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Las 4 rosas (19)

en Grandes Series

Por unos instantes penso en por que tenia que ser ella la primera? pero despues reacciono, ella no estaba alli para hacerse preguntas si no para obedecer lo que se la mandara.

Alzo el baston y lo descargo con fuerza en la espalda del negro, Este aullo de dolor durante un momento y despues encajo los dientes quedandose silencioso.

- No tienes mas fuerza muchacha, eso no ha sido mas que una caricia, Prueba otra vez. Dijo la Madam.

Blanche levanto de nuevo el baston dispuesta a que esta vez nadie la tuviera que llamar la atencion.

Momentos despues lo abatia con todas sus fuerzas sobre la espalda del negro.

Esta vez si que aullo. Durante un buen rato la cueva se atrono con los lamentos del macho.

- Muy bien hija, has mejorado mucho. dijo la Madam.

Le toco el turno a uno de los hombres y blandiendo el baston los descargo en las nalgas del negro con suficiente fuerza como para que la Madam se sintiera satisfecha.

- Ahora tu, ordeno señalando a la mujer que ya tenia experiencia.

- Puedo hacerle lo que quiera ?. pregunto esta.

- Si claro, siempre que no le mates de un golpe.

La mujer se acerco al negro y tomandole los testiculos con una mano comenzo a retorcerselos.

Poco despues habia conseguido dar dos vueltas a la sensibles partes del negro, no contenta con eso hizo que los testiculos quedaran hacia arriba y con el puño cerrado descargo un impresionante puñetazo en ellos.

Los gritos del negro fueron tales que los anteriores parecian de broma comparados con estos.

Por riguroso turno los seis maltrataron al negro, solo que una vez que la Madam dio permiso a la mujer para que no se usara el baston cada uno fue sometiendolo a la tortura que le parecio mas interesante o dolorosa.

Cuando le toco de nuevo el turno a Blanche se acerco al negro y le mordio en una tetilla hasta arrancarle el pezon.

Alguno de los hombres habia dejado el baston y le golpeaba con los puños en el lugar que mas le apetecia.

La otra mujer comenzo golpeandole un pie con la punta del baston y en sucesivas tandas fue golpeandole una de las piernas hasta rompersela por varios sitios.

En unos minutos el hermoso negro comenzo a mostrar un aspecto lamentable. Blanche sentia dentro de si un ardor que no habia sentido jamas y a medida que los golpes se sucedian buscaba un punto que no hubiera sido dañado todavia para aumentar el dolor que podia infligir al negro.

Por supuesto que de no haber estado atado al techo el negro hubiera caido a los primeros golpes pero al estar sujeto no podia hacer mas que retorcerse y chillar sin poder escamotear ninguna parte de su cuerpo al ataque de sus enemigos.

Blanche cada vez mas enardecida apunto su puntiagudo botin al la entrepierna del macho. Por un momento penso que alli debia haber ya poco que destruir dada la accion de su compañera pero se habia equivocado. Cuando el duro y afilado cuero alcanzo su objetivo el macho despues de un alarido fenomenal perdio el sentido.

Su cabeza colgo inerte hasta que la Madam vino a cortar las cuerdas que le sujetaban al techo haciendo que el negro se desplomara como un fardo.

Blanche se asusto, por un momento penso que lo habia matado y que su amo la pediria cuentas. En lugar de ello la Madam la dijo.

- Muy bien muchacha. Parece que ya has comprendido de que se trata.

- Atadle las manos a la espalda, ordeno la Madam

Fue la propia Madam la que echo un cubo de agua sobre el cuerpo del negro y este volvio en si retorciendose de dolor pero tan indefenso como lo habia estado mientras habia estado colgado.

- Podeis seguir.

Uno de los hombres le asesto una formidable patada en un costado y de inmediato un pestilente olor se expandio por la cueva.

Al principio sintio asco pero antes de que tuviera tiempo de nada oyo al hombre que decia riendo.

- Se ha cagado. El maldito negro se ha cagado de miedo.

La risa fue contagiosa y momentos despues ella se unia al coro de risas y de burlas hacia el miedo y el dolor del pobre negro.

Blanche se fijo en que los testiculos del negro se inflamaban rapidamente, estaba segura que habia triplicado ya su tamaño normal.

Una de las mujeres se sento sobre el pecho del negro y le obligo a abrir la boca cruzandole un baston entre los dientes, luego sin prisa se descalzo un pie y tomando el zapato por la puntera apunto con el fino tacon sobre los dientes antes de descargar varios golpes sucesivos que partieron buena parte de la blanca dentadura del negro.

