miprimita.com

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 20

en Grandes Series

Capítulo 20: El licor es la solución a todos los problemas

 

—Mierda, ¿Cuánto tiempo he dormido? —preguntó Ariadna desenchufándose los sensores que tenía adheridos a varias partes del cuerpo.

—Unas cuatro horas y media más o menos. No deberías levantarte, el médico ha dicho que tuviste suerte. Un poco más y te habrían volado el hígado...

—Sí, sí. Ya sé. Dijo ella levantándose totalmente desnuda, cojeando por la habitación y buscando su ropa en armarios y cajones.

—Ya sé que tus heridas ya están curadas, pero has perdido bastante sangre, deberías descansar...

En ese momento entraron dos hombres que parecían más técnicos de televisión que médicos. Intentaron convencerla de que se acostase y descansase, pero al ver que era imposible, optaron por rendirse y darle un par de pastillas para  combatir la hipotensión.

En cuanto tragó las píldoras salió como un vendaval mientras yo les prometía a los médicos que la cuidaría y que si veía que empeoraba la devolvería a la cama aunque tuviese que encañonarla para hacerlo.

—¿Ahora eres mi guardaespaldas? ¿Dónde está el resto de mi equipo? —preguntó Ariadna cuando logré llegar a su altura.

—Estarán al llegar, el deslizador es bastante más lento.

—¿Y tú? ¿Cuándo llegaste a este sistema?

—Acababa de hacerlo y estaba echando un vistazo a la situación cuando vi unas figuras arrastrándose hacia una muerte segura.

—No exageres.

—Pues tal como yo lo veo, tú y Minos habríais muerto con toda seguridad y a tus otros dos colegas les daría una posibilidad entre tres de volver a la base con todos los miembros en su sitio.

—Si esperas que te de las gracias...

—De nada. —la interrumpí con una sonrisa socarrona— Ahora que ya hemos zanjado este asunto, podemos centrarnos en lo verdaderamente importante. —dije acariciando su muslo con suavidad.

—Desde luego en eso los hombres no habéis cambiado nada. —dijo ella apartando mi mano de un sonoro golpe— Aun hay un ejército ahí fuera que nos triplica en número. Preferiría que dejases de pensar en follar y te concentrases en intentar ayudarnos.

—Te olvidas de que solo soy un contrabandista. La táctica y la estrategia no es lo mío. Ya te he dicho que lo mío es el comercio.

—Y por eso me rescataste. Deja ya ese rollo y ven conmigo. Quizás se te ocurra algo para parar a esos gilipollas, si no, las vamos a pasar canutas.

Salimos del barracón, un viento árido, cargado de polvo grisáceo nos golpeó, recordándome que estábamos luchando por una roca sucia y desgastada. Con paso cada vez más firme Ariadna me guio hacia el barracón de mando, pero antes de llegar Minos la interceptó y la elevó en el aire casi con tanta facilidad como lo haría yo.

—Vaya, veo que el pirata cumplió su promesa. Me tenías preocupada.

—¡Sí, seguro! —respondió ella golpeándole en el hombro hasta que él la dejó en el suelo— ¿Estáis bien? ¿Habéis llegado sin problemas?

—Sí. No hubo contratiempos después de que tu amigo derribó  las dos lanzaderas. Supongo que debemos darte las gracias. —dijo el grandullón dirigiéndose a mí.

—Vaya, por lo menos alguien lo agradece. —dije yo— Por cierto ¿A quién se le ocurrió la feliz idea de hacer esta incursión suicida?

—A mí. —dijo un hombre con un uniforme gris lleno de medallas y galones— Es un placer verla de nuevo, capitana.

—Señor este es el hombre del que le hablé, Marco Pozo. —contestó Ariadna— Marco, este es el coronel Kallias.

—Con que este es el terráqueo. —dijo el coronel observándome con atención— ¿No es un poco bajito?

Yo miré aquellos ojos grises y fríos que me analizaban con detenimiento, sin inmutarme, mientras me diseccionaba con una mirada escrutadora. Parecía el típico gerifalte pagado de sí mismo. La verdad es que no me causó una gran impresión.

