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Arakarina (26: Breve caleidoscopio)

en Grandes Series

ARAKARINA XXVI

BREVE CALEIDOSCOPIO

HELENA

Mis días han amortizado ya el dolor de la falta de Ara. No ha sido fácil mantener esta casita, mucho trabajo para ganar el dinero, pero al pequeño Salvador no le falta nada. Le puse ese nombre porque era lo más cercano a mi sentimiento personal. Sin él hubiera muerto al perder a Ara, además el darme motivos de lucha, ser mi alegría diaria, es en cierto modo una salvación. Trabajo cerca de cinco horas diarias, mismas que dejo al enano en la guardería. Siento cada mañana lo mismo que la primera vez que lo llevé, como si me desprendiera de un buen trozo de mi alma. Ya no llora como antes. No puedo evitarlo. Es necesario dejarlo si quiero darle de comer. Otra opción que no es opción es que consiguiera quién nos mantuviera a los dos, pero se me hace tan ruin que prefiero dejarlo esas horas ahí, después de todo me quedo con él el resto del día.

Me salen pretendientes diariamente, muchos los ahuyento diciéndoles que soy madre, con eso algunos se marchan y otros se avientan el pésimo chiste de proponerse como amantes ocasionales. El que más puñeteramente pero a la vez lo definió mejor fue uno que se sintió con derecho a decir que "una vez probado lo que se siente te darán de vez en cuando ganas, y para eso sirvo yo mi chula", y los que dicen querer casarse son unos estúpidos, no por querer hacerlo, sino porque ya lo eran desde antes, tal vez alguien se case con ellos dentro de algunos años, pero ese alguien no soy yo ni el durante unos años es mi presente. Lo siento por uno que me ama en serio, que no es un idiota, pero su físico tiene ciertos rasgos chiflados que sé que nunca podría superar.

Es difícil. La mirada del enano me recuerda mucho a Virgilio y a Ara. Es una mezcla de los dos, en su cuerpecito y en su alma alada. No puedo dejar de amarlos a los dos. Cuando Don pachoncito se tiende dormido empieza mi mente a recordar a Ara y su risa, sus besos, sus historias, su compañerismo, recuerdo como es que era superior al mundo, como era especialista en poner en su lugar a los necios. Pienso en Virgilio y recuerdo la nobleza de su cuerpo, su mirada, su voz, su manera de ver las cosas, su arrojo, es que eran casi iguales, los quiero a ambos. Don sueños desde luego no sabe cuan encarnizadamente lo quiero. Sabe que puede hacer de mí lo que le de la gana y sin embargo me respeta y atiende lo que le digo. Desde hace poco acaba de debutar como caminante, hace casi un año que él nació, hace casi un año que Ara partió, y me he jurado a mi misma no recordar esa coincidencia de fechas, quiero que todo en la vida del precioso sea dicha y plenitud, no quiero hacer sombra, pensaré que el alma de Ara sólo cambió de cuerpo, llenándose de vigor y esa inocencia que nunca perdía.

Con poder abrazar el cuerpito de Salvador me doy por servida. Con obtener su sonrisa y su mirada llena de brillo, con verle devorar un mango, chupar su biberón, ver como señala todo y ver como todo quiere agarrar, con ver lo fuerte que él es, con respirar el aroma que le sale de detrás de sus orejillas, con oír su respiración limpia, con apreciar la caricatura de sus enfados. Estoy en los cielos, enamorada plenamente de mi chaparro.

¿Dónde estará Virgilio ahora?

La fiesta de cumpleaños del hermoso fue un éxito, con piñata y bolsitas, con amiguitos y todo. Lo que este muchacho no tiene son parientes, pero casi me da la impresión que mi buen humor ha hecho que acepte a las vecinas, que por lo general son una bola de chismosas, sin embargo tienen hijos, y la fiesta de mi enano necesita de más niños para ser fiesta. Las soporto.

Por lo general no confío en el correo. Pero esta vez pasó algo que me hizo saltar de gusto a mi y al pigmeo. ¡Llegó carta de Virgilio! Desgraciadamente no tiene remitente, sólo tiene destinatario, me pasé cerca de una hora sólo contemplando el sobre exterior, analizando el olor del sobre, intentando imaginar el origen, contemplando la etiqueta y el sello de correo, el tipo de estampilla, la letra, las condiciones en que debió haberse escrito. Luego de esto abrí la carta. Lo que Virgilio cuenta son cosas terribles, manda saludos a Ara y a mi, con amor, su corazón, seco de sangre como dice, no espera que estas cartas sean leídas, sabrá siquiera si llegarán a nuestras manos, en todo caso no podrían regresárselas porque no tiene remitente. Que trágico es que envía correspondencia saludando Ara con tanto amor sin saber que ella no está aquí como cuerpo, sin saber que lo que resta de ella son el amor que vivifica cada uno de mis latidos y el hijo que el propio Virgilio ignora que tiene con Ara.

