miprimita.com

Excitando 5 - Parte 5

en Voyerismo

Excitando 5 – Parte 5

Volvimos a casa hacia las doce de la noche, alegres y entre risas. Natalia se fue directa a la cama, demasiadas sensaciones para un día. Y nosotros nos quedamos en la terraza con unas copas.

-       Ya has hecho las transferencias? – Le pregunté a José justo cuando Natalia nos acababa de abandonar.

-       Ya está firmado, sólo tengo que hacer la transferencia. – Yo había visto el jacuzzi de la terraza de la segunda planta, así que ya sabía lo que quería hacer.

-       Vamos. Antes de ir al jacuzzi quiero ver esa transferencia.– dije yo, y arrancándolos de las sillas los levanté. José aprovechó para abrazarme y yo me dejé acariciar por él, pero todo fue muy inocente. Enlacé a Javier por la cintura, puse mi mano en su nalga y le hice poner la suya en la mía, sabiendo que José nos seguía. Llegamos al estudio y José tomó unos papeles.

-       Ves? Ya he firmado. - Y me los alargó. Yo los tomé, pero se acabaron las risas, repasé los documentos con calma mientras José encendía el ordenador y se conectaba para hacer la transferencia.

-       Javier, ves poniendo en marcha el jacuzzi. Esto hace a Javier administrador de la firma creada para el proyecto de Boston, verdad? La firma a la que estás haciendo la transferencia.

-       Sí. – dijo seco José, se le estaba subiendo la mosca a la nariz. Qué quería esa nena? Imprimió el recibo de la transferencia (llena de ceros). – Ya está. Vamos al jacuzzi?

-       Espera, ya está? Pero qué te has creído? Dejarás el dinero remolón durante tres días? Javier! Ven! – le senté frente al ordenador y le dije que lo pusiera a interés por período de tres días.

-       Pero si la transferencia tardará eso en estar en efectivo en la cuenta.

-       En qué siglo vives? Es entre el mismo banco, entra en la cuenta, ves? Y ahora busca la imposición y ponlo a tres días. Ves? Acabas de ganar diez mil euros a ese interés sólo en tres días. Qué te han enseñado en ese master?

Javier y José no se lo creían.

-       Y ahora sí, al jacuzzi, traes las copas amor? – dije cerrando el ordenador.

Tomé a José de la mano y lo arrastré a la terraza. Allí, de pie, me puse a desabrocharle los botones de la camisa uno a uno, lentamente, con mis uñas color sangre mientras le miraba y él notaba mi aliento sobre su piel conforme descendía en su barriga. Le abrí la camisa y la bajé por sus hombros dejándola caer en el suelo. De nuevo de pie, frente a él, mis ojos se clavaron en los suyos mientras mis manos descendían acariciando su piel hasta el cinturón. Entró Javier con las copas y las dejó en la mesilla mientras nos observaba con nuestras miradas fijas el uno en el otro.

Yo apreté bien el cinturón con una sacudida seca para liberar la hebilla. Después, suavemente, dejé que se liberara y me centré en el botón de sus pantalones de lino, lo liberé pero lo retuve para que no cayeran. Mi mano libre bajó acariciando su entrepierna mientras bajaba la cremallera, apretando la entrepierna y dejándole sentir mi contacto y mi aliento en la cara. Sólo entonces dejé que sus pantalones se deslizaran hasta el suelo. Mis manos se posaron entonces en sus nalgas y, atrayéndolo hacia mí, lo besé con fuerza mientras mis pechos se aplastaban contra el suyo y nuestros vientres se rozaban.

Mis manos se alzaron hasta el extremo de sus calzoncillos y se los tiré debajo de una sacudida. Me agaché, viendo su sexo medio erecto frente a mí. Dejé que rozara mi mejilla mientras él alzaba un pie para que pudiera liberarlo de sus calzoncillos y pantalón y luego el otro. Su sexo fue creciendo lentamente, todavía en una medio erección. Con un pie se quitó el otro zapato, se liberó del que quedaba y yo, apartándome, le di un azote en la nalga enviándolo al burbujeante jacuzzi.

Entonces me giré hacia Javier, que le acercaba la copa a José. En dos minutos lo tuve también desnudo, aunque él sí se atrevió a tratar de tomarme de las nalgas, yo me zafé y lo envié hacia las burbujas.

-       Voy un momento al baño y ahora os acompaño. – dije desapareciendo un ratito. Allí aproveché el bidet para asearme por delante y por detrás, una rápida lavativa para prepararme para mi sesión de sexo. Volví completamente vestida a la terraza.

