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Las 4 rosas (03)

en Grandes Series

No habia camino que permitiera seguir bordeando la pared en el carruaje pero Blanche comprendio que la finca debia ser un amplio embudo cuya parte mas estrecha daba a la plaza, era donde estaba situada la casa.

Blanche dio orden de regresar y bordear la finca por el otro lado quedando tan satisfecha de sus observaciones que estaba convencida que aquella y solo aquella casa, con su finca era la que la interesaba.

Blanche dio orden a Drum de seguir por el camino alejandose cada vez mas de las ultimas edificaciones de Nueva Orleans adentrandose rapidamente en el campo.

Poco despues ordeno a Morceb entrar en el carruaje y satisfizo con el esclavo sus deseos contenidos desde la noche anterior.

Solo entonces Blanche dio a Drum la orden de regresar al hotel donde la estaba ya esperando el señor Rednes.

- Buenos dias señora Benson. Dijo el hombre haciendo una ligera reverencia al verla.

- Buenos dias, señor Rednes. Como pasa el tiempo, no suponia que estuviera ya esperando.

- Parece usted muy madrugadora ?.

- Estoy acostumbrada a madrugar, la vida en el campo comienza casi al amanecer.

- Me gustaria acompañarla a ver una casa que creo que podria interesarla, conozco a la dueña y creo que podria obtener un precio ventajoso.

- Yo vengo de ver una casa y no creo que se encuentre en Nueva Orleans otra mas bonita y apropiada para mi negocio.

- Donde ha encontrado usted esa joya?.

- Junto a la plaza del mercado de esclavos. Es una edificacion alta, la mas alta de la plaza.

- Las Cuatro Rosas... Dijo el señor Rednes, quedando largamente pensativo.

- Tiene algo de particular esa casa, señor Rednes ?.

- Es una vieja leyenda, señora Benson, pero yo en su lugar optaria por cualquier otra en lugar de esa.

- Que dice la leyenda, señor Rednes?

- Se dice que en esa casa, en un tiempo prospera, ocurrieron una serie de desgracias hace muchos años, extrañas desapariciones. Nunca nadie ha conseguido averiguar la verdad, pero todos los que han vivido posteriormente en ella dicen que la casa esta habitada por fantasmas que la recorren ululando y gritando como condenados.

Claro que si es esa casa la que usted quiere comprar la podria obtener a un precio realmente bajo, su actual propietario hace ya mas de un año que la abandono poniendola en venta sin que hasta ahora haya encontrado comprador.

De todas maneras, yo seria lo ultimo que compraria en Nueva Orleans, y menos para un negocio como el suyo, donde las creencias juegan un papel importante.

- Me gustaria que hiciera lo necesario para que pudieramos entrar en contacto con su actual propietario. Contesto Blanche con decision.

- Esta segura que es eso lo que quiere, señora Benson?.

- Justamente eso es lo que quiero.

- Ni siquiera quiere ver la casa que tenia prevista para hoy?.

- Naturalmente que si, contesto con un estremecimiento al sentir que parte de los cremosos liquidos con que Morceb la habia obsequiado, abandonaban su sexo antes de ser recogidos por la braga.

Recordaba perfectamente lo molesto que era antes sentir como el semen de sus clientes resbalaba por sus muslos.

Ajeno a lo que Blanche sentia en esos momentos, el señor Rednes la pidio que subiera a su carruaje y dio orden al cochero de partir.

- Perdone señora Benson, aunque ya se a lo que piensa dedicarse, la agradezco su sinceridad de ayer, no se a que escala desea hacerlo. En esas condiciones mis servicios pueden resultar totalmente inutiles.

- No le entiendo señor Rednes ?.

- Vera señora Benson, no interprete mis palabras como un intento de inmiscuirme en su vida, pero es completamente distinto si desea hacerlo en solitario o de una forma organizada, si desea dedicarse, digamos al reducido sector economicamente fuerte de la poblacion o por el contrario, desea dedicarse a un sector mas amplio.

- Señor Rednes, pienso dedicarme a ello de una forma organizada, digamos como negocio, no descarto ninguno de los niveles que usted ha mencionado.

- Es dificil congeniar ambos grupos sin que surjan dificultades.

