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La princesa blanca 16

en Grandes Relatos

16

 

Joey se levantó con la cabeza espesa por haber estado escribiendo la noche anterior hasta altas horas de la madrugada.

Asomó la cabeza por la ventana y vio sin ninguna sorpresa que estaba lloviendo de nuevo. Aquella ciudad era asquerosamente deprimente. Aun por encima, aquel día empezaría a ayudar a repartir la cena en el comedor social tal como había prometido al reverendo O´Brien.

Se levantó con  un  gesto de resignación, se estiró hasta que sus articulaciones chasquearon y se dirigió desnudo a la ducha.

Recogió a Mike en su casa y por primera vez en mucho tiempo alteró su trayecto hasta el instituto para pasar a recoger a Judith. El nuevo estatus de Judith como novia oficial de Joey  no impidió que Mike siguiese acosando a la joven, aunque Joey no necesitó defenderla, Judith se bastó solita para cerrar la sucia boca de Mike de un par de guantazos aplicados con la fuerza justa para ser dolorosos pero sin dejar marcas permanentes.

La semana antes de las vacaciones de primavera eran un peñazo. Profesores y alumnos solo pensaban en los polvos que iban a echar y los litros de cerveza que se iban a beber, así que en cuanto llegó al instituto dejó los libros en la taquilla, magreó un  poco a Judith y se escabulló en la solitaria biblioteca.

                                                                              ***

El viaje fue agotador en su primera semana. El camino de tierra y el sol abrasador, junto con los eternos vientos del este que soplaban día y noche envolvían la caravana en una sempiterna nube de polvo.

 Toda la caravana dio un suspiro de alivio al sentir la fresca sombra de los robles gigantes del linde del Bosque del Azor. La travesía por el bosque y la ciudad de Ahab, donde pernoctaron y Nissa pudo disfrutar de una cama de verdad, transcurrió como un corto sueño ya que dos días después entraron en el Desierto del Nagib.

El Nagib era una inmensa extensión de arena y rocas que se extendía hasta el rio Rumor en lo que hacía un siglo habían sido fértiles tierras de labor. El lugar era ahora un desolado erial con un par de pequeñas fuentes de agua que se habían usado para construir una calzada que unía Ahab con Eruud, la ciudad santa.

Mientras caminaban y el monje de turno la vigilaba sin descanso Nissa se maravilló y deprimió a la vez al divisar esos espectaculares paisajes ocres y yermos tan diferentes a los que había visto durante toda su vida.

Durante todo el viaje fue vigilada tan estrechamente que hasta tenía una mujer que hacia de carabina cuando Nissa iba a hacer sus necesidades. Con desesperación Nissa veía como cada giro de la rueda del carro en el que iba subida, le acercaba un poco más a un destino como esclava el resto de su vida y le alejaba  del destino que le correspondía como reina de Gandir, sin que ella fuese capaz de hacer nada por evitarlo.

Si por lo menos alguien supiese hacía dónde se dirigía y pudiese rescatarla... —pensó Nissa mientras atravesaban las puertas de la ciudad santa.

Los pantanos Dhor eran una extensa y somera depresión al sur del Bosque del Azor donde desaguaba el río Dontes.  El inmenso caudal del río era primero ralentizado y dividido en cientos de canales y luego evaporado por la salvaje acción del sol del desierto hasta desaparecer impidiendo que llegase a desembocar en el mar.

El agua llegaba en ocasiones a los corvejones de los centauros pero en la mayoría de las ocasiones no pasaba más allá de los cascos así que avanzaron relativamente rápido. El grupo se desplazaba toda la mañana y parte de la tarde y cuando el sol comenzaba a caer buscaban un pequeño promontorio seco dónde refugiarse y pasar la noche.

Tras dos días de travesía Albert descubrió que los animales más terribles del pantano no eran los cocodrilos, ni los gigantescos gatos onyx, a los que no vio en toda la travesía, sino los millones de insectos que les envolvían y atormentaban constantemente.

A pesar de ponerse  barro en todas las zonas en que la piel estaba al aire, algunos bichos conseguían horadar la dura costra del barro seco o meterse entre las ropas para picarle. Los centauros estaban igual de molestos y en cuanto entraron en el pantano, hasta  Kinn y Narah dejaron en suspenso sus juegos de amor.

Al mediodía del tercer día los centauros se pararon ante un pequeño promontorio.

