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Las 4 rosas (25)

en Grandes Series

Finalmente Hanna se separo de Blanche y quedo echada a su lado durante unos instantes contemplando complacida como su amiga se relajaba y se le cerraban los ojos. Parecia un amante satisfecho ante el placer que acaba de proporcionar a su amada.

Momentos despues Blanche sintio como el lecho se movia al subir a el una de las negras.

Supuso con razon que Hanna queria obtener el placer que su naturaleza requeria y que no habia obtenido todavia.

Cuando vio que la negrita se inclinaba hacia el bajo vientre de su ama se sintio molesta. Era evidente que aquel papel que Hanna reclamaba de la esclava la correspondia a ella, seria ella la que haria gozar a su amiga.

Sin violencia pero con firmeza retiro a la muchacha con el consentimiento tacito de Hanna que la dejo hacer. En unos instantes aflojo las correillas y desembarazo a su amiga del artefacto, comenzando a lamer y acariciar por primera vez en su vida los pechos, el cuerpo y el sexo de una mujer.

Esperaba encontrar el olor fuerte que sabia que emanaba ella misma en semejantes circunstancias pero en su lugar encontro un suave olor a feminidad excitada que mezclado con el perfume del baño era altamente agradable.

A cada lenguetazo, a cada caricia Hanna respondia con un susurro o un suspiro de placer. Sus caderas se movian ritmicamente buscando el encuentro con la lengua de Blanche.

Instantes despues Hanna la atraia, insistiendo sin palabras para que se pusiera de manera que ella tambien pudiera acariciarla y lamerla de la misma manera.

Por un momento penso que el aspecto que debia presentar su sexo en aquellos momentos no debia ser muy agradable pero aquello no parecia importar lo mas minimo a Hanna.

Blanche se dio cuenta que para Hanna ya habia dejado de ser una puta para convertirse en una amiga.

Pasados unos minutos intento introducir un dedo en la vagina de Hanna. La sintio ponerse tensa hasta que finalmente encontro el motivo.

Hanna era todavia virgen. El dedo de Blanche habia encontrado el obstaculo que lo certificaba.

Se pregunto si debia continuar o detenerse? La rigidez de Hanna la impresionaba pero de su boca no salia ninguna palabra que pudiera dar a entender que no deseaba que Blanche continuara.

Finalmente desistio considerando que si Hanna realmente deseaba dejar de ser virgen lo diria en algun momento.

Durante minutos y minutos siguio lamiendo concienzudamente el sexo de su amiga consciente del placer que era capaz de darla hasta que finalmente el orgasmo estallo en Hanna como antes lo habia hecho en ella misma.

No por eso Hanna dejo de acariciarla y lamerla hasta que obtuvo un nuevo orgasmo.

Despues sus organismos se relajaron e incluso durmieron un buen rato antes de bajar de nuevo al encuentro de Morceb.

Los gritos del negro se comenzaron a oir tan pronto como bajaron la escalera que las conducia al subterraneo. Blanche dedujo que el negro debia haber dejado de oscilar hacia bastante rato.

Efectivamente los pies del macho humeaban como lo hubiera hecho cualquier carne asada, incluso el olor que llenaba la estancia era semejante.

A una indicacion de Hanna, Morceb fue bajado unos centimetros hasta que sus carnes quedaron directamente sobre las brasas antes de que pataleando consiguiera sacar los pies del brasero.

Las negras continuaron soltando cuerda hasta que las nalgas del negro quedaron a unos centimetros de las brasas.

Por mas que Morceb intentaba ponerse en pie para evitar las nuevas quemaduras era evidente que sus pies ya no servian para sostenerle.

- Para que veas lo buena que es tu ama, dijo Hanna, me ha autorizado a curarte. Quieres que te cure negro ?.

El rostro deformado del esclavo se contrajo en lo que podia interpretarse como un gesto afirmativo.

- Bien muchacho, vas a ver que pronto aliviamos tus sufrimientos. Un poco de unguento milagroso y unos polvitos balsamicos te van a dejar como nuevo. Dijo Hanna mientras tomaba una botella de uno de los anaqueles antes de verter parte de su contenido sobre las quemadas carnes de Morceb. Los estridentes lamentos del negro llenaron la estancia nuevamente mientras se retorcia tratando de apartar sus pies del contacto con el liquido que Hanna derramaba generosamente.

- No te gusta el vinagre, negro ?. Pregunto Hanna riendo. Pues dicen que es un buen desinfectante, y que ayuda a curar las heridas. Dijo, entre carcajadas, sin esperar la respuesta del macho.

Cuando el vinagre se hubo acabado deposito la botella sobre el anaquel y tomo un tarro de boca ancha que entrego a Blanche.

