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Las 4 rosas (54)

en Grandes Series

- No se te olvide pagarle a la señorita los servicios de la negra antes de irte, no estaria bien que te marcharas sin pagar.

- Eso puede esperar. Dijo Blanche interrumpiendo la conversacion de los dos hombres y sacando a Burt Grenn del apuro.

A que se dedica exactamente señor Grenn?

- Pues vera, me dedico a fabricar y vender toda clase de aparatos para facilitar el manejo de los negros.

- Maneja usted el hierro.

- Digamos que es una de las materias primas de mi negocio pero no la unica, tambien manejo con mucha frecuencia el cuero, la madera y otros.

- Jack me ha dicho que usted es la persona ideal para suministrarme lo que necesito para equipar una sala de castigo.

- Depende de lo que usted quiera poner en ella, pero estoy seguro que podre satisfacerla plenamente.

Antes de continuar Blanche reparo en la presencia de Lamoro, le habia hecho venir para impresionar al señor Grenn y no queria demorar mas su actuacion.

- Arrodillate aqui. Ordeno al esclavo mientras ella se ponia en pie.

Cuando Lamoro hubo obedecido le hizo bajar la cabeza y sentarse sobre los talones, se alzo sin el menor recato las amplias faldas y pasando una pierna sobre los hombros del esclavo termino por sentarse en su nuca antes de dejar caer de nuevo las ropas haciendo desaparecer bajo ellas la parte superior del cuerpo.

Al mirar de nuevo hacia el señor Grenn este aparto rapidamente los ojos de la escena que tenia ante si. Era evidente que el hombre no se habia perdido detalle de lo Blanche habia querido enseñarle. Estaba segura que Burt habia visto en rapida vision sus muslos y la obscuridad del vello de su sexo y buena parte de su cuerpo, desde los pies hasta la cintura.

- Que me decia señor Grenn? Pregunto Blanche con la mayor naturalidad.

- Decia que seguramente podre proporcionarla lo que necesite para equipar esa sala. Depende de lo que necesite. Respondio el hombre un tanto nervioso.

- Yo habia pensado en unos cuantos grilletes para inmovilizar a los negros y algunos artilugios para castigarlos cuando se porten mal.

- Latigos por ejemplo.

- Si, latigos tambien pero de esos pocos, realmente un latigo se puede improvisar con cualquier cosa.

- Entonces podriamos completar la cosa con un potro y unas cuantas jaulas de distintos tamaños.

- No se olvide usted de un brasero. Dijo Blanche recordando el que habia visto en casa de Hanna.

- Claro, claro, un brasero y los correspondientes hierros.

- Eso es, asi los tendre a mano cuando sean necesarios.

- Puedo sugerirla un juego de tenazas y varias prensas. Son muy utiles cuando se trata de hacer verdadero daño.

- Tendra que enseñarme a usar todo ese material, no lo he usado nunca.

No se preocupe, llegado el momento usted misma encontrara la aplicacion mas conveniente a cada herramienta.

La conversacion se prolongo todavia durante un buen rato en el que Blanche fue descubriendo la enorme cantidad de aparatos mas o menos sofisticados que se podian emplear para hacer daño.

Bajo Blanche, Lamoro temblaba de vez en cuando sin que su ama pudiera saber si se debia al esfuerzo que tenia que hacer para soportar su peso, o al miedo que la descripcion de los aparatos de tortura le proporcionaba. Ademas Blanche sentia un regustillo especial, hablar de aquellas cosas la producia una cierta excitacion y estando sentada en la nuca del negro sentia como la humedad del sexo mojaba abundantemente el cogote del negro.

Finalmente el señor Grenn sugirio ver el lugar donde iba a ser instalada la mazmorra. Tenia el presentimiento de que Blanche llevada por el entusiasmo habia encargado mucho mas material del que se podia instalar a menos que el lugar fuera realmente grande.

Blanche descabalgo a Lamoro volviendo a ofrecer al señor Grenn el fabuloso espectaculo de sus piernas y muslos.

No tardaron en llegar a la cueva y cuando el señor Grenn vio las dimensiones no pudo evitar una exclamacion de sorpresa.

- Que maravilla! aqui se puede instalar todo lo que se quiera. Señora ha pensado en usar esto como negocio ?.

- Que tipo de negocio ?.

- Se de gente que pagaria muy bien si pudiera disponer de un sitio asi para torturar a sus negros. Y una vez que este terminada la instalacion puede ser mucho mas grande y completa que ninguna que yo haya visto.

- De verdad cree que habria quien estuviera dispuesto a pagar por usar esto ?.

- Ya lo creo señora, y bien pagado ademas. Se podria hacer un negocio fabuloso sin apenas inconvenientes, esto esta demasiado profundo como para que los negros molesten a nadie con sus gritos.

- Quien podria tener interes en torturar aqui a sus negros ?.