—El camino de Eruud está un par de millas en dirección este. La ciudad santa queda a dos jornadas en dirección sur por el camino. Nosotros te dejamos aquí.—dijo Narah tomando la palabra.

—Gracias por todo —dijo Albert acomodándose la mochila— Ha sido un gran honor para mí conocer a vuestra raza y poder comprobar que sois unos guerreros nobles y orgullosos.

—El honor ha sido nuestro. —replicó Narah — Los amigos de Serpum son nuestros amigos. Mi padre insiste en que le des las gracias por el colgante y le digas que el pueblo de los centauros sigue considerándose en deuda con él. Te deseamos el éxito en tu empresa.

Albert alargó el brazo y se despidió de Narah al modo de los centauros agarrándose reciprocamente por los antebrazos. Seguidamente se despidió del que había sido su montura esos días dándole las gracias. Y dejó a Kinn para el final.

—Espero que tengas una larga vida y que transcurra al lado de la bella Narah. —dijo Albert  a modo de despedida.

—Y yo espero que la noche de bodas no estés espiándonos desde la copa de un árbol —replicó el joven guerrero con una sonrisa socarrona—te prometo que si lo haces te meteré una de mis flechas por el ojo del culo.

Riendo por la ocurrencia, Albert se quedó mirando un espectáculo que probablemente no volvería a ver en su vida. Tres centauros galopando en las agua someras del pantano levantando el agua bajo sus cascos mientras se dirigían hacia el sol del ocaso.

Unos cientos de metros  más allá encontró un promontorio seco dónde paso la noche y con el amanecer del día siguiente se puso en camino.

Un interminable río de gente ocupaba el camino de Eruud para disfrutar del festival del Tannit. Albert se incorporó a la multitud agarrándose los calzoncillos como si se incorporase de nuevo a la tropa después de haber hecho sus necesidades.

Se puso a caminar a un ritmo ligeramente más rápido, escurriéndose entre la gente y sopesándola hasta que encontró al tipo adecuado.

Kjarmut caminaba solo. estaba desaliñado y llevaba una cántaro de vino de considerables dimensiones como único equipaje. Cuando llegó a su altura, le echó un vistazo más de cerca. Era un tipo grande y grueso, tendría alrededor de cincuenta años y parecía no haberse cambiado de ropa desde la adolescencia. Su rostro era redondo y estaba dominado por una enorme nariz aplastada y bulbosa probablemente fruto de  las continuas peleas de taberna y estaba coronado por una espesa y pringosa melena de pelo negro.

El hombre se mostró encantado de tener un  compañero de viaje y le obsequió a Albert con una detallada historia de su vida en la que no faltaron "riqueza, batallas, traiciones y chochos a montones".  Albert aguantó como pudo los cuentos del cincuentón mientras intentaba no desmayarse cada vez que que el tipo le echaba el aliento, en el que se mezclaba el aroma a vino barato y dientes podridos.

A media tarde, unos jóvenes cargados de vino y pastelitos se colaron entre la multitud vendiendo su mercancía. Albert compró varios pastelitos y otra cántara de vino para su nuevo amigo.

—¿Por qué vas al Tannit? —le preguntó Albert cuando el borrachín terminó su historia— ¿Vas a conseguir una nueva esposa? ¿Quizás la Baddi´a?

—¡Oh no! —dijo el hombre todo serio sin apreciar la broma— Ya estoy  un poco viejo para el circo. Además todo el mundo sabe que la pelea está amañada desde hace varios decenios. De hecho casi todos los que luchan por el honor de casarse con la Baddi´a son esclavos que son obligados a descuartizarse por sus dueños para darle un poco de color al acontecimiento.

—¿Y la elección de la Baddi´a?

—Eso es lo único que es justo. Se hace por aclamación popular en la plaza del templo. Una vez se ha elegido, sé de muy buena tinta que los grandes mercaderes,  que buscan un sitio entre la nobleza cortesana,  se reúnen informalmente y entre todos los que están interesados en llevarse la Baddi´a se hace una subasta. El que más pague a los sacerdotes gana el derecho a pelear por ella.

—¿Y los otros? ¿No pueden presentarse?

—En teoría cualquiera puede hacerlo, pero ninguno está dispuesto a perder la vida por ello. Saben que el próximo Tannit podrán volver a intentarlo y así conseguir el puesto de privilegio en la corte que ansían.

