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La joven de la curva 7

en Grandes Series

7

El día siguiente Brooke descansaba, así que no hubo despertador que interrumpiese nuestro sueño. Solo el hambre impidió que nos quedásemos en la cama hasta el mediodía. Nos levantamos desnudos y entre besos y caricias logramos desayunar unos huevos revueltos acompañados de zumo de naranja y tostadas con mermelada de arándanos.

Mientras desayunábamos yo no podía dejar de mirarla. Brooke se daba perfecta cuenta y me ponía morritos y  cruzaba y descruzaba sus piernas provocándome constantemente con una sonrisa traviesa. Solo con un supremo esfuerzo de voluntad conseguí contenerme y no follármela allí mismo, que coños, eso es una trola como una casa. Tras dos cruces de piernas mi polla tomó el mando, me lancé sobre la joven como un lobo hambriento y la tumbé sobre la mesa con el tiempo justo de hacer un hueco entre la comida.

Sin decir absolutamente nada, levante sus piernas y las recorrí con mis manos y mi boca. Brooke tensó las piernas y las estiró juntándolas para que los labios de su sexo quedasen atrapados entre ellas. No me pude contener,  me acerque a ellos  y comencé a besarlos suavemente.

—Deliciosos, pero les falta un toque —dije cogiendo la mermelada de arándano y extendiéndola por su sexo.

Brooke suspiró al notar como algo fresco y pegajoso corría entre sus piernas. Con suavidad acaricie el sexo de la joven con mis dedos extendiendo la mermelada y haciendo que Brooke abriese sus piernas excitada.

Me alejé un poco para observar mi obra y ver como la mermelada cubría su pubis y su sexo depilados con un color rojo brillante. Me abalance sobre ella y la saboreé utilizando toda mi boca. Los jugos ligeramente amargos de su sexo se mezclaron con la mermelada en mi boca haciéndome salivar como un perro hambriento.

A pesar del delicioso banquete no me olvide de Brooke y metí dos de mis dedos profundamente en su coño. Una vez que los tuve perfectamente envueltos por los jugos de su sexo acaricie su pubis cubierto de mermelada. Brooke abrió la boca para gemir y aproveché para meterle mis dedos en su boca. La joven saboreó mis dedos mientras me acariciaba con aquellos ojos azules como solo ella sabía hacer. Tras limpiarme los dedos se incorporó y me dio un largo beso. Al sabor del sexo y el la mermelada se unió el de nuestros alientos provocándome una ligera sensación de vértigo. Me agarré a su nuca y continué besando sus labios y saboreando su boca mientras que con la mano libre guiaba mi miembro a su cálido interior. Nuestros gemidos se apagaron en el interior de nuestras bocas. Comencé a moverme en su interior mientras ella enlazaba sus piernas entorno a mi culo sin dejar de comerme a besos. No me apresuré, continué penetrando en su coño cálido y húmedo suavemente, disfrutando de cada centímetro. En pocos segundos estábamos abrazados gimiendo excitados. Nuestros besos se volvieron más violentos y apresurados hasta que de un empujón la tumbé sobre la mesa y comencé a follarla con más fuerza, cada vez con más violencia disfrutando al ver como todo su cuerpo se estremecía con cada empujón. Los gemidos de Brooke se hicieron más frecuentes e intensos hasta que un fuerte orgasmo le asaltó.

Rápidamente me separé y me introduje entre sus piernas para saborear los flujos que escapaban de su vagina  mezclados con los restos de la mermelada de arándanos. Sordo a las suplicas de la joven que se retorcía y gemía suplicándome que parara continué chupando con violencia hasta ponerla al borde de un nuevo orgasmo.

Separando mis labios de aquel delicioso desayuno cogí a la joven por el culo y le di la vuelta de modo que quedase el culo sobre el borde de la mesa. No esperé y sujetándole por las caderas la penetré de nuevo. Esta vez no me anduve con remilgos penetrando con fuerza en su interior, disfrutando del roce de mi glande con el interior de su sexo cálido y vibrante, hincando mis dedos con fuerza en sus caderas y su culo.  Brooke gemía, se ponía de puntillas y levantaba sus caderas para que mis huevos golpearan su pubis de lleno con cada empujón. La mesa empezó a moverse y un vaso se tumbó y empezó a rodar cayendo al suelo y haciéndose añicos pero nosotros ya no hacíamos caso a nada solo veíamos la lujuria en los ojos del otro, solo oímos la sangre corriendo  a borbotones ensordeciéndonos. Un par de minutos después  me corría abundantemente en el interior de Brooke provocando con mi explosión un nuevo orgasmo que hizo que todo su cuerpo se agarrotase y temblase descontroladamente.