- No se imagina usted a cuanta gente podria interesarle, hay personas que disfrutan haciendo daño a los negros pero no pueden por que serian mal vistos en sus casas y por sus amistades. Pero la aseguro que hay otras muchas razones.

- No me diga que tambien se puede hacer negocio con eso ?.

- Si yo fuera usted no dudaria. Ojala yo dispusiera de un sitio asi.

- Señor Grenn, no conozco a nadie que desee usar ese tipo de instalaciones.

- No se preocupe, yo si, por mi oficio estoy relacionado con ciertas gentes y si aqui se hace una buena instalacion no dude que yo se la recomendare a mis clientes.

- Señor Grenn, no estara usted pretendiendo venderme mas material del que yo considero necesario ?.

- Naturalmente señora, ese es mi negocio, cuanto mas venda mejor, pero no por eso pretendo engañarla a usted, y creame cuando le digo que aqui se puede instalar un verdadero negocio de ese tipo.

- No es necesario que de momento me compre mas material, con el que me ha encargado hay mas que de sobra para empezar, pero si se dedica a eso vera que no ha gastado su dinero en balde.

Cuando se marcho el señor Grenn, despues de haber abonado los servicios de la negra, Blanche se sintio entusiasmada, nunca se habia podido imaginar que se pudiera hacer negocio con semejante cosa a pesar de que habia tenido una experiencia cuando estuvo en Natchez.

Claro, como no habia caido antes, era muy posible que Hanna y sus amigos pagaran a aquella vieja llamada la "Madam" autenticas fortunas por organizarles aquellas orgias de sexo y sangre.

La instalacion de la mazmorra empezo inmediatamente. Raro era el dia que el señor Grenn no venia con algun aparato o herramienta y permanecia en la casa hasta que terminaba su instalacion y quedaba satisfecho del funcionamiento del aparato.

Jack por su parte pasaba buena parte del tiempo con su amigo en la cueva ayudandole y aprendiendo el funcionamiento de los aparatos.

Blanche se sorprendio un dia de los que bajo, al oir fuertes martillazos. Jack estaba clavando uno de los grandes clavos en la pared.

Ya lo habia hecho con otros cuatro y de cada uno de ellos colgaban diferentes objetos. Desde los simples grilletes que aparecian en dos de ellos hasta las jaulas metalicas que pendian de los otros dos.

Blanche nunca supo si Jack ya tenia en mente esta idea cuando los compro o por el contrario habia encontrado una utilidad distinta.

- "Un hierro siempre es un hierro". Habia dicho Jack cuando le pregunto para que los queria.

Blanche se sentia contenta tanto con la marcha de las obras que realizaba el señor Heimann como con la instalacion que estaba haciendo el señor Grenn, la cueva ya de por si tetrica iba tomando un aspecto aterrador por la inquietante presencia de los aparatos de tortura.

Aun pensando que nunca jamas su cuerpo ocuparia un lugar en aquellos aparatos, su presencia se hacia amenazadora al ser iluminados por las potentes lamparas que el señor Grenn habia hecho instalar.

Solo la estancia en aquel lugar con la sospecha de ser torturado en alguno de aquellos aparatos podia triturar la voluntad de cualquier negro.

Pero el gran acontecimiento que sucedio aquellos dias en Las Cuatro Rosas fue el descubrimiento casi casual del ultimo misterio que quedaba por desvelar.

Todo ocurrio una tarde, Burt Grenn estaba trabajando en la cueva como solia hacerlo en los ultimos dias, Jack le acompañaba y Blanche habia bajado a hacerles una vista.

El fenomeno empezo de una forma solapada. De cuando en cuando procedia del agujero un rumor, al principio casi imperceptible. Blanche miraba tensa hacia Jack que parecia tan tenso como ella. Solo el señor Grenn seguia trabajando tranquilo mientras ellos miraban asustados hacia la galeria que unia el agujero con la cueva.

A medida que fue pasando el tiempo los rumores se fueron haciendo mas frecuentes e intensos y en la cueva comenzo a moverse el aire alternativamente en un sentido y otro.

Llego un momento en que Jack suspendio el trabajo que estaba realizando y dijo.

- Pues Jack se habia equivocado señorita.

Blanche oyo y entendio sus palabras mientras el señor Grenn seguia abstraido en su trabajo.

- Eso parece Jack, ya lo tenemos otra vez aqui. Dijo Blanche.

- Que tenemos otra vez aqui?. Pregunto tranquilamente el señor Grenn.

- El ruido y el aire. Aclaro Blanche.

- Alumbrame Loco, pidio Burt con absoluta tranquilidad.

En ese momento estaba tratando de fijar un pasador y requeria la colaboracion de Jack.

- La mar, dijo Burt con la mayor naturalidad cuando hubo terminado de instalar la pieza.

Ni Blanche ni Jack pudieron entender lo que queria decir Burt.

Solo cuando este repitio. La mar, y vieron como su rostro se cubria de perplejidad comprendieron que el tambien se habia sorprendido al decirlo por segunda vez.