—¿Y el resto de los luchadores? ¿No tienen opciones?

—La mayoría son esclavos que salen a la arena drogados y campesinos desesperados que han perdido sus tierras. Se presentan sin entrenamiento ni protección y con armas primitivas y herrumbrosas. Además, el que compra  el derecho a pelear por la Baddi´a, va vestido con armadura completa, imposible de penetrar si no es con una espada de  calidad.

—Vaya, no sabía nada. —replicó Albert— Es la primera vez que voy, vivo muy lejos en el este.

—Así que estás cumpliendo el mandato de nuestro Dios de acudir al menos una vez al Tannit ¿Eh?

—Sí, eso es y como es la primera vez me gustaría saber en que consisten los juegos.

—¡Si que debes vivir lejos para no enterarte! —dijo Kjarmut.

—Bastante.  —dijo Albert tranquilo al ver que el hombre estaba tan borracho que probablemente al día siguiente no se acordaría del interrogatorio al que le estaba sometiendo.

—Pues es muy sencillo. En el momento de iniciarse, un árbitro, el único del acontecimiento, deja salir un hombre al circo cada vez que se agota un pequeño reloj de arena. Una vez dentro vale todo y no hay piedad, cada vez que el árbitro da la vuelta al reloj deja pasar un nuevo contendiente. Se dice que hace cuarenta o cincuenta años llegaban a pelear varias decenas de personas a la vez.

—¿Cómo eligen el orden de salida?

—Muy sencillo, lo hacen por sorteo, aunque puedes pagar al árbitro para elegir el puesto en el que sales. Lo mejor es  no salir el primero para evitar cansarte pero tampoco demasiado tarde como para no poder establecer alianzas. Evidentemente el  ricachón de turno es el último y no sale hasta que no quedan únicamente más que tres o cuatro contendientes vivos. El tipo hace un poco el paripé y rápidamente se los carga para poder disfrutar de su primera noche con la Baddi´a en la habitación más lujosa del templo antes de ingresar en la corte del Senabab.

Albert siguió haciéndole preguntas al borrachín aunque ya tenía  la mayor parte de la información que necesitaba para  rescatar a Nissa.

                                                                              ***

Al final de las clases Joey ya estaba esperando ansioso a Judith a la puerta del instituto. La abrazó y la besó con pasión sobre el capó del Honda. Tras unos minutos se separaron jadeantes y con sus cuerpos cargados de deseo.

En ese momento no había nada que desearan más que unir sus cuerpos, pero ambos opinaban que la primera vez que lo hicieran debía ser especial y Joey la llevó a casa.

Judith quería quedar por la tarde pero con gesto triste, Joey le dijo que tenía que ir al comedor social. Asi que con un beso se despidieron hasta el día siguiente.

El padre O´Brien había habilitado un viejo pabellón de deportes como comedor y cocina comunitarios del barrio. El lugar era viejo y el mobiliario sencillo y bastante baqueteado pero los feligreses habían trabajado con esmero durante casi un mes en su arreglo y decoración convirtiéndolo en un local alegre y acogedor.

Con el estallido de la crisis hipotecaria el número de clientes había aumentado considerablemente y el padre O´Brien se había visto desbordado, no tanto en el aspecto logístico en el que los vecinos se habían volcado ayudando al padre ha conseguir suministros suficientes, como en el aspecto humano ya que siempre estaba necesitado de voluntarios para atender las mesas y ayudar en la cocina así que había empezado a reclutar ayuda entre los pecadores de la parroquia, descubriendo que la gente se tomaba de mejor humor unas horas de ayuda en el comedor que un largo examen de conciencia.

Joey llegó media hora antes vestido con un chándal viejo y unas zapatillas de deporte. El padre O´Brien le saludó con una enorme sonrisa y como aun era un poco pronto le enseñó  las instalaciones. Lo último que le mostró fue la cocina, de la que estaba orgulloso hasta rozar el pecado. Había quemadores y hornos suficientes para dar de comer a un regimiento entre los que ya es estaban trasteando media docena de voluntarios. El padre O´Brien le presentó a los presentes y comentó las últimas  incidencias con el jefe de cocina.

Por último, sin dejar de hablar de lo satisfecho que estaba con el proyecto,  le guio hasta el fondo de la estancia y le mostró  el almacén donde se guardaban los productos no perecederos, la cámara frigorífica y los congeladores.

