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Las 4 rosas (44)

en Grandes Series

- Gracias señorita, Jack lo pasara lo mejor que pueda. Dijo el hombre momentos antes de desaparecer tras la puerta del amplio salon.

Blanche se encontro a solas con los cuerpos desnudos de las negras y penso que ese era tan buen momento como cualquier otro para empezar a educarlas en los refinamientos del placer sexual.

- Tu, dijo dirigiendose a una de las negras, ve a buscar a Tiara y dila que traiga una jofaina con agua tibia.

La negra hizo intencion de vestirse para ir a cumplir la orden de Blanche pero esta dijo.

- No hace falta que te vistas, vete asi como estas.

La negra la miro sorprendida pero se abstuvo de hacer el menor comentario y salio para cumplir la orden de su ama.

Poco despues Tiara llegaba cargada con la jofaina y caminando lentamente para evitar derramar el agua.

- Me ha mandado llamar ama ?. Pregunto sorprendida al ver desnudas a todas las negras de la casa.

- Si, quiero que laves el coño y el culo de todas las negras.

La impresion que las palabras de Blanche causaron en Tiara fue tal que casi se le cae la jofaina al suelo.

- Yo ama ?. Se atrevio a preguntar la negra con voz temblorosa.

- Si, tu, y como note que no lo haces bien te entregare a los machos para que pasen una buena noche contigo.

- No ama, no, los machos no. Contesto Tiara pasados unos segundos.

- En ese caso ya puedes aplicarte. Ordeno Blanche pensando si a Tiara no la pasaria lo mismo que a Hanna. Siempre se habia distinguido por su devocion hacia ella y Blanche comenzaba a preguntarse si aquella devocion no seria mas que miedo a los machos.

Blanche pudo regalarse viendo como la primera negra se acuclillaba sobre la jofaina y Tiara de rodillas ante ella metia sus manos entre los muslos de la hembra procediendo a enjabonar y despues lavar sus zonas mas intimas.

- Que no se olvide el culo. Recomendo a Tiara cuando vio que esta trataba de dar por terminada la labor higienica de la hembra olvidandose de tan delicado punto.

Tiara hubo de repasar de nuevo la zona hasta que Blanche la aviso de que ya era suficiente.

Una ver la primera negra estuvo lista la ordeno venir a ponerse a cuatro patas tras ella y sentandose sobre su espalda encontro un comodo soporte para seguir observando como Tiara procedia a la minuciosa higiene de todas las hembras.

- Tu, dijo dirigiendose a otra negra al tiempo que se ponia en pie, sustituye a esta que esta a cuatro patas para que ella vaya a buscar a los machos.

Si una negra hubiera podido ponerse palida Tiara se hubiera puesto al oir las palabras de su ama.

La negra que hasta ese momento habia servido de asiento a Blanche partio a cumplir su orden mientras un silencio expectante se hacia en el amplio salon.

Sin duda todas las negras pensaban en lo que ocurriria cuando llegaran los negros. Que tendria su ama en mente ?.

Blanche se sintio importante sabiendo que el destino de todas aquellas hembras y el de los machos que estaban por llegar dependia de ella, de su humor y de sus caprichos.

Los negros llegaron en tropel pero apenas llegados guardaron un silencio expectante mientras observaban complacidos el atrayente espectaculo que formaban los desnudos cuerpos de sus compañeras.

- Desnudaros vosotros tambien. Ordeno Blanche.

Contra toda suposicion los negros fueron mas reacios a quitarse las bastas y pocas ropas que llevaban, que lo que habian sido las negras.

Parecia como si toda la facilidad que tenian para desnudarse ante una hembra y montarla la hubieran perdido al encontrarse en grupo desnudos ante ellas.

La mayoria de las hembras tampoco apartaban la vista de sus desnudos compañeros comenzando a sonreir y a cuchichear entre ellas aumentando la sensacion de vergenza de los machos. Alguna hubo que apunto descaradamente su indice hacia el apendice colgante de los negros.

Blanche aprovecho la ocasion para ordenarla que lavara el sexo de uno de los negros hacia los que habia apuntado produciendole una respetable y casi instantanea ereccion.

Quiza en otro momento Blanche le hubiera ordenado al negro que montara a la negra a la vista de todos pero queria que esta noche fuera una noche especial. Una noche en la que se celebraria una orgia general como punto de partida para la nueva etapa que se aproximaba.

Una tras otra las negras hubieron de lavar el sexo de sus compañeros, incluso Drum fue agasajado con tal obsequio por parte de una negrita que le trato con infinito cuidado, sabia que aquel negro era, despues de Blanche y Jack, el mas poderoso de la casa y puso especial cuidado en hacerle las cosas con delicadeza.

