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Las 4 rosas (48)

en Grandes Series

- No si estoy con los perros.

- Los perros no te servirian de nada.

- Durante unos momentos Jack permanecio perplejo como si no pudiera creer lo que Blanche decia. Despues pregunto.

- Ella le enseño a hablar con los muertos?

- Por que dices eso?

- Usted sabia que habia un agujero en la cueva, usted sabia que habia una tapa en el pozo y Jack cree que terminara por saber por que se mueve el agua de esa manera. Y usted dice que se lo ha dicho un muerto.

- No, eso lo aprendi yo sola.

- Usted tambien es bruja?

- No, no soy bruja pero se algunas cosas.

- Hay cosas que Jack no entiende.

- Que cosas?

- Esa Derim y esa Barza hacen lo que quieren, pero lo que quieren es recoger y cocer plantas y Drum tampoco les dice nada. Hay otra negra con ellas, una tal Nancary a la que Drum tampoco dice nada, y hace lo mismo que ellas.

Esas tres negras estan bajo mis ordenes directas y nadie mas que yo debe darlas ordenes.

- Pero de su cuarto salen a veces olores apestosos y otras veces magnificas esencias.

- Ese es el trabajo que tienen encomendado.

- Es raro que no hayamos encontrado a ninguna de las tres cogiendo plantas de los campos.

- Estas seguro que conoces a la negra que pego al perro?. Pregunto Blanche al darse cuenta que estaban acercandose a la casa.

- Jack esta seguro, se lo dira en cuanto lleguemos.

- Te gusta ver azotar a una negra ?.

- A Jack le gusta mas azotarla.

- Nos repartiremos el trabajo.

Jack la miro con una sonrisa beatifica antes de decir.

Seria conveniente equipar una sala como mazmorra.

- Todo se hara con el tiempo. Dijo Blanche pensando que la de Jack era una buena idea.

- Conozco a alguien que podia proporcionar todo lo necesario.

- Dile que venga, es posible que lleguemos a un acuerdo.

Nada mas llegar Jack llevo a una negra a presencia de Blanche. Era una negra joven, casi todas las de la casa lo eran, pero Blanche la conocia porque era una de la mas activas en las orgias que habia montado.

Era evidente que la negra no sabia porque estaba alli o no suponia que Blanche pudiera estar tan enfada, ya que estaba relativamente tranquila.

- Negra, le has pegado a alguno de mis perros?.

- Pegado no, solo le di con el pie para evitar que siguiera meando. Lo estaba poniendo todo perdido.

La negra confeso con la tranquilidad de quien supone que no ha cometido ninguna falta pero el talante con que la miraba Blanche la hizo sospechar que algo andaba mal.

Sin poder contenerse Blanche la dio la primera patada. Fue un golpe seco en la espinilla que la hizo caer al suelo entre gritos de dolor.

Antes de que la negra pudiera reponerse recibio otras tres.

Luego Blanche la dio un tiempo para que se recuperara y dijo.

- La proxima vez que le pegues a uno de mis perros hare que te coman, les serviras de pasto.

- No lo hare nunca mas ama. Contesto la negra chillando por el dolor al tiempo que intentaba levantarse.

Los dos mastines al mismo tiempo comenzaron a gruñir contra la negra como si temiesen que su ama fuera a ser atacada.

- Tranquilos bonitos, tranquilos, dijo Blanche cambiando de tono al dirigirse a los perros y dandoles una palmaditas trnquilizadoras.

- Claro que no lo haras, pero no basta con eso, tienes que pagar el haberle pegado.

Blanche hizo una seña a Jack y este procedio a desnudarla y a atarla dejandola indefensa en el suelo.

- Trae dos fustas. Ordeno Blanche a Tiara que se habia retirado discretamente para no verse metida en aquel asunto.

Tiara corrio a obedecer a su dueña aliviada de alejarse aunque solo fuera momentaneamente.

- No lo volvere a hacer ama! No lo volvere a hacer! gritaba la negra tratando de alejar el castigo que esperaba.

Cada vez que la negra gritaba los mastines ladraban.

- Sera mejor que te calles, no ves como alborotas a los perros? es posible que no los podamos contener y en ese caso te devorarian.

- Hare lo que usted me diga, pero no me pegue.

De pronto Blanche tuvo una idea.

- Ellos van a ser tus jueces. Dijo Blanche señalando a los perros. Si quedan satisfechos seras perdonada, si no quedan satisfechos te arrancare la piel a tiras.