Ariadna interrumpió el duelo de miradas preguntándole al coronel como estaba la situación. El coronel nos guió hasta el barracón de mando y entramos tras él. En el centro de la estancia, un inmenso generador de hologramas reproducía con todo detalle la porción del planeta que abarcaba desde la capital hasta el campamento de la Federación. El aparato también reproducía todo lo que pasaba en tiempo real sobre el terreno hasta que las interferencias del campamento inutilizaban los sensores a unos cinco kilómetros del escudo. Justo en el límite, aun se podía ver un equipo de la Federación analizando los restos de los deslizadores que yo había derribado y buscando supervivientes entre ellos.

—¿De cuánto tiempo disponemos? —pregunté yo.

—La incursión de la capitana los ha retrasado y ahora, con una lanzadera menos, su capacidad de bajar pertrechos se ha reducido una cuarta parte. —contestó el coronel— Aun así supongo que estarán en posición de ataque en menos de treinta y seis horas.

—¿Tenéis un plan?

—En estos momentos no hay mucho que podamos hacer. La infantería no nos preocupa y el apoyo aéreo tampoco; Tanto nosotros como ellos tenemos artillería antiaérea lo suficientemente eficaz como para convertir en suicidio cualquier incursión. Lo que no entiendo es cómo conseguiste acercarte tanto tú.

—Bueno, no sé. —repliqué yo— Pero supongo que el ir rozando el suelo con la panza, unido a que estaban concentrados en destruir a Ariadna, me permitió salir de una pieza. —dije obviando el recubrimiento de grafeno que parecía tener buena parte de la culpa.

—Entiendo, es probable. De todas maneras, lo que me preocupa es el batallón acorazado. Nosotros no tenemos nada más que unos cuantos deslizadores. No sé como los vamos a parar.

—Deberíamos atrincherarnos. —apuntó Ariadna.

—Sí, pero tendremos que tener cuidado. Toda esta zona, hasta la llanura, es como una esponja. Está recorrida por túneles, resultado de la actividad minera. Si cavamos demasiado podríamos acabar en el fondo de una sima. —dijo el coronel con una sonrisa torcida.

—Podríamos volar los túneles para hacer zanjas antitanque. —sugerí yo.

—No sería mala idea si dispusiésemos de los explosivos o el tiempo suficiente para fabricarlos. —contestó el coronel.

—¿Y por qué no destruyes su flota? —me preguntó Ariadna— No sé cómo lo haces, pero sé que eres capaz de vencer a naves mucho más potentes y numerosas.

—A estas alturas, con casi todos los hombres y el material en el planeta, sería lo peor que podríamos hacer. —respondí yo— Si les cortas la retirada, no tendrán más remedio que luchar hasta el último hombre.

Varios oficiales se unieron a nosotros alrededor del mapa. Discutimos la situación durante horas hasta que terminamos todos tan cansados y ofuscados que el coronel nos ordenó que nos retirásemos a cenar y dormir un rato antes de volver a reunirnos con la cabeza más despejada.

Cuando salimos, el pequeño sol brillaba en lo alto haciéndonos guiñar los ojos. Inconscientemente, nos giramos en dirección al campamento en el que los kuan estaban preparando el ataque.

—No parece que haya muchas posibilidades. —dije yo.

—La verdad es que no. —dijo Ariadna caminando a mi lado en dirección a los barracones.

—Podríamos irnos. Solo tenemos que coger la lanzadera y en cuestión de minutos estaremos fuera de este planeta.

Ariadna se volvió y me miró con cara de pocos amigos.

—¿Tantas ganas tienes de morir? —le pregunté con aire cansado— Sabes tan bien como yo que esto va a acabar en desastre. No disponemos de ninguna manera de contrarrestar a los blindados.

—Puedes irte cuando quieras. —respondió ella lacónica.

—Así que eso es lo que quieres. Cuando te vi escapando de los deslizadores, lo primero que pensé es que estabas en una misión suicida.

—Tú no lo entiendes. ¿Cuántos años tienes?

—Treinta y ocho.

