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Las 4 rosas (12)

en Grandes Series

De pronto senti que algo se movia a mi espalda y dirigi hacia alli la luz del farol. Creo que los ojos casi se me salieron de las orbitas al descubrir una enorme trampilla de madera que comenzaba a girar levantandose del suelo. No era un movimiento continuado, era un movimiento a saltos, tan pronto se abria unos centimetros del suelo como caia estrepitosamente cerrando la abertura. Otras veces se abria y permanecia oscilando durante un momento para despues continuar abriendose y finalmente volver a caer estrepitosamente. Mientras permanecia abierta por ella salian los terribles sonidos que despues se difundian por toda la casa, despues, cuando se cerraba se volvia a oir la profunda respiracion del monstruo llenando sus pulmones.

Parecia que el engendro del diablo que se escondia bajo aquella pesada trampilla luchaba desesperadamente por levantarla y salir de su caverna. Pero tras la estrecha rendija que se abria una y otra vez no pude descubrir mas que la mas completa oscuridad.

De nuevo dispare a las sombras seguro de que el monstruo que habia visto desde la escalera habia desaparecido por aquella trampilla y herido o no, no hacia mas que jugar conmigo.

Paso el tiempo. Pronto comprendi que las balas eran inutiles contra aquel monstruo que seguia jugueteando moviendo la trampilla para que le siguiera a su madriguera.

No me atrevi. Llego un momento donde no pude soportarlo mas y emprendi una rapida retirada. Por fortuna la niebla que me habia perseguido desde que entre en la maldita casa habia disminuido considerablemente y pude encontrar la salida casi al primer intento.

Cuando sali a la calle me parecio que el monstruo me habia seguido pero no. Fuera solo se oia el apagado ruido que procedia de las entrañas de aquella casa en la que habita el rey de los avernos.

El hombre se quedo en silencio durante un buen rato como si necesitara tiempo para conjurar sus recuerdos y volver a la realidad.

- Seguramente se preguntara usted por que fui solo ?. por que no me hice acompañar por alguno de mis hombres ?.

En primer lugar porque dudo mucho que alguno hubiera sido tan insensato como para acompañarme, ademas no estaba seguro de que tuviera el valor suficiente como para llevar adelante la hazaña, temia hacer el ridiculo.

El silencio se hizo de pronto. Esta vez Blanche si que estaba impresionada y asustada. La intensidad, la fuerza y el terror que Arthur Warner habia revivido al contar su historia se la habia contagiado penetrandola hasta lo mas profundo de su ser.

- No se crea que escarmente con aquella unica entrada en Las Cuatro Rosas.

Una semana mas tarde regrese a la madriguera del diablo. Escogi para ello una noche tranquila. Noche en la que desde el exterior no se oia el mas ligero ruido pero no se que es peor de esa casa, si sus ruidos o su silencio.

Una vez dentro me encamine directamente hacia donde me parecia recordar que debia estar la escalera que conducia hacia abajo, pronto descubri que la niebla que la otra vez habia comenzado persiguiendome ahora se me anticipaba, cada paso que daba lo hacia envuelto en una intensa niebla sofocante, crei que no seria capaz de dar con la escalera y me parecio que oi algo semejante a gigantescos pies golpeando el suelo en la lejania delante de mi. Finalmente pude encontrar la escalera y de nuevo vi brillar las decenas de ojos del monstruo al pie de la misma.

Al igual que la otra vez dispare hasta vaciar el cargador pero esta vez no solte el farol, estoy seguro de haberle acertado y de que ademas de los estampidos del revolver pude oir el pavoroso ruido de la descomunal trampilla al cerrarse de golpe.

Desde lo alto de la escalera me imagine al monstruo como un guardian permanente a la entrada del averno. Un guardian que vigilaba la llegada de intrusos para dar la alarma a sus compinches. Un guardian que al fin habia caido abatido por las fuerzas de mis balas.

En mi ingenuidad crei que aquel monstruo estaria herido o muerto al final de la escalera pero me equivocaba, cuando mis ojos se aclararon del momentaneo deslumbre que me habian producido los fogonazos del revolver baje con infinitas precauciones dispuesto a vaciar el otro revolver si era necesario. No lo fue, en el lugar que habia ocupado el monstruo estaba al igual que la otra vez, la mesa, con algunos agujeros mas, pero sin la menor mancha de sangre o de liquidos que pudieran hacerme entender que mis balas habian alcanzado el blanco. En aquellos momentos pense que habia errado todos mis disparos, hoy se que no, soy un buen tirador y no es posible que fallara tanto disparo a tan corta distancia y a un blanco inmovil. Ademas la mesa estaba atravesada por las balas. Aquel monstruo debia ser inmune a las armas de fuego y esta vez al igual que la anterior habia aprovechado los instantes de deslumbre para reunirse con sus compinches bajo la trampilla que protegia el acceso a su guarida.