Las cartas mandan por tierra a todo pretendiente que se me acerca, pues el sólo saber que Virgilio está vivo me vuelve una mujer nueva, y sólo me interesa buscarlo, pero no tengo medios para hacerlo, no aporta datos, pero algún descuido tendrá y tarde o temprano daré con él. Por lo pronto está en territorio mexicano. Me he convertido en una inquietud viviente, sólo me mueve el deseo de hallarle. Cada noche empiezo a platicarle al enano de su padre, de Ara, de mi, y al final de mis rezos alzo los brazos al cielo implorando lucidez para hallarlo. Miro mi cama como un desierto cualquiera y digo: "Ojalá estuvieras aquí". Internamente me convierto en una geógrafa postal, prácticamente me aprendo la red de correo del país, y empiezo a descartar destinos, tarde que temprano tendré una pista.

Cinco meses ha desde la primera carta. El pequeñón ya va por el año y medio y es un enfant terrible que todo agarra y cambia de lugar, opina y altera la casa a su antojo, sigue haciéndome tan feliz como siempre. Ha comenzado a llover, enciendo una vela y me apoltrono en el sillón dispuesta a leer la última carta de Virgilio. En esta dice cosas muy raras, habla de su madre y...¡De su hermana gemela!. Acabo de leer y me quedo con la carta en la mano un buen tiempo. Mi mente es una jaula con pájaros cuando escucho que tocan a la puerta. La abro y aparece ante mí una mujer bastante alta vestida...vestida de princesa empapada. Sus ojos son enormes y árabes, su presencia es muy fuerte. No recuerdo que fue lo que le dije, y ella no respondió inmediatamente, pues miraba el interior de la casa con extrañeza. Lo cierto es que me estoy haciendo experta en obtener datos de las cartas, no sólo de lo que dicen escrito, sino acerca de dónde está Virgilio. Sur de México, selva, iglesia. Sigue siendo muy genérico.

- ¿Se encuentra Virgilio?- Preguntó quizá con demasiada autoridad sobre él, por lo que me dio risa. La chica se ganaba por ese sólo hecho mi más sincera antipatía.

- No-

- ¿Dónde está?-

- Ojalá lo supiera.- Esta mujer, que parecía lista, supo que no podría conmigo a la mala, por lo que abordó la situación queriéndose convertir en mi amiga, cosa imposible desde luego, si cree que mi amistad se gana con sólo estirar la mano y decir "Hola, me llamo Fedra".

SAMUEL

Ya casi termino de barnizar este cuadro. Yo que creía que nadie había tomado a Kinski como tema para una pintura, y me topo con la portada que en otra colección de libros tiene su autobiografía y viene reproducido un fragmento de una obra llamada "Klaus Kinski and the Thing", aunque tiene mucho mejor técnica que el mío, pues yo no soy pintor, siento que el mío expresa mejor su esencia.

Lula me trae un vaso de limonada a mi estudio, antes recámara de la casa y me siento a contemplar el cuadro mientras se seca. Cuando menos espero volteo hacia Lula y esta me mira calladamente.

- ¿Sabes que sin ti no hubiera hecho nada de esto?- Le digo.

- No juegues. Esto lo tenías pensado mucho antes de que me conocieras. Eres excepcional conmigo que sin mi.

- Precisamente. Era una idea sin cuajar, una fantasía chiflada condenada a no realizarse. En cuanto mi cuerpo conoció el ardor del tuyo supo que mi naturaleza es salvaje, imposible de limitar, que de hecho no hay limites para nada, que los límites nos los auto inflingimos. Precisamente a eso me refiero, sin ti esto sería por siempre una idea, serían palabras. Me encanta hacerte el amor a toda hora, sé que no lo digieres ni te haces a la idea de que te lo diga, mucho menos a que lo repita tanto, pero sé que te gusta y lo diré tantas veces se me antoje, me encanta como me miras, me encanta saber que tienes interés en las cosas que hago, me gusta saber que eres mi cómplice en todo. Dime ¿teniéndote a ti, que me impide hacer lo que sea?. Todos los artistas han tenido que botar casas y familia porque éstas no los comprendieron, en tu caso me motivas. Diría que eres mi Minhoi, pero pese a que Kinski amó a esa mujer, ésta le causó mucho dolor, y tu sólo me procuras gozo.

