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Blanche (19)

en Grandes Series

En otro momento y, a otra negra, la hubiera costado caro que la llamara hembra, pero Blanche comprendió que Derim no tenía intención de ofenderla. Más bien estaba ensalzando una cualidad de cualquier hembra de la especie humana.

- Bien, trataré de hacerlo pero a cambio quiero saber inmediatamente como Barza ha envenenado a Cloe.

- He sido yo señorita.

- Está bien, me da igual.

Derim pareció sopesar un momento la situación. Era evidente que para conseguir lo que deseaba tenía que dar una muestra de buena voluntad a aquella mujer blanca.

- Yo misma preparé el veneno, al ver el daño que estaba haciendo a mi hija y, se lo administré con mis propias manos.

Barza miraba inquieta a Derim, era evidente que no estaba de acuerdo con la historia que su madre estaba relatando pero permaneció callada.

- Lo hiciste con las ortigas?.

Por unos instantes Derim pareció desconcertada. Luego lanzó una profunda mirada de reproche a Barza.

- Cómo lo sabe señorita?.

- Las vi entre sus ropas cuando fui a verla.

Derim repitió la mirada furibunda hacia su hija.

- Si, señorita fue con ortigas.

- Ortigas venenosas?.

- Si, ortigas venenosas.

- ¡Mientes negra!. Yo use las mismas ortigas con otra negra y no pasó nada.

De nuevo Derim esbozó una sonrisa.

- Las mismas ortigas no señorita. Usted usaría la misma planta pero no las mismas ortigas, por que las que yo use las envenene antes de echarlas en sus ropas.

- Por qué ortigas?.

- La ortiga pica, sus finísimas espinas atraviesan la piel sin dejar ninguna marca, sólo dejan una pequeña hinchazón que pasa pronto pero cuando esas espinas están envenenadas el veneno comienza a actuar convirtiéndose en llaga.

- Yo toqué su saya y a mi no me pasó nada.

- Por que el veneno al aire libre pierde efectividad a las pocas horas.

Blanche se convenció de que Derim mentía, quizá no mentía el como lo había hecho pero si en cuanto a que había sido ella.

Las ortigas estaban en el lecho de Cloe, no en sus ropas.

- Tienes más ortigas preparadas?.

- No, pero se pueden preparar si usted lo desea.

- Cuándo?.

- Mañana mismo.

- Bien, mañana me enseñarás como lo has hecho.

- No será tan fácil, señorita, la preparación lleva su tiempo, no menos de tres días.

- Bien, dentro de tres días quiero saber como se hace y tenerlo a mi disposición. Mañana empezaremos.

- Venga mañana, a primera hora y, saldremos juntas al campo a recoger lo necesario, pero no se olvide de su promesa.

- Si me demuestras que no me has engañado y que me puedo fiar de ti te aseguro que no te arrepentirás.

- Si usted cumple su promesa tampoco tendrá por que arrepentirse, nunca nadie la habrá obedecido de tan buena gana y con tanto afán como yo.

- A veces mis órdenes pueden ser muy difíciles de cumplir. Advirtió Blanche.

- He vivido lo bastante como para saberlo, pero no se preocupe por mi, sabré obedecerla siempre que no trate de hacer daño a mi hija.

Con estas palabras Blanche dio por terminada la conversación y dejó a Derim a solas con Barza. Sabía que Derim tenía que reprochar a Barza el poco cuidado que había puesto al envenenar a Cloe pero, quizá en el fondo se alegraba, ya que debido a ello podría alcanzar lo único que para ella parecía tener verdadera importancia. La libertad de su hija.

Blanche durmió inquieta, la proximidad de los descubrimientos y la conciencia del poder que de ellos se derivaban, la hacía que los anhelaran fervientemente.

Apenas había amanecido y ya se encontraba en el cuartucho de Derim.

Bajo sus ropas, bien oculto llevaba el revolver por si acaso. Sabía que la negra no atentaría contra su vida mientras tuviera en sus manos el destino de su hija pero, no era buena medida confiar en la palabra de una hembra.

Apenas hubieron salido de la casa la vieja Derim preguntó.

- Que clase de veneno desea, señorita?.