Durante un buen rato me quede mirando fijamente aquella trampilla por la que habian desaparecido mis enemigos esperando el menor movimiento para comenzar a disparar de nuevo pero el silencio se hizo tan aterrador como lo habian sido la vez anterior los aullidos y los ruidos. Solo de vez en cuando se oia algo parecido a roces o rapidos movimientos pero no al otro lado de la trampilla sino en la misma estancia donde me encontraba.

Cada vez que dirigia el farol hacia el lugar donde creia haber escuchado el ruido este cesaba para reiniciarse poco mas tarde.

Cada vez que volvia a mirar hacia la trampilla me parecia que iba a encontrar ante mi un gigantesco monstruo dispuesto a engullirme.

Pero ni el mas leve ruido o movimiento procedia de detras de aquella pesada hoja de madera.

A pesar de todo, los ruidos seguian produciendose en la estancia sin que fuera capaz de descubrir su procedencia. Tarde mucho en darme cuenta de la realidad. Estaban cercandome. Mientras yo permanecia como un idiota mirando aquella enorme hoja de madera mis enemigos invisibles estaban cercandome para cortarme la retirada.

Cuando comprendi esto comence a correr como alma que lleva el diablo.

No recuerdo como sali pero de pronto me encontre en la plaza con el farol en la mano sabiendo que no volveria a entrar en esa casa jamas.

Por mi parte tanto la casa como sus demonios pueden pudrirse o perpetuarse. Nada de lo que ocurra en ella me importaba lo mas minimo.

Y si usted persiste en la idea de comprarla y finalmente la compra no se llame a engaño señora Benson, esta avisada. No espere ayuda ni del sheriff ni de sus hombres, Esa casa es la guarida del mismisimo demonio y no me arriesgare, ni arriesgare a ninguno de mis hombres por defender a una tozuda, aunque hermosa mujer que esta mas que advertida de los peligros que la esperan.

Blanche estaba asustada, realmente asustada pero las ultimas palabras de Arthur Warner sonaron a desafio y Blanche noto que las palabras brotaban de su boca contra su voluntad.

Dentro de poco usted y sus valientes hombres se divertiran en Las Cuatro Rosas y yo tendre el placer de acogerles en mi casa, Las Cuatro Rosas sera mia.

- Sabia que algun dia pasaria algo que me obligaria a intervenir en esa casa, pero no imaginaba que seria por causa de una hermosa mujer. Dijo Arthur Warner con una sonrisa de resignacion.

- No pensara en mi como una aliada del diablo ?. Verdad señor Warner.

- No lo se señora Benson, empiezo a preguntarme que fuerza la ha impulsado a venir hasta aqui y a encapricharse de esa casa.

- Puede estar seguro que no ha sido el diablo.

- No lo se señora Benson. El tiempo lo dira.

- Gracias señor Warner. Lamento haberle robado su precioso tiempo.

- No por Dios, señora Benson, no salga de este despacho dejandome con la sensacion de que somos enemigos.

- No hay nada mas lejos de mi pensamiento, señor Warner, le quedo sumamente agradecida por su informacion. Puede estar seguro que me ha ayudado mucho para hacerme una idea de aquello a lo que he de enfrentarme en caso de que decida comprar la casa. Dijo Blanche poniendose en pie para marcharse.

- Señora Benson la deseo la mejor de las suertes y no haga caso de mis palabras anteriores. En caso de que surjan complicaciones aviseme lo antes posible, procurare ayudarla en todo lo que este en mis manos.

- Gracias señor Warner, no esperaba menos despues de lo que me ha dicho Jesica de usted.

- No haga caso a Jesica señora Benson. Ella siempre ha sido una persona tremendamente delicada y agradable.

Apenas hubo salido Blanche del despacho de Arthur Warner cuando este llamo a su ayudante y le dijo.

- Quiero que un hombre salga inmediatamente hacia Bigstone y se informe de cuanto sea posible acerca de esa mujer. Mientras tanto que nadie la moleste, dejarla via libre, que haga y deshaga cuanto quiera pero deseo estar informado de todos sus movimientos.