El padre le preguntó qué era lo que prefería hacer y como Joey le dijo que venía ayudar y que no le importaba, le dio un mandil y una redecilla para el pelo y le llevó hasta el mostrador dónde debía servir uno de los platos.

—Hoy hemos hecho chile con carne. —dijo el padre O´Brien— Ya veras que la gente se pirra por él. No te dejes liar cada persona deberá recibir un cazo y medio y no se puede repetir. Si no, no probarán el pescado rebozado ni la ensalada.

—De acuerdo.

—Cuando termines de servir recogerás los platos y ayudarás a fregarlos.—dijo el cura— ¡Ah! La otra voluntaria llega justo a tiempo.

Joey se giró en el momento que Amber entraba por la puerta vestida con unos vaqueros viejos y una sudadera del equipo de futbol del instituto. El cabello recogido en una cola de caballo le daba un aire de inocencia que la hacia irrresistible a las miradas de todos los presentes.

—Hola Amber —dijo Joey preguntándose que tenía que hacer para librarse de ella de una vez.

—Hola Joey —respondió ella también  incómoda con la situación.

—Excelente. —dijo el padre con aire maquiavélico alargándole un delantal a Amber— Ya tengo a mis dos camareros preparados. Podemos empezar.

Joey no pudo evitar sonreír ante la astucia del cura. Amber también se había confesado y el padre O´Brien, con  buen criterio, había decidido obligarles a trabajar juntos para evitar que la relación acabase mal. Por el gesto del padre, Joey intuyó que lo que quería era que ambos se respetasen y no se guardasen rencor tras la ruptura.

Al final joey disfruto del trabajo. La gente se mostraba agradecida y los más espabilados intentaban liarle con halagos para conseguir un poco más del delicioso chile  que estaba sirviendo.

Amber tuvo más dificultades para colocarle el pescado a la gente pero sacó a relucir su encanto natural  y terminó convenciendo a la mayoría de que lo probasen.  Cuando terminaron de servir había casi quinientas personas  comiendo y bromeando en las mesas. Joey nunca había pensado que hubiese tanta gente en su ciudad que no dispusiese de dinero suficiente para poder hacer una comida decente al día. Además no todos eran borrachines e indigentes. un gran porcentaje era gente "normal" con la que se podría cruzar  por la calle sin sospechar que pudiese encontrarse en semejantes  dificultades.

El padre O´Brien se desplazaba entre las mesas con una jarra de agua en la mano,  saludando a unos y conminado a otros a terminar el pescado mientras rellenaba los vasos. La gente se mostraba agradecida y alababa la comida.

Dos horas después, Amber y Joey estaban  secando los platos y guardándolos para el día siguiente. Apenas intercambiaron tres palabras en toda la tarde pero Joey notó como la incomodidad que había sentido en su presencia todos esos días se estaba diluyendo poco a poco.

En cuanto terminaron, Amber se despidió y salió del comedor a toda prisa mientras Joey cenaba con el padre O´Brien  sendos de platos de chile tan delicioso como le había prometido el cura.

Cuando llegó a casa era ya noche cerrada y su madre se había acostado porque madrugaba al día siguiente. Subió las escaleras de puntillas, entró en su habitación y se puso a escribir.

                                                                              ***

Después de desayunar el rey le invitó a acompañarla a la sala de audiencias. La joven,  deseosa  de darse a conocer entre sus  nuevos súbditos, se presentó ante una larga cola de embajadores y peticionarios.

Poco a poco se estaba dando cuenta de que el rey Deor era un hombre justo que se esforzaba por gobernar a sus súbditos con rectitud, no hacía alardes innecesarios  y actuaba siempre guiado por la lógica, cosa que no podía decir de su propio padre.

Tras un par de horas, comenzó a analizar a los demandantes con sumo cuidado de que no lo advirtieran. Cuando percibía resentimiento o mentira inclinaba la cabeza al oído de su esposo y le decía unas palabras con discrección intentando ayudar a su esposo para que tomase  la decisión correcta.

Cuando terminó la audiencia comieron un sencillo refrigerio y mientras el rey se retiró a su despacho  la joven fue a sus aposentos  ansiosa por tener una nueva clase con Serpum.

El anciano llegó un poco más tarde con el aspecto impenetrable de siempre. La joven se sintió tentada de sondearle de nuevo por un momento pero rápidamente lo descartó arrepentida.

