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Las 4 rosas (51)

en Grandes Series

- Sientes desprecio hacia mi?

- No, muy al contrario, pero me cuesta aceptarlo.

- Pero no te importa venir hasta aqui y pedir mis servicios ?.

- Contigo me siento realmente confusa. Reconozco que eres distinta a como me habia imaginado.

- Como te habias imaginado ?.

- No se, he tratado a otras putas sabes? Y siempre he visto que con ellas se puede hacer casi lo mismo que con los negros.

- Pues conmigo no. Dijo Blanche queriendose olvidar de tiempos pasados.

- Ya, ya lo se. Sosiegate Blanche, no tenia intencion de ofenderte. -

Sera mejor que en el futuro no olvides con quien estas hablando y que puta o no, tambien tengo mi amor propio y mi orgullo.

- Es que una vez vi como una puta era fornicada por tres hombres al mismo tiempo y en publico sin que ella hiciera el menor gesto de reproche o asco. Realmente mas parecia una negra que una mujer.

- Cualquiera sabe sus circunstancias, a lo mejor la gustaba.

- Eso precisamente es lo que pense yo, que la gustaba que la tratasen como a un animal.

- Por que no cambiamos de conversacion, siento que si seguimos hablando terminaremos por estropearlo.

- Si, tienes razon. Estoy deseando que termines de comer.

- Ten un poco de paciencia, ya estoy terminando pero si quieres puedes entretenerte gozando de un espectaculo que no se ve todos los dias.

- Cual ?.

- Dile a Jack que traiga los perros y la negra. Ordeno a Tiara.

- No, El loco que no venga. Dijo Hanna con vehemencia.

- Bueno, dile a Jack que mande a la negra y a los perros.

Tras terminar de servir los postres a su ama Tiara salio a cumplir su encargo y poco despues la negra llegaba acompañada de los perros.

- Sabes para que te he mandado llamar ?. Pregunto Blanche a la negra mientras observaba la tension que la presencia de los perros desataba en Hanna.

- No ama, contesto la hembra con la mirada clavada en el suelo.

- Para que le demuestres a esta señorita tus habilidades con los perros.

Sumisamente la negra se sento en el suelo y tan pronto como los mastines la vieron en esa actitud uno de ellos vino a ponerse sobre ella. Los perros sabian lo que aquella postura de la negra significaba y colaboraban gustosamente.

Al parecer Jack habia amaestrado tanto a la negra como a los perros de una forma mas que aceptable.

- No ahi no, ponte un poco mas alla para que las dos podamos verte. Dijo Blanche haciendo que la negra cambiara de sitio.

El mastin se movio tras ella volviendose a situar en la postura adecuada.

Blanche pudo comprobar que la negra habia avanzado mucho en el arte de dar placer a los perros ya que sin mas preambulos tomo en sus manos el sexo del animal y procedio a retirar con delicadeza la piel que cubria el sexo antes de comenzar a lamerlo.

Luego se lo introdujo en la boca y mientras sus manos le acariciaban alternativamente los testiculos y el vientre comenzo a mover la cabeza hacia atras y hacia adelante.

Momentos despues el enorme mastin colaboraba abiertamente en la obtencion de su propio placer subiendo y bajando rapidamente sus cuartos traseros.

Minutos despues descargaba su semilla en la boca de la negra. Esta parecia haberse acostumbrado a ello porque sin hacer la menor muestra de rechazo lo trago e incluso despues saco su lengua para recoger las ultimas gotas que colgaban del rigido e hinchado sexo.

Blanche observo que Hanna hacia una ligera muestra de asco al ver como la negra absorbia el semen del animal.

Casi sin transicion el segundo mastin sustituyo al primero y el juego empezo de nuevo.

Hanna seguia atenta el desarrollo mientras apuraba una copa de licor.

No habia querido comer pero si un poco de licor al que parecia ser altamente aficionada.

El segundo animal apenas si colaboro con la negra, simplemente se estuvo quieto, parecia comprender que si el no hacia el trabajo la esclava lo haria por el.

Tardo mucho mas e incluso fue necesario que la hembra le acariciara repetidamente el ano antes de los potentes chorros de semen salieran de su sexo.

Al terminar la negra ofrecia un aspecto desagradable. Espatarrada en el suelo mostraba descaradamente el sexo y en su rostro se podia distinguir algunas gotas de semen que habian saltado incontroladas.