- Que debo de hacer? Pregunto la negra con voluntad de obedecer para evitar el castigo.

- Te vas poner debajo de uno de ellos y le vas a chupar la polla hasta que se corra en tu boca. Y cuando acabes con uno sigues con el otro.

- No por favor ama, no me mande eso. Me da mucho asco.

Blanche la propino una nueva patada al tiempo que decia.

- Asco a ti?. zorra del demonio, es a ellos a los que quiza les de asco meter su polla en tu asquerosa boca.

Procura que queden satisfechos por que sino te vas enterar.

- No por favor ama no me mande eso.

- Eso es lo haras por las buenas o por las malas dijo Blanche al tiempo que tomaba la ensortijada cabellera de la hembra y la arrastraba hasta ponerla junto a uno de los perros.

Tiara regreso con las dos fustas y Blanche tendio una a Jack para que actuara.

- No has oido a tu ama ?. pregunto al tiempo que descargaba el primer fustazo.

Rapidamente un surco hinchado se formo en la espalda de la negra al tiempo que esta aullaba.

Pasados unos segundos fue Blanche la que descargo un nuevo fustazo.

La esclava se retorcia a cada nuevo impacto y chillaba como una loca pero no decia que estuviera dispuesta a cumplir lo ordenado.

Metodicamente fueron repasando el cuerpo de la negra y descargaron al menos veinte fustazos cada uno antes de convencerla de que debia de obedecer.

Finalmente la negra cedio y arrastrandose por el suelo termino por situarse debajo de uno de los grandes mastines.

Hizo denodados esfuerzos para incorporarse ya que el sexo del perro quedaba muy alto para poder obedecer pero cada vez que lo intentaba terminaba por caer al suelo sin haber cumplido su objetivo

Blanche hizo una seña a Jack para que dejara de azotarla y pregunto a la esclava.

- Ya tienes ganas de empezar ?.

- Si ama, si, lo hare, lo hare pero no me peguen mas.

- Esta bien, Jack te va a desatar las manos pera que puedas hacerlo mejor.

Mientras Jack desataba a la negra Blanche se fijo en que bajo sus pantalones se notaba un abultamiento producido por el sexo en ereccion.

- Estamos los dos igual. Penso Blanche reparando en la humedad y excitacion de su propio sexo.

No fue facil convencer al perro para que se estuviera quieto encima de la negra hasta que finalmente esta consiguio introducirse el sexo del animal en la boca, a partir de ese momento se quedo muy quieto mientras la esclava movia la cabeza haciendo todo el trabajo.

Blanche vio como en la base del sexo del mastin se iba formando el grueso abultamiento caracteristico de los perros, aquel que hacia que una vez acabado el acto sexual con una hembra de su especie se quedaran unidos durante un buen rato.

- Para que crees que te hemos liberado las manos?. Pregunto Blanche a la negra.

La esclava no contesto, tenia la boca demasiado ocupada para poder hacerlo.

Usa las manos, acariciale!. Dijo Blanche recordando como la esclava acariciaba los testiculos de los negros durante las orgias.

Despues de un nuevo fustazo la negra se convencio que debia obedecer a Blanche y se ocupo en acariciar los apretados testiculos del mastin.

Este por su parte habia comenzado a colaborar iniciando los tipicos movimientos de vaiven.

Durante unos minutos el juego continuo hasta que finalmente el animal solto su calido esperma en la boca de la esclava.

Esta con un gesto de repugnancia lo escupio al suelo pero su acto tuvo poco exito ya que entre Blanche y Jack la azotaron de nuevo obligandola a recogerlo con la boca y a tragarselo.

Blanche pensaba en aquellos momentos que seria bueno tener a una negra dispuesta para hacer tales cosas en el caso que un cliente pidiera tales servicios para su perro. Nunca se sabe por donde pueden venir los caprichos de un caballero o una dama acaudalados.

Despues le toco el turno al otro perro. Con el hubo muchas menos dificultades ya que la negra estaba totalmente convencida de lo que tenia que hacer si queria evitarse tener nuevos problemas.

- Jack, preguntale a los perros si han quedado satisfechos. Dijo Blanche convencida de que Jack no seria mas que interprete de sus propios deseos.

- Os ha gustado la negra muchachos?. Pregunto Jack con todo convencimiento.

- No, no te preocupes, ya no volvera a pegarte mas. Dijo dirigiendose al animal que habia sido agredido por la negra, pero si lo hace se lo dices a Jack, ya veras lo pronto que la ponemos en orden.