Creo que esa mujer tiene mucho mas arrojo que la mayoria de los hombres.

Fuera ya del despacho de Arthur Warner, Blanche comenzo a meditar cuanto el sheriff la habia contado, era una historia estremecedora y horripilante, capaz de asustar al mas valiente. Empezo a cuestionarse si habria hecho bien en desafiar a tanta gente con su terquedad en querer comprar Las Cuatro Rosas.

Dio orden a Drum de llevarla hacia el puerto, queria distraerse con el continuo ajetreo de la carga y descarga de barcos, y viendo a las emperejiladas damas y a sus acompañantes.

No queria volver al Excelsior. Tenia el presentimiento de que Maurice habia contactado con el dueño de Las Cuatro Rosas y requeria su presencia para una entrevista.

Despues de lo que Arthur Warner la habia contado no se sentia con fuerzas para volver a la Plaza del mercado de esclavos para echar una mirada a Las Cuatro Rosas.

Tenia la sensacion de que con solo mirarla podia poner en peligro su vida.

La entrevista con el sheriff la habia asustado mas de lo que queria confesarse a si misma.

La hora de comer la sorprendio dando vueltas arriba y abajo por el largo camino del puerto.

Tiara vestida con las nuevas ropas que Blanche la habia comprado y calzada con los zapatos de tacon se esforzaba en cubrir a su ama con la sombrilla. Pero Blanche estaba demasiado nerviosa para disfrutar del paseo, ni siquiera disfrutaba de las miradas que los caballeros, solos o acompañados la lanzaban continuamente.

No se preocupo por buscar un lugar decente donde comer, tan solo se limito a entrar en el primer tugurio que encontro y pedir una comida similar a la que podia haber comido en casa de Moises en otros tiempos.

Su elegante presencia desperto la curiosidad de los comensales, sobre todo de los dos hombres que comian pausadamente en la mesa mas proxima hablando de cosas intrascendentes.

Durante un rato cuchichearon en voz baja, sin duda comentaban a cerca de Blanche y su extraña presencia en aquel local pero poco a poco volvieron a su conversacion.

Los hombres, eran tan poco respetuosos que sus palabras podian oirse sin dificultad desde cualquier parte del local pero mucho mas desde la mesa que ocupaba Blanche practicamente pegada a la suya.

Por la conversacion parecian capataces del puerto ya que giraba continuamente sobre los productos que habian llegado en los barcos y se ufanaban de haber descargado tal o cual barco en un tiempo minimo, debian ser hombres expertos en la materia ya que puntualizaban no solo de que era el cargamento, sino tambien en las condiciones climaticas en que se habia realizado la descarga y cuales eran los componentes del grupo que habian mandado.

De pronto uno de ellos comento que estaba pensando en trasladarse a vivir a la plaza del mercado de esclavos.

El otro solto una exclamacion de incredulidad para añadir finalmente que el no se iria a vivir alli ni por todo el oro del mundo.

Conto la historia de un amigo comun que hacia dos años que se habia ido a vivir alli y desde entonces se le veia cada vez mas demacrado y sin fuerzas.

- Es porque no duerme, concluyo el narrador de la historia.

- Yo si dormire, a mi me importan un bledo los ruidos y las mentiras que se cuentan sobre esa casa.

- Eso decia el.

- Cuando yo llegue a casa reventado de cargar sobre el lomo sacos de lo que sea ya me pueden echar ruidos, aullidos, fantasmas y demonios.

- Eso decia el. Repitio machaconamente su interlocutor. Sabes lo que dice ahora ?.

- De ese se puede esperar cualquier cosa, siempre ha tenido una vena de chiflado.

- Dice que hace unos meses vio moverse luces dentro de la casa.

- Esa casa siempre ha estado deshabitada, o es que ahora los fantasmas necesitan ademas de cadenas, lamparas para saber donde pisan ?. Dijo el hombre riendose.

- Si, tu riete, yo ya lo he oido a otras personas.

- Claro, y dentro de poco se lo habras oido a todo Nueva Orleans, vasta que un chiflado se invente una nueva historia sobre esa casa para que la noticia corra como reguero de polvora y haya cientos de locos que digan haber visto lo mismo que el chiflado que lo invento.

- Si, tu te haces el valiente pero nunca te he oido decir que quisieras comprar esa casa.

- Si yo tuviera dinero para comprarla ten por seguro que lo haria.

- Pues ahora piden bien poco y si esperas unos meses seguro que el viejo dueño volvera a bajar el precio.