- Eres diferente a todos-

- Tu eres diferente a todas-

- ¿Acabaste el cuadro?

- Si. Está todo listo. Pantalla de video, audio, iluminación, el cuadro, y sobre todo yo mismo.

- Pegué carteles donde me dijiste, incluso me pidieron muchos sueltos, parece que va a estar lleno el local.

- Me da un poco de pendiente el local, les dijimos que la función es mucho más ligera de lo que en verdad es. Tu sabes que el Teatro Calderón lo usan para asuntos infantiles.

- ¿Que le dijiste al amigo tuyo que te lo prestó?

- Que era la historia de un hombre al cual el nacimiento de su hijo viene a transformarlo a la luz.

- ¿Y de qué es de lo que realmente trata?- preguntó cínica, pues ella sabe el tema principal. Es desde luego encantadora en su faceta de cínica.

- De eso. Pero no es tan simple asimilarlo. Lo que no le expliqué es que, si se transformó a la luz, a la autorrealización, lógicamente estaba en la ignominia y en las tinieblas, y son éstas las que están muy cabronas.

- Lo que más me gusta es que tu mismo hagas todo.

- No tuve opción.

- No quiero que me expliques. Pero ojalá obtengas lo que quieres obtener de este show.

Ella se marcha, pero me deja rumiando esa interrogante. ¿Que es eso que pretendo con este show?. La pregunta en si hubiera sido magnífica si ésta se ubicara antes de conocerla a ella. Antes de mi Lula creo que este show no era mas que un raro vendaje contra la soledad, mi idea era bien clara, por un lado el gusto de expresar todas esas cosas dichas por Kinski que la verdad me ofende que se callen. Tal vez por ahí se hallan dicho muchas ideas similares, después de todo el antiquísimo panteísmo ya pataleaba iracundo intentando convencer al mundo de que todos somos Dios y que Dios somos todos. Por ahí se ha bromeado mucho e incluso alguien pecó de brillante al decir que si bien es cierto Dios nos hizo a su imagen y semejanza nosotros le hemos devuelto el favor al crear de él una imagen que es extremadamente semejante a nosotros, ¡lo que es mas! Esa figura de Dios que se ha hecho popular está repleta de idioteces que seguramente nada tienen que ver con esa plasta enorme y despreocupada que ha de ser Dios, es celoso, orgulloso, no pierde oportunidad de vengarse de los humanos ¡Él!, ¡Él que cuenta con todo el poder conocido y desconocido tomando por rival al insignificante hombre que no es capaz de sobrevivir un atropellamiento, un balazo, una traición de amor!, no, definitivamente el panteísmo no se hizo para mi. Otros, otros que no les puedes decir ninguna idea original o un sentimiento rabiosamente honesto porque luego luego te salen con la mamada de que eso ya lo había dicho Krisnamurti en no se qué conferencia que él, desde luego, no se ocupo de escribir, sino que su séquito de perrillos falderos que se cachondean con el chamorro y tobillo de su amo, escribieron toda sarta de sabiduría a la vez que pompeaban en el aire en un coito perruno imaginario.

No, no quiero escuchar que un santo me venga a explicar que la vida es cabrona, que hay que dominarla, que si esto, que si lo otro. No me interesa que ningún Mesías me explique el mundo. Si pertenecí a la secta de Adreil era porque no se metía con mi manera de vivir. Y no quiere decir con esto que me sienta tan rimbombante como para que el mundo se explique tomándome a mi como parámetro, sencillamente, tengo derecho a apreciar el mundo desde mi punto de vista. Por eso, leer a Kinski me resultó maravilloso, pues aunque no fue su intención escribir un libro de sabiduría, lo hizo, no dando recetas para el bienestar, sino narrando con toda crudeza sus tribulaciones y sus mas terrenas alegrías. A él si le creo, pues su intención nunca fue correr cobardemente de este mundo, guarecerse mariconamente de esta cosa que llamamos vida en un lugar en el que todo se vuelve ilusión y sólo es real el alma.