—Yo tengo seiscientos cuarenta y dos. Sé que tu eres joven y aun hay muchas cosas  que aun no has visto en este mundo. Sin embargo, para mí la vida se ha convertido en una monótona contemplación del paso de los días y las semanas, sin la perspectiva de experimentar algo nuevo, que me sorprenda o maraville.

—¿Y follarte un yogurín no es suficiente?

—Lo tuyo ha estado bien, no lo niego. Has conseguido sorprenderme con tus trucos, por lo menos un rato, pero sé que eso no duraría mucho. Ha llegado un momento en el que parece que una muerte gloriosa es todo lo que alguien como yo puede esperar.

—No tengo tu edad, pero estoy seguro de que cuando llegue a ella no estaré deseando una muerte estúpida.

—Quizás sea mejor que te vayas. —dijo ella con una mueca de desdén.

—¿Y perderme el espectáculo? Me voy a ir, pero a buscar un sitio donde poder emborracharme, solo eso me impedirá bajarte los pantalones y darte una buena azotaina —dije  volviéndome y me alejé en dirección a la ciudad.

Askar era como todas las ciudades kuan, un montón de chabolas y edificios endebles hechos en su mayoría de plástico y apretados unos contra los otros entorno al corazón comercial de la colonia. Me interné en ella aun con las palabras de Ariadna hirviendo en mi cabeza. Los lugareños parecían darse cuenta de mi estado y en cuanto me giraba hacia ellos apartaban la mirada, fingiendo estar enfrascados en sus ocupaciones.

Finalmente, tras un largo paseo por callejones estrechos,  entre casas decrépitas, encontré lo que estaba buscando. El bar era sucio y oscuro y ni siquiera había música. Entré, salude a un chim gam, verde, enorme y seboso que hacía las veces de portero y de chulo y me senté en el único taburete libre. Pedí un vaso del licor más fuerte que tuvieran y lo bebí de un trago. Era tan asqueroso como su color negro y su aspecto aceitoso prometían, pero no me importó, en ese momento nada me importaba.

No he tenido demasiadas experiencias con las mujeres. Siempre he sabido que deseaban las cosas que yo tenía, no las que yo era, pero preferir la muerte antes que estar conmigo hacía que Lola pareciese una romántica empedernida.

Bebí otro trago y lo pensé con más detenimiento, no es que estuviese enamorado de Ariadna, de hecho apenas nos conocíamos, pero creí que de alguna manera habíamos conectado. Hasta aquella tarde creía que sabía con quién estaba tratando, ahora estaba totalmente desorientado. Era verdad que no podía ponerme en el pellejo de una persona que había vivido tanto tiempo, el único al que conocía que había vivido tanto era Matusalem y supongo que no me servía para hacerme una idea. Además la única vida que había conocido era la militar, quizás si lograse hacerle ver que había algo más que pegar tiros y ahostiar  gente, viese la vida de otro modo.

Apuré el resto del vaso. Un furcia Langoor se acercó, se sentó a mi lado y me acarició la espalda con su cola emplumada.

—Hola soldado. Soy Hee´ka. ¿Eres tú el héroe que va  a salvarnos de los kuan?

—No, para eso ya hay exceso de voluntarios.

—Te veo un poco bajo de moral. —insistió la langoor metiendo su cola suave por la abertura de mi mono y bajando hacia mi entrepierna— Quizás yo pueda hacer algo.

Yo la ignoré y miré el culo vacio de mi vaso por toda respuesta. Hee´ka sin embargo no se dio por vencida y siguió acariciando mis huevos y mi polla con su extremidad plumosa.

—Vamos, general...

—¿Y cuánto me va a costar? —dije notando como mí polla se estremecía.

—Mucho menos de lo que te imaginas. —contestó ella apretando mi paquete con más fuerza aún.

 No sabía cuánto tiempo había pasado, pero la poca luz que se colaba por la puerta había menguado bastante. Me giré hacia el camarero, un krava de piel tan oscura que apenas se distinguía del mobiliario y le pedí una copa más mientras la prostituta enrollaba mi miembro con su cola empezando apretarlo desde el tallo hasta el glande como si fuese una constrictor hambrienta. El tipo llenó un vaso en el otro lado de la barra y me lo lanzó. El recipiente resbaló con facilidad por la pulida superficie y se paró en el charco de licor que había frente a mi  taburete.