Cuando le toco el turno de nuevo a Blanche imito a su compañera solo que buscando otro punto.

Puso el tacon en la pierna rota y despues apoyo todo su peso al tiempo que giraba sobre si misma. El fino ariete se abrio paso entre las carnes y los huesos rotos como una barrena.

El negro se retorcia en su propio estiercol, tan pronto estaba boca arriba como boca abajo pero sus verdugos aprovechaban cada posicion para seguir torturandolo.

Blanche comprendia que los demas participaban en su propia euforia por hacer daño a aquel pobre animal que nada les habia hecho, pero al que todos consideraban culpable de Dios sabe que odiosos crimenes.

El espanto y el dolor deformaban el rostro del negro, pero en el corazon de sus verdugos no habia ni un atomo de misericordia para el.

Uno de los hombres salto con los dos pies juntos sobre su barriga en una de las ocasiones que estaba boca arriba provocando como una pequeña explosion en el interior del vientre del negro.

Poco despues sus brazos fueron retorcidos, dislocados, rotos y pisoteados por cada uno de los presentes antes de que el macho volviera a desmayarse.

Todavia le golpearon unas cuantas veces antes de que fueran conscientes de que el negro ya no volveria en si porque habia muerto.

No obstante la Madam tomo una cachiporra y le atizo el ultimo golpe en la cabeza abriendole el craneo.

Como premio a su accion la vieja les entrego cinco dolares a cada uno.

Los hombres cargaron con el cadaver de lo que habia sido un magnifico negro, con grandes esfuerzos lo subieron por la larga y empinada escalera a caracol, le sacaron de la casa y le arrojaron en una fosa en la que aunque Blanche no pudo verlo estaba segura que habia ya varios cadaveres.

Cuando regresaron a la casa la Madam les hizo desnudarse a todos y tomar un baño colectivo antes de darles ropas limpias con las que sustituir las manchadas de sangre y excrementos antes de montarlos en una carreta cubierta que les conduciria a un lugar ignorado donde iba a conocer a Hanna y a sus terribles amigos.

Un hombre y una mujer aprovecharon el baño para hacer el amor de una forma bestial y desenfrenada. Sin duda el haber matado al negro de una forma tan brutal les habia despertado la libido.

Blanche sintio que ninguno de los otros dos hombres la propusiera nada semejante, para ella tambien hubiera sido un alivio.

Al despertar por la mañana se dijo que habia sido mejor dormirse con aquellos recuerdos en la mente que haberlo hecho pensando en que al despertar deberia enfrentarse al miedo de saber que es lo habia pasado en su casa. Una vez mas se pregunto si habria hecho bien en comprar aquella maldita casa? Cada vez sentia mas miedo al pensar que algun dia deberia entrar en ella.

Habia dormido poco y mal, la dolia la cabeza y descubrio con sorpresa que el cielo amenazaba tormenta.

Jack se presento a buscarla como era su costumbre y poco despues estaban en la plaza del mercado.

Los curiosos habian aumentado en numero, distraian la espera mirando los negros que eran ofrecidos a la venta en los estrados pero se notaba que muchos de ellos estaban mas pendientes de su llegada que de lo que ocurria entre los vendedores y los compradores.

Tambien el numero de sus presuntos defensores habia aumentado y tan pronto como la vieron aparecer uno de ellos, tomo las riendas del carruaje llevandolo hasta la misma puerta de la casa donde un cordon de hombres armados la esperaba respetuosamente.

Blanche se sintio halagada y su miedo se alivio un poco al ver que alli habia alguien para defenderla si era necesario.

Estaba segura que aquellos rifles no servirian para nada de ser atacados por los demonios, pero siempre era reconfortante saber que habia alguien dispuesto a compartir su suerte.

Los ruidos procedentes de la casa seguian y seguian ininterrumpidamente con la misma intensidad y monotonia que los dias precedentes.

Como el dia anterior los animales salieron tranquilos, y una vez atados a las correas parecian decididos a querer volver a entrar, pero no salieron todos, faltaba un perro. Jack lo llamo repetidamente sin conseguir que saliera y Blanche vio que su rostro se cubria con velo de preocupacion.

Una vez abonado lo convenido por la desaparicion del perro y dado las gracias a aquellos que tan generosamente se brindaban a ayudarla partio de la plaza del mercado.

Desconcertada por la expresion del rostro de Jack penso que era mejor irse a pasar el dia con Hanna que no estar todo el dia rumiando sus problemas.

