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Las 4 rosas (17)

en Grandes Series

- Y que ?. dijo Blanche intrigada por la conclusion final a la que Jack parecia estar aproximandose rapidamente.

- Pues muy sencillo. Que usted va a necesitar alguien que vigile para que los negros no se escapen. Y ese alguien puede ser Jack y mis perros, bueno, mis perros o los suyos, me da igual manejar a unos que a otros.

- Asi que aspiras a ser tu quien te encargues de evitar que mis negros se escapen de la casa.

- Justamente señorita.

- Para eso deberias tener suficiente valor para entrar en ella.

Por unos momentos Jack parecio cogido en una trampa. Luego dijo.

- No seria imprescindible, yo y mis perros podiamos montar guardia fuera, los negros que quisieran escaparse tendrian primero que salir por algun sitio y si alguien quisiera entrar con malas intenciones tendria que hacerlo saltando la pared.

- Y de que me serviria tu vigilancia si el peligro estuviera dentro?.

- Todavia no he visto que usted se haya atrevido a entrar ?.

- Cuando yo me decida a entrar tu lo haras conmigo ?. Pregunto Blanche sabiendo que ponia en un aprieto al loco Jack.

Este tardo en contestar, sabia que habia llegado el momento de comprometerse en serio con aquella mujer o renunciar.

- No lo se señorita. La cabeza de Jack no sabe todavia lo que tendra que hacer cuando llegue el momento.

- La cabeza de Blanche sabra lo que tiene que hacer cuando sepa lo que la cabeza de Jack ha decidido. Dijo Blanche parodiando la forma de hablar de Jack.

Jack guardo silencio. Un silencio que se prolongo hasta que Blanche dio por concluida la conversacion e inicio el regreso hacia el carruaje donde pacientemente esperaba Drum.

De regreso al Excelsior, Tiara la trasmitio el mensaje de que la negra de la señora Lewis habia traido. La señora Lewis la invitaba a subir a su habitacion para charlar un rato cuando llegara.

Blanche se sintio halagada, parecia que la charla con Jesica tomaba camino de hacerse algo cotidiano. La halagaba la idea de que aquella poderosa mujer quisiera su compañia de una forma repetida.

Era el mejor indicador de la importancia social que estaba adquiriendo rapidamente.

Poco despues Blanche golpeaba con sus nudillos en la puerta de la habitacion de Jesica.

La joven negrita acudio a abrir la puerta cediendola respetuosamente el paso.

- Pasa Blanche, pasa, mi hija Hanna esta deseando conocerte. Dijo Jesica esbozando una amplia sonrisa.

Hola Blanche, dijo Hanna poniendose en pie sobre el cuerpo del negro que servia de apoyo a sus pies y a los de su madre. Luego bajo de el y se encamino a su encuentro. Tras un rapido intercambio de besos Blanche comprobo que Hanna, la hija de Jesica era una bonita joven que podia tener veintidos o veintitres años.

Desde el principio Blanche tuvo la sensacion de que el rostro de aquella joven la era conocido pero no lograba recordar por que.

Por el contrario Hanna no dio muestra alguna de recordarla o reconocerla.

- Asi que tu eres Blanche!. dijo Hanna echandola una mirada rapida y penetrante.

Llevo toda la tarde con mi madre y no ha parado un momento de hablar de ti.

- Gracias Jesica, tampoco es para tanto.

- Si debe serlo, dijo Hanna, porque estaba fuera de la ciudad y a mi regreso he encontrado que todo el mundo, aparte de mi madre, habla de ti.

- Mientras hablaban habian caminado hacia los comodos sillones, al sentarse habian puesto los pies sobre el cuerpo del siempre presente esclavo.

Blanche observo que a cada lado del sillon de Hanna habia un esclavo de rodillas, un macho a su derecha y una negra a su izquierda entre los sillones de Hanna y Blanche .

Apenas hubo tomado asiento la hembra se apresuro a descalzarla y comenzo a besarla los pies.

Para Blanche no solo era un halago sino tambien un placer.

Hanna hizo una ligera seña al macho y este tomo los finos botines de Blanche y comenzo a lamerlos retirandoles con la lengua y la saliva el polvo que tenian adheridos.

Blanche trato de hacer como que no se enteraba pero la accion la llamo tan poderosamente la atencion que durante unos momentos no pudo apartar la vista del negro.

- Mi hija es un poco excentrica y muy exigente. Comento Jesica.

- Seguro que Blanche sabe apreciar estos delicados detalles, madre, no hace falta que me justifiques.