- Cuanto pide ahora ?.

- El se empeña en pedir cuarenta mil, pero estoy seguro que si alguien le ofreciera la mitad se moriria de contento.

Blanche se sentia anonadada, desde que habia decidido comprar Las Cuatro Rosas el tema la perseguia constantemente. Ni siquiera en un tugurio del puerto era capaz de verse libre de el. Pero se alegro de haber oido la conversacion. Por un lado habia confirmado que la historia contada por Arthur Warner era verdad, como debian ser verdad, al menos en parte, todas las historias que en lo sucesivo pudiera oir al respecto. Por otro lado se habia enterado de que el dueño habia hecho una sustancial rebaja en el precio. Sin querer se pregunto si Maurice seria tan integro como todos parecian creer?

El resto de la tarde la paso paseando por el puerto, viendo a los pescadores que con sus largas cañas permanecian inmoviles durante horas para arrancar al rio un misero pez de vez en cuando.

Se preguntaba que podrian pensar aquellos hombres durante las largas horas de espera.

A algunos se los imaginaba con los cerebros vacios, sin que una idea pasara jamas por ellos. Parecia que su unica mision en la vida era sentarse sujetando durante horas una caña en las manos y sintiendose molestos incluso cuando tenian que recoger el sedal para sacar el pez del agua.

A otros se los imaginaba con el cerebro lleno de ideas, ideas que bullian continuamente sin poder ser atrapadas por sus dueños, ideas brillantes, ideas vulgares que se mezclaban y entrelazaban para formar un amasijo del que era imposible desenredar las genialidades de las vulgaridades.

Claro que la clasificacion que Blanche hacia estaba influenciada tan solo por el aspecto exterior del individuo, segun lo agradable o desagradable que le resultara su presencia.

Tambien suponia en una minoria de aquellos hombres, ideas brillantes poniendose en orden precisamente en aquellos momentos de relajacion. Ordenandose para dar sus frutos dias o años despues.

Quien es capaz de saber cuanto tiempo tarda en madurar una idea?, a veces surge como un relampago, fuerte, energica impetuosa y fructifica o se esfuma en cuestion de segundos pero nadie puede decir cuantos dias o quizas años llevaba madurando en el cerebro.

Por el contrario, a veces, la idea nace perfecta desde el principio y permanece en el individuo esperando una oportunidad para desarrollarse hasta que finalmente muere con el mismo individuo sin haber tenido la ocasion de fructificar.

Que extraño es el cerebro humano, se dijo Blanche pensando en que precisamente ahora que estaba preocupada y con miedo, su cerebro divagaba sobre el nacimiento y la generacion de ideas.

Se pregunto si estas mismas ideas la podian haber surgido hacia cinco años, cuando asustada y hambrienta se decidio a entrar en la taberna de Moises buscando un lugar entre las otras prostitutas.

No, estaba segura que entonces no se la habrian ocurrido semejantes ideas, mas no sabia bien por que, su cerebro era el mismo pero las circunstancias eran distintas.

Mi cerebro es el mismo ?. Se pregunto despues de haber hecho la anterior reflexion. Evidentemente no. Puede que si en cuanto a su contenido fisico pero no en cuanto a su contenido espiritual, sin duda con el paso de los años habia aprendido a organizarse mas ordenadamente, a elaborar mas y mejores ideas, pero sobre todo habia recibido mas informacion y esa informacion habia modificado sus antiguas ideas, modificando unas, arrinconando otras y haciendo surgir otras nuevas que parecian no tener nada que ver con las anteriores pero que sin duda eran su materia prima. Por ultimo estaban las circunstancias que la rodeaban, sabia que esas circunstancias modificaban las ideas hasta el punto de no reconocerlas pasadas las circunstancias y el tiempo.

Se recordaba a si misma tramando en aquella calurosa y ya lejana tarde de verano la muerte de Peter Benson para robarle y se aterraba de que semejante idea pudiera haber pasado por su cabeza.

Se recordaba mientras robaba al pobre viejo cortando las cuerdas por debajo de la carreta y se pregunto si ahora seria capaz de hacer semejante cosa ?.

La respuesta fue negativa. Ya no necesitaba ni matar ni robar para sentirse inmensamente rica.

Reconocio que ya no tenia ninguna necesidad que no pudiera ser satisfecha, podia dedicarse toda su vida a vivir sin complicaciones, gozando de lo que la vida la ofreciera en cada momento sin temor a que su fortuna se acabara.

Continuara.

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

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