Sergio e Iván se habían puesto en contacto con su padre y se habían citado en una cafetería del centro. Ellos no lo sabían, pero era la misma cafetería en la que éste había quedado, dos semanas atrás, con Marta.

Los dos estaban furiosos mientras esperaban, dejando enfriar dos cafés sobre la mesa, a que se presentara su padre.

Finalmente el hombre apareció. Se sentó en la misma mesa sin decir una palabra, justo delante de ambos. Se le veía nervioso ¿O quizá asustado?

—    Me alegro mucho de volver a veros, hijos.

—    No te alegres tanto — escupió Iván — esto no es una reunión familiar…

—    Nos debes un montón de explicaciones — añadió Sergio —

—    Os daré todas las explicaciones que necesitéis…

—    ¿Ah si? — comenzó Iván — ¿de verdad? ¿ha llegado el momento de ser sincero?

—    Hijo, yo…

—    No me llames hijo. — Contestó Iván — Me muero por saber que explicación tienes para justificar como me jodiste la vida, y ahora ¿quieres seguir jodiendonosla? ¿te vengas con Marta?

—    Lo único que te libra de que te llevemos a un callejón y te demos una paliza es que eres nuestro padre — añadió Sergio —

—    Marta vino a mí por su propia voluntad…

—    Marta ha entrado en la misma espiral de mentiras que tu empezaste — dijo Iván —

—    Nunca quise hacerte daño…

—    Pues nadie lo diría, viejo — replicó Iván — ¿no había ninguna otra mujer que no fuera Yolanda? ¿tenías que tirarte precisamente a ella?

—    Tú mejor que nadie deberías entenderlo, tú la has conocido como nadie…

—    Al parecer, no lo suficiente…

—    Te quiere, Iván, te quiere mas que a mi o nadie en el mundo…

Iván se estremeció de rabia en ese momento. Aquello ya era demasiado.

—    Una extraña forma de demostrar que me quiere, tirándose a mi propio padre…

—    Sólo era sexo. Si yo no hubiese sido tu padre ni se hubiera fijado en mi, pero tenía algo especial hacerlo conmigo, aunque su verdadero objetivo era otro…

Iván y Sergio se quedaron a la expectativa ante esta nueva información. Dejaron hablar a su padre.

—    Yolanda quería llegar a tu madre a través de mí. Ha estado siempre obsesionada con ella. Las fotos que le hice a tu madre y que colgué en la página Web… eso se le ocurrió a Yolanda…

—    Todo… — comenzó Sergio — todo es cada vez mas retorcido…

—    Eso no explica por que tu te fuiste con Yolanda — quiso añadir Iván —

—    No, no lo hace, pero lo que voy a decir a continuación si. Yo fui a por Yolanda por que quería llegar hasta ti, hijo.

A Iván los ojos se le iluminaron. Su padre le acababa de coger las manos y al escuchar sus palabras notó una erección en sus pantalones.

—    Siempre he querido tu culo, hijo, sueño con metértela toda por ahí, con eyacular en tu boca…siempre he querido follarte, hijo…

Sergio miró a su hermano y a su padre y se los imaginó en pleno acto sexual. Inmediatamente se le puso dura y deseó ver algo semejante. Más aún, deseó participar en algo semejante.

—    ¿Por qué no me dijiste nada? — quiso saber Iván — Ni cuando descubrí que Yolanda me era infiel…

—    ¿Cómo hacerlo, hijo? ¿Cómo proponerte nada menos que incesto? tenía miedo de que salieras corriendo, asqueado, temeroso de la lujuria de tu padre…

—    Podríamos… — comenzó Sergio — podríamos ir a alguna parte, los tres, y… ya sabéis…

—    Hay un hotel aquí cerca — dijo el padre de ambos —

—    Vamos antes de que cambie de opinión — dijo Iván —

Tras dejar algo de dinero en la mesa los tres salieron despavoridos de la cafetería.

El padre guiaba, aunque los tres caminaban uno al lado del otro. Fue incapaz de reprimir avanzar una mano hasta el culo de Iván.

