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Las 4 rosas (06)

en Grandes Series

- Perdon, seor Lewis, seora Lewis, la seora Benson desea hablar con ustedes.

- Usted dira, dijo el seor Lewis levantandose y haciendo una ligera inclinacion ante Blanche.

- Perdonen que les interrumpa el desayuno, en realidad no es nada que no pueda esperar. Si no les importa voy a desayunar yo tambien, podemos hablar despues.

- De ninguna manera seora Benson, intervino la seora Lewis, pocas ocasiones tenemos de compartir el desayuno con alguien y menos con una joven tan bonita como usted. Compartira el desayuno con nosotros y de paso podremos hablar de lo que desee.

A Blanche la impresiono la firmeza y la decision con que se expresaba la gruesa seora Lewis, a pesar de que no habia dicho mas que palabras amables era evidente que seria dificil discutir con ella.

Haga que sirvan aqui el desayuno de nuestra amiga. Ordeno al jefe de los camareros que todavia no se habia retirado.

- Bien seora Lewis, contesto el hombre alejandose.

La serenidad de la mujer impresiono a Blanche. Quiza no habian descubierto todavia la desaparicion de Canyon. Mejor, asi podria contar con el factor sorpresa.

- Es usted nueva en la cuidad ?. seora Benson

- Si, seora Lewis, he llegado hace unos dias.

- Piensa quedarse mucho tiempo ?.

- He venido con intencion de establecerme aqui definitivamente.

- Le gusta la ciudad?.

- Si, mucho.

- Que dice el seor Benson, o son precisamente los negocios de su marido los que la han traido a Nueva Orleans?.

- No seora Lewis, soy viuda desde hace unos meses y soy yo la que he decidido establecerme aqui.

- Oh ! lo siento, no podia imaginar que ...

- Tristes experiencias que depara la vida, seora Lewis.

La conversacion se interrumpio unos instantes mientras un camarero servia el desayuno de Blanche.

- Vivian ustedes muy lejos de aqui.

- Si, muy lejos, en un pueblecito del interior a muchos dias de camino. Contesto Blanche pensando que la seora Lewis se empeaba en ser amable con ella sin sentirse preocupada en absoluto por el tema que pudiera haber llevado a Blanche a hablar con ellos.

- Tenian ustedes propiedades aqui ?.

- No, en absoluto, ni mi marido ni yo conociamos Nueva Orleans, pero yo siempre habia sentido deseos de conocerla y de establecerme aqui.

- Me parece una buena eleccion seora Benson, Nueva Orleans es una ciudad muy acogedora con las buenas personas.

La mencion de las buenas personas le parecio un mal augurio a Blanche. Al fin y al cabo ella se proponia hacerla dao.

Ha encontrado ya algo donde vivir, seora Benson o todavia sigue alojada en el hotel ?.

- No, todavia sigo alojada en el hotel pero creo que sera durante muy poco tiempo, justo el necesario para ultimar ciertas gestiones que el seor Rednes esta realizando para mi.

- El seor Rednes? Maurice Rednes? Conoce usted a Maurice?

- Digamos que es la unica persona que conozco todavia en Nueva Orleans.

- Es una magnifica persona y un buen amigo nuestro, su mujer, Vera y yo somos amigas desde que eramos nias, mi marido y Maurice se conocieron despues pero encajaron inmediatamente.

Blanche comprendio de pronto que todo su plan se venia abajo. De ninguna manera podia extorsionar a los amigos de Maurice, sin duda debian ser personajes importantes en la vida de la ciudad y seguramente podria obtener de ellos mucho mas con el solo hecho de que se sintieran agradecidos hacia ella.

- Ha hecho bien poniendose en manos de Maurice, es un buen hombre y un gran profesional, el siempre encuentra la forma de beneficiar a sus clientes y cobra escrupulosamente sus honorarios sin inflar las cuentas innecesariamente. No le ha hablado de nosotros?.

- No Seora Lewis, seguramente esperaria a conocerme mejor para ver si era digna de ser presentada a sus amistades.

La mujer la miro desconcertada unos instantes juzgando las humildes palabras de Blanche.

