miprimita.com

Historias de la B. La heroína

en Sexo Anal

Había llegado el momento. Para eso nos habían adiestrado, desde los cuatro años habíamos sido entrenadas, primero con el baile, luego en la guerra encubierta usando todas las armas disponibles.

Ahora estaban ante el que podía ser el reto de sus vidas, una misión por la que una de ellas pasaría a la historia. Sus descendientes escribirían libros sobre ella y sería recordada como la heroína que liberó a su pueblo del yugo de sus opresores.

-Seré la elegida –pensaba mientras hacía estiramientos con el resto de sus compañeras, -y disfrutaré de ello cada segundo aunque muera en el intento.

A una señal del jefe, entraron en el círculo del banquete y con un paso grácil y ligero, se pararon en el centro formando un semicírculo entorno al fuego y frente al invitado.

-Como muestra de respeto ante nuestro Juez y conquistador, las seis muchachas más bellas de la ciudad bailaran esta noche para él, -gritó para que  los asistentes  dejaran sus conversaciones y le hicieran caso –Elegidas desde pequeñas por su belleza y adiestradas, primero en el arte de la danza y luego en su adolescencia, en el del amor, nuestro insigne invitado podrá disfrutar de ellas como más guste, de una, de varias, o de todas ellas.

Con unas palmadas de nuestro jefe comenzó la música, y con ella comenzamos a movernos al son de los instrumentos. Sin separar los ojos de mi odiado enemigo y con una sonrisa que mostraba mis dientes jóvenes y blancos retorcí mis brazos y agite mis caderas al ritmo de la música, dulce e hipnótica. Por mi piel morena y brillante por los afeites que nos habían  aplicado, resbalaban las gotas de sudor confluyendo en el interior de mis muslos y haciéndome deliciosas cosquillas.

Al principio el hombre movía sus ojos preñados de lujuria de un cuerpo cimbreante a otro, sin pararse demasiado en ninguno en particular, pero al cabo de unos minutos empezó a fijarse especialmente en mí. Cada vez que notaba su mirada sobre mí, agitaba mi cuerpo con toda la sensualidad y frenesí del que mi cuerpo era capaz.

De las seis, yo no era la más alta, tampoco la más exótica, pero mi pelo negro mis ojos grandes y azules y mi figura voluptuosa me daban ventaja. Sin  quitar mis ojos de los suyos, me acerque a él y al ritmo de la música y moviendo los brazos empecé a retrasar mi tronco hasta que note que empezaba a perder el equilibrio. Cuando volví  a erguirme, él estaba mirando el relieve que marcaba mi sexo en el diminuto taparrabos que llevaba puesto. Con la punta de la lengua entre mis dientes me incline sobre él y cogí una uva del racimo que tenía en sus manos. El Juez se limitó a mirar como la empujaba dentro de mi boca y la estrujaba con mis dientes dejando que su jugo resbalase por la comisura de mis labios.

A partir de ese momento, ese necio sólo tuvo ojos para mí. Al final iba a tener la oportunidad, ahora tenía que quedarme a solas con él y descubrir su secreto.

La música terminó y nos quedamos quietas, jadeando entorno al fuego, esperando expectantes la decisión del invitado.

El hombre, con un gesto de cortesía por su parte, se levantó un poco borracho y se acercó a nosotras. Una a una nos preguntó nuestros nombres, nos felicitó por nuestra actuación y repartió algunas caricias. Cuando me tocó, simulé un ligero temblor.  El bajo la vista y la paso por mis pechos grandes y turgentes y por mis incitantes caderas cubiertas por un minúsculo taparrabos.

Unos segundos después estaba sentada en su regazo comiendo uvas y bebiendo un poco de vino para adquirir un poco de valor. Mientras tanto las manos ásperas de aquel hombre recorrían mi cuerpo sudoroso provocándome escalofríos de miedo y de placer.

La velada termino con un interminable y rastrero discurso de nuestro jefe alabando todas las cualidades de las que nuestro invitado carecía. Nos levantamos y cogiéndole de la mano con suavidad le llevé hasta una pequeña cabaña en el jardín del pequeño palacio del jefe.