- Dejeme intentarlo.

- Naturalmente, y la deseo la mejor de las suertes.

- Gracias.

Poco despues el carruaje se detenia en una estrecha calle de construcciones viejas y destartaladas. El inmueble ante el que se detuvo no parecia tan viejo como los que le rodeaban pero tampoco presentaba muy buen aspecto.

Una anciana mujer de aspecto digno, con la decision aun reflejada en los ojos salio a recibirlos.

- Bien venida hija, Maurice me ha dicho que quiza pudiera estar interesada en la compra de mi casa.

- Evelin es la propietaria de esta casa que ha regentado durante años, y de la que ha obtenido unos muy buenos beneficios. Aclaro el señor Rednes.

- Nadie mejor que Maurice para saberlo, le conozco desde que apenas tenia edad para que se le levantara la cosa, durante unos años fue un cliente habitual de esta casa, muchas de mis muchachas recordaran los fogosos embates a que las sometia.

Blanche se sentia divertida ante los intimos detalles de la vida del banquero que la anciana Evelin revelaba, este tampoco parecia sentirse especialmente molesto por las revelaciones.

Despues, continuo la anciana, comenzo hacer negocios y dejo de frecuentar esta casa, pero yo siempre guardo un grato recuerdo de aquel mocete de pantalones cortos que venia de vez en cuando.

Cuando se hizo mayor y se dedico al banco pense que en justa correspondencia yo debia dejar que fuera el quien guardara mis ahorros.

- Evelin, creo que la señora Benson esta mas interesada en ver la casa que en conocer antiguas historias. Dijo el banquero en tono casi cariñoso.

- Es verdad, pero cuando una envejece a veces se olvida de lo importante. Pase señora Benson.

Señora Benson ... Señora Benson, repito la anciana mientras se dirigian al interior del inmueble.

Es usted viuda o su marido tambien participara en el negocio?.

- Soy viuda desde hace poco tiempo. Contesto alarmada ante la idea de que aquella anciana pudiera relacionar la memoria de Richard con aquel tipo de negocio.

- Ya, su marido no tendria algo que ver con los Benson de Montana ?

- No, estoy segura que no.

La anciana fue mostrando a Blanche las distintas dependencias de la casa. La mayoria de ellas no pasaban de ser miseros cuartuchos con desvencijados catres similares al que ella habia usado en Natchez, en la taberna de Moises, recintos quiza adecuados para que en ellos se aparearan negros y negras pero no para lo que ella deseaba.

El resto de las instalaciones de la casa no mostraba mejor aspecto que lo que la vieja la habia enseñado. Ni siquiera habia en la casa una pieza digna en la que ella pudiera establecer su propia habitacion.

Tuvieron que dejar de ver algunas de las habitaciones porque en esos momentos estaban siendo usadas por algun cliente.

- Bien Evelin, Maurice te comunicara mi decision tan pronto como la haya tomado. Dijo Blanche como despedida sintiendose decepcionada por lo que habia visto.

- No es eso lo que queria, verdad señora Benson?. Pregunto Maurice tan pronto como hubieron subido de nuevo en el carruaje.

- No, señor Rednes, lo que he visto me ha recordado demasiado una epoca de mi vida que preferiria olvidar.

- Comprendo ... Usted preferiria una casa digamos, mas digna, no es eso?.

- Eso es Maurice. Dijo Blanche permitiendose por primera vez llamarle por su nombre de pila.

- Quiza la interesara mas una antigua fortificacion que hay cerca de la ciudad.

- Como una fortificacion ?.

- Si señora Benson.

- Blanche, por favor, mi nombre de pila es Blanche.

- Bien Blanche, decia que es una antigua instalacion militar construida en piedra y de una solidez asombrosa.

- La vende el ejercito ?.

- No, la vendio hace años pero ahora es de propiedad particular.

- Por que no esa casa de la que le he hablado?. Pregunto Blanche volviendo a suscitar el tema en el que estaba interesada.

- Ya te he dicho el porque, esa casa parece estar encantada y nadie en su sano juicio se atreveria a entrar en ella.

- Crees en los fantasmas?. Pregunto esbozando una ligera sonrisa.