- Cómo?. Preguntó extrañada. Hasta ese momento no se la había ocurrido que pudieran haber varios.

- Si, señorita, que si desea que volvamos a repetir el mismo veneno o prefiere usar otro.

- El mismo.

- Tiene intención de usarlo?

- Naturalmente.

- Me permite un consejo señorita?.

- Sí.

- No es conveniente repetir con el mismo veneno, las coincidencias suelen levantar sospechas y alguien atando cabos, pudiera llegar a conclusiones poco favorables.

- Tienes miedo?.

- Ya la he dicho que no tengo nada que temer, la vida ya es una pesada carga para mi. Me podía asustar el sufrimiento pero ese estoy segura de no llegar a padecerlo.

- Por que estás tan segura?.

- Señorita, soy negra, pero no soy tonta, he prometido serla fiel pero sólo cuando mi hija esté en libertad. Ese y otros muchos secretos se los revelaré cuando usted haya cumplido su promesa. Blanche se sintió impresionada al oír las palabras de Derim. En el fondo la gustaba la sinceridad y la forma directa que tenía de decir las cosas.

- Entonces por qué me enseñas ha hacer lo que ha hecho tu hija?

Por un instante la mirada de Derim se cruzó con la de ella produciéndola un escalofrío, pero no se atrevió ya a repetir que había sido ella, y no Barza.

- Porque estoy segura que no se fía de mi y ya hemos llegado demasiado lejos para que no empecemos a confiar la una en la otra.

- Te das cuenta de que cuando tu hija sea libre estarás en mis manos.

- He pasado toda mi vida en manos de alguien, sé lo que es eso y, a estas alturas no me preocupa ya pasar a unas nuevas manos y, mucho menos cuando sé que usted está interesada en aprender mis conocimientos. No, no me preocupa porque por muchos años que me queden de vida, usted no podrá llegar a aprender todo lo que yo sé.

- Realmente estás dispuesta a pasarme tus secretos?.

- Sí. Es usted la primera persona que he conocido que es capaz de intuir cuanto valen y que desea aprender. Cualquier blanco, habiendo descubierto lo que usted ha descubierto se hubiera apresurado a quemarnos vivas a mi hija y a mi. Usted no, y no sólo eso si no que está dispuesta a aprender.

- Pero tus conocimientos seguramente deben estar prohibidos a los blancos. Dijo Blanche intentando desconcertar a Derim.

- Los principios de mis conocimientos fueron creados en Africa, una tierra que no conozco, ni ya voy a conocer, cuando todavía no teníamos ni idea de que existieran los blancos, a si que difícilmente quienes dictaron las primeras normas pudieron pensar en prohibirlas a nadie que tuviera distinto color de piel.

- Pero ese poder lo podrías usar para liberar a los negros.

- Para que cree usted que lo estoy usando?.

Blanche se dio cuenta de que efectivamente Derim decía la verdad, sólo que en vez de usarlo para liberar a los negros, en su conjunto, ella elegía un camino mucho menos ambicioso aparentemente. Liberar a su hija.

De pronto Blanche descubrió el enorme error que había cometido al prometer a Derim la libertad de Barza. El mismo error que ya habían cometido otros muchos blancos y que seguirían cometiendo muchos más.

Aquellos negros libres, ahora tan míseros y desprotegidos como sus antepasados, eran la semilla de un nuevo sistema en que los negros llegarían a igualarse con los blancos. Y llegaría un día en que los niños blancos no tendrían negritos a quienes usar como juguetes y sus padres no podrían matar a un negro como castigo o simple diversión como ocurría ahora. Quién trabajaría entonces?.

A pesar de haber descubierto un futuro cierto, la pareció tan lejano que no la resultó inquietante y, menos a ella que no tenía hijos.

- Insiste usted en que hagamos el mismo veneno?. preguntó Derim cambiando de conversación.

- Me parece el más apropiado pero estoy dispuesta a escuchar tus consejos.

Mientras caminaban Derim comenzó a introducirla en la nueva ciencia que pretendía aprender.