Brooke se incorporó aun con mi miembro en su interior y me acaricio el cuello mientras yo acariciaba su cuerpo desnudo, ruborizado y cubierto de sudor.

Nos quedamos unos segundos así y finalmente nos separamos. Caminando con cuidado para no pisar los cristales rotos nos volvimos a la cama para seguir durmiendo otro rato.

Comimos en casa una ensalada rápida y  Brooke me sacó en el Camaro a dar una vuelta por  Hollywood y enseñarme las casas de los famosos. Después de dos horas de vagabundear por Los Ángeles, Brooke llamó a unos amigos y quedó con ellos para tomar algo en un garito cerca de Venice Beach.

El lugar era pequeño pero estaba muy bien situado, con vistas a la playa y con una gran terraza dónde nos esperaban los amigos de Brooke sentados con cervezas heladas en la mano. Brooke se adelantó y me los presentó. Eran tres mujeres y dos hombres. Se notaba a la legua que eran compañeros de trabajo. Cuerpos musculados pechos grandes y enhiestos, labios hinchados...

Las cervezas estaban heladas y yo bebí una casi entera mientras ellos comentaban las novedades del mundillo con naturalidad.

Así que este es el príncipe azul que te salvo el pellejo en España. —Dijo Ginny un pelirroja de labios gruesos como donuts y ojos tan verdes como vivarachos—Creo que deberíamos darte las gracias por sacar a nuestra Brooke de una situación desesperada.

—Ya se lo dije a ella, si no hubiese sido yo, hubiese sido cualquier otro.

—Pues a mí me parece la mar de romántico. —dijo una morena de pelo negro y pechos enormes que se llamaba Sue— Creo que eso debería pasarnos a todas al menos una vez en la vida.

—¿Y el sexo que tal? —preguntó Anne una rubia de cuerpo perfecto que ya había visto en varias películas y era famosa por su monumentales y continuados orgasmos—Seguro que no es tan bueno como mi Johnny.— dijo dándole un beso cargado de lascivia al hombre que estaba a su lado.

Vamos, no seáis malos. —dijo Brooke protectora— Acaba de aterrizar.

Y como llevas el oficio de tu chica. —intervino Mark, un hombre alto y musculoso que enseguida reconoció como uno de los más frecuentes compañeros de escena de Brooke.

La verdad es que es un poco chocante, cuando veía mujeres como vosotras protagonizando esas películas deseaba ser el que estuviese allí encima fulminando esos cuerpazos a polvos y ahora desearía que se dedicara a cualquier otra cosa. —dije yo tratando de ser sincero—Pero bueno, tengo que reconocer que probablemente tampoco me gustaría que fuese poli en Chicago, adiestradora de fieras, militar en Afganistán, política de carrera, médico en Sierra Leona, cooperante en Siria... Sé que no es perfecta pero nunca le obligaría a abandonar una ocupación que le permite ganarse la vida honrada  ya que no decentemente.

—Se me hace raro ver a Brooke con alguien como tú. La mayoría de las relaciones en nuestro mundillo las mantenemos entre nosotros. —dijo Anne.

En realidad aun no sabemos muy bien a dónde nos lleva esta relación,—respondí yo— por lo menos yo, pero  lo cierto es que Brooke es hermosa, inteligente y tiene sentido del humor. Me gusta estar con ella y a ella le gusta estar conmigo.

—¿ Y no te molesta que mañana yo pueda estar dentro de ella dándole placer? —Dijo Mark con evidente mala hostia.