Mirando a Hanna, Blanche se dio cuenta que era presa de una gran turbacion. Sus ojos no se habian apartado de la escena y su mano se aferraba a la copa ya vacia.

- Te ha gustado?

- Si.

- Lo habias visto antes?

- No, nunca. Lo habia imaginado muchas veces pero no habia llegado a verlo nunca.

- Supongo que si no se lo has hecho a ninguna hembra es por que no has querido.

- Si te soy sincera, los perros no son animales de mi devocion.

- Llevatelos. Ordeno Blanche a la negra haciendolos desaparecer de la presencia de Hanna.

- Tu crees que a los perros les gusta.

- Yo creo que si, fue facil enseñarles y segun Jack tan pronto como ven a la negra sentada en el suelo no dudan en ponerse sobre ella.

- Yo creo que les gustaria mas con una perra.

- Puede que si, pero desde luego tendrian menos oportunidades, una una perra es mucho menos receptiva que una negra.

- Ya pero seria mejor para ellos, al menos no tendrian que compartir a la misma hembra en tan corto espacio de tiempo. Debe resultarles asqueroso.

Blanche se quedo pensando que Hanna podia tener razon. A lo mejor era conveniente dotar a cada perro de su hembra en lugar de hacerles que la compartieran.

- Por que no nos retiramos ya, sugirio Hanna viendo que Blanche habia terminado de comer.

- Si vamos, contesto Blanche mientras caia en la cuenta que ni ella ni Hanna habian tenido el menor pensamiento para la hembra. Era evidente que tambien Hanna pensaba que a una negra se la puede usar para cualquier cosa. Incluso para dar placer a un perro.

Cuando las dos jovenes se pusieron en pie Tiara suspendio sus labores para seguir a su ama.

- No, tu sigue con lo que estas haciendo, dile a Drilabe que se reuna con nosotras.

Por unos momentos Tiara parecio aliviada de no tener que servir a aquella odiosa señorita que acompañaba a su ama, pero de inmediato la expresion de su rostro cambio.

Blanche era incapaz de saber porque pero noto que algo no andaba bien en Tiara.

No le dio ninguna importancia y salio de la estancia acompañada de Hanna.

Tan pronto como llegaron a la habitacion Hanna se acerco a ella y la dio un profundo beso poniendo tanto ardor como pudiera haber puesto un hombre.

Blanche sintio que el mecanismo erotico de su cuerpo despertaba y tardo poco en buscar con sus manos los pechos de Hanna que con su respiracion agitada parecia incitarla a ello.

La puerta se abrio y en el dintel aparecio Drilabe gimoteando, despues con gesto sorprendido por la escena que tenia ante sus ojos dijo.

- Perdon ama. Procediendo a salir rapidamente.

- Maldita negra! grito Blanche mortificada por la absurda reaccion de la negra en presencia de Hanna.

Drilabe, pasa inmediatamente! Volvio a gritar Blanche.

Hanna comenzo a reir, parecia divertida por la reaccion de Blanche.

Drilabe penetro con gesto atemorizado, no sabia porque pero estaba segura de que habia molestado a su ama.

- Me llama ama?. Pregunto entre sollozos.

- Si zorra, no sabes entrar sin molestar y esperar a que se te ordene algo.

- Yo creia que ...

- Tu no debes creer nada y limitarte a hacer lo que se manda. Dijo Blanche antes de propinarla un bofeton.

- Ay! Se quejo la esclava mientras se llevaba la mano a la mejilla dolorida.

Blanche dio por terminado el incidente y volvio a ocuparse de Hanna.

- Quieres que tomemos un baño ?. Pregunto despues de haber dedicado unos minutos a acariciarla.

- Si, seria estupendo.

- Di que suban agua. Ordeno a Drilabe.

Momentos despues una fila de negros y negras se encargaban de hacer llegar hasta la bañera de Blanche el liquido elemento.

Las dos jovenes se sumergieron en el disfrutando del abrazo del agua tibia y de la vision de sus esplendidos cuerpos.

Blanche hizo una seña para que Drilabe se ocupara de enjabonar a Hanna pero esta rechazo sus servicios sugiriendo que fuera la misma Blanche quien se ocupara de ello.

A cambio Hanna hizo lo propio con ella antes de que sus cuerpos ardientes se unieran en el lecho.

Durante mucho rato se oyeron sus suspiros de placer y sus cuerpos se agitaron descaradamente en posturas que permitian ver y tocar las zonas mas intimas. Los dedos y las lenguas se agitaron buscando los puntos mas excitados y sensibles hasta que finalmente los repetidos orgasmos recorrieron sus cuerpos.