—    ¿No puedes esperar a que estemos en la habitación? — soltó Iván cuyos pantalones amenazaban con reventar a causa de la tremenda erección que ocultaban —

—    En realidad no, hijo — dijo el padre y seguidamente besó a su hijo en la boca todo lo lascivamente que supo mientras le acariciaba entre las piernas algo duro y prominente —

—    ¿Y yo? — dijo Sergio acercándose a su padre por detrás, acariciándole el culo primero y entre las piernas después, recibió los besos de hermano y padre casi de inmediato —

—    Démonos prisa — consiguió articular el padre — quiero vuestros culos y vuestras pollas, y las quiero ahora…

Los tres se apresuraron entonces a llegar al hotel. En recepción pidieron, visiblemente ansiosos, una habitación doble. El recepcionista los repasó con la mirada a los tres, sonrió y se tocó disimuladamente entre las piernas mientras les daba las llaves.

En cuanto entraron en la habitación, Iván y su padre se enzarzaron en un caliente abrazo con la lengua en la boca del otro y las manos en trasero y genitales. Sintiéndose marginado Sergio se les acercó y, lejos de ser rechazado, recibió la lengua de los dos y algunas manos  por todo su cuerpo.

Se separaron para quitarse los pantalones. Los tres, padre e hijos, lucían prominentes erecciones bajo sus calzoncillos e Iván no pudo esperar a que su padre se los quitara, prácticamente se los arrancó y, de rodillas, asió su pene con una mano mientras le lamía goloso los testículos.

Cuando Iván iba a introducir el miembro de su padre en la boca se encontró con el de su hermano justo al lado, los dos iguales de duros e inhiestos. Utilizó la otra mano para sujetar el de su hermano mientras se introducía en la boca la descomunal verga de su padre, la saboreó un rato con gula y luego dio cuenta de la de Sergio.

—    ¡Que ganas tenía que me la chuparas así, hijo!

—    No hables, Papá — dijo Sergio sellando la boca de su padre con un beso —

Iván lamía ahora el miembro de su hermano a la vez que masajeaba el de su padre con la otra mano. Sergio, por su parte, acariciaba el trasero de su padre y dejaba que sus dedos se deslizaran poco a poco por el ano de éste.

Iván parecía como loco dando cuenta de los dos falos. Los engullía como si no hubiera nada mas en la vida, procurando tragarlos en toda su longitud, una tarea casi imposible en el caso de la larga y gruesa  verga de su padre, pero cuanto mas chupaba mas se excitaba y mas dura se le ponía a él y, el que fuera el miembro duro y caliente de su padre el que estaba saboreando, le hacía sentirse especialmente  excitado.

—    Ya me la has ensalivado bastante — mencionó su padre de pronto — ahora quiero metértela por el culo…

—    ¿me vas a meter todo eso por detrás? — quiso saber Iván con una sonrisa en la cara —

—    Todo.

Iván, muy excitado, se apresuró a tumbarse en la cama boca abajo, poniendo el trasero algo más alto. Era un espectáculo extraordinario: su trasero musculoso con un ano visiblemente dilatado, los hermosos testículos colgando y un pene muy duro a continuación. Su padre se abalanzó a chuparle el ano y acariciarle con ambas manos los genitales. Sergio no lo pensó un instante y se colocó a la cabecera de la cama donde acomodó el miembro de nuevo en la boca de su hermano.

—    Creo que ya entrará bien — dijo el padre dejando de lamer —

—    Rómpele el culo, Papá — dijo Sergio muy excitado — como me lo rompiste a mí…

Dicho y hecho Sergio notó como su padre apoyaba la punta del pene en la entrada de su ano. Muy excitado deslizó una mano para tocarse. El miembro de su padre comenzó a avanzar hacia delante, como un tren enorme haciendo su entrada en un estrecho túnel. Iván dejó un instante la verga de su hermano para poder gritar de placer. Su padre no se detuvo hasta que todo su miembro en toda su longitud y grosor estuvo alojado en el interior de Iván y sus testículos chocaron con los de él. Comenzó entonces, como el movimiento de un pistón en un motor, a entrar y salir el miembro.