Escuchando sus palabras con avidez Blanche fue oyendo un tanto incrédula al principio y, totalmente convencida después, que había infinidad de venenos, desde aquellos que causaban una muerte casi instantánea, sin que la víctima tuviera tiempo de percatarse siquiera de que se moría, a aquellos otros que comenzaban como un ligero malestar que se iba acentuando progresivamente, hasta producir la muerte meses después . Los había que no dejaban ningún rastro ni levantaban sospechas y otros que producían tales deformaciones en el organismo que invadían, que evidenciaban su acción destructora cuando los ignorantes no los confundían con una enfermedad desconocida o un castigo de Dios.

Los había que siendo innocuos al ser ingeridos, producían la muerte cuando penetraban en el cuerpo por cualquier herida. Otros producían los efectos contrarios y solo eran eficaces al ser tomados con los alimentos e incluso sólo cuando eran ingeridos con determinados alimentos.

Los había que no eran eficaces ni por un medio ni por otro, sólo presentaban su malignidad al ser respirados u olidos, mientras que otros se manifestaban al entrar en contacto con la piel.

Se enteró de la existencia de venenos que alteraban el comportamiento de tal forma que, la víctima terminaba por enloquecer realizando alguna acción que finalmente, era castigada con la muerte en justa recompensa. O de aquellos otros que trastornaban el comportamiento de tal manera que era la misma víctima quien se producía la muerte como accidente o como suicidio.

Se enteró de aquellos que volvían el aire irrespirable provocando la asfixia. O de aquellos que empezaban por producir sueño, terminando en un letargo del que no se despertaría jamás.

En aquel largo recorrido Blanche fue descubriendo, primero con horror y, después pasmada por el asombro, infinidad de formas de producir la muerte, la locura, la invalidez, la alucinación.

Formas sutiles u horribles que jamás podía haber imaginado y, que poco tenían que ver con la brutalidad usada por los blancos para producir el dolor y la muerte.

Pero por encima de todo, Derim la transmitió un principio que no debería olvidar en su vida.

No importaba el medio que se utilizase, siempre terminaba por sospecharse cuando se abusaba de él.

Mientras Derim la iba explicando las cualidades de algunas plantas se dio cuenta que no todas eran dañinas, muchas tenían cualidades curativas siempre que sus esencias fueran usadas en las proporciones adecuadas, otras eran radicalmente malas, pero incluso las beneficiosas podían volverse dañinas si se sobrepasaban las cantidades indicadas. Derim la indicaba que tomara una muestra de tal o cual planta, que por cierto en aquella época del año no abundaban y, en la mayoría de los casos, tenía que conformarse con los restos de las que habían nacido el año anterior.

La negra la indicaba cuales de ellas habían perdido su fuerza con en transcurrir del tiempo y cuando se debían recoger para que fueran eficaces. En cambio otras, no perdían su poder ni aun secas, sus viejos tocones o sus resecas hojas eran incluso más activas que cuando

la planta era joven y gozaba de toda su lozanía.

Finalmente iniciaron el camino de regreso y Blanche se dio cuenta de que en su precipitación no había avisado a Richard de que saldría con Derim al campo.

Pronto los caminos se hicieron visibles y no tardaron en encontrarse con una pareja de negros de las varias que Richard había enviado para buscarla.

Blanche reenvió a los negros hacia la casa con el mensaje de que ya llegaban, para que Richard se tranquilizase y, para poder hablar todavía unos momentos a solas con Derim.

- Creo que tienes razón, será mejor cambiar de veneno. La negra no hizo el menor gesto que pudiera delatar sorpresa por el cambio de actitud de Blanche. Es más, parecía que lo había esperado desde el primer momento, pero después de unos instantes preguntó.

- Puedo saber quien será la víctima?.

- No, porque todavía no lo sé ni yo misma.

- Ya, pero quiere que sea algo que produzca mucho dolor y durante mucho tiempo, verdad?.

- Naturalmente. Contestó antes de darse cuenta de la endiablada inteligencia natural de aquella negra. Parecía leer sus pensamientos.

- No tiene algo que celebrar señorita?.

- Algo cómo qué?. preguntó intrigada por el aparente cambio brusco del contenido de la conversación.

- Cuándo cumple usted los años?.

- Todavía falta mucho, contestó Blanche tratando de eludir una respuesta directa sobre una fecha que no conocía.