- Claro, claro, Maurice es un hombre discreto, conoce casi todos los secretos de las grandes familias, pero jamas le oira hacer comentarios indiscretos. Esa es una de sus mejores virtudes y tambien uno de los factores que mas a influido en su prosperidad.

Blanche penso que o aquella mujer intuia sus pensamientos o bien la estaba trasmitiendo un aviso de como debia de comportarse si queria prosperar en la ciudad.

Mientras charlaban Blanche habia ido dando buena cuenta del desayuno y esperaba a que la dieran la oportunidad de hablar.

- Supongo que usted debe tener algo mas importante que hacer que escuchar una cansada perorata. Por cierto, ha dicho que tenia que hablar con nosotros ?.

- Si seora Lewis, dijo Blanche mientras miraba a su marido que hasta ahora no habia dicho palabra y que ademas permanecia con la vista baja como abstraido en algun importante descubrimiento sobre el inmaculado mantel.

Pero ..., mas bien son cosas de mujeres que posiblemente aburririan a su marido.

Ni siquiera con la indirecta consiguio que hombre levantara la cabeza y entrara en la conversacion.

- No preste mucha atencion a mi marido querida, el tiene una forma un poco extraa de ser, pero la aseguro que no es por descortesia hacia usted, por lo que se muestra tan reservado.

Puede usted hablar tranquilamente a no ser que su presencia la cohiba.

Blanche titubeo lo suficiente como dar a entender que efectivamente la presencia del hombre la infundia temor. Habia cambiado completamente la estrategia, ya no tenia ningun interes en hacer dao a aquellas maravillosas personas. Seguramente obtendria mas portandose noblemente con ellos.

- Terry, por que no vas a dar un paseo? la seorita y yo estaremos ocupadas un rato.

El aludido se levanto como impulsado por un resorte y disculpandose se alejo dejandolas solas.

- No debia haberse sentido intimidada por mi marido. Digamos que nuestro trato no es tan convencional como el de otras parejas.

- Vera seora Lewis, el asunto que debo hablar es delicado y embarazoso para tratar delante de un marido.

- Permitame, seora Benson que la aclare una cosa antes de continuar, Terry no es mi marido mas que nominalmente, nuestro trato en la intimidad digamos que es un tanto diferente al convencional.

Blanche comenzo a explicarse, al menos en parte, las palabras de Canyon, afirmando que su amo conocia las relaciones de su ama con los negros.

Bien seora Lewis, sea como sea, ese es un asunto que a mi no me afecta. De lo que queria hablar es de un incidente que ocurrio anoche, de madrugada en mi habitacion.

- Usted dira ?.

- A media noche senti que alguien levantaba las ropas de mi cama y que se metia en ella.

- Canyon?, dijo la mujer esbozando una sonrisa.

- Si, asi dice que se llama.

- Supongo que no haria nada que no fuera de su agrado seora Benson? Dijo la seora Lewis con una sonrisa picara reflejada en el rostro.

- No, naturalmente que no, aparte del susto que me dio, no hizo nada mas.

Disculpelo, es un animal excelente pero por desgracia su inteligencia no hace honor a su fisico.

- No es eso lo que me preocupa, lo que me preocupa es que dice que usted le habia mandado subir a la habitacion. Por eso no queria tratar el tema delante de su marido.

- Efectivamente joven. Lo que debio pasar es que se equivoco de habitacion.

Blanche se sentia asombrada oyendo a la seora Lewis reconocer que habia sido ella la que habia autorizado al negro a meterse en su cama con la mayor naturalidad del mundo.

Por lo demas, si Canyon no ha hecho nada que la pueda molestar la ruego que olvide el incidente.

- Pero no la preocupa que su marido se entere del asunto ?.

- En absoluto querida, ya la he dicho que nuestras relaciones son un tanto especiales, el lo sabe ya desde hace muchos aos.

De todas maneras la agradezco su discrecion y no se como compensarla por la delicadeza de que ha hecho gala.

- No tiene que agradecerme nada seora Lewis, yo tan solo queria avisarla del riesgo que corria confiando en un animal tan torpe.

- Torpe si, pero magnifico, verdad querida ?.

- Magnifico, un magnifico ejemplar, hubo de reconocer Blanche.

- Por cierto seora Benson, tiene idea de donde fue Canyon despues del incidente.