—    Nunca me cansaría de ver esto… — dijo Sergio maravillado ante el espectáculo que tenía delante —

—    Luego habrá para ti también — contestó su padre —

—    Dame un beso, papá — y seguidamente Sergio acercó los labios a los de su padre para darle un jugoso beso —

Sergio decidió participar en el éxtasis de su hermano, así que se acomodó como pudo debajo suyo hasta alcanzar su miembro con la boca. Una vez atrapado en sus labios dio larga cuenta de él con fraternales chupadas. Con el tratamiento al que le estaba sometiendo su padre y esta nueva contribución, sin duda no tardaría en recibir una buena ración de esperma directamente en su boca.

—    Tienes el culo como el de tu madre — dijo el padre de Sergio e Iván mientras se movía violentamente — a ella también le cabe toda sin problemas…

—    Es cierto… — murmuró Iván entre espasmos — yo también he podido comprobar que sus orificios están muy dilatados…

—    Os pone calientes vuestra madre ¿verdad hijos?

—    Si, Papá… — volvió a murmurar Iván — desde siempre…

Iván eyaculó tal y como cabía esperar en la boca y rostro de su hermano que estaba como loco queriendo tragárselo todo. Iván quiso retirarse entonces y su padre extrajo pues el miembro de su interior, pero enseguida eyaculo igualmente, e igualmente lo hizo en el rostro de Sergio. Tragó una buena cantidad, pero la mayor parte fue a parar a su pelo y cara. En pocos segundos Iván se había recuperado del orgasmo y se acercó a su hermano para lamer su propio semen, mezclado con el de su padre, de la cara de Sergio.

—    Sois muy buenos chicos — dijo el padre sacudiendo su miembro para apurar las últimas gotas sobre el rostro de su hijo menor —

Los dos hermanos se abalanzaron entonces a lamer el miembro de su padre, que comenzaba a perder su dureza.  Desde el glande hasta los testículos, pasando por todo el tallo fue lamido por los dos golosos hermanos. Ambos utilizaban una mano para sujetar el miembro y los testículos de su padre y la otra para acariciar su propio pene. Pronto los tres tenían entre las piernas grandes erecciones de nuevo.

—    Ahora le toca a Sergio — dijo el padre una vez tuvo entre las piernas otra vez el monolito que era su verga —

Sergio se tumbó en la cama boca arriba y esperó a que su padre hiciera lo que tenía que hacer. Éste le acarició primero los genitales y después el culo. Luego le introdujo algunos dedos ensalivados por el ano a modo de rudimentario lubricante.

Sergio estaba muy excitado. Él ya había probado antes que su hermano el placer de tener el miembro de su padre alojado en sus entrañas. Uno de los motivos que le apenaban de que su padre se hubiera marchado era ese: no poder volver a disfrutar del miembro duro y caliente de su padre metido en su culo.

El padre de Sergio, sin ningún tipo de contemplaciones, se la clavó de un golpe en el trasero. Lejos de dolerle para Sergio fue como si acabaran de abrirle las puertas del paraíso. Entonces, su hermano se colocó a horcajadas encima de él con el culo a la altura de la cara para que le lamiera el agujero.

Iván y su padre se besaban en la boca mientras sometían a Sergio a este tratamiento. El pene de Sergio daba bandazos contra su estómago y el de Iván contra el pecho de éste, pero enseguida Iván se cansó de que su hermano le lamiera su dilatado ano y lo sustituyó por sus testículos. Sergio lamía con voracidad. Conocía los testículos, el pene y el ano de su hermano muy bien, los había manoseado y lamido muchas veces. Aunque le encantaba tocar y lamer a su hermana y a su madre (y por supuesto a su padre) Iván era para él el amante más cómodo y entrañable, y le encantaba el sabor de su pene y de su semen.