—Buenas tardes majestad. —dijo el anciano con una reverencia— ¿Cómo se encuentra hoy?

—Lista para una nueva clase Serpum.

—Estupendo porque hoy vamos a practicar algo muy sencillo pero que para la mayoría de los magos es muy complicado de hacer con discrección.

—Siéntate y explícamelo por favor —dijo la joven señalando una silla al arcipreste.

—Voy a enseñarte una técnica que te va a resultar muy útil en las audiencias. Por cierto te he visto esta mañana al lado del rey y has estado muy bien. Eso es lo que se supone que deberás hacer a partir de ahora, aconsejar al rey y guiarlo si crees que se está equivocando pero manteniéndote siempre en segundo plano.

—¿Y no deberíamos empezar con la búsqueda de Nissa? —preguntó ella.

—Aun no estás en condiciones de realizar un encantamiento tan complejo. Este proceso debe llevarse a cabo paso a paso. —respondió pacientemente el anciano—Ahora lo que vas a hacer es influir en el temperamento de las personas. Como ya te he dicho, esto es relativamente sencillo. No es necesario usar la magia para cabrear o calmar a alguien pero si para hacer que experimenten reacciones más complejas y lo más importante, sin que noten que son manipulados.

—¿Qué debo hacer?

—Esto es magia empática como la de la clase anterior, así que debes empezar por concentrarte e intentar averiguar en lo que piensa esa persona. Luego debes canalizar tu energía para que con suaves toques consigas que cambie su actitud. —respondió Serpum—Ahora inténtalo conmigo, quiero que me hagas reír  y no vale contarme un chiste de trasgas orinando.

—¡Vaya, yo que tenía preparado uno buenísimo!

—Este hechizo requiere menos esfuerzo si se contacta físicamente con la persona a la que quieres influir pero es mejor que empieces intentándolo a distancia. En la mayoría de los casos no tendrás la oportunidad de tener contacto físico con tu objetivo.

Unos segundo después Nayam se concentró y entró en la mente del arcipreste con suavidad, buscando las grietas en sus defensas y colándose en silencio.  Poco a poco empezó a percibir las sensaciones del anciano. Le bastaron unas pocas indicaciones del anciano para acceder a la parte más profunda  de sus emociones. Le costó tres intentos conseguirlo pero finalmente consiguió que Serpum riese incontrolablemente durante unos minutos.

—Excelente pequeña. Lo has conseguido. —dijo el arcipreste aun sonriendo— Ahora, a medida que lo hagas, te resultará  cada vez más sencillo.  Trata de controlarte a la hora de canalizar la energía para que el objetivo no te perciba,  por lo demás lo has hecho perfecto

Los siguientes minutos el anciano le estuvo enseñando diferentes técnicas de concentración para poder canalizar su magia en momentos de máxima tensión.  Cuando terminaron las clases La joven estaba extenuada pero feliz.

Cenó con  avidez mientras el rey apenas probaba bocado manteniendo una aire taciturno.

—¿Te encuentras bien  mi señor? —preguntó Nayam preocupada.

—Sí querida, lo siento, pero está tarde la he pasado pensando en Nissa, me temo que hoy no soy buena compañía.

—Lo entiendo mi señor. No soy capaz de imaginar lo que sufriría si me encontrase en tu lugar.—replicó ella— Vamos a la cama. Un buen descanso es lo que necesitas para ver las cosas con otra perspectiva. —dijo ella tirando de él hacia sus aposentos.

—No se pudo contener ante el sufrimiento de su esposo y usando por primera vez su recién adquirido poder, se introdujo en la mente de rey con sutileza, primero sintiendo la intensa angustia del padre que no sabe el destino de su hija y luego aplacándola lentamente y sustituyéndola por  una intensa necesidad de tomar a su esposa.

Nayam no necesitó mucha energía para estimular sensaciones tan primordiales y en pocos minutos percibió como todo el cuerpo del rey hervía de ganas por follársela.

Al llegar a la habitación Nayam se despojó de toda su ropa y se quedó quieta, dejando que el rey  la mirara.

Deor observó la piel oscura de su esposa contraerse por la fresca brisa nocturna. Con un movimiento natural la joven deshizo el elaborado moño que coronaba su cabeza dejando que su pelo negro y ligeramente rizado cayera sobre sus pechos cubriéndolos parcialmente.