Ni Blanche ni Jack conocian el mar, Blanche habia oido hablar de ella alguna vez el su vida como una gran extension de agua por la que navegaban los barcos pero realmente jamas habia logrado imaginar lo que la mar pudiera ser.

- No lo puedo entender. Dijo Burt. La mar esta muy lejos, a kilometros de aqui pero estoy seguro de que lo que oimos es la mar, lo he oido constantemente cuando era marinero.

- De donde vienen esos ruidos?

Fue Jack el que señalo en direccion a la galeria.

Burt Grenn tomo unos de los faroles y Blanche y Jack le imitaron. Tardaron poco en llegar a la boca del pozo de donde salian los extraños y potentes ruidos.

El gigantesco hombre alumbro la tenebrosa oscuridad asustandose al ver subir el agua con asombrosa velocidad. Blanche y Jack sabian que el agua se detendria al llegar casi al borde del agujero pero Burt no podia saberlo y se retiro precipitadamente por miedo a que la galeria fuera inundada.

Cuando se convencio de que el agua no rebosaba se acerco de nuevo y dijo.

- No se como llega hasta aqui, pero eso es la mar.

A pesar de que el fenomeno seguia siendo inconcebible para Blanche el hecho de que alguien hubiera sido capaz de darle un nombre resultaba tranquilizador.

- Loco, traete un cubo y una cuerda, tenemos que probar el agua, estoy seguro de que es agua salada.

Jack no se hizo rogar y poco despues, luchando contra las corrientes de aire llegaba hasta ellos cumpliendo el encargo de Burt.

Momentos despues este extraia un cubo de agua y tomando un poco en el cuenco de la mano la probo.

- Estaba seguro, es agua de mar.

Blanche y Jack le imitaron y pudieron comprobar el fuerte sabor salino que tenia el agua.

Jamas hasta ahora Blanche habia probado un agua de aquellas caracteristicas.

Permanecieron un rato observando el fenomeno como hipnotizados, Ni Blanche ni Jack eran capaces de imaginarse la inmensa fuerza que era necesaria para que las aguas se agitaran de esa manera pero a Burt Grenn lo unico que le extrañaba es que tal cosa sucediera a kilometros de donde estaba el mar. La fuerza le parecia perfectamente posible.

El fue quien les aseguro que el habia vivido tormentas capaces de derribar una casa y que aquello que veian no era mas que una minima muestra de lo que la mar, cuando estaba furiosa era capaz de hacer.

Blanche no le creia, era incapaz de imaginar semejante fuerza en el agua.

Grenn vio que le miraban escepticos, se daba cuenta que era incapaz de convencer a sus interlocutores de que lo que estaba diciendo era verdad.

- Por que no vamos a ver el mar?. Termino por sugerir.

Blanche dijo que si de inmediato. Tenia doble motivo para conocer lo que el señor Grenn proponia.

La primera era saciar su curiosidad, debia conocer el mar, algo que era incapaz de imaginarse por mucho que lo intentara. La segunda comprobar que el mar podia producir semejantes alteraciones en su casa.

No tardaron en regresar sobre sus pasos hasta llegar de nuevo a la cueva. Alli las corrientes de aire eran mucho menos intensas, apenas una ligera brisa si se la comparaba con la que se producia en la galeria.

Era facil entender porque. Una vez destapado el pozo en el que Hiram habia encerrado a sus hermanos hacia muchos años, este hacia las veces de chimenea permitiendo la salida y la entrada de aire por el. De esta manera los efectos apenas si eran perceptibles en la cueva y menos aun en la casa.

Cuando salieron al exterior Blanche dio ordenes a Drum para que preparara inmediatamente el carruaje que habia de llevarles al puerto.

Su intencion era encontrar un barco que les llevara hasta el mar y alli comprobar que lo que decia el señor Grenn era posible.

Mientras Drum cumplia sus ordenes, Blanche se cambio de ropa y poco despues los tres partian hacia el puerto del rio.

Gracias al pasado marinero del señor Grenn fue facil entrevistarse con el director de una de las navieras que hacia el servicio regular entre America y Europa. Este les informo que no podia atender sus deseos ya que los viajes estaban suspendidos por lo que parecia el preludio de una gran tormenta maritima.

Segun el, el mar habia comenzado a agitarse pero todavia tardaria algun tiempo en que la tormenta alcanzase su maximo apogeo.

El buen hombre les aconsejo que dejaran su idea de conocer el mar para otro dia en que estuviera mas calmado, ademas, aunque lograran encontrar una embarcacion que les acercara hasta el mar no lograrian llegar antes de que se hiciera de noche.

Blanche le dio las gracias pero no desistio de la idea. No tardaron en localizar un hombre que aseguraba que era capaz de llevarles hasta el mar si tenian la paciencia de esperar hasta el dia siguiente.

Continuara...

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

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