La habitación era pequeña pero había sido preparada especialmente para alojar discretamente al Juez y un alegre fuego la caldeaba y la inundaba con una suave luz dorada. En el centro había una cama con sábanas del más fino lino y varios cojines. Con aparente impaciencia le quite la capa y no pude por menos que admirar aquel cuerpo musculoso y duro como una roca. Su nariz aquilina y sus ojos penetrantes, junto con su melena negra le daban el aspecto de los legendarios leones del Atlas.

Luego me desnude yo. Las dos pequeñas bandas de tela cayeron a sus pies como años antes habían caído las armas de mis ascendientes tras la cruenta batalla que había acabado en nuestra esclavitud.

Con un ademán fingí que iba a taparme los pechos pero lo que hice fue agarrármelos y juntarlos apuntando mis pezones erectos contra su cara. El invitado sonrió con malicia y admiro mi cuerpo juvenil y elástico, mi vientre liso y mis piernas finas.

Con otro gesto malévolo se quitó el taparrabos mostrándome una tremenda erección. El tamaño de su miembro me intimidó en un principio pero me tranquilicé sabiendo que había sido entrenada durante años para seducir a aquel animal.

El hombre se acercó y sacándome de mis pensamientos me cogió como si fuese una pluma y me beso los pechos.

-Mmm que fuerte, -dije mientras me agarraba a él y le acariciaba la melena. -¿Cuál es el secreto de tu fuerza?

-Comer carne de ternera asada todos los días –respondió el Juez obviamente mintiendo.

Sin hacer caso de su mentira, abracé su cintura entre mis piernas con más fuerza. La punta de su pene rozaba mi sexo excitándome hasta convertirme en puro fuego. Él magreaba mi cuerpo y chupaba mis pezones con tal fuerza que creí  que me los iba a arrancar.

Me soltó y yo quedé de rodillas frente a aquel enorme falo. Lo cogí entre mis manos y lo acaricie mientras introducía su glande en mi boca. Sabía a sudor y a vino. Chupé con fuerza y me retiré dejando su pene oscilando húmedo y congestionado. Lo volví a coger y lo lamí, primero en la base y luego en la punta, mordisqueando ligeramente su glande. El Juez se tensó y soltó un resoplido.

Me metí de nuevo su miembro en la boca y chupe de nuevo con fuerza, subiendo y bajando todo lo que podía por su pene duro como una estaca mientras con mis manos acariciaba sus huevos. El, empezó a gemir con fuerza y a acompañar mis chupetones con el movimiento de sus caderas. Ayudada por sus manos, mis movimientos se hicieron más superficiales y rápidos hasta que  sin previo aviso y empujando con fuerza su pene hasta el fondo de mi garganta eyaculó con un gemido bronco.

Retiro su pene mirándome como tosía y escupía semen y saliva.

-¿Eso es todo? –pregunté desafiante.

-Sólo acabo de empezar –respondió el invitado tirándome en la cama con la erección aún intacta.

Se tumbó encima de mí y me beso. Su lengua se introdujo en mi boca con apremio, llenadora con el sabor del vino y el cordero especiado de la cena al tiempo que frotaba su pene contra la parte inferior de mi pubis. Sus labios fueron bajando primero por mi cuello y luego por mis pechos provocando un primer gemido por mi parte, cuando bajo hasta mi ombligo sus manos ya estaban acariciando mi bajo vientre con una habilidad que no esperaba de alguien acostumbrado a tomar lo que desea. Finalmente sus labios se cerraron en torno a mi sexo haciéndome gritar y temblar. Agarre su melena y empuje su cabeza en el interior de mis piernas.  

-Tómame –dije anhelante –te quiero ya entre mis piernas mi señor.

Obediente cogió su pene, lo acerco a mi sexo, acaricio mi clítoris inflamado con su glande y lo golpeó con suavidad arrancándome nuevos gemidos. Finalmente me penetro, su polla se abrió paso poco a poco en mi vagina. La angostura de mi sexo abrazaba estrechamente su pene haciéndonos gemir a ambos. Me apreté contra él y le abracé con fuerza clavando mis uñas en su espalda mientras empezaba a moverse dentro de mí, primero lentamente, luego al ver que no me disgustaba más rápido y más profundo.