De nada me sirve saber que hay un absoluto Dios con el cual fundirse, como tampoco me sirve saber que en la casa de a lado hay una vecina dispuesta a meterse entre las piernas una verga de hule y que entre dientes susurra mi nombre, me interesa saber que hay un camino entre una cosa y otra y que cada quien llega a donde deba llegar y que el vehículo para hacerlo es el amor. Kinski me lo dijo, sin querer me lo dijo, vino a definir el amor, ese amor que sí puedo vivir, el de aquí, no esa mamada que inventé muchas veces durante la meditación donde me imaginaba que era la Madre Teeresa en pleno orgasmo al mirar un niño somalí tomándose una malteada. Es entonces que pienso que no sólo basta con que se sepan esas cosas que Kinski dijo, sino que por gusto personal me encantaría hacerme pasar por él. A mi que nunca me ha guiñado el ojo la admiración, yo que siento no respetar a nadie, que todos me parecen obtusos, me gustaría ser Kinski, al menos por dos horas que dura el monólogo, por un rato subirme a una mesa descalzo y vestido con pantalón y saco crema, camisa blanca sin los dos últimos botones, con cabello largo y enormes entradas, sin calzones, sin mas propuesta artística y estética que mi verga escandalosamente parada, escultura para quien la quiera ver así, propuesta caliente para las damas, por un rato rugir como un león furioso y sentirme que esto viene desde el fondo del pecho.

Al final, la gente sabría que cerca, tal vez demasiado cerca tenían a un personaje intenso en quien nunca habían puesto su atención, y entonces sabrían que mi temperamento es más duro de lo que imaginaban, que en realidad no estoy muy de acuerdo de cómo se viven las cosas dentro de un esquema hipócrita. Acaso alguien quisiera estrechar mi mano, alguna chica besarme, abrírseme de piernas, darme de beber todo el jugo de su cuerpo, y yo estaría a disposición de cojérmelas como nunca en su vida, y ellas sabrían que habían hecho el sexo con un animal, no con un ser humano, aunque mi figura humana sirviera para que ellas pudieran pedirme el palo de nuevo, sin avergonzarse, haciendo conmigo lo que no se atreven a hacer con el lobo o el león del zoológico, las trataría igual que ellos.

Como digo, eso sería antes de conocer a Lula. Después de ella es Minhoi completamente enamorada, sabiéndose casada con un ser excepcional, aferrándose de él, plenamente convencida que la manera de vivir de los demás es casi una caricatura de la muerte y que sólo a mi lado vivirá de verdad, apreciará el mundo a través de un crisol bello y poético en que todo es importante, nada efímero. Y la llevaría a casa y la trataría como un animal, pero como el animal más amoroso del cosmos, fuerte, viril, exagerado, desmesurado, entregado, intenso, violento, obsesivo, pero seré suyo, descansaré exhausto entre su cuerpo y ella sabrá que en mi caso la naturaleza no se ha equivocado, que sigo siendo todo lo básico que existe, sabrá que nuestra unión es eterna, que mi beso no se borra y que mi semen escribe en su matriz leyendas, que mis manos trazan en su piel un mapa exacto del placer que nadie más sabe descifrar, que nadie más sabe interpretar, que sus cabellos en mis manos se han vuelto raros vegetales y su boca un coño y viceversa.

Es la gran diferencia. La diferencia es el amor. Antes era para no estar sólo, para ser famoso, para que mi carácter intenso no muriera sin que el mundo se diera cuenta de su existencia, sin aplaudirlo una sola vez siquiera, y ahora, ahora comprendo que de nada sirve que el mundo sepa mi naturaleza salvaje, pues ésta no es para compartirse con todos, me basta que quienes la aprecian se colmen suficientemente de ella, que me disfruten, que me gocen, que me vivan ávidamente, y fundar así la época de mi entrega personal, que aquellas palabras de Kinski que dicen "Yo necesito amor", sean tan colmadas por mi como él lo hizo con su propia vida.

Falta muy poco para que empiece la función. No temo que se me olvide el guión, lo he repasado miles de veces, en sueños lo recito entero y sé exactamente en qué me voy a convertir una vez que suba al escenario. Me informan que las localidades se han agotado y estoy seguro que no se trata de mi persona, pues no soy actor, ni director, ni productor, vienen a ver a Kinski, a reencontrarse con él, sin saber que mi intención es que le amen, que le entiendan.

Voy al camerino, si es que a eso se le puede llamar camerino. Le advertí a Lula que no se apareciera por ahí hasta finalizada la función y sin embargo aparece. Le rompo absolutamente toda la ropa y en compensación le hago el amor con toda la fuerza con la que cuento, por delante, por detrás, por la boca, y sus caderas mojadas me nutren como nada en el mundo. Aplazo mi orgasmo y le prometo concluir esta faena después de la función. Ella entiende y me abraza, ya casi es la hora de subir y no me he vestido siquiera. Mi voz se ha hecho más grave, mucho más viril, acaso sirva para mayor impacto con el auditorio, pero se desapega un tanto de la realidad, pues la voz de Kinski no era de esas que embrujan, no era grave y modulada, era mas bien catarrosa. Me despojo de los calzones, me pongo el pantalón color crema, la camisa blanca, el saco, el cabello me lo he teñido en color claro, lo que me viene a ridiculizar un poco, pues mi tez es morena. Me hago a la idea de que voy a verme como se ve Kinski en COBRA VERDE, blancamente alemán pero tostado por el sol, el encuentro con Lula me sirvió porque me mordió tanto la boca que me la ha puesto hinchada y deforme, mis ojos miran con gran sed y la pupila está dilatada por la excitación. Permanezco excitado, todo yo soy sexo, espolvoreo hormona como si fuera un mega atomizador, una feromona en explosión constante.