Quedaba yo sola, completamente vestida, iluminada por las estrellas y la suave luz interior, delineada sobre la noche, frente los dos hombres desnudos entre las burbujas, mirándome. Llevé mis manos a la nuca y desanudé el vestido, dejándolo caer frente a mi, liberando mis dos grandes y redondos pechos y exhibiéndome ante ellos. Les miré a los ojos y sonreí mientras mis dedos tomaban los pezones y me los pellizcaba aumentando su dureza. Noté cómo las aureolas se estremecían y crecían, cómo los pezones se endurecían y se alzaban apuntando, orgullosos, ligeramente por encima del horizonte. Me relamí sensual llenándoles de deseo.

Mis manos bajaron a la cintura y deslizaron el resto del vestido, la faldita hasta por debajo de las caderas, de donde se deslizó hasta mis pies. Me deshice de las sandalias, sólo vestida con un minúsculo tanguita rojo. Mis manos acariciaron de nuevo mis pechos, apretaron otra vez mis pezones, arrancándome un sensual (y fingido) gemido de placer dedicado a ellos. Pero no se pararon allí mucho tiempo, siguieron su camino delineando mi figura, contoneándome, hasta llegar a las dos finas tiritas de la tanguita. Las tomé por los lados per no las deslicé abajo sino arriba, encajando la breve tela en mi sexo y delineando mi inflamada y húmeda vulva en ese minúsculo trocito de tela. Mejor que desnuda, el triangulito de tela delineaba perfectamente mi sexo. Con un dedito delineé la vulva sobre la tela remetiéndola entre mis labios. Ahora mis labios quedaban expuestos y la tela se había encajado en el valle de mi vulva. Volví a tirar con ambas manos de las tiras de los lados arriba para acabar de encajarla y notar su roce contra mi sexo. Ahora sí gemí, y no era ficticio, al notar esa presión directamente en mi vulva.

Ellos no decían nada, se habían quedado con la boca seca y ambos dieron un largo sorbo de sus copas. Yo me acerque al borde del jacuzzi y me acuclillé en el extremo para tomar mi copa. Di un largo sorbo mientras ellos veían en primer plano mi sexo con la breve tela inserida dentro de la vulva. Me puse de nuevo de pie ante ellos y procedí de un golpe seco a sacarme la tanguita. La tela salió de entre mis piernas y noté cómo me acariciaba de dentro a fuera completamente, dejando un hilito de humedad. Lo dejé a un lado y con el vestido de Eva me metí yo también en el jacuzzi.

Rápidamente mis manos buscaron sus sexos y los encontraron duros pese a las relajantes burbujas.

-       No te equivoques, dije mirando a José. Javier tendrá que viajar a Boston y yo tal vez vuelva a navegar, pero sin Javier delante no pasará nada, entendido?

-       A sus órdenes. Joder Javier, a esta mujer tienes que retenerla a tu lado como sea.- dijo mientras se relajaba para notar mejor mi mano sacudiéndole el sexo.

Javier no tenía voz ni voto, pero sí mi caliente chochito, que lejos de relajarse con las burbujas no paraba de palpitar más y más deseando ser penetrada. Creo que yo estaba más caliente que ellos, y todavía más al notar esas barras de carne en mis manos. Estirando de la de Javier le hice alzarse y sentarse en el borde del jacuzzi. Ahora su cuerpo mojado se mostraba a la cálida noche y mi mano acariciaba su sexo a la vista de todos. Me levanté y me agaché con las piernas sin flexionar para tomar el sexo de Javier en mi boca, quedando mis nalgas justo frente la cara de José.

Ni corto ni perezoso José tomó mis nalgas a manos llenas y las apretó y amasó para pasar a separarlas y degustar mi sexo y ano. Yo me giré y dejando a Javier con un gemido en los labios me giré hacia José, le hice alzarse y sentar como Javier. Su polla estaba erecta y apuntaba bien arriba.

-       Mujer, no tardes muchos que ya llevo mis años y no se cuánto te podré resistir. Y lleva todo el día doliéndome por tu culpa.

Tan franca confesión me arrancó una sonrisa, así que la tomé en mi mano y le di dos rápidas sacudidas, un beso, y procedí a alzarme yo también y pasar una pierna a cada lado de José, dejándole mi vientre enfrente de su cara. Sus manos trataron de alcanzar mis pechos y su boca mi sexo. Yo flexioné las rodillas bajando.