Mañana, puede que tu estés follándola y quizás le des placer físico en algún momento de la sesión, es inevitable, yo también disfruto a veces con mi trabajo. De todas formas  es una cosa de la que probablemente tengamos que hablar si nuestra relación se hace más seria, pero ahora mismo estoy seguro de que para ella es un trabajo y cuando termina, su placer no proviene de tu polla si no de la mera satisfacción de haber terminado un trabajo bien hecho —dije yo  bebiendo otro trago de  cerveza y sonriendo.

Durante unos segundos Mark me miró fijamente pensando en algo que decir pero antes de que  cometiese una estupidez Sue intervino cambiando de tema. Todos excepto Mark y yo se unieron animadamente a la conversación hasta que finalmente nos arrastraron distendiendo el ambiente. Las dos mujeres me hicieron preguntas sobre los mejores sitios para veranear en España y yo les respondí lo mejor que pude mientras Brooke acariciaba mi brazo distraídamente.

Nos despedimos un rato después y no le pregunté nada hasta que hubimos montado en el coche.

Tú y Mark, ¿Habéis sido algo más que amigos, verdad? —le pregunté mientras me ponía cómodo en el asiento del acompañante.

—¿Tanto se nota? —preguntó Brooke con aire preocupado.

En él sí. Creo que aun no lo ha superado del todo.

No te creas, en realidad es un poco fantasma y cree que todas las tías con las que folla se quedan enamoradas de su enorme herramienta. Tuvimos una corta relación hace tiempo pero no funcionó, está demasiado enamorado de sí mismo como para tener sitio para alguien más en su corazón. —dijo Brooke.

Puede que tengas razón pero yo hubiese jurado que eran celos..

Brooke rio y dio un volantazo para adelantar un monovolumen que avanzaba a paso de tortuga por la carretera de la costa.

Me gustaría asistir a una sesión de grabación. —dejé caer mientras Brooke volvía a su carril.

Vaya, eso sí que no me lo esperaba —replicó Brooke.

Las preguntas de tus amigas me han hecho reflexionar. Aunque no  lo quiera admitir tengo una relación contigo y si queremos que esto  funcione tenemos poco tiempo para despejar incógnitas.

—Tienes una forma muy original de decirme que estas enamorado de mí. —dijo la joven entre risas.

Bueno ya sabes la alergia que tenemos los hombres a decir  cosas que nos puedan comprometer o hacernos quedar como imbéciles.—dije yo en medio del rugido del viento.

—Bien, pues la primera incógnita está despejada. Yo también estoy enamorada de ti. —dijo ella con la levedad con la que se dicen las cosas en la juventud.

—También entiendo que eso no te va a impedir seguir ejerciendo tu trabajo.

—No a menos que me lo pidas.

—Ni se me ha pasado por la cabeza. Para ti este es un buen trabajo que te da mucho dinero y yo no soy ningún empresario desalmado y forrado de millones. Así que no quiero que cuando las cosas se pongan chungas, que en algún momento se van a poner,  me lo eches en cara. —repliqué yo.

—Y tú ¿Lo soportarás?

—Esa es una de las cosas que me gustaría averiguar, por eso se me ha ocurrido pasarme por el plató para estar en un rodaje. Sí soporto eso, soy capaz de soportar cualquier cosa. ¿Crees que alguien se molestaría si yo fuese mañana a fisgar un poco? —pregunté yo.

— Tendré que hacer un par de llamadas pero no veo por qué no. No sé cómo te lo imaginas pero en un set de rodaje de una de estas películas a veces hay tanta gente que le cuesta a una concentrarse.

—¿Y los otros actores?

—No te preocupes por eso. La escena de mañana la hago con Anne y  Johnny, se que por ellos no hay problema.

—Estupendo —dije yo tratando de parecer animado aunque en el fondo de mi mente  no lo estaba tanto.

Cenamos en un bonito restaurante en Malibú, a unos doscientos metros de casa, unas almejas y una ensalada. Durante la cena no hablamos mucho cada uno cómodo con el silencio del otro. Nuestras manos sin embargo no pararon de hablar y acariciar. Brooke envió unos wasaps y arregló todo para que yo pudiese estar presente en el rodaje del día siguiente.

Al llegar a casa nos metimos en la cama inmediatamente. Al día siguiente madrugaríamos y Brooke tenía que estar fresca para parecerlo ante las cámaras. Pocos minutos después dormíamos desnudos y abrazados.

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