Me miro al espejo, y le veo.

La mirada febril, el entrecejo grave, los dientes listos a morder, la boca que nunca deja de hacer muecas, me acuerdo entonces del delirio en que caí en la meditación del aura del gurú, tengo poco tiempo pero la intento de nueva cuenta y funciona, me miro al espejo y asombrosamente comienzo con un excéntrico y estridente rezo que decía : "Morituri, Decision before dawn, Hanussen, Kinder, Mutter und ein general, Ludwig II, Sarajewo, Waldwinter, Gelibette Corinna, A time to love a time to die, Der Racher, Bankraub in der Rue Latour, Das Geheimnis der gelben Narzissen, Der Seltsame grafin, Die Toten Augen von London, The Counterfeit Traitor...Nosferatu a Venezia, Cobra Verde, Paganini". Exhausto me quedo contemplándome al espejo y veo mi cuerpo temblar. He pronunciado el nombre de todas las películas en que Kinski participó sin tener fuente alguna de donde poder recordarlas, pero ante todo me queda la mirada de él que me dice que en realidad no es el cine lo que importa, aun y cuando sea esto por lo único que pueda recordársele, acaso alguien tenga los viejos discos en que Kinski recitaba las Baladas de Villon, pero fundamentalmente se le recordará por el cine, siendo que mucho de su cine lo hizo por dinero, y el único consejo que parece darme, él que no respeta los consejos ni los da, es que nunca fue tan intenso como lo fue en teatro, y acaso quienes tuvieron la oportunidad de verle sobre el escenario estén muertos en su totalidad, por lo que nadie podría contarme, no cómo lo hizo, sino qué sintieron de tener un espécimen así frente a sus narices.

El celuloide nunca es capaz de atrapar el alma correspondiente a aquella parte del cuerpo que no puede robarse con la toma, tal como la luna, que sólo podemos tomar como existente la parte luminosa, mas no así la oscura. ¿Cuál fue el resultado de la meditación en el aura del gurú, pese a lo breve de su duración? Un regalo. La convicción de que seré testigo de una función de Kinski, la viviré en los ojos de los que me miran y ellos sin saberlo lo estarán viendo a él, pues ese es mi regalo, asimilar durante la función la furia, de él que prometió volver a través de los elementos, él que no es sino la sincera rabia que habita en todos.

Voy por el pasillo y ya no siento nervio alguno, es como si fuera a contar la historia de mi vida. Me paro en el centro, atrás los monitores de T.V., mi cuadro también, la música va a comenzar una vez que la luz llegue a mi cuerpo, soy un romano, comienza a sonar un fragmento de "Epitaph" de King Krimson, - Se busca Jesucristo...- Comienzo.

Seguido emulo la trifulca para luego hacer esperar al público en un silencio desesperante, cuando comienzan a impacientarse regreso, esa espera les ha dado derecho de tenerme, de ser mis hermanos por este par de horas, de ser mi misma sangre, me mezclo con ellos y les miro, estoy entre los asientos y ellos pueden respirarme como yo puedo respirarles a ellos, perciben lo que siento, se los estoy diciendo con mi voz, no necesito micrófono, todos parecen escucharme como si me tuvieran a su lado, recostado en su cama después de hacer el amor. Dicho eso comienzo a narrar la infancia, la opresión de las lamentables casas, las chinches, el hambre, la desesperación hecho padre y el amor en el rol maternal, la relación con la madre, todos comienzan a darse cuenta que la cosa no fue fácil, si entendieron que el amor entre madre e hijo fue más válido que la muerte sistemática llamada guerra está bien, y si no, no importa. Luego la guerra y los años perdidos, la iluminación impecable, mi voz como un tosido terminal, acaba la guerra e inicio el regreso a Berlín, mi voz va haciéndose más ardiente, soy actor, se desarrolla mi destino entre mi mismo y mis mujeres, las cuales amo enfrente de todos sin empacho, sin ocuparme de cuan copiosamente estoy sudando, ni siquiera presto demasiada atención en de qué tamaño se me alza el pantalón a la altura de la bragueta. Mi pantalón tiene en la parte de mi sexo una enorme carpa. Alguna gente ya ha abandonado el local, pero peor para ellos, yo seguiré gritando hasta que toda la brutalidad y encono quede perfectamente justificado a través del amor. Subo pues a la mesa que estaba dispuesta y recito:

"Estoy muriendo de sed junto a la fuente;

caliente como fuego, tirito de frío;

en mi país estoy en tierra lejana;

junto a un brasero tiemblo, aunque ardo;

desnudo como un gusano, vestido como presidente,

río entre llanto y espero sin esperanza;

me reconforto en triste desesperación;

me divierto y no hallo ningún gozo;

soy poderoso sin fuerza ni poder,

bien acogido, de todos rechazado."

"Nada me preocupa y pongo mi esfuerzo

en adquirir bienes que no me interesan;

quien mejores palabras me dice, es quien más me hiere

y quien más me dice la verdad, más me engaña;

mi amigo es quien me hace saber

de un cisne blanco que es un cuervo negro;

y quien me hace daño, creo que me ayuda;

mentira, verdad, hoy me es todo uno;

lo recuerdo todo, no sé expresar nada,

bien acogido, de todos rechazado."

Nunca había escuchado nada semejante, no es parte del guión y estoy seguro que es Francois Villón. Avanzo hasta el nacimiento de Nanhoi luego de andar por el mundo, es entonces que se sucede la transformación, donde se irradia el valor por la vida, el respeto, la intensidad y la furia puestas en servicio del amor es entonces que el monologo florece, culminando con la carta póstuma a Nanhoi. De ahí, se concluye el evento.

Muy pocos aplauden, otros están sinceramente aturdidos, otros ya les anda por irse, tres o cuatro gentes si aplauden con vehemencia. Salgo y sonrió a como puedo, con una mueca. Ocurre una ovación, pero muchos de ellos ovacionan a cualquiera. Me doy por servido con ver una docena de ojos con brillo, me basta con que alguien reconociera que la vida es amor. Vuelvo al camerino y no hay nadie que quiera saludar al actor, nadie quiere su autógrafo, nadie quiere preguntarle su opinión, ni siquiera va una sola chica a besarme, ni señora alguna toca la puerta para insinuar que le gustaría ser ella la mujer invisible que con tanta fuerza poseí sobre el estrado, ni notas de felicitación ni ramos de rosas.

Lula ha tenido que ir a su casa a mentir para poder concluir lo que empezamos antes de la función. Sé que no hice todo esto para sentirme al final de cuentas solo. Ni soy famoso, ni soy Kinski, ni nadie quiere saber de él, muerto les parece que está bien, para mucha de la gente ésta ha sido otra de las tantas obras que el municipio subsidia para luego presumir de ello y sacar mucho más de lo que invirtió. Recibo una nota y es del administrador del teatro que me ha cancelado las otras tres funciones, su nota dice "Coincidirás que no era la obra que me dijiste, no fomenta el espíritu de la familia ni el amor", lo compadezco por no haber entendido absolutamente nada, pues claro que habla del amor familiar pero en variantes muy extremas, y por otro lado, todo el tiempo habla de amor. Si su cabeza de chorlito no da abasto para ver el amor cuando este pasa frente a él, bien merece casarse con la primera estúpida que lo encuentre encantador para luego aburrirse como durmientes de vía férrea. En fin, me ha tocado ver a su mujer y con esto me ha tocado conocerle a él. En una cosa si coincido, follarse a su mujer y hacerlo pensar a él son tareas comunes, sería como intentar hacer origami con papel higiénico.

Lleno mi maleta con las cosas que traje. Dos tipos me abordan y me preguntan por el autor del cuadro, no les digo que soy yo pero les pregunto qué se les ofrece y ellos explican que desearían que el autor pintara para ellos un paisaje, y en nombre del pintor los mando al carajo. Doy instrucciones para tener ese cuadro mañana en mi casa.