Sergio acabo alojando el miembro de su hermano en la boca, tan adentro como alojaba el de su padre en el ano. Utilizaba una mano para masturbarse mientras era colmado de placeres, pero su padre la sustituyó por la suya enseguida, toqueteándole.

Fue un largo coito. El padre de los muchachos tardaba mucho en llegar al orgasmo. Sergio eyaculó sobre su vientre y su padre estuvo todavía mucho rato haciendo entrar y salir su miembro de su interior. Finalmente llegó el momento, lo sacó y lo agitó con fuerza eyaculando en el estómago de su hijo. El semen de padre e hijo se mezclaron sobre su ombligo.

—    No puedo más — declaró Sergio —

—    ¡Claro que puedes! — contestó Iván levantándose de su cara —  otras veces hemos follado durante mucho mas rato tu y yo…

—    Tengo el culo destrozado — musitó Sergio —

—    Deja que tu hermano descanse un poco — dijo el padre —  que recupere fuerzas. Planeo follaros un poco más antes de que acabe la tarde…

Sergio se levantó de la cama y se fue al baño. Realmente estaba dolorido y necesitaba hacer sus necesidades. Al regresar, su hermano y su padre estaban ambos estirados en la cama, abrazados y besándose. El abrazo se completaba con las piernas y sus penes, todavía no muy duros,  se acariciaban el uno al otro. A Sergio se le fue poniendo dura otra vez aquello. No hubiera podido decir cual de los dos tenía el culo más bonito. Iván era musculoso y delgado, tenía un cuerpo tremendamente deseable, pero su padre, algo más rollizo, no le iba a la zaga. Pese a su edad tenía unos pectorales de ensueño, el vientre completamente liso y un trasero duro y apetitoso. Y los dos tenían unos labios gruesos deliciosos para besar. Nunca había habido tanta lujuria en una habitación.

El padre de los muchachos se colocó de lado y esta vez fue Iván quien se dispuso a penetrarle. Se llenó de saliva un par de dedos y embadurnó con ellos el ano de su padre. Luego entró con su miembro poco a poco hasta tenerla toda dentro.

—    Hijo… si supieras cuanto he deseado que llegara este momento…

Iván sujetó a su padre el miembro con una mano mientras con la otra le acariciaba el pecho. Hizo que girara la cabeza para volver a besarle y mientras le clavaba el miembro tan adentro como podía.

Muy sensible a lo que estaba viendo Sergio se acercó y se puso en la boca el miembro de su padre.  Era tan grande, duro y grueso que Sergio no sabía por donde empezar a chupar. No le cabía apenas en la boca, si acaso el glande o los testículos ¿Cómo podía haber estado tantos años sin chupársela a su padre?

—    Creo que me voy a correr — anunció Iván — y se exactamente donde quiero hacerlo.

Iván desclavó el miembro de culo de su progenitor y éste se colocó en posición, con la boca abierta para recibir el regalo de su hijo. En pocos segundos Iván eyaculó en su rostro como poco antes su padre había eyaculado en el de su hermano.

—    Trágatela toda, papá…

El padre apuró lo que quedaba mamando del miembro de su hijo, pero a su lado ahora estaba Sergio, que se masturbaba frente a su rostro con intenciones idénticas a las de su hermano.

Tras la polución de Sergio en el rostro de su padre (una polución violenta como pocas) los dos hermanos se dedicaron a lamerle el preciado licor de la cara. No querían que se desperdiciara ni una gota.

El resto de la tarde la pasaron los tres acostados en la cama desnudos. Sergio e Iván a los lados, el padre en medio. Estaban agotados por la actividad frenética, así que no hubo más sexo, solo algunas caricias y besos.

—    ¿Cuándo volverás a casa con nosotros? — quiso saber Iván —

—    No lo se ¿Qué dirá tu madre?

—    Espero que le parezca bien — declaró Sergio — me gustaría que nos la folláramos entre los tres: papá por el culo, Iván por el coño y yo por la boca.

—    ¿Y Marta? — preguntó Iván —

—    A Marta se lo podemos hacer después…