien con un duro y erecto miembro que palpitaba.

El profesor ya no pudo más y se decidió a bajarse los pantalones. El pene de Asmodeus, aunque largo y grueso, era una miniatura comparada con el descomunal vergajo del profesor.

¡Que grande! — exclamó Asmodeus al mismo tiempo que se apoderaba de ella con ambas manos — No se si me cabrá en la boca…

El Capitán bajó la cabeza con la intención de engullir el descomunal miembro del Profesor. Realmente el grosor del falo era demasiado para el diámetro de su boca, pero fue capaz de tragar la totalidad del glande.

Traknor recordó la última vez que le habían hecho una felación. Era cuando tenía un pene normal y un cuerpo normal. Su esposa disfrutaba lamiéndoselo, aunque siempre dijera que no era de mujeres decentes hacer algo así, y entonces se ruborizaba, pues los dos sabían muy bien que ella no se comportaba en la cama precisamente como una mujer muy decente.

Asmodeus chupaba feliz sujetando el miembro con ambas manos. Le acariciaba sus gordos testículos y de vez en cuando dejaba su golosina para lamerlos también. Pronto abandonó definitivamente aquel descomunal pene para poner la lengua más abajo y dedicarse a ensalivar el ano. El profesor modificó entonces su postura colocándose de lado y abriendo bien los muslos para facilitar la lamida.

¿me dejarás que te penetre? — preguntó Asmodeus —

Por favor…

Asmodeus se deshizo de su taparrabos y se friccionó el miembro con energía, tratando de tenerlo lo más erecto posible. Luego le separó bien las dos nalgas al gorila y exploró el agujero con un dedo para comprobar si estaba correctamente lubricado con la saliva. Luego clavó el miembro en él

Traknor emitió un alarido de placer. Colocados de lado Asmodeus metía y sacaba su pene del interior de su agujero. Sus manos palpaban hacia delante acariciándole el miembro y los testículos y su cara se acercaba por detrás a la cara del profesor buscando una lengua con la que jugar.

No puedo más — le indicó Asmodeus tras un largo rato de sexo sin pausa — voy a acabar dentro de ti…

No, te lo ruego — dijo presuroso el gorila — quería chupártela yo a ti también…

Haciendo caso de la petición Asmodeus extrajo su miembro de entre los muslos del profesor. Luego, poniéndose de pie, se colocó en posición para que éste se la chupara.

Traknor se la puso en la boca y la succionó con ganas. El sabor era tal y como se lo había imaginado, no demasiado diferente del de el sexo de su esposa. Súbitamente, Asmodeus eyaculó. Parte fue a parar al interior de la boca del profesor, pero algunas gotas también se estrellaron contra su rostro. Lejos de molestarse incluso se relamió.

Asmodeus quedó extasiado mientras Traknor todavía le lamía el miembro.

Ahora me toca a mi — dijo Traknor dejando lo que estaba haciendo para masturbarse furiosamente —

Deja que te ayude — dijo Asmodeus sustituyendo la mano del profesor por una de las suyas —

Pronto el gorila también eyaculo. Su polución fue mucho más violenta y abundante y acertó sin proponérselo el rostro del Capitán. Como queriendo devolverle el cumplido también quiso saborear su semen y volvió a bajar la cabeza para relamer el esperma.

Asmodeus yacía recostado al lado del Profesor, que se encontraba en cuclillas, sumido en sus pensamientos. Le acariciaba distraídamente el muslo mientras lo observaba. Los dos estaban desnudos.

Ha sido exactamente como lo había imaginado — dijo el profesor repentinamente —

¿te ha gustado?

Si, mucho — respondió — aunque sería mucho más correcto decir que ha sido tal y como lo había deseado.

Asmodeus miraba extasiado como hablaba su amante. Se acariciaba el miembro, ahora flácido, mientras con la otra mano rozaba el muslo aterciopelado del profesor.

Ahora comprendo por que Diana Dywane quiso reclutarme a mí, un físico, para esta extraña tarea.

Asmodeus cambió de expresión. No entendía nada de lo que su compañero decía.

Cuando me habló de otras dimensiones, mundos paralelos… pensé que era ridículo, imposible, pero aquí estoy y eso prueba la validez de semejante afirmación.