Nayam simuló ignorar los deseos del rey  y comenzó a cantar una antigua canción de su país. Mirando a los ojos de su hombre  entrelazó los dedos de sus manos y levantó los brazos por encima de su cabeza agitándolos al ritmo de la tonada.

El rey observó como la joven  se ponía a danzar al ritmo de la canción, poniéndose de puntillas, retorciendo su cuerpo joven y elástico y girando sobre sí misma. Deor se quedó petrificado mirando el cuerpo de Nayam contorsionarse, brillante de sudor, a la tenue luz de la luna.

La joven siguió cantando y bailando, percibiendo como su esposo contenía su deseo mientras admiraba su cuerpo con su pelo flotando en torno a ella.  Cuando terminó se apoyó jadeando en una de las columnas del dosel de la cama y sonrió mordiéndose los labios con un gesto seductor.

El rey se acercó a ella y la besó al tiempo que se deshacía de sus ropas.  Nayam pudo echar un vistazo al miembro erecto de su esposo justo antes de que le diese la vuelta poniéndola de cara contra la columna. Apoyando la frente contra la madera de la columna se concentró brevemente para estimular a su esposo y despertar en él un deseo de tomarla de forma salvaje y primaria.

Enseguida notó como la penetraba sin apenas acariciarla. Sintió como su esposo usaba toda la fuerza de su cuerpo en cada empujón abriéndose paso en su sexo y provocando en ella un intenso placer.

Agarrada a la columna para no caer notó como las manos de él recorrían su cuerpo sudoroso, subiendo desde sus caderas por sus costillas hasta llegar a sus pechos.  El rey los amasó con fuerza y los pellizcó haciendo que dolor y placer se mezclasen haciéndose indistinguibles. Nayam gritó mientras notaba como el rey acercaba un poco más su cuerpo al de ella sin dejar de follarla obligandola a ponerse de puntillas.

Deor agarró a su  joven esposa por el pelo obligándola a besarle sin dejar de follarla. Saboreó con lujuria la lengua que hasta hacía unos segundos había entonado para él dulces tonadas y  después de dos embates que levantaron a la joven del suelo se separó.

Una mirada bastó para que adivinase el deseo de su señor. Nayam fue bajando por su cuerpo besando el pecho duro y caliente de su rey hasta llegar a su pubis.

Deor no esperó y agarrando a la joven por la cabeza le metió la polla en la boca lentamente hasta alojarla en el fondo de su garganta. La joven aguantó y chupó hasta que se apartó un momento para poder coger aire.

Nayam agarró el miembro del rey por la base y comenzó a besarlo y a chuparlo mientras el rey acariciaba su pelo y jadeaba  extasiado.

Deor cogió a la joven por la cabeza y tiró de ella para erguirla. Aun estaba sediento de hembra. De un empujón la tiró sobre la cama y se colocó encima de ella.

La joven cayó desmadejada sobre el blando colchón y notó como su esposo entraba en su sexo con los dedos con fuerza, llevándola al borde del climax. En ese momento el rey con una sonrisa acarició la entrada de su ano con suavidad  para luego entrar en él. Nayam contrajo su ano instintivamente y gimió   pero el rey siguió perforándola con sus dedos  obligándola a relajar su esfínter.

Cuando creyó que la joven estaba preparada, guio su pene al estrecho conducto de la joven y la penetró con un movimiento suave pero firme. Notó como la joven se ponía tensa y gemía esta vez de dolor, pero el deseo de tomarla por detrás era tan fuerte y la estrechez del culo de la joven era tan deliciosa, que la ignoró.

Nayam se quedó quieta y trató de relajarse mientras su esposo la sodomizaba.Después de unos primeros instantes verdaderamente dolorosos las molestias  fueron  atenuándose dejando paso al placer, aunque ella siguió gimiendo quedamente al ver como sus quejidos excitaban al rey.

Cuando vio que Nayam comenzaba a disfrutar empezó a empujar más rápida y profundamente a la vez que acariciaba el clítoris de la joven para aumentar su placer.

Tras unas pocas y salvajes acometidas de su esposo, la joven se corrió combando todo su cuerpo atenazado por el placer mientras gritaba y notaba como segundos después el rey descargaba su leche ardiente  en su interior.

El rey volvió  a la realidad y un relámpago de arrepentimiento le recorrió.

—Ha estado muy bien mi señor. —dijo Nayam jadeando mientras le acariciaba la cara y sonreía.