Hirviendo de lujuria levanto mi piernas y las puso sobre sus hombros penetrándome aún más profundamente metiendo su polla hasta que su pubis hacia tope contra mi clítoris con una especie de húmeda palmada. El ritmo del aplauso se convirtió en una ovación justo antes de que volviese a correrse, yo asustada comprobé como después de depositar su carga, su polla seguía dura y firme palpitando dentro de mí. Sabiendo que yo estaba a punto de correrme agarro con fuerza mis muñecas y me propino repetidos y profundos empujones provocándome un violento orgasmo. Yo gritaba y mi cuerpo se arqueaba con todas las sensaciones que atravesaban y arrasaban todos mis nervios mientras él me inmovilizaba y seguía penetrándome sin piedad.

-¿Vas a seguir eternamente? –pregunte yo.

-Sólo hasta que te rindas –Respondió el con una sonrisa.

-Antes me dirás cuál es el secreto de tu fuerza. –le dije yo desafiante, provocando una nueva carcajada por su parte.

El invitado saco su polla y cogiéndome por las caderas me dio la vuelta poniéndome a cuatro patas sobre la cama. Yo agache la cabeza y con las piernas separadas levante mis caderas expectante. Él se limitó a mirar mi cuerpo jadeante y brillante de sudor esperando abierta y sumisa cumplir sus deseos. Aún estremecida noté como sus dedos acariciaban mi sexo tenso y vibrante como las cuerdas de un violín. Yo gemí y separe aún más las piernas esperando su polla, sin embargo no lo hizo inmediatamente sino que se limitó a penetrar con sus dedos en mi interior haciéndome olvidar el reciente orgasmo y preparando mi sexo para el siguiente.

Se puso en pie y cogiéndome por las caderas tiro de mí hasta poner mi culo en el borde de la cama. Su pene volvió a entrar de nuevo, igual de duro y caliente que antes. Me estiré y clave mis dedos en la ropa de la cama para estabilizarme. Mi coño lubricado por su eyaculación admitió su polla con más facilidad y él aprovecho para realizar una serie de salvajes embestidas que casi me cortaron la respiración. Sin darme tregua me cogió el pelo y arqueando mi cuerpo con un fuerte estirón siguió entrando y saliendo a un ritmo frenético. El dolor de mi pelo hacía que se me saltasen las lágrimas pero no era nada comparado con el frenético placer que aquel hombre me estaba proporcionando. Esta vez yo me corrí primero. Aun estremecida y con mi vagina contrayéndose espasmódicamente gire mi cabeza intentando ver como aquella polla bombeaba dentro de mí.

-Ya se tu secreto, no te lavas nunca. –dije yo entre jadeos fijándome en su torso cubierto de sudor y polvo del viaje...

-Muy bueno. -dijo  él sin parar de embestirme y quitando sus manos de mis caderas para apartar aquella brillante melena de su cara justo antes de correrse… otra vez.

El semen resbalaba por mis piernas procedente de mi vagina ya rebosante. Una fugaz mirada me permitió asegurarme de que él seguía empalmado.

El cansancio no mermo mi determinación. Salí de la cama y lo tumbé con un empujón. Me quedé parada ante el cogiendo aire con fuerza y dejando que admirase mi cuerpo moreno y sinuoso.

-Sé que me has mentido pero me da igual. Yo si te voy a enseñar mi secreto. –Dije poniéndome a horcajadas sobre él.

-Seguro que ninguna de tus novias judías te ha hecho esto nunca. –dije cogiendo su verga e introduciendo la punta en mi ano.

El Juez se puso rígido pero no intento rechazarme. Yo con un gemido de dolor lo fui introduciendo pulgada a pulgada, tratando de respirar lentamente como me habían enseñado y así poder relajar mi cuerpo. Finalmente la tenía entera dentro de mí. Empecé a moverme lentamente, mientras me concentraba en la respiración  mi ano se contraía furiosamente intentando expulsar aquel cuerpo extraño. El dolor se atenuó permitiéndome aumentar el ritmo con el que subía y bajaba por aquella polla dura y candente. Comenzaba a divertirme, soltando quedos gemidos empecé a acariciarme el clítoris y lo que empezó con mucha precaución se convirtió en una cabalgada salvaje. El Juez gemía anonadado  y recorría mi cuerpo  con sus manos.   Sus manos sobaban mi cuerpo, sus dedos  entraban en mi boca, acariciaban mi vulva totalmente abierta para él y retorcían y tironeaban de los pezones haciéndome hervir la sangre de deseo.