Tan solo Lamoro, Barza y Derim estaban ausentes en el momento en que Blanche dio orden de cada uno escogiera su compañero o compañera y se entregaran a la saludable tarea de hacer el amor.

Al principio hubo algunos reacios y reacias pero finalmente los negros cuerpos se fundieron en suspirantes abrazos y ritmicos movimientos que se prolongaron mucho mas tiempo del que cada pareja necesitaba por separado. Parecia como si la accion comun posibilitara la prolongacion del espectaculo que unos se ofrecian a otros y nadie queria ser el primero en acabar aquella fascinante sensacion que experimentaban por primera vez en sus vidas.

Ocurrio varias veces que despues de concluido un encuentro la pareja se deshacia para formar cada uno de los componentes una nueva con otros de los participantes.

Blanche terriblemente excitada gozaba siendo la directora de aquellos cuerpos revueltos y sudorosos por el placer y el prolongado ejercicio.

Pero Blanche no solo gozaba por observar a sus negros en tan intimas relaciones sino que los catalogaba mentalmente para darles mas tarde cometidos mas acordes con sus innatas disposiciones.

Finalmente la ultima pareja termino por caer exhausta al suelo entre las agitadas respiraciones de sus compañeros y Blanche se retiro a su habitacion para gozar del placer conjunto y prolongado que la dieron al mismo tiempo Lamoro y Tiara.

Blanche tuvo la sensacion de que Tiara se esforzaba mucho mas que de costumbre en atenderla correctamente.

La joven no pudo evitar en pensar lo que sentiria la esclava hacia ella despues de haber tenido que limpiar un buen numero de sexos y culos extraños.

La importaba muy poco lo que la negra pudiera sentir pero ella sentia un cierto regusto al demostrarla que podia hacer con ella lo que la viniera en gana.

El dia siguiente lo paso un tanto nerviosa. El acudir a casa de Arthur y de Margaret la sumia en cabalas de como podia ser recibida.

El hecho de que Arthur la hubiera invitado no era ninguna garantia de que su mujer la diera la bienvenida. Posiblemente el, al igual que la mayoria de los hombres, no habia pensado mas alla de sus narices al creer que a Margaret la podia gustar conocer a una colega que la recordara su pasado.

Posiblemente Margaret habia hecho esfuerzos durante años para olvidar su pasado y para que fuera olvidado por aquellas personas con las que se relacionaba dentro del nuevo estatus.

Seguramente se mostraria mas digna y quisquillosa que si no tuviera nada en comun con Blanche.

Lo que en principio le parecio una ventaja para conseguir no ser molestada por Arthur se la antojaba ahora como un problema añadido.

Ella sabia muy bien lo facil que es cambiar la opinion de un hombre cuando es la mujer que quiere la que le induce a ello.

Una vez mas se preguntaba si habia hecho bien en descubrir sus cartas ante el maximo representante de la ley y el orden?

A pesar de sus nervios procuro no faltar al protocolo y antes de que el sol se hubiera puesto el carruaje la dejo ante la gran escalinata que ascendia hasta la puerta principal de la residencia de Arthur.

Lo primero que llamo la atencion de Blanche fue el cuidadisimo jardin que rodeaba la magnifica mansion y la deslumbrante librea de los negros que acudieron a sujetar las rienda de los caballos y a abrirla la portezuela del carruaje.

En lo alto de la escalinata le esperaba una mujer joven todavia, de aspecto altivo, distinguido y cuyos ropajes realzaban su esplendida y serena belleza.

Tras ella un robusto negro sujetaba una sombrilla que protegia a su dueña de los ya escasos rayos del sol.

Era evidente que la sombrilla no era necesaria pero su presencia aumentaba el porte y la dignidad de la dueña de la casa.

Con paso agil la mujer bajo a su encuentro e inmediatamente la dio un beso de bienvenida al tiempo que decia.

- Blanche te agradezco que hayas aceptado nuestra invitacion.

- Soy yo la agradecida, señora Warner, han sido ustedes muy acogedores.

- Por favor Blanche tuteame, me sentire mejor. Supongo que sabes que me llamo Margaret.

- Si, ya lo sabia, Arthur me lo dijo ayer.

Tendras que disculparle, un asunto urgente le va a retrasar mas de la cuenta, posiblemente tengamos que cenar solas.

A pesar del tono franco de Margaret, Blanche intuyo que el retraso de Arthur podia deberse mas a discrepancias entre la pareja que a un motivo que hiciera su presencia imprescindible.

- Perdoname Margaret, podemos dejar la cena para otro dia en que Arthur no este tan ocupado.

- No por Dios. Espero que la ausencia de mi esposo no sea ningun impedimento para que podamos sentirnos agusto. Tengo muy pocas ocasiones de tratar con personas en esta ciudad.