- No, no creo en fantasmas, y estoy seguro de que todo tiene una explicacion logica, pero no creo ser mas listo que todos los dueños que la casa ha tenido durante los ultimos sesenta o setenta años, si ellos no han descubierto la verdad por que iba a descubrirla yo?.

De todas maneras por que empezar un negocio con tan malos augurios?.

Vasta con que la gente crea que la casa esta embrujada para que no entre en ella ningun cliente.

- Quiero esa casa y puedo permitirme el lujo de comprarla y dejarla cerrada despues, si no consigo desentrañar su misterio.

- Admiro tu valor Blanche. Economicamente puedes comprar cientos de casas como esa, por eso no entiendo que quieras esa precisamente.

- Haras las gestiones necesarias para adquirirla?. Dijo dando por finalizada la controversia.

- Las hare. Pero te advierto una cosa, el propietario pide cincuenta mil dolares por ella, no le des mas de treinta, estoy seguro que se sentira contento de deshacerse de ella por ese precio.

Habian regresado de nuevo al Hotel Excelsior y alli se despidieron, Maurice debia volver a sus ocupaciones.

Acompañada de Morceb se encamino hacia la plaza del mercado de esclavos. Todavia no tenia intencion de comprar ningun negro, pero si de ir enterandose de los precios de los animales y distraerse un poco con el espectaculo que siempre ofrecia la compra venta de esclavos.

Antes compro una sombrilla que entrego al negro para que la protegiera de los ya calidos rayos del sol.

Inevitablemente sus ojos se encaminaron a la casa de las cuatro rosas apenas desemboco en la plaza del mercado. Cada vez la parecia mas bella y mas retadora. Aquella casa tenia que ser suya, ella desentrañaria el misterio que la rodeaba.

Despues de un rato de contemplacion su vista volvio hacia los estrados donde se subastaban los negros y hacia las gentes que rodeaban los estrados.

La mayoria eran hombres solitarios, pero tambien habia mujeres acompañadas por sus doncellas o por sus negras, e incluso aventureras que buscaban entablar una relacion efimera o permanente con alguno de aquellos caballeros.

Otras, prostitutas buscaban encontrar un cliente entre los hombres a los que se les notaba su procedencia forastera.

Habia tambien negras que buscaban un negro de los que acompañaban a los caballeros para sacarles unos pocos dolares por un efimero placer.

Pero lo que llamo la atencion a Blanche fue ver que en todos los corrales donde se guardaban los negros que iban a ser vendidos habia unas pequeñas casetas donde las mujeres podian reconocer y palpar a los negros que estaban en venta.

Los hombres por el contrario reconocian tanto a los machos como a las hembras a plena luz del sol sin importarles lo mas minimo ser vistos. Tambien es cierto que nadie hacia caso a sus manipulaciones.

Vio varias mujeres que despues de reconocer a un negro en las casetas salian, comunicaban a su acompañante el resultado de su inspeccion y este pujaba por el negro hasta hacerlo suyo cuando salia a subasta. Estaba segura que mas tarde, el caballero terminaria por regalar el negro a la mujer.

Se asombro de ver la cantidad de negros y negras que se anunciaban con conocimientos especificos en alguna especialidad domestica.

Los habia que se anunciaban como expertos conocedores de caballos y en su correcta atencion, cocineras, costureras, carpinteros, herreros, guarnicioneros, constructores de carros y carruajes, jovenes hembras a las que las anunciaba como expertas en los placeres de la cama, hembras preñadas o con un mamon entre los brazos como muestra de su fertilidad, peluqueros y peluqueras, castrados y una larga lista de profesiones que Blanche jamas habia oido ni imaginado que existieran.

Logicamente los animales asi catalogados alcanzaban unos precios mayores que los demas.

Si un negro vulgar alcanzaba entre los doscientos y los doscientos cincuenta dolares los otros podian llegar a alcanzar hasta cien dolares mas dependiendo de su juventud y de su estado fisico.

Pero los que destacaban por encima de todos eran los castrados, su precio oscilaba entre los mil y los mil doscientos dolares.

Blanche no se explicaba muy bien porque, pero debia haber alguna razon ya que nadie se escandalizaba de semejantes precios.