Me resulta abrumador tomar mi coche para regresar a mi casa. Al volante, en medio de tantos coches, recorriendo las mismas calles, sabiendo que mañana igualmente las he de recorrer para cumplir con mi función en el departamento de tránsito y vialidad, miro al retrovisor, quisiera imaginar que la gente se da cuenta de quien soy, que haber hecho el monologo hubiera aportado algo nuevo a esta ciudad, pero nada ocurre. El cabrón que me limpia el parabrisas para ganarse unas monedas me ve como a cualquiera y cuando le digo que no tengo monedas me manda a la chingada como a todo el mundo, y las chicas ni voltean a verme, ni siquiera porque no traigo calzones y mi falo sigue bastante dispuesto. A quien voltean a ver es al tipo del BMW, sus cuatro llantas y el rojo de su tolva vale más que cualquier noción del amor. Miro al retrovisor, no soy Kinski, soy yo aprendiendo que estoy solo en esto, que lo eterno lo tengo con quienes me aman y amo, y que eso es lo único que me debe de importar.

Llego a mi casa, veo la sombra de Lula, en verdad la quiero. Me muero por preguntarle que le pareció, es su única opinión la que me importa. Me acuerdo de Natalia, apenas creo que no haya asistido al show, lo pienso por humanidad, pues ya me da lo mismo. Apenas pienso abrir la boca y decir "¿Qué tal estuve?" pero en un asombroso ejemplo de magia ella contesta sin yo preguntarle. - Estuviste genial, te mereces un regalo- .

De inmediato le veo el cuerpo entero, que es el único regalo que me gustaría tener ahora que me siento tan vacío, de ahí en adelante, nada, ninguna cosa material me haría que se me erizara siquiera un cabello.

Pero vaya que uno debe callarse la bocota. Me entrega un disco de vinilo. Sé que es un disco por que tiene la clara forma de un disco, aunque está forrado en color negro. Empiezo a desnudarme y el habla se me extingue, la garganta se me seca de emoción y mis ojos vidriosos voltean a encontrarse con los de ella que son todo colmillos de vampiros, atentos y expectantes, mágicos y solares. Quiero darle las gracias pero en este momento no tengo voz. Siento como cada célula de mi cuerpo ya está haciendo tratos con las de ella, hay un impulso eléctrico.

Es un disco de Kinski. De mil novecientos y algo, lo dice en números romanos, es alemán, es viejísimo, una reliquia, con su portada algo bastante maltratada, el pobre Kinski de la portada está algo rayoneado y sus facciones y perímetro están aplastados, como si en alguna época de su vida alguien hubiera intentado calcarlo. ¿Cómo lo consiguió?, ¿De donde lo sacó? Me consta que era una tarea imposible, que nadie en el mundo me podría conseguir un disco de esos años, así de viejo, así de impopular, casi sin ralladuras, con el cartón grueso de su funda enterita. Es imposible. Esta mujer es maravillosa. Ha sido toda una sorpresa.

Me da otra caja. Tiemblo sólo de no saber qué lleva dentro. La abro y encuentro dentro una máscara de cuero de gatúbela. No entiendo, y así se lo hago saber. Me encanta la idea, pero no entiendo. Ella me explica que esa máscara significa que su alma me pertenece, que es toda mía, que se quedará a vivir conmigo. Se ha preguntado qué es su espíritu y se ha contestado que un gato esquivo que sin embargo desea mi domesticación, por eso compró esta máscara fetiche, para ser tan gráfica como puede. Miro dentro de la recámara y lo que encuentro son tres maletas enormes: ¡Se viene a vivir!.

Explica que al verme en escena supo que no podría estar a lado de nadie más, que es mía, que antes de hoy amarme era solamente traición a su marido, y a partir de hoy es traición a ella misma, a esa ella misma que somos los dos.

Curioso y torpe como siempre, a punto estoy de arruinarlo todo, aunque ya nada importa. Le pregunto ¿Antes de ahora no eras mía?

- No. Pero ya lo soy- dijo con voz ronca, estirando sus manos y poniéndose la mascara que le deja libre toda la barbilla, mientras sus enormes ojos enmarcados por la orilla negra no le piden nada a los de Michelle Pffifer. Maúlla y todo el conocimiento de siglos relativos al placer aparecen claros en mi mente, y frente de mi, la mujer ideal para llevar a cabo toda esa sabiduría.

En un flashazo recuerdo cuando no era mía. Recuerdo la carta que le escribí cuando tuvo a bien irse de vacaciones con su marido.

Carta destinada a quemarse en la hoguera de un corazón de la cual se resume el brote se un girasol y muerte de una teoría.

Mi amadísima Lula.

Qué jodidos he de hacer. Sé que tengo que aguantarme. Qué en teoría te hecho de menos, pero internamente mi destino es echarte de más. Tal vez deba explicarme. ¿Qué es para mi echar de más? Definíamos que extrañar era la constante evocación de un pasado que entre glorioso o extravagante puede tener el común denominador de entrañable, un suspiro entrecortado, un gozo de lo que era, un despecho por lo que es. Decíamos por otro lado que echar de menos es como un vacío molecular, paralelo pero alegre, una falta...pero satisfactoria. No se remonta al pasado, sino al momento. Es una sensación que se caracteriza por un silencio tranquilo, una hibernación de un cómplice. Echar de más es algo diferente, es presencia, es perpetua, es activa, es, a su manera, compañía.