- Claro, no fue a ningun sitio, sigue en mi habitacion, atado y al cuidado de mi negra.

- Oh!, no sabe el peso que me quita de encima. Al no aparecer anoche temia que se hubiera escapado y estaba a punto de mandar buscarle.

- No se preocupe seora Lewis.

- Por favor llameme Jesica, seora Benson.

- Mi nombre es Blanche, Jesica. La decia que no se preocupe, soltare a Canyon tan pronto como suba a mi habitacion. Dijo Blanche haciendo intencion de levantarse de la mesa.

- Tienes algo que hacer hoy Blanche?.

- No, nada. Esperaba tener noticias de Maurice pero no le ha debido ser posible ultimar las gestiones que le encargue, asi que no tengo nada que hacer.

- Si no te aburre la idea de pasar el dia conmigo podemos ir ha visitar una de mis granjas. Me gusta ver los animales muy a menudo y decidir aquellos que deben ser vendidos.

A Blanche no la entusiasmaba la idea de pasar el dia entre gallinas, conejos y cerdos pero si la idea de profundizar en el conocimiento y la amistad de los Lewis.

- Me encantaria Jesica.

- En ese caso no se hable mas. Dentro de una hora podras estar lista para partir ?.

- Si, es tiempo mas que suficiente.

- Pues dentro de una hora nos reuniremos delante de la puerta del hotel y partiremos, no esta muy lejos, en realidad es un paseo.

Una vez llegada a su habitacion lo primero que hizo fue liberar al negro dandole la orden expresa de que se presentara inmediatamente a su ama y una hora despues se reunia con Jesica en su magnifico y amplio carruaje tirado por cuatro caballos.

Aparte del conductor, otros dos negros, macho y hembra viajaban en la parte trasera del carruaje por si eran necesarios sus servicios.

Al entrar en el carruaje descubrio que bajo los regordetes pies descalzos de Jesica estuva echado Canyon. El negro con su enorme estatura ocupaba todo el fondo del carruaje.

De entrada hubo de calcular donde ponia los pies para no pisarle.

Finalmente se sento al lado de Jesica que la recibio con una amplia sonrisa.

No seas tan delicada querida, ponte comoda, pon los pies sobre el negro, esta aqui para eso.

A pesar de la advertencia de Jesica, Blanche penso que los afilados tacones de sus botines podian deteriorar un animal que no la pertenecia. Puso los pies sobre el pero estuvo tensa procurando no descansar todo el peso de las piernas.

Inmediatamente partieron arrastrados por la fuerza de los cuatro magnificos caballos.

No tardaron en pasar por la plaza del mercado de esclavos en plena actividad y los ojos de Blanche buscaron inconscientemente la que queria que fuera su casa.

- Las cuatro Rosas, dijo Jesica. Ya has oido hablar de ella?

- Si, Maurice me hablo un poco.

- Yo vivi en aquella casa cuando era nia, dijo sealando hacia otra casa de la plaza.

- Entonces debes estar informada de lo que paso.

- Bueno yo solo oi lo que se decia de ella. Ocurriera lo que ocurriera dentro de esa casa sucedio antes de que yo naciera.

- Pero sabes lo que ocurrio ?.

- Hay muchas versiones y cada vez que oigo hablar de ella se dicen cosas diferentes asi que nadie sabe ya donde acaba la verdad y donde empieza la leyenda.

- Pero seguramente tus padres conocieron a sus primitivos moradores.

- Si claro. Mis padres conocieron a los Nielsen, no solo a los hijos, los que se vieron involucrados en la tragedia, si no tambien a los padres.

Cuando los Nielsen llegaron todo esto, hasta el mar, era un terreno baldio. Lo compraron y empezaron a construir. Gastaron una autentica fortuna en hacer la casa mas grande, alta y robusta que hasta entonces se habia visto en Nueva Orleans. Aun hoy sigue siendo la mas alta, excepcion hecha del hotel y dos o tres construcciones modernas pero todavia no ha sido superada en robustez y fortaleza, hace mas de cincuenta aos que no ha sido habitada y sigue tan firme como el primer dia, hay quien asegura que no tiene ni goteras. Lo cierto es que los Nielsen la llenaron de magnificos muebles y vivieron en ella durante aos, prosperando gracias a los multiples negocios del viejo Nielsen.