Creo que no entiendo bien tus palabras — dijo por fin el Capitán —

Es igual, se que no puedes entender muchas cosas de las que te digo, pero me aclara las ideas poder decirlas en voz alta.

Eres tan extraño…

No, extraño eres tú. Eres un ser de otra dimensión, y seguramente aquel hada diminuta también lo sea, me niego intelectualmente a aceptar la magia y lo sobrenatural.

Pero… la magia existe ¿no lo sabes?

Oh, si, la magia existe, la he visto una y otra vez estos días. Pero la magia es imposible, es del todo imposible que se ponga a llover simplemente por que alguien baile alrededor de un fuego agitando el cráneo de una vaca ¿no? Pero si diera la casualidad de que se pusiera a llover exactamente en el momento en el que el hechicero deja de bailar…

Pero eso sería mucha casualidad…

Claro, sería mucha casualidad ¿Cuántas posibilidades hay de que se ponga a llover exactamente en ese momento? Bueno, pues imagínate ¿Cuántas posibilidades hay de que nuestros dos idiomas, siendo criaturas de universos distintos, sea el mismo?

No lo se… pero si se que no es el mismo…

Pero tu me entiendes a mi y yo a ti. Nadie nos está traduciendo lo que decimos, pero nos entendemos, luego nuestros idiomas son el mismo.

Pero eso no es así… eso es imposible…

Aquí no, eso es la magia ¿Qué posibilidades hay de que el agua se convierta espontáneamente en vino? Prácticamente ninguna, pero aquí las posibilidades se pulverizan, y una posibilidad contra cuarenta billones se convierte aquí en la única posibilidad. Sólo con que alguien así lo desee.

No entiendo.

¿Tenéis aquí a individuos mejor versados en la magia que otros?

Si, claro, hay personas más inclinadas que otras en las artes…

Por que esas personas tienen una mayor determinación, y pueden hacer que sus deseos se conviertan en realidad, sólo con desearlo. Yo mismo, tras sesenta y tres años sin probar el sexo llego aquí y las fantasías homosexuales que he estado teniendo se hacen realidad: contemplo una suculenta orgía y luego un hombre guapo y musculoso cae a mis pies y accede a acostarse conmigo, tan deliciosamente brutal y cariñoso como me había imaginado…

Me alegro de que seas feliz…

No es eso lo que estoy diciendo, digo que yo he hecho que todo esto suceda, mis deseos han cambiado la realidad, han hecho que tus soldados se lo hagan unos con otros para que yo los viera cuando he llegado y han hecho que tu te enamores de mi y quieras poseerme como lo has hecho…

¿Qué estás diciendo? ¿Qué me has hechizado?

Algo así, pero no exactamente. Ni tu ni tus hombres habéis hecho nada que no fuera voluntad vuestra hacer, pero ¿Qué posibilidades había de que yo me encontrara aquí justamente aquello que deseaba encontrar?

No te entiendo…

¡Yo he cambiado la realidad! He entrado aquí y he pulverizado las posibilidades, he convertido vuestro ejército en una comunidad homosexual, todos musculosos, con penes arrogantes y suculentos y tu, su capitán, eres mi amante… esto no es un mundo paralelo, esto es una meta realidad, aquí se crean nuevas realidades a cada momento según la voluntad de los individuos que aquí viven…

Te repito que no entiendo…

¡No tienes que entender nada!

Traknor dijo esto y luego puso la cabeza de Amodeus entre sus piernas. Éste volvió a metérsela en boca y a chupar con entrega. Esto era algo que si entendía.

Podría decirse que aquí, en un mundo primitivo como este iba a echar de menos mi colección de pornografía… pero no, por que aquí puedo ver todo lo que quiera y tú me la chupas y me la metes por el culo cuando me apetece.

Y te quiero…

Si, y me quieres. En mi mundo no podría follar como voy a follar aquí…

¿Quieres decir…?

Quiero decir que voy a quedarme en tu mundo y voy a quedarme contigo, vas a ser mi amante, mi pequeño demonio marica, me alistaré en tu ejército y pasaremos el día follando como conejos. Pero antes liberaré a mi amigo, esté donde esté.

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