- Lo sabe alguien en Viento del Norte?

- No, nunca he hablado de ello con nadie.

- A mi me parece que dentro de una semana sería una fecha apropiada.

- Apropiada para que?.

- Para celebrar su cumpleaños.

- Pero si no es la fecha de mi nacimiento.

- A quien le importa eso?.

- Por qué tienes tanto interés en celebrar mi cumpleaños dentro de una semana?. Preguntó profundamente intrigada.

- En una semana tendríamos tiempo para hacer el preparado y para que usted trabaje al amo respecto a mi hija. Sería un bonito detalle que el amo se la regalara para su cumpleaños, yo a la vez la regalaría la pócima y los conocimientos necesarios para volver a prepararla. Blanche se quedó asombrada de la sagacidad de aquella negra.

Ciertamente era un personaje, al que como había dicho Richard, más valía tener como amigo que como enemigo. Poco después llegaron a la casa grande y el joven blanco demostró su alegría al saber que no la había pasado nada. En el fondo no le extrañó que Blanche hubiera querido salir con Derim. Desde que la negra fabricaba perfumes para Blanche se las podía ver juntas frecuentemente.

Lo único que la reprochó fue que no le hubiera avisado antes, para evitarle la preocupación y el disgusto, de pensar que la hubiera podido pasar algo.

Sentados a la mesa y degustando los manjares que en la cocina habían preparado para ellos, Blanche dijo en un tono de poca importancia.

- Me gustaría tener una negra más.

Richard la miró sorprendido antes de afirmar.

- Dispón de la que quieras. En Viento del Norte tenemos suficientes hembras para que te sientas bien atendida.

- No. No me has entendido. Quisiera ser dueña de otra negra.

- De alguna en particular?.

- Si, me gustaría comprarte a Barza.

- Espera un momento Blanche. Usa a Barza, o a cualquier negra, para lo que quieras pero no me pidas que te venda a ti ningún negro. Blanche comprendió que Richard había picado el anzuelo y se disculpo.

- Perdona, no te enfades, lo he dicho tan sólo por que me hace ilusión sentirme dueña de otra negra. De una negra que sabe preparar perfumes.

Richard hizo un mohín indicando que su momento de enfado había pasado y que las aguas retornaban a su cauce.

Después de desayunar volvieron a la rutina diaria. Richard la dio la clase en la que Blanche avanzaba más cada día hasta el punto de que ya podía leer con cierta soltura y escribir con dificultad pero escribir al fin y al cabo.

Dos días más tarde Blanche comunicó a Richard la fecha de su cumpleaños, fecha acordada entre Derim y ella.

- Qué quieres como regalo de cumpleaños?. Preguntó el joven tan pronto como hubo pasado el primer momento de sorpresa.

- Nada, Richard, absolutamente nada, ya tengo bastante con vivir en la forma en que lo hago.

Richard insistió en que debería ir a Bigstone para comprar algún vestido o alguna otra cosa que pudiera hacerla ilusión pero Blanche lo rechazó tan amablemente como pudo para que Richard no se sintiera molesto.

Finalmente en los días anteriores a la fecha fijada la casa pareció hervir de actividad. Todas las hembras hicieron una profunda limpieza de la casa, fueron lavadas y planchadas todas las ropas de poco uso, las alfombras fueron sacudidas, la plata brillada y el día anterior la cocina funcionó como Blanche no lo había visto jamás.

Incluso Derim parecía movida por un febril entusiasmo para su edad comenzando a preparar caramelos para todas las hembras de la casa.

Pero Blanche sabía que el trabajo de Derim no era gratuito. Entre las dos habían acordado que éste sería el medio para que el veneno entrara en el cuerpo de la víctima elegida por Blanche.

El día señalado todos y cada uno de los negros de la plantación con sus míseros platos de estaño, madera o barro hicieron largas colas ante la explanada de la casa grande para recibir la ración de comida extra que se había preparado en la cocina de la casa . Las hembras, muchas de ellas preñadas, y rodeadas de negritos que corrían y chillaban, apenas si eran capaces de poner un poco de orden en su fila, mientras en la de los negros la cosa parecía más ordenada y seria.

Continuara...

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

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