- No es justificacion hija, pero a no todo el mundo le gusta ver estas cosas.

- No, ya se que no, pero, por lo que he oido Blanche parece una mujer de caracter fuerte que no se asusta por mojigaterias, dijo Hanna mirandola con ojos interrogantes.

- Por favor Jesica, deja que tu hija haga lo que quiera, no me molesta en absoluto, es mas me parece muy de agradecer que tenga estas delicadezas con una persona extraña.

Blanche dijo esto porque ademas de gustarla, sabia que nunca una madre podia molestarse porque le dieran la razon a su hija.

Podia incluso no estar de acuerdo pero no por eso se molestaria.

- Lo ves madre?

- Y tu perro, no olvides lamer tambien la suela, tienes que dejar cada botin tan limpio como si todavia no estuviera estrenado. Ordeno Hanna en tono seco al esclavo.

Blanche medito un momento en las substancias que podian tener pegadas las suelas de sus botas despues de haber pasado parte del dia caminando por los corrales del señor Carrot.

Estaba segura que todavia debian tener abundantes residuos de las haces de los perros pero a Hanna la daba igual. Ni siquiera habia mirado sus botines. Para ella era igual que Blanche hubiera estado pisando en un estercolero o en un salon de baile.

Ponia la lengua del esclavo a su disposicion sin preocuparse en absoluto por los sabores u olores que este pudiera encontrar.

Por otro lado, la negra, que habia comenzado besandola los pies, se los lamia ya de una forma decidida y concienzuda produciendola gozosas y excitantes cosquillas.

Su lengua tan pronto recorria su planta como se introducia entre los dedos buscando hasta los ultimos pliegues.

- Eso es lo que mas me descansa a mi, dijo Hanna mirando la concienzuda labor que la hembra realizaba. Despues de un dia ajetreado, eso, y despues un prolongado baño de agua bien caliente son unos magnificos tonicos.

Blanche gozaba de las caricias pero no quitaba ojo del macho, sentia curiosidad por ver si hacia el menor gesto de asco o repugnancia.

- Te parece mas excentricidad el que yo haga lamer a los esclavos el calzado o que mi madre use permanentemente a uno como alfombra?.

Blanche se dio cuenta que cualquier respuesta que no fuera una evasiva la comprometeria con alguna de las dos mujeres.

- Ninguna de las dos cosas me parecen excentricidades, cada una es dueña de sus negros y puede hacer con ellos lo que quiera.

- Muy diplomatica, dijo Jesica con una sonrisa de agrado.

- No Jesica, no se trata de diplomacia. Nadie se escandaliza por que reviente a sus negros trabajando o porque los torture hasta matarlos por cualquier razon o pretexto. Es mejor eso que hacer lo que vosotras haceis? y yo estoy segura de hacer cuando me haya establecido en mi casa, y tenga suficientes esclavos ?.

- No suelo juzgar a la gente por lo que hace con sus negros. Cada cual es muy dueño de hacer con ellos lo que quiera.

Mientras hablaba, Blanche se daba cuenta que la expresion dura y casi de desafio del rostro de Hanna se iba dulcificando. Parecia que la gustaba lo que Blanche decia.

- Yo soy de la misma opinion, apostillo Hanna. Que cada cual haga lo que quiera con sus animales, los demas no tienen porque meterse en nada.

- Cualquiera diria que yo no estoy de acuerdo con lo que decis. Pero no todo el mundo piensa igual, ni se puede permitir ciertos lujos, haced lo que mas os apetezca en privado pero no es necesario que lo pregoneis a los cuatro vientos.

Sed discretas, nunca se sabe como pueden interpretar los demas las cosas.

- No me pediras a mi que sea discreta?. Pregunto Blanche.

- A ti tambien Blanche. Por que no?.

- Sabiendo a lo que quiero dedicarme me pides discrecion?. Como atraeria yo a mis clientes siendo discreta?.

Blanche vio que la curiosidad de Hanna se aguzaba al oir sus palabras.

- A ti mas que a nadie. Blanche. Una discrecion distinta. Una discrecion que ya practicas. Pero al fin y al cabo una discrecion mas estricta que la que debemos practicar los demas.

- No os entiendo. Dijo Hanna.

- Es muy sencillo Hanna, quiero dedicarme a la prostitucion. Como podria atraer a los clientes siendo discreta?.

Blanche estudio durante unos instantes la reaccion de Hanna ante sus palabras y noto como una mueca de desprecio.