- Seguramente este balsamo le aliviara mas.

Blanche introdujo un dedo en el polvo blanco y llevandoselo a la boca lo saboreo un momento antes de escupir con gesto desabrido.

Lo que su amiga habia puesto en sus manos era sal. Sal tan finamente molida que tenia un aspecto mas blanco del normal.

Introduciendo la mano en el tarro extrajo un puñado que espolvoreo abundantemente sobre los pies y piernas del Morceb.

Todavia no habian cesado los gritos y los lamentos del negro pero estos aumentaron tan pronto como la sal mezclada con el vinagre y los liquidos que supuraban las heridas formo una capa pastosa que las cubrian por entero.

Fue entonces cuando el negro tuvo el primer desvanecimiento. Sus musculos se aflojaron y el trasero quedo directamente apoyado sobre las brasas.

Hanna aprovecho estos momentos para con ayuda de unas tenazas depositar varias brasas sobre el bajo vientre y entre los muslos del negro.

Morceb permanecio muy poco tiempo inconsciente y cuando volvio en si fue para gritar y agitarse nuevamente como un endemoniado.

Blanche penso que el sufrimiento del negro debia ser enorme, y no solo por las profundas quemaduras que le habian producido, sino tambien por estar continuamente pataleando sobre aquellos dos muñones asados en que se habian convertido sus pies.

Le torturaron durante bastante tiempo. Hanna introdujo en las brasas varios hierros y ambas mujeres los sacaban cuando estaban al rojo para a continuacion pinchar y golpear con ellos distintas partes del cuerpo del indefenso esclavo rivalizando en encontrar los puntos mas dolorosos y sensibles.

Cuando Morceb murio carecia de ojos. Le habian sacado uno cada una con un hierro al rojo. Blanche habia introducido repetidamente el hierro ardiente por las ventanas de su nariz mientras Hanna le introducia otro hierro en la boca.

Le habian perforado las piernas, los muslos, el vientre, los brazos, el sexo y todos aquellos sitios donde suponian que podian hacerle mas daño sin producirle una muerte instantanea.

Blanche recordo aquella primera ocasion en que habia dado muerte a un negro pero ahora actuaba con la tranquilidad de saberse impune. Era su esclavo y nadie iba a pedirla cuentas.

Mientras las negras se encargaban de retirar el cadaver de las cuerdas que lo retenian, las dos jovenes regresaron a la zona noble de la casa. Blanche pidio a su amiga que diera las ordenes oportunas para que fueran avisados sus esclavos de que partirian tan pronto como estuvieran listos para reiniciar la marcha.

Queria encontrarles alojamiento antes de que tuviera que reunirse con Jack para introducir de nuevo a los perros en Las cuatro Rosas.

Hanna no permitio que Blanche volviera a la ciudad en la carreta de los esclavos y envio su carruaje con ordenes al cochero de que regresara tan pronto como hubiera dejado a su amiga en el Excelsior.

- Donde puedo alojar a unos cuantos negros ?. pregunto al recepcionista del hotel.

- Seguro que se pueden alojar en algunos de los corrales de la plaza del mercado de esclavos. Sugirio este de la forma mas respetuosa que fue capaz.

- No, preferiria otro lugar. Contesto sin aclarar que no deseaba que sus negros tuvieran, por el momento, el menor contacto con la plaza donde se encontraba la casa. Seguramente desde cualquiera de los corrales se podrian oir los ruidos y no queria asustar a sus animales mientras no fuera necesario.

El recepcionista medito un momento. Despues Sugirio.

- Hay una casa cerca del rio. Esta en ruinas pero puede albergarlos por unos dias.

- Sabes con quien hay que hablar ?.

- Si señora, yo soy el encargado de vender lo que queda de la casa y el solar, si es que alguien desea comprarlo.

- Cuanto me pedirias por que mis negros pasar alli la noche ?. pregunto Blanche molesta de tener que tratar con aquel hombre.

- Nada señora Benson. Supongo que nadie querra comprar la casa esta noche,... ni mañana. Este usted tranquila, no es probable que nadie sienta un subito interes por la casa en ruinas pero si lo hubiera yo la avisaria con tiempo.

- Gracias, contesto Blanche al darse cuenta que el hombre trataba de ser agradable. Sin duda conocia la amistad con Jesica y se habia dado cuenta que tenerla por enemiga podia serle muy perjudicial.

Cuando llego la carreta con Derim y los negros fueron enviados a la casa en ruinas sin darles tiempo a hablar con Drum y los demas. Intuia que Drum ya estaba al corriente de lo que pasaba en Las Cuatro Rosas y no queria que los recien llegados tuvieran la oportunidad de hablar con ellos.

