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Las 4 rosas (21)

en Grandes Series

- Cuantos años tienes Hanna ?. Termino por preguntarme.

- Doce.

- Pues sino has tenido todavia la regla no tardaras en tenerla.

Dijo sin aclararme de que se trataba.

- Pero que es?. Insisti

- Una cosa que nos ocurre a las mujeres cuando ya estamos en condiciones de tener hijos.

Me quede asombrada, no me imaginaba que mi prima estuviera en condiciones de tener un hijo, para mi el tener un hijo era una cosa que ocurria porque si, pero siempre les ocurria a las personas mayores, no a las niñas, Cecilia era todavia una niña, un poco mayor que yo, eso si pero no por eso dejaba de ser una niña.

- Tu puedes tener hijos Cecilia ?.

- Supongo que todavia no, pero algun dia los tendre.

Las palabras de Cecilia aumentaron mas mi admiracion por ella.

- Yo tambien podre tener hijos? Pregunte ingenuamente.

- Claro, algun dia tendras tu primera regla y sabras que tu tambien puedes tener hijos.

- Que es la regla? Cecilia.

- No lo se muy bien, pero si se que una vez al mes y durante unos dias las mujeres sangramos por el mismo sitio que orinamos, eso es la regla y eso indica que podemos tener hijos.

- A las negras tambien les ocurre.

- Si claro, a las negras tambien.

Entonces conte a Cecilia el incidente ocurrido hacia ya tiempo con la negra y llegamos a la conclusion que debia haber sido eso lo que habia provocado las iras de mi madre.

De momento no comprendi porque mi madre la habia castigado tan enfurecidamente, si era un proceso natural por que habia que castigarla?.

Entonces Cecilia me conto que habia formas de evitar que la sangre corriera por las piernas poniendose un paño que la absorbiera porque era vergonzoso que los demas se dieran cuenta de que sangrabamos por ciertas partes cada poco tiempo.

Entonces pregunte a mi prima si a los machos no les ocurria lo mismo.

Su respuesta fue contundente. No a los machos no les ocurre eso nunca. Ni a los hombres tampoco.

Una vez mas senti vergenza de ser mujer. Por que a los hombres no les ocurria?.

Por primera vez Cecilia no fue capaz de responder satisfactoriamente a mi pregunta.

- Ellos son distintos. Dijo, pero no me aclaro el porque.

Durante dos o tres dias segui dandoles vueltas al asunto y me surgieron varias preguntas pero no me atrevia a preguntar a mi madre, sabia que ella consideraba vergonzoso hablar del tema.

Finalmente abrumada por el peso de los interrogantes me decidi a abordar de nuevo a Cecilia aprovechando que habiamos salido a pasear sin nuestros caballitos. Me daba vergenza hasta hablar de ello delante de las negras.

- Cuando tendras un hijo ?. Pregunte a bocajarro cuando estuve segura de que nadie podia oirnos.

- Cuando sea mayor, me enamore, y me case con un hombre. Respondio sin titubear, pero su seguridad fue para mi causa de una nueva duda.

Que tenia que ver el amor y el casamiento con tener o no tener un hijo?. Hasta ese momento habia pensado que las mujeres tenian los hijos cuando llegaba su tiempo, un poco como las frutas de los arboles, por lo que no encontraba la relacion alguna con los hombres.

- Te gustaria tener un hijo?.

- Si, claro.

- Entonces por que tienes que esperar a ser mayor y a casarte con un hombre ?.

- Los hombres son necesarios para tener hijos.

Cada vez me sentia mas confusa. Estaba sumida en un mar de dudas pero no sabia que preguntar para empezar a aclararme.

Cecilia y yo caminamos un buen rato en silencio, yo sumida en mis dudas, ella sumida en las suyas. Habia captado que en lugar de aclararme nada me habia confundido mas. Queria decirme y mostrarme mas cosas pero no sabia cuales podian ser las consecuencias de aquello que tenia que enseñarme. Seguramente temia que me escandalizara y fuera a contarle todo a mi madre.

De pronto Cecilia pregunto.

- Hanna, si te enseño mas cosas no lo contaras a nadie?.

Me senti ofendida porque Cecilia pudiera pensar que yo era capaz de traicionarla. Al parecer no se habia percatado de lo que sentia por ella.

- Puedes estar segura que no dire nada a nadie.

- Juralo.

- Lo juro. Conteste sin titubear. Hasta entonces habia hecho muchos juramentos de niña que no tenian ningun valor. Despues he hecho otros muchos con un valor mas que dudoso, pero te aseguro que en aquel instante mi juramento tenia el autentico valor de lo que se entiende por juramento. Me hubiera dejado matar antes de delatar a mi prima.