Blanche descubrio que Hanna ya no oponia ninguna resistencia a que la introdujera los dedos en la vagina.

Sin duda habia practicado esa forma de caricia varias veces desde que estuvo por ultima vez en su casa. Se habra acostado con algun hombre o algun macho? Se pregunto Blanche, descartando a continuacion la posibilidad. No, no era posible. Hanna sentia demasiado miedo para hacerlo.

Antes de sumirse en un corto y reparador sueño se dijo que era necesario averiguar el porque del llanto que agitaba a Drilabe cuando entro en la habitacion.

Durmieron durante un rato hasta que noto que Hanna se agitaba a su lado.

- Te pasa algo?

- Nos hemos dormido?

- Si, eso parece.

- Que a gusto se queda una despues de sentir tanto placer.

- Supongo que no es nada nuevo para ti?.

- No, no lo es pero es distinto.

- Me alegro.

- Blanche, tengo ganas de orinar. Dijo Hanna cambiando de conversacion.

- Espera, ahora mismo digo que te pongan el orinal. Dijo Blanche buscando a Drilabe con la vista. Estaba de pie en un rincon, inmovil, sin duda temia hacer algun ruido al moverse y despertar a su ama.

- No has oido imbecil.

- Si, ama, voy ama. Contesto Drilabe haciendo intencion de tomar el intimo recipiente.

- No, dijo Hanna, preferiria hacerlo en su boca.

Blanche se dijo que habia hecho bien en dejar a Tiara fuera del juego, era mejor que la boca de Tiara fuera usada solo por ella.

Drilabe sabia lo que las palabras de Hanna indicaban. A pesar de que llevaba poco tiempo al servicio de Blanche habia visto como esta descargaba de vez en cuando su orina en la boca de Tiara y supo que tambien a ella la habia llegado la hora de beber tan repugnante liquido.

Sin atreverse a protestar se fue acercando al lecho donde Hanna habia empezado a tomar posiciones sacando las piernas fuera de la cama.

Drilabe se arrodillo entre las piernas muy abiertas de Hanna, esta se movio tomando como punto de apoyo los hombros de la negra hasta que su bajo vientre quedo fuera del lecho.

Momentos despues Drilabe sentia como era atraida hacia el sexo de la joven Blanca.

Deseosa de acabar cuanto antes con la humillante y asquerosa tarea a que estaba destinada ciño sus labios a los labios sexuales de Hanna antes de comenzar a sentir como la calida y acre orina manaba con fuerza.

Los grandes tragos que daba resultaron insuficientes y una pequeña parte de la orina se derramo goteando desde la barbilla.

Posiblemente no hubiera pasado nada si Blanche no hubiera estado atenta ya que temia que la falta de costumbre de Drilabe fuera un obstaculo insalvable para ella y vomitara.

En su interior se juro que si Drilabe la hacia quedar mal delante de Hanna la mataria sin piedad.

Por fortuna Hanna no se dio cuenta de nada, solo Blanche se habia percatado del minusculo reguero que se formaba en la barbilla de la esclava antes de gotear sobre su desnudo cuerpo.

- Que a gusto se queda una. Dijo Hanna una vez satisfizo la necesidad de su organismo.

Poco despues que Hanna abandonara Las Cuatro Rosas, Blanche pregunto a Drilabe por que lloraba antes de entrar en la habitacion.

- Cuando Tiara me ha avisado de que usted me llamaba me ha dado un tremendo pellizco. Contesto.

- Por que ?.

- No lo se, no me ha dicho nada.

Blanche intuyo que Tiara se habia sentido celosa de Drilabe. Que rara era Tiara! La encantaba tener a Drilabe para que hiciera los trabajos mas pesados pero la recomian los celos tan pronto como Blanche ordenaba a Drilabe algun trabajo que consideraba de su competencia.

Era divertido tener a aquellas dos hembras a su disposicion y jugar con sus sentimientos.

Cuando queria molestar a Tiara bastaba con que dejara su calzado sobre Drilabe a la hora de acostarse. Antes, mucho antes de que Blanche se durmiera oia el reptar de Tiara para recoger lo que consideraba su pertenencia. Desde el principio habia dejado claro que las zapatillas de Blanche tenian un lugar sobre su propio vientre mientras el ama descansaba.

Continuara...

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

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