Me incline para besarle y al apartar su pelo un denso olor a mirra se quedó prendido a mis manos. Un nuevo orgasmo tenso mi cuerpo y me hizo olvidarme por unos segundos. Pero una vez repuesta lo recordé y agarre un mechón con una sonrisa traviesa en mi cara:

-¡El pelo! ¡Es tu melena! –dije aumentando aún más el ritmo de mis caderas.

-Sí, sí… -respondió el intentando parecer lo más falso posible, pero con una inequívoca mirada de fastidio en la cara.

-Esta vez estoy segura, -dije mientras el comenzaba a correrse otra vez – ¿Puedo cogerla?

Sin esperar su respuesta cogí su melena con una mano y tire de ella, el eyaculando con violencia en mi interior no hizo nada por evitarlo. Metiendo mi mano libre entre los cojines, con un movimiento fulminante, saque una daga y se la corte de un sólo tajo llevándome con ella un trozo de cuero cabelludo.

Sorprendido, se quedó quieto mientras la sangre resbalaba por su frente y su erección desaparecía  aliviando mi culo ardiente.

Finalmente reaccionó y me dio un blando empujón al mismo tiempo que yo gritaba con todas mis fuerzas llamando a  la guardia.

Se levantó dispuesto a atacarme y yo retrocedí al fondo de la habitación con la cabellera aún en mi mano.

En ese momento entraron en la habitación los guardias aún temerosos de la fuerza de aquel superhombre. Sin embargo dos porrazos en el vientre bastaron para convencerles de que había perdido toda su energía.

Al fin, Sansón, el hombre que había esclavizado a mi pueblo estaba atado ante mí como un fardo recibiendo una paliza y llorando, no de dolor, sino de frustración.

-Yo, Dalila de los Filisteos, te he vencido –dije limpiándome los restos de semen del interior de mis piernas con  su melena para luego tirarla al suelo.

Mas de Alex Blame

Rozando el Paraíso 7

Rozando el Paraíso 6

Rozando el Paraíso 5

Rozando el Paraíso 4

Rozando el Paraíso 3

Rozando el Paraíso 2

Rozando el Paraíso 1

El Roast de Adolf Hitler 12

El Roast de Adolf Hitler 11

El Roast de Adolf Hitler 10

El Roast de Adolf Hitler 9

El Roast de Adolf Hitler 8

El Roast de Adolf Hitler 7

El Roast de Adolf Hitler 6

El Roast de Adolf Hitler 5

El Roast de Adolf Hitler 4

El Roast de Adolf Hitler 3

El Roast de Adolf Hitler 2

El Roast de Adolf Hitler 1

La Verdadera Historia del Inquisdor Ortuño

Las colinas de Komor XLI

Las colinas de Komor XL

Las colinas de Komor XXXIX

Las colinas de Komor XXXVIII

Las colinas de Komor XXXVII

Las colinas de Komor XXXVI

Las colinas de Komor XXXV

Las colinas de Komor XXXIV

Las colinas de Komor XXXIII

Las colinas de Komor XXXII

Las colinas de Komor XXXI

Las colinas de Komor XXX

Las colinas de Komor XXIX

Las colinas de Komor XXVIII

Las colinas de Komor XXVII

Atrapada Nina. Capítulo final

Las colinas de Komor XXVI

Atrapada Nina Capítulo 23

Las colinas de Komor XXV

Atrapada Nina Capítulo 22

Las colinas de Komor XXIV

Atrapada Nina Capítulos 20 y 21

Las colinas de Komor XXIII

Atrapada Nina Capítulo 18 y 19

Las colinas de Komor XXII

Las colinas de Komor XXI

Atrapada Nina Capítulo 17

Las colinas de Komor XX

Atrapada Nina Capítulo 16

Las colinas de Komor XIX

Atrapada Nina Capítulo 15

Las colinas de Komor XVIII

Atrapada Nina Capítulo 14

Las colinas de Komor XVII

Atrapada Nina Capítulo 13

Las colinas de Komor XVI

Atrapada Nina Capítulo 12

Las colinas de Komor XV

Atrapada Nina Capítulos 10 y 11

Las colinas de Komor XIV

Atrapada Nina Capítulo 9

Las colinas de Komor XIII

¡está viva!