- Y a ti?. Pregunto al otro perro.

- Que te gustaria hacerlo mas veces ?. Pues diselo a tu ama, seguro que sabra atenderte.

Jack mantenia un monologo tan bien interpretado que parecia que realmente estaba hablando con los perros.

Lo cierto es que fuera real o por casualidad el perro se quedo mirando a Blanche y esta cogida en el juego dijo.

- La podeis usar cuando querais, decirselo a Jack y el se encargara de que este a vuestra disposicion.

Solo la negra parecia aterrada ante la idea de que aquella escena se repitieran con frecuencia.

- Llevatela Jack, llevatela y haz con ella lo que quieras dijo Blanche convencida de que Jack deseaba tambien montar a la negra.

Cuando todos abandonaron la habitacion Blanche se dejo caer en la cama y llamando a Tiara hizo que esta la lamiera y chupara mientras se imaginaba lo que Jack estaria haciendo con la negra.

Se imagino que Jack tambien podia hacer como los perros y Blanche vio mentalmente como su sexo entraba y salia de la boca negra hasta que finalmente derramara su semen en ella.

Se imaginaba a la esclava recibiendo la semilla de Jack con mucho mas agrado que la de los perros pero Blanche no se conmovio. Era posible que a la negra la gustara mas los hombres que los perros pero ella deseaba tener al menos una negra dispuesta por si surgia un cliente con gustos raros.

Cuando su cuerpo se conmovio por los repetidos orgasmos ya habia decidido que una negra era poco y que serian varias las que tendrian que acostumbrarse a los perros.

En la casa habia suficientes perros como para que no hubiera dificultades.

Al dia siguiente comenzaron los trabajos de liberar las rejas de la tapia de la broza que se habia ido acumulando durante años.

Segun conto Jack fue un trabajo arduo y que varios negros habian estado a punto de ahogarse pero finalmente la maraña de ramas podridas cedio y el agua corrio libremente dejando al descubierto una amplia faja de tierra que marcaba el nivel que el agua habia alcanzado anteriormente.

Cuando Blanche visito de nuevo el sito donde habia estado la presa se llevo una desagradable impresion.

La zona que el agua habia abandonado estaba socavada y desnuda, cubierta por una fina capa de lodo que se cuarteaba al sol. En definitiva una vision poco confortable si se la comparaba con la que producia anteriormente. Una amplia laguna cubierta de plantas acuaticas en cuyas orillas crecian cañaverales y grandes arboles.

Tan impresionada se quedo que estuvo a punto de ordenar que fuera reconstruido el dique que habia dado origen a la laguna.

Por fortuna no lo hizo ya que varios dias despues comenzo a notarse que el caudal de agua que rezumaba la cueva habia disminuido notablemente. Unos pocos dias despues este ceso del todo aunque la humedad todavia duro mucho tiempo.

De esta forma tan fortuita Blanche descubrio otro de los misterios de Las Cuatro Rosas y porque Hiram habia reseñado en su libro que la cueva, antes seca, habia comenzado a rezumar agua.

Sin duda en los tiempos que Hiram reseñaba algun ostaculo habia hecho aumentar el nivel del dique y el agua habia alcanzado el nivel suficiente para que filtrandose hubiera alcanzado la cueva.

Blanche paso varios dias maravillandose de como el agua podia infiltrarse en la tierra para aparecer a varios kilometros del lugar donde se infiltraba.

Pero a pesar que Blanche observo con detenimiento el agua del agujero, no hubo ningun cambio en su comportamiento. El agua seguia subiendo y bajando de nivel periodicamente aunque su momento de maximo apogeo, que era lo que ella podia ver, no coincidia siempre a la misma hora.

En el fondo deseaba que se produjera de nuevo aquel fenomeno por el que el agua parecia volverse loca.

Desde que pudo observarlo por primera vez se sentia fascinada, ademas queria comprobar de una vez por todas que la retirada de la gran losa que cubria el pozo evitaba los ruidos y las corrientes de aire que se producian en la casa.

Una mañana se hizo prepara el carruaje y se fue a ver a Maurice Rednes.

Blanche pudo sentir de nuevo la agradable sensacion de ver que las gentes habian aprendido a reconocer su carruaje y lo señalaban con el dedo a su paso. Incluso algunos hombres se llevaban la mono al sombrero saludandola al darse cuenta que era ella la que pasaba.

Continuara...

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

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