Lo agarré con la mano y el fondo cóncavo del vaso hizo vacio al humedecerse el culo. Al intentar levantarlo noté el tirón extra del vacío y en ese momento me levanté electrizado. ¿Cómo no se me había ocurrido antes?

Un poco mareado me libré de la cola de la langoor de un tirón.

—¿Qué pasa, general? ¿Acaso no te gusta? —preguntó Hee´ka frotándose la cola dolorida.

Sin siquiera contestar me giré y me dirigí a la salida.

—¡Eh amigo! ¿No se le olvida algo? —dijo el portero interponiéndose en mi camino— No querrá irse sin pagar, ¿Verdad?

Lo había estado deseando toda la tarde. Sin una palabra cogí a aquel tipo por el cuello, le aticé un par de sonoros bofetones y le hice volar de un puñetazo por toda la estancia, aterrizando en una mesa donde unos arkeliones jugaban a un enrevesado juego de dados.

Tirando unos cuantos créditos a mi espalda salí del garito dando bandazos en dirección al campamento y deseando que no fuese demasiado tarde.

Esta nueva serie  consta de 24 capítulos. Publicaré uno  a la semana. Si no queréis esperar o deseáis tenerla en un formato más cómodo, podéis obtenerla en el siguiente enlace de Amazón:

https://www.amazon.es/s/ref=nb_sb_ss_c_3_10?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&url=search-alias%3Dstripbooks&field-keywords=alex+blame&sprefix=alex+blame%2Caps%2C199&crid=6PYTNZ5Q9Y61

Un saludo y espero que disfrutéis de ella.

Mas de Alex Blame

Rozando el Paraíso 7

Rozando el Paraíso 6

Rozando el Paraíso 5

Rozando el Paraíso 4

Rozando el Paraíso 3

Rozando el Paraíso 2

Rozando el Paraíso 1

El Roast de Adolf Hitler 12

El Roast de Adolf Hitler 11

El Roast de Adolf Hitler 10

El Roast de Adolf Hitler 9

El Roast de Adolf Hitler 8

El Roast de Adolf Hitler 7

El Roast de Adolf Hitler 6

El Roast de Adolf Hitler 5

El Roast de Adolf Hitler 4

El Roast de Adolf Hitler 3

El Roast de Adolf Hitler 2

El Roast de Adolf Hitler 1

La Verdadera Historia del Inquisdor Ortuño

Las colinas de Komor XLI

Las colinas de Komor XL

Las colinas de Komor XXXIX

Las colinas de Komor XXXVIII

Las colinas de Komor XXXVII

Las colinas de Komor XXXVI

Las colinas de Komor XXXV

Las colinas de Komor XXXIV

Las colinas de Komor XXXIII

Las colinas de Komor XXXII

Las colinas de Komor XXXI

Las colinas de Komor XXX

Las colinas de Komor XXIX

Las colinas de Komor XXVIII

Las colinas de Komor XXVII

Atrapada Nina. Capítulo final

Las colinas de Komor XXVI

Atrapada Nina Capítulo 23

Las colinas de Komor XXV

Atrapada Nina Capítulo 22

Las colinas de Komor XXIV

Atrapada Nina Capítulos 20 y 21

Las colinas de Komor XXIII

Atrapada Nina Capítulo 18 y 19

Las colinas de Komor XXII

Las colinas de Komor XXI

Atrapada Nina Capítulo 17

Las colinas de Komor XX

Atrapada Nina Capítulo 16

Las colinas de Komor XIX

Atrapada Nina Capítulo 15

Las colinas de Komor XVIII

Atrapada Nina Capítulo 14

Las colinas de Komor XVII

Atrapada Nina Capítulo 13

Las colinas de Komor XVI

Atrapada Nina Capítulo 12

Las colinas de Komor XV

Atrapada Nina Capítulos 10 y 11

Las colinas de Komor XIV

Atrapada Nina Capítulo 9

Las colinas de Komor XIII

¡está viva!