De camino al hotel estallo la tormenta, el cielo se abrio en un aguacero que duro poco, pero lo suficiente como para que unos instantes el suelo se cubriera de charcos y de hilillos que corrian por el enlosado con rumbo incierto.

Hubo de esperar unos minutos en el carruaje para dar tiempo a que escampara y la calle volviera a ser transitable.

Apenas habia entrado en el hotel cuando sono el primer desgarrador trueno al tiempo que se levantaba el vendaval.

Era tal su sobreexcitado estado de animo que se lleno de miedo. Lo que en cualquier otro momento no la hubiera afectado lo mas minimo servia ahora para atemorizarla.

Apenas llegada a la habitacion mando a Tiara a avisar a Hanna de que ya estaba lista para partir cuando acabara la tormenta.

Las rachas de viento doblaban los arboles y los relampagos iluminaban el cielo cubierto de impresionantes nubes negras. Las nubes descargaban a intervalos irregulares grandes cantidades de agua en gotas gruesas que lo inundaban todo.

La gente corria por la calle buscando un lugar para refugiarse.

Duro como media hora, despues el cielo comenzo a aclararse y finalmente volvio el sol dejando un dia radiante.

Hanna bajo a buscarla y momentos despues subidas en el carruaje de su amiga se alejaban hacia la finca que esta poseia a las afueras de la ciudad.

- Has descansado Bien Blanche ?

- Fatal.

- Te encontrabas mal ?.

- No, realmente no, pero tengo una serie de problemas que no se como solucionar.

- Puedo ayudarte ?.

- No, creo que no ?.

- Tampoco puedo saber de que se trata ?.

- Si, claro. Mis problemas vienen de esa maldita casa. Creo que tu madre tenia razon, no debi comprarla.

- Es ese el unico problema Blanche?

- Te parece pequeño ?.

- Me parece pueril, en tu situacion.

Blanche la miro expectante. Se mofaba de ella ?.

- No Blanche, no me mires asi, lo digo en serio. Esa es tan solo una casa. Los verdaderos problemas son aquellos que uno lleva dentro y que van con uno a cualquier parte donde vaya, esos son los verdaderos problemas. Los otros, los que se pueden dejar con solo cambiar de casa o de ciudad no son problemas.

Quien te impediria a ti que este viaje hasta mi casa no pudiera ser un poco mas lejos, a otra ciudad, alli podrias comprar otra casa, conocerias otras personas y podrias montar tu vida tal y como te gustara.

Lo que piensas hacer aqui lo puedes hacer igual en cualquier otro sitio. No malinterpretes mis palabras, me encantaria que te quedaras y que fueramos buenas amigas. Pero no quemes tu vida en retos inutiles.

Blanche no pudo reconocer en las palabras de Hanna a la jovencita que habia conocido hacia años. En aquella ocasion habia hecho un juicio muy distinto de la faceta humana y comprensiva que mostraba hoy.

- Posiblemente tengas razon Hanna, pero me temo que esa casa se ha convertido ya en mi problema, tanto si consigo vivir en ella como si no su imagen me perseguiria hasta el fin de mis dias.

- No lo creo, si te fueras a vivir a otro sitio te olvidarias de ella en poco, muy poco tiempo.

Iba a contestar cuando sus ojos descubrieron que en sentido contrario venia una silueta familiar.

- Para! para! grito al cochero de Hanna con la misma energia y autoridad que lo hubiera hecho si se tratara de su propio esclavo.

Deten esa carreta! deten esa carreta!

El cochero no se hizo rogar y salio corriendo detras de la carreta que se alejaba lentamente despues de haberles sobrepasado.

Blanche bajo del carruaje y tambien se apresuro a ir detras de la carreta hasta que vio que el cochero la alcanzaba.

Se sintio ridicula al ver que se habia bajado del carruaje solo para recibir a sus esclavos y lentamente regreso al lado de Hanna.

- Que pasa Blanche?

- Son mis negros, una parte de mis negros, puntualizo, los esperaba desde hace dias.

- Derim se habia bajado de la carreta y acudia presurosa al encuentro de Blanche.

- Señora por fin hemos llegado.

- A pasado algo Derim?. Pregunto Blanche sin abrir la puerta del carruaje.

- No ama, nada especial, se rompio una rueda y eso nos retraso tres dias.

- No ha salido Morceb a vuestro encuentro en el puente ?.

- No ama, no hemos visto a Morceb.

- Maldito negro, ya le ajustare las cuentas.

Continuara

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

    Relato protegido e inscrito en el registro de propiedad intelectual.