-       Sólo tendrás una oportunidad, qué se te antoja más? Por mi culito o por mi sexo?

Su mirada de sorpresa fue genial, y casi tartamudeando me pidió mi culito, con lo que fui bajando y encajando mi abierto ano contra su prepucio. Dos de mis dedos se entretuvieron en abrirme y dilatarme mientras él me miraba como hipnotizado. Llevé una de sus manos a mi pecho y rápidamente los tomó a manos llenas y procedió a chuparlos y morderlos suavemente mientras yo me entretenía en dilatar mi ano para permitir su penetración.

Cuando tres de mis dedos ya penetraban sin problemas encajé su glande en mi puerta trasera y dejé que mi cuerpo se deslizara y fuera absorbiendo su sexo que se mantenía duro y palpitante. Noté cómo forzaba mi cavidad y se iba haciendo poco a poco sitio abriéndome en canal. Sólo notarme llena, notarme cómo se iba abriendo camino, casi llego, pero me contuve. Sus manos y boca no dejaban de presionar mis pechos, me notaba penetrada y succionada, mi vulva palpitaba, y aquella gruesa tranca seguía su recorrido dentro mío, entrando y ensanchándome y matándome de placer. Dejé que se deslizara lentamente en mi interior mientras toda yo era comida en mis pechos con avidez, hasta encajarla entera dentro de mi.

Mis nalgas toparon con sus piernas y esperé a notar cómo toda yo me relajaba y me dilataba para admitirle. Me notaba llena, con su gorda y larga verga dentro de mi. Entonces suspiré y lo cabalgué con ganas, quería sentirlo en mi, pero a las tres sacudidas noté cómo suspiraba y se relajaba, se había corrido en un suspiro! Noté cómo su polla se relajaba dentro de mi y no tardaba en volverse fláccida, pero yo me sentía vacía y frustrada. Él, feliz, dejó reposar su cabeza entre mis pechos, pero yo me sentía muy lejos de estar feliz. Me levanté bruscamente mientras él disfrutaba de su cielo particular y me giré hacia Javier, que me miraba alucinado.

Le tumbé sobre el suelo, panza arriba, con sus pies en el jacuzzi y puse su rígida verga entre mis pechos, los apreté y noté cómo rápidamente esa rigidez se convertís en tensión.

-       Como te corras te mato. – le advertí. Me miró y vio mi seria mirada de advertencia.

Cuando la noté bien dura y preparada le puse las manos en los hombros para no dejarlo alzarse y me clavé de una estocada en su miembro. Fue una penetración dolorosa, rápida, necesitada de dureza y sin darle opción al placer, quería tenerlo empalándome y lo necesitaba ya! Sus quejas fueron aplacadas por mi baile de pelvis restregándome contra él, trataba de mover los músculos de mi vulva succionándolo a la vez que me movía en círculos y daba incluso botes sobre él. Sus manos agarraron mis pechos llenos. Nos mirábamos con rabia a los ojos. Él sabiéndome culpable de no respetar sus deseos, yo retándole a darme placer. Los dos nos contuvimos tratando de derrotar al otro, era un sexo duro y furioso.

Sorprendiéndome, consiguió incorporarse y me tomó de las caderas alzándome a peso contra él. Entonces empezó a ser él quien marcaba el ritmo clavándome una y otra vez sólo con la fuerza de su rabia. Yo le tomé de sus anchas espaldas y también le cabalgué. Su polla entraba y salía hasta casi el límite recorriéndome entera por dentro. Mi calidez le abrazaba una y otra vez bajo húmedos sonidos de succión. Mi sexo rezumaba flujo, y ya no era agua de burbujas, era mi denso flujo sexual de deseo. Noté cómo mis frustraciones salían a la superficie y las suyas también. Rota la barrera quería dominarme y penetrarme, y yo imponerme sobre él y demostrarle que era la dueña de su deseo y de su cuerpo.

No sé cuánto rato estuvimos así, a pelo, saltando yo encima de él o sacudiéndome él con su pelvis mientras me sujetaba de las caderas. No podía ser mucho, pero me vació completamente de mis frustraciones y al final no hubo vencedor ni vencido, los dos explotamos entre sacudidas y arcadas y me llenó de su flujo mientras caíamos, agotados, dentro del agua. Permanecimos unidos dentro del agua, yo todavía con las sacudidas de mi cuerpo, el aferrándome contra su pecho y clavando sus dientes en mi cuello en un beso de pasión.