Poco Despues llego Jack, venia a buscarla para poder introducir los perros en la casa.

Blanche noto una expresion distinta en el rostro del hombre y cuando le pregunto a que se debia Jack contesto.

- Uno piensa que cada cual tiene que descubrir las cosas que le interesan por si mismo y a su debido tiempo.

Blanche se sintio confundida, por las palabras del loco, seguramente la esperaba una nueva sorpresa al llegar a Las Cuatro Rosas pero no era capaz de imaginarse si buena o mala.

Claro que tampoco tardo mucho en descubrirlo, el recorrido desde el Excelsior a la plaza del mercado era realmente corto.

Mientras esperaba a que Jack fuera a por los perros la impresiono el silencio de la casa, los ruidos habian cesado completamente y la falta de sonido resultaba tan impresionante como lo habian resultado durante los dias anteriores los bestiales ruidos que salian de sus entrañas.

Blanche pudo comprobar que los hombres armados que la esperaban habian aumentado en numero y su respeto hacia ella tambien.

Ninguno de ellos la dirigio la palabra pero todos permanecian expectantes a los acontecimientos.

Cuando Jack regreso con los perros, Blanche bajo del carruaje dirigiendose a la puerta mientras notaba que detras de ella se formaban dos columnas de hombres con sus armas listas para hacer fuego en caso de peligro. Blanche confiaba que en caso de necesidad, todos tuvieran la suficiente sangre fria como para que no la acribillaran a balazos a ella la primera.

La puerta exterior cedio sin ninguna dificultad pero tan pronto como los perros estuvieron dentro del recinto de la finca dieron muestras de una extraordinaria agitacion pugnando por lanzarse dentro de la casa en cuanto la segunda puerta fuera abierta.

Jack tuvo dificultades para contenerlos mientras Blanche abria la puerta. Tan pronto como tuvieron expedito el camino penetraron como exhalaciones ladrando de una forma distinta a como lo habian hecho siempre.

El propio Jack avanzo decidido hacia la puerta impidiendo a Blanche volver a cerrarla durante unos minutos en los cuales el hombre permanecio atento a los ladridos de sus perros.

- Se les ha escapado!. Comento Jack en voz baja y con un gesto de fastidio mientras se retiraba de la puerta.

- Quien se les ha escapado ?. Pregunto Blanche alarmada.

- El negro o los negros. Contesto rotundo el loco.

- Estas seguro que son negros ?.

- Jack esta seguro que ahi hay negros.

- Solo negros ?.

- Eso no lo puedo decir señorita.

El regreso al hotel fue de meditacion para Blanche. Se preguntaba cuanto podria fiarse de las afirmaciones de Jack?.

Era posible que en su casa hubiera negros pero de lo que estaba segura es que los ruidos que habian conmovido la casa durante dias no eran producidos por los negros, ni mil de ellos juntos podian hacer tanto ruido ni la clase de ruido que ella habia oido.

Al preguntar al recepcionista si sus negros habian quedado instalados en la casa del rio este respondio afirmativamente y la transmitio el recado de que la señora Lewis la esperaba para cenar.

Blanche no tenia ganas de ver a Jesica, Despues de haber pasado el dia con la hija no tenia ganas de pasar la noche con la madre, pero la parecio una descortesia para con las que eran sus unicas amigas por el momento.

Se encamino directamente hacia el comedor y se sintio desconcertada al no ver a Jesica en el sitio que la era habitual.

Regreso a recepcion y el recepcionista despues de disculparse la aclaro que Jesica la esperaba en sus habitaciones.

Se dirigio directamente al encuentro de Jesica y esta la recibio con la misma cordialidad de siempre aunque a lo largo de la cena Blanche descubrio que su amiga se mostraba tensa y desatenta. No podia imaginarse lo que rondaba por su cabeza pero algo serio debia de ser para que no hablara mas que de cosas sin trascendencia y sin el calor y la afabilidad de siempre.

Fue al final de la cena cuando Jesica ataco el tema que la preocupaba.

Lo hizo de una forma delicada pero se la veia dispuesta a llegar al final del asunto.

- Como has pasado el dia Blanche ?.

- Muy bien, respondio un poco sorprendida.

- Con Hanna ?.

- Si claro, con Hanna, hemos pasado el dia juntas.

- Que opinas de esa chiquilla ?.

- Que ya no es tan chiquilla. Respondio con firmeza.

Jesica la miro escrutadora pero no pudo descubrir en el rostro de Blanche ni mofa ni segunda intencion respirando aliviada.

- Me tiene preocupada Blanche.

- Por que ?.

- Soy consciente de que mi hija es " distinta " a las demas jovenes de su edad y distinta a como era yo cuando era joven.

Continuara...

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

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