Atrapada Nina Capítulo 8

Las colinas de Komor XII

Atrapada Nina Capítulo 7

Las colinas de Komor XI

Atrapada Nina Capítulo 6

Un buen profesional

Las colinas de Komor XI

Atrapada Nina Capítulo 5

Las colinas de Komor IX

Atrapada Nina Capítulo 4

Las colinas de Komor VIII

Atrapada Nina Capítulo 3

Las colinas de Komor VII

Atrapada Nina Capítulo 2

Las colinas de Komor VI

Atrapada Nina Capítulo 1

Las colinas de Komor V

Las colinas de Komor IV

Las colinas de Komor III

Running, deporte de contacto

Las colinas de Komor II

Las colinas de Komor I

Las Colinas de Komor

La Llamada

Valentina

En la Oscuridad

El cuerpo

Una Mujer de Verdad

Redencion XIV

Redencion XIII

Redencion XII

Redencion XI

Redencion X

Redencion IX

Redencion VIII

Redencion VII

Redención VI

Redención V

La Fiesta de Halloween

Redención IV

Redención III

Redención II

Redención I

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo Final

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 23

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 22

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 21

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 20

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 19

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 18

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 17

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 16.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 15.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 14.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 13.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 12.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 11.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 10.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 9.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 8.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 7.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 6.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 5.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 4.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 3.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 2.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 1.

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 18.

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 17

Polvo de Estrellas

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 16

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 15

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 14

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 13

El Último vuelo del Electra

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 12

El Último Vuelo del Electra: Cap 11

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 11

El Último Vuelo del Electra: Cap 9 y 10

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 10

El Último Vuelo del Electra: Cap 7 y 8

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 9

El Último Vuelo del Electra: Cap 5 y 6

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 8

El Último Vuelo del Electra: Cap 4

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 7

El Último Vuelo del Electra: Cap 2 y 3

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 6

El Último Vuelo del Electra: Cap 1

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 5

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 4

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 3

Una Vendimia Diferente

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 2

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 1

¡Suplica!

La Feria de fenómenos del Doctor Lasko

Dynamo

Arde París

La Reina del Baile

Supercalientes 2016

Clase Magistral

Moonlight

Hercules. Relato Completo.

Hercules. Epílogo.

Hercules. Capítulo 32. El Borde del Precipicio.

Hércules. Capítulo 31. La verdad duele.

Hércules. Capítulo 30. La Caja.

Hércules. Capítulo 29. Amor Griego.

Hércules. Capítulo 29. Una Clase de Historia.

Hércules. Capítulo 27. Capitulación.

Hércules. Capítulo 26. Arabela Planta Cara.

Hércules. Capítulo 25. Duelo de Voluntades.

Hércules. Capítulo 24. Pico y Pala.

Hércules.Capítulo 23.La Libertad Guiando al Pueblo

Hércules. Capítulo 22. El Corazón de Afrodita.

Hércules. Capítulo 21. El Club Janos.

Hércules. Capítulo 20. Un Nuevo Jugador.

Hércules. Capítulo 19. Joanna.

Hércules. Capítulo 18. Primera Misión.

Hércules. Capítulo 17. Adiestramiento.

Hércules. Capítulo 16. Un nuevo Hogar.

Hércules. Capítulo 15. El juicio.

Hércules. Capítulo 14. El Ángel Negro.

Hércules. Capítulo 13. Entre rejas.

Hércules. Capítulo 12. Detención.

Hércules. Capítulo 11. Furia Ciega.

Hércules. Capítulo 10. Siguiendo el rastro.

Hércules. Capítulo 9. Amor cruel.

Hércules. Capítulo 8. Tierra Prometida.

Hércules. Capítulo 7. De Compras.

Hércules. Capítulo 6. Akanke.

Hércules. Capítulo 5. Un buen partido.

Hércules. Capítulo 4. La Venganza de Hera.