Poco a poco nuestras respiraciones se normalizaron y nuestro abrazo se relajó y su ya fláccido miembro se escurrió de mi, y yo noté cómo me vaciaba de su simiente. Los dos nos sostuvimos contra los extremos del jacuzzi, que ahora ejercía su tarea relajante a la perfección.

-       Chicos, siempre lamentaré no haber filmado esta escena, porque os aseguro que la recordaré para siempre.

Sólo pudimos reírnos con él del comentario, y dejar, en silencio, que pasara la necesaria pausa para reponernos. Al rato, José se acercó a mi y me dio un beso en el cuello mientras su mano acariciaba inocentemente mi muslo. Yo le miré sorprendida.

-       No, ya no puedo más, por favor. Creo que me has dado más horas de erección en el día de hoy que en todo el mes. Sólo déjame disfrutar de tu belleza. – dijo mientras acomodaba mi cabellera a los lados y delineaba mis pechos con sus dedos, sólo rozándolos, sin presionar. – Bellísima. – dijo con acento italiana. – Macho, como la dejes escapar eres un imbécil. – Y dicho eso se alzó para ir a dormir.

Javier y yo todavía nos quedamos, silenciosos, sin saber muy bien qué decir, pero a gusto el uno con el otro, relajándonos. El alcohol ya se había evaporado, pero yo no tenía ganas de charla trascendente, así que cuando fue ha hablar hice un moín. “Shshshshs…”, puse dos dedos en sus labios, le di un piquito y salí para darme una ducha rápida y meterme en la cama, que era lo que los dos estábamos deseando, y no precisamente para una sesión de sexo tardía.

Mas de sandrahotbcn

En el autobús

Regalo para mis lectores

Por qué no quedo con mis admiradores de Internet 2

Por qué no quedo con mis admiradores de Internet

En un bar

Barcelona en verano

Lunes, huelga de metro en Barcelona

Mi marido me ofrece a un vagabundo

Laura (Capítulo de Vida de Casada)

Mi Boda XIX

Mi boda XX

Mi boda XVIII

Mi boda XIX

Mi boda XVIII

Mi Boda XVII

Mi boda XVI

Mi boda XV

Mi boda XIV

Mi Boda XIII

Mi boda XI

Mi boda X

Mi boda IX (CadaquésVIII)

Mi boda IX (Cadaqués VII)

Mi boba IX (Cadaqués VI)

Mi boda IX (CadaquésV)

Mi boda IX (CadaquésIV)

Mi boda IX (CadaquésIII)_2ª parte

Mi boda IX (CadaquésIII) 1ª parte

Mi boda IX (CadaquésII)

Mi boda IX (Cadaqués)

Mi boda VIII (el baile)

Mi boda VII (antes del baile)

Mi boda VI (el banquete)

Mi boda V (la boda)

Mi boda IV (lista para la boda)

Mi boda III (casi lista)

Mi boda II (Preparativos)

Mi boda I (preliminares)

Caliente_1

Excitando 5 – Parte 8

Excitando 5 - Parte 7

Excitando 5 - parte 6

Excitando 5 - Parte 4

Excitando 5 – Parte 3

Excitando 5 (parte 2)

Excitando 5 (primera parte)

Excitando 4 – El sobrinito de la vecina (y parte 5

Excitando 4 – El sobrinito de la vecina (parte 4)

Excitando 4 – El sobrinito de la vecina (parte 3)

Excitando 4 – El sobrinito de la vecina (parte 2)

Ecitando 4 (parte 1)

Excitando 3

Regalo de Navidad 3 (o de fin de año)

Regalo de Navidad

Regalo de Navidad (2)

Shorts

En el tren

El Partido 5

El Partido 3

El Partido 4

El partido 2

El Partido 1

Excitando 2

Núria

Viaje (11)

Viaje (y 12)

Viaje (10)

Viaje (9)

Viaje (8)

Viaje (7)

Viaje (6)

Viaje (4)

Viaje (5)

Viaje (3)

Viaje (2)

Viaje (1)

Metro 2

Mi antiguo trabajo (y 13)

Mi antiguo trabajo (12)

Mi antiguo trabajo (11)

Mi antiguo trabajo (9,5)

Mi antiguo trabajo (10)

Mi antiguo trabajo (8)

Mi antiguo trabajo (9)

Mi antiguo trabajo (7)

Para Raúl

Mi antiguo trabajo (6)

Mi antiguo trabajo (5)

Mi antiguo trabajo (3)

Mi antiguo trabajo (4)

Mi antiguo trabajo (2)

Mi antiguo trabajo (1, el inicio)

Metro1

Excitando