Atrapada Nina Capítulo 8

Las colinas de Komor XII

Atrapada Nina Capítulo 7

Las colinas de Komor XI

Atrapada Nina Capítulo 6

Un buen profesional

Las colinas de Komor XI

Atrapada Nina Capítulo 5

Las colinas de Komor IX

Atrapada Nina Capítulo 4

Las colinas de Komor VIII

Atrapada Nina Capítulo 3

Las colinas de Komor VII

Atrapada Nina Capítulo 2

Las colinas de Komor VI

Atrapada Nina Capítulo 1

Las colinas de Komor V

Las colinas de Komor IV

Las colinas de Komor III

Running, deporte de contacto

Las colinas de Komor II

Las colinas de Komor I

Las Colinas de Komor

La Llamada

Valentina

En la Oscuridad

El cuerpo

Una Mujer de Verdad

Redencion XIV

Redencion XIII

Redencion XII

Redencion XI

Redencion X

Redencion IX

Redencion VIII

Redencion VII

Redención VI

Redención V

La Fiesta de Halloween

Redención IV

Redención III

Redención II

Redención I

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo Final

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 23

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 22

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 21

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 19

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 18

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 17

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 16.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 15.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 14.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 13.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 12.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 11.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 10.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 9.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 8.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 7.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 6.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 5.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 4.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 3.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 2.

Hasta el Quinto Pino y Más Allá. Capítulo 1.

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 18.

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 17

Polvo de Estrellas

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 16

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 15

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 14

Smallbird y el enamoraputas. Capítulo 13

El Último vuelo del Electra

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 12

El Último Vuelo del Electra: Cap 11

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 11

El Último Vuelo del Electra: Cap 9 y 10

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 10

El Último Vuelo del Electra: Cap 7 y 8

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 9

El Último Vuelo del Electra: Cap 5 y 6

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 8

El Último Vuelo del Electra: Cap 4

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 7

El Último Vuelo del Electra: Cap 2 y 3

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 6

El Último Vuelo del Electra: Cap 1

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 5

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 4

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 3

Una Vendimia Diferente

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 2

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 1

¡Suplica!

La Feria de fenómenos del Doctor Lasko

Dynamo

Arde París

La Reina del Baile

Supercalientes 2016

Clase Magistral

Moonlight

Hercules. Relato Completo.

Hercules. Capítulo 32. El Borde del Precipicio.

Hercules. Epílogo.

Hércules. Capítulo 31. La verdad duele.

Hércules. Capítulo 30. La Caja.

Hércules. Capítulo 29. Amor Griego.

Hércules. Capítulo 29. Una Clase de Historia.

Hércules. Capítulo 27. Capitulación.

Hércules. Capítulo 26. Arabela Planta Cara.

Hércules. Capítulo 25. Duelo de Voluntades.

Hércules. Capítulo 24. Pico y Pala.

Hércules.Capítulo 23.La Libertad Guiando al Pueblo

Hércules. Capítulo 22. El Corazón de Afrodita.

Hércules. Capítulo 21. El Club Janos.

Hércules. Capítulo 20. Un Nuevo Jugador.

Hércules. Capítulo 19. Joanna.

Hércules. Capítulo 18. Primera Misión.

Hércules. Capítulo 17. Adiestramiento.

Hércules. Capítulo 16. Un nuevo Hogar.

Hércules. Capítulo 15. El juicio.

Hércules. Capítulo 14. El Ángel Negro.

Hércules. Capítulo 13. Entre rejas.

Hércules. Capítulo 12. Detención.

Hércules. Capítulo 11. Furia Ciega.

Hércules. Capítulo 10. Siguiendo el rastro.

Hércules. Capítulo 9. Amor cruel.

Hércules. Capítulo 8. Tierra Prometida.

Hércules. Capítulo 7. De Compras.

Hércules. Capítulo 6. Akanke.

Hércules. Capítulo 5. Un buen partido.

Hércules. Capítulo 4. La Venganza de Hera.

Amor en Yavin

Hércules. Capítulo 2. La rendición de Diana

Hércules. Capítulo 2. La muerte de Piper

Leia entre asteroides.