Resultaba que la que pedia que los demas no se escandalizaran se escandalizaba ella misma. Por fortuna, Jesica retomo la conversacion y no dio oportunidad a su hija de manifestar lo que pensaba.

- Blanche, el exito de tu empresa depende casi exclusivamente de tu discrecion, y no me refiero ya a la discrecion en cuanto a que se sepa o no a que te vas a dedicar, eso es logico que se propague si quieres tener clientes, pero tan pronto como empieces, vas a tener en tus manos una informacion tan reservada que muy pocas personas, posiblemente tu sola tendras acceso a ella, sobre la forma de ser y comportarse tus clientes, quienes son, cuales son sus gustos y preferencias, cuales son sus vicios, sus virtudes, sus aberraciones y su comportamiento en unas circunstancias en que nadie mas que tu los habra visto.

No hay nada que tema mas un hombre o una mujer, supongo que buena parte de tus clientes seran tambien mujeres, que se sepa o propague cuales son sus normas de comportamiento sexual, cuales son sus exitos o sus fracasos, o que necesita para obtener la suficiente gratificacion para sentirse satisfecho.

Esta hipocrita sociedad ha creado unos estereotipos a los cuales es relativamente facil adaptarse cuando no se trata de temas sexuales, de ellos es mejor no hablar y dar por supuesto que todos tenemos un comportamiento normal, aunque nadie ha sido capaz jamas de decir lo que es normal y lo que no lo es. Pero cuando se empieza a entrar en ello, el tema, ademas de resultar vedado para las mujeres, para las que se supone que no tienen necesidades en ese aspecto. Nos damos cuenta que hay tantas variedades de normalidad como de personas. Lo que para unos resulta normal, para otros resulta aberrante. Lo que para unos es un autentico sacrificio para otros es la meta de su vida.

De ahi el gran valor que yo concedo a la prostitucion y a esta sociedad en la que cada uno o cada una, puede satisfacer sus propias inclinaciones con una prostituta, o con un negro sin tener que someter a los que les rodean, a su normalidad.

Conozco hombres casados y con hijos a los que realmente les gustaria gozar y entregarse a negros o a animales de cuatro patas.

Se de mujeres a las que les aterroriza acostarse con su marido por miedo a quedarse embarazadas una vez mas, a las que les gustaria disponer de un negro castrado, para tener la seguridad de que no se quedarian embarazadas. Tienen que conformarse con la satisfaccion solitaria y no siempre, ya que por educacion les han enseñado que eso es pecado y, que cuando mueran iran directamente al infierno a sufrir los mas terribles horrores eternamente.

- Y por que no se compran un castrado ?. Pregunto ingenuamente Hanna.

- Oh!, hija, no todo el mundo tiene dinero como para comprar un esclavo, mucho menos para comprar un castrado, no olvides que mucha gente pasa hambre, e incluso muere por falta de alimento.

No olvides que son muy pocas las personas que, aun teniendo medios para tener esclavos, tienen la libertad suficiente para poder usarlos segun sus gustos, tienen que dar cuentas a sus mujeres o sus maridos.

Esta sociedad es mucho mas permisiva con los hombres que con las mujeres, pero ni siquiera ellos llegan a tener el suficiente grado de libertad para hacer lo que quieren. Por eso lo realizan a escondidas y avergonzandose.

Por unos momentos el rostro de Hanna parecio enrojecer como si su madre hubiera puesto el dedo en la llaga de su propia sexualidad.

El tema es tabu, es mejor no hablar de eso y dejar que cada uno resuelva sus problemas como mejor le parezca.

Por eso decia que tu, Blanche vas a ser depositaria de todos esos secretos y, dependiendo del uso que hagas con ellos asi prosperara o fracasara tu negocio.

- Por supuesto que en ese aspecto tienes razon Jesica, no me referia yo a ese tipo de discrecion. Dijo Blanche.

- Ya lo se, pero no esta de mas que reflexiones de vez en cuando.

Mientras Jesica habia estado hablando el rostro de Hanna habia abandonado la expresion adusta que tenia hacia Blanche relajandose un poco. Durante unos momentos parecio meditar las palabras de su madre como sumida en un mar de dudas, hasta que finalmente pregunto.

- De verdad Blanche que piensas dedicarte a eso?.

- Si, claro ya te lo he dicho.

- Dejaras que los hombres usen tu cuerpo para satisfacer sus caprichos.

- No Hanna, mi posicion economica me permite no tener que someterme al capricho de nadie, ni hombre, ni mujer, cuando haga algo sera por que me guste o porque me interese.