- Necesitamos un macho y una hembra, me dijo

Por la forma en que lo dijo comprendi que lo que queria hacer con ellos debia ser algo malo y vergonzoso.

No nos fue dificil localizar lo que necesitabamos. Basto con que nos acercaramos a las chozas de los esclavos, en sus inmediaciones localizamos una hembra ya madura y un joven macho. Nos retiramos con nuestras victimas a un lugar apartado donde estabamos seguras de no ser descubiertas por nadie.

Yo me sentia nerviosa e intrigada, no sabia lo que iba a pasar pero era consciente de que era algo prohibido.

Por fin Cecilia encontro el lugar que la parecio apropiado. Antes de hacer nada corto una fina rama de un arbol a la que quito las hojas antes de darmela, ella se armo con otra rama.

- Desnudaros. Ordeno a los negros.

Titubearon un poco, pero despues de que Cecilia les azotara las piernas con la fina vara, se despojaron de sus sucias y asperas ropas.

De inmediato descubri las diferencias tipicas entre un macho y una hembra. La hembra era practicamente como yo y como Cecilia, a excepcion de los pechos que en ella estaban completamente desarrollados, mientras que en mi eran practicamente inexistentes. Tambien a la altura del bajo vientre tenia un apretado triangulo de ensortijado vello.

Pero lo que vi en el macho me causo horror. Tenia un grueso y largo apendice que colgaba entre sus piernas sobre un abultamiento cubierto de vello.

Cecilia parecia estar acostumbrada a la vision de semejantes cosas ya que ni lo uno ni lo otro la afecto lo mas minimo.

Fue entonces cuando descubri que los hombres y las mujeres no somos iguales. Que hay dos sexos claramente diferenciados y que yo no era ningun hombre castrado, era una mujer muy semejante en forma a la hembra que teniamos delante.

Cecilia les hizo evolucionar delante de nosotras para que se mostraran en distintas posturas, de manera que mis avidos ojos fueron descubriendo las diferencias.

Fue asombroso para mi descubrir que aquel pingajo, que al comenzar colgaba flacido entre las piernas del macho, se iba poniendo rigido y elevandose a medida que le haciamos dar vueltas y mostrarse en las posturas mas atrevidas.

Con la exhibicion, Cecilia habia conseguido mostrarme las diferencias que habia entre un macho y una hembra pero ella queria ir mas alla, y enseñarme por que eran necesarios los machos para tener hijos, asi que cuando supuso que yo habia captado suficientemente las diferencias entre uno y otra, ordeno a la negra tumbarse en el suelo con las piernas abiertas.

- Atiende Hanna, me dijo. Es necesario que la parte rigida del macho entre en el cuerpo de la hembra para que ella pueda tener un mamon.

La idea me asusto. No era capaz de imaginarme por donde podia entrar aquel grueso y repugnante cilindro sin matar a la hembra.

Por otro lado, el rostro de esta no expresaba el menor entusiasmo al oir las palabras de Cecilia. Es mas, parecia implorar en silencio que tal cosa no ocurriera.

- Montala negro, montala y hazla un mamon.

Vi como el macho se tumbaba sobre la hembra apuntando el rigido sexo a la apretada hendidura que se abria entre los muslos de la negra.

- No amita, no, dijo varias veces la negra, como si temiera que su vida fuera a ser puesta en peligro.

- Callate negra del demonio y abre bien las patas. Grito Cecilia.

Atonita pude ver como el rigido sexo del macho comenzaba a abrirse camino entre los muslos de la negra. Me parecia imposible que tal cosa ocurriera sin que la hembra soltara gritos desgarradores ni que la sangre se derramara en abundancia por lo que yo suponia que era una importante herida.

El negro, ajeno al sufrimiento que debia estar produciendo en la hembra, seguia moviendose haciendo entrar y salir el ariete de sus entrañas, incrementando paulatinamente el ritmo hasta ser un rapido y continuo vaiven.

La negra seguia quejandose, pero no gritando, mas bien eran suaves suspiros o quejidos al tiempo que movia la cabeza de un lado a otro.

No puedo decirte cuanto duro aquello pero de pronto el negro parecio recorrido por calambres antes de quedarse quieto sobre la negra.

Cecilia los separo con el pie. Mientras el negro se levantaba, me fije en una mancha blanquecina y repugnante que se habia formado entre los muslos de la negra, justo alli por donde habia penetrado el grueso cilindro del macho.