Hércules. Capítulo 1. El capricho de Zeus.

Hércules. Índice y guía de personajes.

Hércules. Prólogo

En la estrella de la muerte

Cuento de Navidad. Cuarta parte.

Cuento de Navidad. Tercera parte.

Cuento de Navidad. Segunda parte.

Cuento de Navidad. Primera parte.

El tatuaje: Vero

El gato y el ratón

Velocidad de Escape

Primera Sangre. Parte 1-

Primera Sangre. Parte 2

Primera Sangre. Parte 3

World Wildlife Zombie XXIII

World Wildlife Zombie. Epílogo.

World Wildlife Zombie XXII

World Wildlife Zombie XXI

World Wildlife Zombie XX

Odio a mi vecina

World Wildlife Zombie XIX

World Wildlife Zombie XVIII

World Wildlife Zombie XVII

World Wildlife Zombie XVI

La diPUTAda

World Wildlife Zombie XV

El sustituto

World Wildlife Zombie XIV

World Wildlife Zombie XIII

World Wildlife Zombie XII

World Wildlife Zombie XI

World Wildlife Zombie X

Hielo y Fuego

La Tormenta

World Wildlife Zombie IX

World Wildlife Zombie VIII

World Wildlife Zombie VII

World Wildlife Zombie VI

World Wildlife Zombie V

World Wildlife Zombie IV

World Wildlife Zombie III

World Wildlife Zombie II

World Wildlife Zombie

La joven de la curva 10

La joven de la curva 9

La joven de la curva 8

La joven de la curva 7

La joven de la curva 6

La joven de la curva 5

La joven de la curva 4

La joven de la curva 3

La joven de la curva 2

La joven de la curva 1

Thriller

Teniente Smallbird 6ª y última parte

Teniente Smallbird 5ª parte

Teniente Smallbird 4ª parte

Teniente Smallbird 3ª parte

Teniente Smallbird 2ª parte

Teniente Smallbird 1ª parte

La princesa blanca Epílogo.

La princesa blanca 25

La princesa blanca 24

La princesa blanca 23

La princesa blanca 22

La princesa blanca 21

La princesa blanca 20

La princesa blanca 19

La princesa blanca 18

La princesa blanca 17

La princesa blanca 16

La princesa blanca 15

Los veinticuatro minutos de Le Mans.

La princesa blanca 14

La princesa blanca 13

La princesa blanca 12

La princesa blanca 11

La princesa blanca 10

La princesa blanca 9

La princesa blanca 8

La princesa blanca 7

La princesa blanca 6

La princesa blanca 5

La princesa blanca 3

La princesa blanca 4

Ratón de biblioteca

La princesa blanca 2

La princesa blanca 1

Miss Cojones

Jane XII

El pecado de Emma

Fauna peninsular,me río por no llorar 4. Fasmidos

Jane XI

Jane X

Jane IX

Faunapeninsular,me río por no llorar3.El escorpión

Fauna peninsular,me rio por no llorar.2 El buitre

Nadie te conoce como tu hija

Jane VIII

Fauna peninsular,me rio por no llorar.1:El pulpo.

Jane VII

El habano

La cabeza del mono (10)

La cabeza del Mono (9)

La cabeza del mono (8)

Jane VI

La cabeza del mono (7)

La cabeza del mono (6)

Jane V

La cabeza del mono (5)

La cabeza del mono (4)

La cabeza del mono (3)

Jane IV

La cabeza del mono (2)

Jane I y II

Jane III

La cabeza del mono (1)

El confesionario

Jane II

Jane I

Bluetooth 3ª Parte

Bluetooth 2ª Parte

Bluetooth 1ª Parte

El calendario

Una vendimia diferente

Navidad de cuero

Supervivencia

La pequeña Savannah

La Colaboracionista

Misterio en la granja

Groom Lake

La Revisión

Romeo y Julieta

Hermana... mía.

La Final cap1

El Míster

Verano del 44

Enemigo público V

Desafío Extremo

Enemigo publico IV

El edredón

Enemigo publico 3

Enemigo público

El tatuaje

Historias de la B. La heroína

Enemigo Público II

El Leñador

Enemigo público