- Claro, claro, dijo como para si Hanna, como comenzando a entrever una nueva faceta de la prostitucion que jamas se hubiera imaginado.

En su mente debia tener el habitual cliche de una puta que debe someterse a todo tipo de caprichos para sobrevivir, el cliche de una puta poco mas avanzada, en la escala social, que aquel negro que seguia lamiendo las mierdas de perro de las suelas de los botines o el que servia de alfombra a los inquietos pies de las tres mujeres.

Acababa de descubrir que ni siquiera las putas eran todas iguales.

Blanche vio como Hanna respiraba profundamente como aliviando la tension acumulada y su rostro termino de relajarse.

- Eso es distinto, dijo, ya ves como trato a mis negros, y te puedo asegurar que corrientemente lo hago mucho peor, delante de mi madre guardo un poco mas las formas, pensaba que a una puta no se la trata mucho mejor y, me daba un poco de repelus pensar en tener una amiga que se dejaba hacer esas cosas.

- Puedo asegurarte que yo no me dejare hacer nada de eso. Contesto haciendo abstraccion mental de todo a lo que se habia visto obligada a hacer en el pasado.

Por supuesto nunca se habia sometido a las degradaciones y vilezas a las que tenia que someterse un negro pero para la mente escrupulosa de Hanna podia resultar demasiado.

- Quieres una?. pregunto Hanna señalando las pastas de la bandeja que mantenia la joven negra, propiedad de Jesica, en las manos desde que Blanche habia llegado.

- Si, Gracias, dijo tomandola de la bandeja.

- Toma mas, Blanche, dijo Jesica, no pensaba que fuera necesario que se te ofreciera para que tomes cuantas desees?

- No, Jesica, no esperaba que se me ofreciera, pero he estado distraida con la conversacion.

Hanna por su parte tomo tambien una pasta y Jesica hizo otro tanto despues de hacer a la negrita una seña para que se acercara.

- Que opinas de la gente cruel?. Pregunto Hanna

- Cruel con quien?. Pregunto para matizar su respuesta.

- Con los negros, naturalmente.

- A eso yo no le llamaria crueldad. Creo que la crueldad solo se puede dar entre personas, no entre personas y animales.

- Mi madre dice que soy cruel.

- No exageras Jesica?.

- Es posible que tengas razon Blanche, pero tu es que no sabes las cosas que Hanna le hace a los negros.

- Son sus negros?.

- Claro que son sus negros, a los mios no le dejaria que les hiciera semejantes cosas.

- Tu eres una criadora de negros, la mejor, segun tengo entendido, y eres su madre, tu punto de vista no es imparcial. Pero si Hanna se lo hace a sus negros y puede permitirselo porque no lo va a hacer?.

- Porque un negro es un animal bello, al que la naturaleza ha tardado mucho en hacer, la naturaleza y los esfuerzos de la gente como yo que ha ido seleccionando la raza a lo largo de los años, para obtener los mejores ejemplares. Es una pena que un animal que ha tardado veinte años en hacerse sea destruido en unos pocos minutos.

- Tambien un granjero cria sus cerdos o sus pollos con esmero, los cuida y los alimenta para obtener los mejores ejemplares, despues los mata sin que por eso tenga que tener remordimientos.

- Ya, pero para eso precisamente los cria. mientras que los negros se crian para...

- Para que revienten de trabajo, o para que pasen una vida holgazaneando como objetos decorativos, para que las hembras paran hasta agotarse o morir en uno de los partos? Dijo Hanna interrumpiendo a Jesica.

- Espero que algun dia te cases con un hombre que sepa meterte en cintura. Dijo Jesica exasperada.

- No esperes eso madre. No me apetece la idea de tener que rendir cuentas a nadie de mis actos, y menos a un hombre.

- Calla deslenguada. Grito Jesica enfurecida como si su hija tambien hubiera puesto el dedo en alguna llaga.

- Espero que no me hayais hecho venir para que sea testigo de vuestras discusiones familiares?.

- Tienes razon Blanche, dijo Hanna. Comprendo que mi madre tiene razon en lo que dice pero a veces me gusta llevarla la contraria.

Jesica esbozo una sonrisa como si las ultimas palabras de su hija fueran el mejor balsamo que pudieran darle y dijo.

Tenemos distintos pareceres pero tampoco tengo muchas quejas de mi hija. Ella es fruto de unas circunstancias distintas, yo la he consentido mucho y ella, que es inteligente, ha sabido aprovecharse.

Continuara.

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

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