- Podeis marcharos. Ordeno Cecilia mientras yo veia que el hasta hacia poco rigido sexo del macho, volvia a tomar la postura abatida que tenia al principio.

- Supongo que no te estoy descubriendo nada que no sepas Blanche, dijo Hanna, interrumpiendo un momento su relato, pero en aquel momento me jure que nunca permitiria que nada semejante a aquello entrara en mi cuerpo por semejante sitio.

- Eh, vosotros, llamo Cecilia.

Los negros regresaron, ella compungida e incluso secandose algunas lagrimas que habian corrido por sus mejillas.

- Si contais a alguien lo que aqui ha pasado nos arreglaremos para castigaros lo mas fuerte que podamos. Advirtio mi prima.

Una vez los negros hubieron desaparecido nos quedamos en silencio, las dos eramos conscientes que habiamos hecho algo que no deberiamos haber hecho y meditabamos en las consecuencias de lo que pudiera ocurrir si se descubria el asunto.

Fue Cecilia la primera en reaccionar.

- Has comprendido ?.

- Que ?.

- Que si has comprendido por que es necesario un hombre para tener un hijo ?.

- No, sigo sin entenderlo. Dije con la mayor sinceridad.

Para mi aquello no habia sido mas que una serie de sucias escenas que poco tenian en comun con la hermosa idea de un niño.

Mientras el macho estaba dentro de la hembra ha soltado su semilla y si fructifica, dentro de unos meses a la hembra se le hinchara la barriga y tendra un mamon. Explico Cecilia.

Volvi a sentirme decepcionada. Todo aquello lo habiamos montado para que al final lo mas importante hubiera ocurrido fuera de mi vista y en el mas absoluto de los secretos, ademas los resultados solo serian visibles mucho tiempo despues de que los hechos hubieran ocurrido.

Por primera vez pense que Cecilia me estaba engañando. Todo era demasiado guarro y repugnante para que de aquello pudiera formarse un hermoso niño.

Durante unos dias odie a Cecilia, intuia que tenia razon pero me era dificil enfrentarme a la realidad. Como podia yo imaginar que mi madre se habia dejado hacer tales cosas por un hombre, mi padre, y que como consecuencia de ello habia nacido yo.

Por otro lado, yo sabia que mi madre se dedicaba ya a la cria y a la seleccion de negros. Como podia yo soportar que ella se dedicara a ordenar y a supervisar tales actos.

Queria a mi madre, a mi padre no lo he conocido, murio antes de que yo naciera, pero tambien le queria y mi madre cuando hablaba de el lo hacia con cariño, respeto y admiracion.

Como se puede querer y respetar a una persona que obliga a una mujer a semejantes torturas?.

Por otro lado estaba Cecilia, sabia que no me habia engañado y que las cosas debian ser como ella me habia mostrado.

Vivi en un mar de confusiones hasta que la curiosidad natural me obligo a confiar en mi prima para averiguar mas sobre el asunto.

La confianza renacio a raiz de una conversacion que sorprendi entre mi madre y una de sus negras de confianza. Una negra que supervisaba las cosas de la casa.

Aquel dia estaba decidida a tomar a mi hembra y salir a dar un paseo sola, todavia estaba demasiado enfadada con Cecilia como para desear su compañia.

Mi madre y la negra hablaban en voz alta, seguro que pensaban que yo estaria durmiendo todavia.

- Habria que llamar al orden a esas niñas, ama. dijo la negra.

- Que han hecho ahora esos diablillos?

- Hace unos dias se llevaron a Yot y su hijo al monte y los obligaron a juntarse.

Mantuve el aliento durante unos instantes, Temi que mi madre gritara llamandonos a Cecilia y a mi para echarnos una buena reprimenda.

- No me digas que han hecho eso?. Dijo mi madre incredula. En su voz no se notaba enojo, mas bien diversion.

- Eso han hecho ama.

- Esas niñas son unos diablos. Añadio mi madre.

- Le digo a Yot que si se lo vuelven a ordenar desobedezca y salga corriendo?.

Mi madre tardo unos momentos en contestar.

- No, no digas nada, era un experimento que tenia ganas de hacer con Yot o con cualquier otra hembra. Por otro lado ya va siendo hora que Hanna empiece a aprender cosas de la vida.

- Pero si se ha quedado preñada puede parir un monstruo.

- Un monstruo o un fenomeno, que importancia tiene eso.

Continuara.

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

    Relato protegido e inscrito en el registro de propiedad intelectual.