—¿No he sido demasiado brusco? —replicó él— Me he sentido como dominado por un extraña excitación...

La joven le abrazó haciéndole callar mientras los últimos relámpagos de placer daban paso a una deliciosa laxitud.

Guía de personajes:

Reino de Juntz.

Rey Deor II: Soberano de Juntz.

Eldric: Único hijo varón del rey Deor. Príncipe heredero de Juntz. Prometido con Nayam de Gandir.

Nissa: La hermana de Eldric. Prometida con Taif príncipe heredero de Gandir.

Serpum: Conocido en la corte de Juntz como el arcipreste. Preceptor de los hijos del rey y fiel amigo y consejero del soberano. Tiene un oscuro pasado que solo el Rey Deor conoce.

Coronel Magad: Jefe de los Guardias Alpinos La élite del ejército de Juntz

Albert:  Miembro de la Guardia Alpina y guardaespaldas de Nissa.

Guldur: Compañero de Albert en la Guardia y guardaespaldas del príncipe Eldric.

Fugaz: Caballo del príncipe Eldric.

Reino de Gandir.

Accab I: 2º rey de la decimotercera dinastía de Gandir.

Taif: Primogénito del rey Accab y heredero al trono de Gandir.

Nayam: Princesa de Gandir.Primera hija de Accab. Prometida al príncipe heredero de Juntz y tras su muerte del rey Deor.

Reino de Irlam

Senabab: Rey de Irlam.

Yamín: Gran visir del rey.

Kondra : Madame del prostíbulo más lujoso de Senabab.

Swich: Espía de Juntz en Veladub.

Nesgar: Posadero ladrón y traficante de seres humanos en Veladub.

Vulk: Cómplice y guardaespaldas de Nesgar.

Amwar: Supremo sacerdote de Veladub.

Algún lugar en la costa oeste de los EEUU

Joey: estudiante y autor de la princesa blanca. Enamorado de Amber.

Amber: Jefa de las animadoras.

Sres. Kingsey: Padres de Amber.

Johnny:  Novio de Amber y quarterback del equipo.

Mike: Mejor amigo de Joey y loco del skate.

Judith: Amiga y compañera de Joey desde la infancia.

Robert y Nora Rosen: Padres de Judith.

Srta. Freemantle: Profesora de química en el instituto dónde estudia Joey.

Lisa: Madre de Joey.

He colgado un mapa de los tres reinos en esta URL por si queréis consultarlo. Lo hice para mi propio uso a la hora de escribir la historia, así que no esperéis una obra de arte.

[URL=http://www.subirimagenes.com/otros-mapaprincesablanca-8904614.html][IMG]http://s2.subirimagenes.com/otros/previo/thump_8904614mapa-princesa-blanca.jpg[/IMG][/URL]

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Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo Final

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 23

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 22

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 21

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 20

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Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 18.

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Polvo de Estrellas

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 16

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El Último vuelo del Electra

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Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 6

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Una Vendimia Diferente

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¡Suplica!

La Feria de fenómenos del Doctor Lasko

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Hercules. Relato Completo.

Hercules. Epílogo.

Hercules. Capítulo 32. El Borde del Precipicio.

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Hércules. Capítulo 25. Duelo de Voluntades.

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Hércules.Capítulo 23.La Libertad Guiando al Pueblo

Hércules. Capítulo 22. El Corazón de Afrodita.

Hércules. Capítulo 21. El Club Janos.

Hércules. Capítulo 20. Un Nuevo Jugador.

Hércules. Capítulo 19. Joanna.

Hércules. Capítulo 18. Primera Misión.

Hércules. Capítulo 17. Adiestramiento.

Hércules. Capítulo 16. Un nuevo Hogar.

Hércules. Capítulo 15. El juicio.

Hércules. Capítulo 14. El Ángel Negro.

Hércules. Capítulo 13. Entre rejas.

Hércules. Capítulo 12. Detención.

Hércules. Capítulo 11. Furia Ciega.

Hércules. Capítulo 10. Siguiendo el rastro.

Hércules. Capítulo 9. Amor cruel.

Hércules. Capítulo 8. Tierra Prometida.

Hércules. Capítulo 7. De Compras.

Hércules. Capítulo 6. Akanke.

Hércules. Capítulo 5. Un buen partido.

Hércules. Capítulo 4. La Venganza de Hera.

Amor en Yavin

Hércules. Capítulo 2. La rendición de Diana

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