Amor en Yavin

Hércules. Capítulo 2. La rendición de Diana

Hércules. Capítulo 2. La muerte de Piper

Leia entre asteroides.

Hércules. Capítulo 1. El capricho de Zeus.

Hércules. Índice y guía de personajes.

Hércules. Prólogo

En la estrella de la muerte

Cuento de Navidad. Cuarta parte.

Cuento de Navidad. Tercera parte.

Cuento de Navidad. Segunda parte.

Cuento de Navidad. Primera parte.

El tatuaje: Vero

El gato y el ratón

Velocidad de Escape

Primera Sangre. Parte 2

Primera Sangre. Parte 1-

Primera Sangre. Parte 3

World Wildlife Zombie XXIII

World Wildlife Zombie. Epílogo.

World Wildlife Zombie XXII

World Wildlife Zombie XXI

World Wildlife Zombie XX

Odio a mi vecina

World Wildlife Zombie XIX

World Wildlife Zombie XVIII

World Wildlife Zombie XVII

World Wildlife Zombie XVI

La diPUTAda

World Wildlife Zombie XV

El sustituto

World Wildlife Zombie XIV

World Wildlife Zombie XIII

World Wildlife Zombie XII

World Wildlife Zombie XI

World Wildlife Zombie X

Hielo y Fuego

La Tormenta

World Wildlife Zombie IX

World Wildlife Zombie VIII

World Wildlife Zombie VII

World Wildlife Zombie VI

World Wildlife Zombie V

World Wildlife Zombie IV

World Wildlife Zombie III

World Wildlife Zombie II

World Wildlife Zombie

La joven de la curva 10

La joven de la curva 9

La joven de la curva 8

La joven de la curva 7

La joven de la curva 6

La joven de la curva 5

La joven de la curva 4

La joven de la curva 3

La joven de la curva 2

La joven de la curva 1

Thriller

Teniente Smallbird 6ª y última parte

Teniente Smallbird 5ª parte

Teniente Smallbird 4ª parte

Teniente Smallbird 3ª parte

Teniente Smallbird 2ª parte

Teniente Smallbird 1ª parte

La princesa blanca Epílogo.

La princesa blanca 25

La princesa blanca 24

La princesa blanca 23

La princesa blanca 22

La princesa blanca 21

La princesa blanca 20

La princesa blanca 19

La princesa blanca 18

La princesa blanca 17

La princesa blanca 16

La princesa blanca 15

Los veinticuatro minutos de Le Mans.

La princesa blanca 14

La princesa blanca 13

La princesa blanca 12

La princesa blanca 11

La princesa blanca 10

La princesa blanca 9

La princesa blanca 8

La princesa blanca 7

La princesa blanca 6

La princesa blanca 5

La princesa blanca 3

La princesa blanca 4

Ratón de biblioteca

La princesa blanca 2

La princesa blanca 1

Miss Cojones

Jane XII

El pecado de Emma

Fauna peninsular,me río por no llorar 4. Fasmidos

Jane XI

Jane X

Jane IX

Faunapeninsular,me río por no llorar3.El escorpión

Fauna peninsular,me rio por no llorar.2 El buitre

Nadie te conoce como tu hija

Jane VIII

Fauna peninsular,me rio por no llorar.1:El pulpo.

Jane VII

El habano

La cabeza del mono (10)

La cabeza del Mono (9)

Jane VI

La cabeza del mono (8)

La cabeza del mono (7)

La cabeza del mono (6)

Jane V

La cabeza del mono (5)

La cabeza del mono (4)

La cabeza del mono (3)

Jane IV

La cabeza del mono (2)

Jane III

Jane I y II

El confesionario

La cabeza del mono (1)

Jane II

Jane I

Bluetooth 3ª Parte

Bluetooth 2ª Parte

Bluetooth 1ª Parte

El calendario

Una vendimia diferente

Navidad de cuero

Supervivencia

La pequeña Savannah

La Colaboracionista

Misterio en la granja

Groom Lake

La Revisión

Romeo y Julieta

Hermana... mía.

La Final cap1

El Míster

Verano del 44

Enemigo público V

Desafío Extremo

Enemigo publico IV

El edredón

Enemigo publico 3

Enemigo público

El tatuaje

Enemigo Público II

El Leñador

Enemigo público