Un dia el mas joven de los hijos desaparecio sin dejar rastro y ya entonces se empezo a hablar de que la casa estaba embrujada, al parecer habian desaparecido anteriormente varios negros pero eso no se ha podido confirmar.

Al parecer pasaron muchos aos sin que volvieran a darse fenomenos extraos hasta que murio el viejo Nielsen, su mujer habia muerto un ao o dos antes sin que se percibiera nada anormal, pero unos meses despues de la muerte del viejo Nielsen se desencadeno la tragedia.

Los Nielsen tuvieron seis hijos, cuatro varones y dos hembras, el mas pequeo ya he dicho que desaparecio sin dejar rastro cuando era nio, otros cuatro desaparecieron en una sola noche dentro de la casa y el que quedo vivo se volvio loco y se ahorco unos dias despues sin que nadie pudiera hacerle decir una sola palabra de lo que habia pasado en la casa la tragica noche en que sus hermanos y hermanas habian desaparecido.

Ni siquiera los negros atinaron a dar una explicacion satisfactoria. Nadie fue capaz de dar con los desaparecidos. Pero lo peor estaba por ocurrir.

Pronto los negros comenzaron a decir que la casa tenia fantasmas y un pariente lejano de los Nielsen que la heredo vino a hacerse cargo de ella dando gracias a la suerte por una herencia tan importante como inesperada. No pudo soportarlo mucho tiempo. Los negros comenzaron a escaparse por las noches. Hoy se escapaban dos, maana uno, al dia siguiente cinco y asi sucesivamente. Muchos de ellos fueron encontrados y despues de ser apaleados se devolvian a la casa pero tan pronto como podian se volvian a escapar. Todos los escapados preferian morir a manos de los buscadores de negros que vivir en la casa. Todos coincidian en los extraos y espeluznantes ruidos y temblores que se producian en ella cuando nadie lo esperaba.

Una noche que debio ser especialmente aterradora se escaparon mas de cincuenta negros, todos los que quedaban en la casa. Al dia siguiente se marcho tambien el pariente de los Nielsen sin atreverse siquiera a entrar para sacar algunas de sus pertenencias.

Desde entonces yo se que la casa esta habitada por fantasmas por que los he oido muchas veces desde mi casa cuando era nia.

Sobre todo algunas noches llegaban a percibirse claramente los ruidos que salian de esa casa.

Blanche se sentia impresionada por la terrible historia que Jesica acababa de contar y comenzaba a preguntarse si habria hecho bien en decidirse a comprar aquella casa.

- No ha habido mas muertos o desaparecidos desde entonces ?.

- No lo se, mis padres se cambiaron de casa cuando yo era muy joven todavia, creo que tratando de alejarse de esa casa y estoy segura de que no ha habido mas muertos al menos entre la gente conocida, me hubiera enterado, pero se que ha habido vagabundos que sin saber lo que ocurria han entrado en la casa y han salido como alma que lleva el diablo jurando que estaba endemoniada.

- De quien es la casa ahora ?.

- No lo se, me entere que el pariente de los Nielsen logro venderla a un intrepido joven hace muchos aos, pero a pesar de su intrepidez el joven no llego a vivir de una forma estable en la casa. No se si el la venderia de nuevo? o sigue siendo el dueo. Pero si es el dueo ya debe ser ya un anciano.

Por que tantas preguntas Blanche ?. No tendras ningun interes en ella, verdad ?.

- La verdad es que habia decidido comprarla.

Por unos momentos el rostro de Jesica parecio asombrarse ante las palabras de Blanche, luego el asombro se cambio en temor y dijo.

- No lo hagas, esa casa esta maldita, es preferible que compres una casa peor, pero no compres esa. No te ha hablado Maurice de ello ?.

- Si, fue lo primero que me conto nada mas comunicarle mis deseos.

- Haznos caso Blanche. Puedes desconfiar de mi, soy una mujer ya mayor, pero no conozco a nadie tan sensato como Maurice y el te ha dicho lo mismo.

Continuara.

Datos del autor/a:

    Nombre: Adela.

    E-mail: aadelaa@yahoo.com

    Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".

    Relato protegido e inscrito en el registro de propiedad intelectual.