Tras una ultima mirada hacia la que ya consideraba su casa, regreso al hotel para comer y reparar fuerzas.

Por la tarde la actividad de la plaza del mercado de esclavos habia decrecido y Blanche aprovecho la ocasion para hacerse llevar de nuevo en el carruaje, esta vez decidida a dar la vuelta completa a las tapias que rodeaban las Cuatro Rosas.

Conocia ya tres de las cuatro paredes y se sentia intrigada por saber como seria de larga la pared que le faltaba.

A juzgar por la direccion en embudo que tomaban las otras dos debia ser muy larga pero estaba decidida a comprobarlo.

El rapido trote de los caballos y la conduccion, cada vez mas experta de Drum, la llevaron pronto hasta el confin de la tapia de donde partia la que queria inspeccionar.

Blanche se hizo acompañar por Morceb, queria revivir aquella experiencia que tuvo en Viento del Norte cuando se torcio el tobillo.

Drum se quedo aguardandolos en el carruaje mientras ellos se adentraban entre las altas hierbas que nacian junto a la pared.

No tardaron en perder de vista el camino y Blanche monto sobre la espalda del fornido negro sintiendo contra sus pechos y su vientre el calido contacto de la espalda del macho.

A la vez las manos del negro se cruzaron por detras para ofrecerla un mas comodo asiento.

Blanche se movio de forma que las zonas mas intimas de su cuerpo quedaran justamente sobre las manos del esclavo hasta notar el abultamiento de sus manos contra el sexo.

A partir de ese momento cada paso se convertia en un roce que excitaba mas y mas la libido de Blanche.

Durante mas de una hora la joven lucho contra el deseo de hacer detener su montura y retozar con el negro hasta quedar exhausta pero se contuvo cuanto pudo para prolongar lo mas posible el deseo y el placer de aquellos excitantes y continuos roces.

Bajo su peso, y con el calor que hacia, Morceb sudaba como un condenado aumentando su excitante olor animal, que algunos consideraban desagradable, pero no daba muestras de fatiga, respiraba todavia con la boca cerrada a pesar del esfuerzo.

Estaba a punto de ordenarle detenerse para gozar de el cuando sus ojos descubrieron una linea de intenso verdor que se destacaba de la vegetacion que la rodeaba. Intuyo, mas que vio, que por alli debia discurrir un arroyo.

Una vez llegada al lugar, pudo comprobar que no se habia equivocado en su suposicion, una potente vena de agua salia de la finca atravesando una herrumbrada y gran reja que en otros tiempos debio impedir el acceso a la propiedad.

Ahora los barrotes oxidados y desaparecidos en algunos puntos solo servian para detener los palos, ramas y hojas que poco a poco habian ido formando un embalse al otro lado de la reja haciendo que la pared saltara en algunos puntos por la presion del agua almacenada tras ella.

Hizo entrar a Morceb por uno de los agujeros y cuando este la aviso de que no habia ningun peligro entro tambien gozando de un espectaculo que nunca podia haberse imaginado.

La extension de agua embalsada era mucha y en sus orillas nacia una exuberante vegetacion salvaje que alegraba la vista.

Tardaron casi una hora mas en bordear la laguna y Blanche pudo descubrir que el arroyo de aguas cristalinas y frescas que la alimentaba procedia de la direccion de la casa, Blanche se maravillo de que la finca gozara de un pequeño arroyo particular.

En la lejania pudo ver dos o tres pequeñas construcciones cuyo estado de conservacion se la antojo lamentable pero desde donde estaba no se podia ver la casa principal.

Todo ofrecia un aspecto de abandono y soledad impresionante, parecia que nadie hubiera puesto el pie en aquellos lugares desde hacia muchos, muchos años.

Tampoco desde el interior de la finca pudo ver el final de la pared que se habia propuesto inspeccionar.

Antes de salir de la finca hizo que el esclavo se tumbara en el suelo y situandose sobre el dio rienda suelta a sus necesidades y fantasias eroticas hasta quedar exhausta y satisfecha, antes de volver a salir y reiniciar el viaje a lomos de la cabalgadura de multiples usos.

Continuara.

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

    Relato protegido e inscrito en el registro de propiedad intelectual.