- Supongo que el cargo Arthur te deparara mas ocasiones de trato social del que muchas veces desearas.

- Asi deberia de ser pero no lo es, ni se perdona ni se olvida mi pasado. Dijo Margaret en un tono de resignada aceptacion.

- De que tienes que avergonzarte ?. Pregunto Blanche tratando de dar a entender que no sabia nada.

- Por favor Blanche no finjas no conocer mi pasado, estoy segura de las buenas y piadosas lenguas de la ciudad te habran puesto al corriente de lo que hacia antes de conocer a Arthur.

- Lo vas a creer o no, pero tengo muy poco trato todavia con las "buenas gentes" de esta ciudad y no estoy al tanto de lo que se cuenta entre esas "buenas gentes".

Margaret la miro escrutadora como si quisiera adivinar si decia la verdad o no.

- Es igual, en el fondo me da lo mismo que lo supieras o no. Lo cierto es que hace años me dedique a lo mismo que tu, hasta que un dia encontre a Arthur. Me parecio tan buena persona, tan caballero que rapidamente me enamore de el. Al principio no le di mas importancia, crei que era una mas de las veces que sentia lo mismo por un caballero autenticamente distinguido pero a medida que pasaron los dias mi sentimiento hacia el fue aumentando hasta el punto que esperaba ansiosa su llegada.

Perdoname Blanche, es posible que te aburra con mi historia pero es que tengo tan pocas ocasiones de hablar de estas cosas.

- Por favor Margaret, sigue hablando si es que deseas aliviar tu corazon.

- Lo hare Blanche, no dudes que lo hare a poco que me des la oportunidad pero antes dejame que cumpla contigo las obligaciones de anfitriona.

Durante un buen rato Margaret fue enseñando a Blanche la casa sin apenas hacer comentarios, parecia como si Margaret no quisiera influir en la opinion que Blanche debia formar de las residencia de los Warner.

Blanche pudo comprobar que la casa era bastante mas pequeña que Las cuatro Rosas pero que toda ella estaba amueblada de una forma seria y sobria que comunicaba un sentimiento de serenidad y fortaleza que reflejaba en buena parte el caracter de Margaret.

Las negras que formaban el servicio estaban vestidas de la misma forma seria y elegante.

Inmediatamente la llamo la atencion el ver que cada una parecia conocer perfectamente su sitio y que Margaret no tenia necesidad de alzarles la voz para ser atendida inmediatamente.

Era evidente que todas las negras sabian quien mandaba en la casa pero ello no venia impuesto por el miedo al castigo sino por el respeto que sentian hacia su dueña y que emanaba de Margaret de una forma natural.

Finalmente se sentaron en comodos sofas y sin que nadie lo ordenara una negra de mediana edad vino a servirlas unos refrescos.

- Ordena usted algo mas ?. Pregunto la negra una vez hubo concluido.

- No gracias, puedes retirarte. Si te necesitamos ya te llamaremos.

Blanche se sorprendio profundamente al oir a Margaret dar las gracias a una negra. No sabia si tomarlo como una payasada o como otra cosa, pero el tono natural con que Margaret lo dijo la indujo a pensar que aquella frase de agradecimiento era moneda corriente en aquella casa.

Discretamente la negra se retiro despues de echar una mirada a su alrededor y asegurarse que todo estaba en orden.

- Te contaba, Blanche, que desde el principio me enamore de Arthur pero que hube de esperar algun tiempo para volver a verle despues de aquella primera ocasion. Pasaron mas de quince dias entre su primera y su segunda visita, luego vino a verme con mas frecuencia hasta que un dia me propuso que nos casaramos.

Al principio crei que se reia de mi. Yo sabia que el era el sheriff de Nueva Orleans y lo que menos me podia imaginar era que un hombre de tal categoria quisiera tener algo que ver conmigo fuera de la cama.

Lo cierto es que hablaba en serio y poco despues nos casamos.

Los primeros dias fui intensamente feliz hasta que me di cuenta que mi presencia a su lado como mujer no solo despertaba recelos y sonrisas malevolas, sino que tambien parecia que podia influir en su carrera.

Comprendi que habia hecho mal en ceder a sus deseos y le propuse que nos divorciaramos. Por nada del mundo queria que la unica persona a quien amaba pudiera sufrir por mi causa.

Fue la unica vez que vi llorar a Arthur hasta que finalmente tuvo la ocurrencia de preguntarme que si le amaba.

Que podia yo contestar a semejante pregunta? Por un lado no queria perjudicar su posicion social, y por otro no deseaba que pudiera pensar que le habia usado para que me sacara de aquella casa a la que estaba dispuesta a regresar si era necesario, con tal de no perjudicarle.

Continuara...

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

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