Lo importante de todo esto no es lo que diga o deje de decir, lo importante es el impacto real de las cosas, el impacto creativo y fructificante. Tal vez debas saber que no todo lo que te digo se yergue como un concepto reencarnante, definido a priori, ideas de mi catálogo listas para utilizarse en la ocasión más oportuna. Mucho de lo dicho, más allá de ser licencias literarias, son en realidad cosas que digo por primera vez, por lo que agradezco tu interés en conocer mi versión, pero más agradezco que tengas interés en buscar tu versión de lo que digo. Mi guión de Kinski nunca pareció más vivo. Lo único que espero es que estés libre el día en que me toque representarlo en el teatro. Sin ti ahí, todo se volvería gris.

La vez que me hablaste por teléfono sólo para dejarme patente que no podías hablar [cosa irónica] tuvo la buena virtud de dejarme en claro que vivo en ti tanto como tu en mi. Yo sugiero que no te vayas a vivir a Guanajuato como quiere tu marido, y al decir eso hablo por mí fundamentalmente, aunque poderosamente me gustaría hablar por los dos. Sé que esas supuestas vacaciones han de ser para encontrar una casa o cosa similar. Atiende mis susurros. Me pareció genial la idea de ser ese diablillo que tridente en mano no deja de susurrarte cosas al oído. No soy el ángel porque los ángeles parecen tener muy claro que uno debe de comportarse como ellos creen que está bien, y son expertos en censurar. En todo caso sería un diablillo que te quiere tanto y por ello resulta incapaz de hacerte daño y llevarte a la perdición. A ver si el jefe supremo de diablos no me despide de mi puesto por no arruinarte, aunque pediría asilo diplomático en tu oído-corazón.

Me he acordado mucho de ti pues recuerdo que tu me grabaste un cassette con música de Eurhytmics, y no sé si lo hiciste a propósito, pero me he clavado mucho en la letra de la canción "Here comes the rain again", es decir "Viene la lluvia de nuevo". Al margen de todo, sí hubieses llenado el cassete con la canción "Here comes the rain again" grabada una y otra vez, la idea hubiese sido genial de todas formas. Déjame te traduzco, algunas de sus líneas (previo perdón de mi nefasta manera de redactar el inglés):

"Here comes the rain again

fallin on my head like a memories

rainin in my heart like new emotions

I want to walk with open wings

I want to talk like lovers do

want to die into your oceans

I just rainin with you"

 

Esta línea es maravillosa. Hay un catálogo de cosas que uno puede decir para irritar, y en dicho catálogo sugerían que un diez de mayo te acercaras a tu madre, le dieras un abrazo conmovedor para luego plantarle un beso en la mejilla seguido de la expresión: Te quiero, eres como una madre para mi.

Desde luego, la mamá en cuestión se irritará, pues no le bastará que le digan que es "como una madre", siendo que es la madre. En inglés, la frase sería más o menos así: "I Love you, you are like a mother to me". Luego la palabra Like ofende más que halaga.

¿Porqué resulta tan ofensiva?, todo se debe al viejo concepto trovadorezco del amor. Si la canción dice, "quiero hablar como los amantes hablan", en teoría el como-like es una parte nefasta de la canción. Ello si la vez desde una perspectiva que no es la mía.

¿Has estado enamorada de verdad?, ¿Recuerdas la sensación?, ¿Es una sensación presente?, ¿Lo sientes respecto de una persona o tuviste que elegir entre varias ocasiones en que has estado henchida de amor?, ¿Fue permanente o es efímera?, ¿Sabe a hoy o es recuerdo? Uno puede estar enamorado de alguien o enamorado por alguien. El fin casi genérico del primero radica en que la gente cambia, y el amor con ella. Las cualidades cambian. El otro sólo puede ser como nosotros queremos, y siempre y cuando ese ser contemple tenernos en el mismo sitio siempre, y ese sitio debe ser en ese sagrario que el otro guarda en el pecho. Una pregunta más ¿Todos saben que tienen un sagrario en el pecho?.

Sé que hasta aquí mis comentarios no han tenido ni pies ni cabeza. Aunque los tendrán después de la siguiente pregunta:

¿Cuándo has estado enamorada sólo lo percibe el sujeto de tu amor?, ¿Sólo él nota el brillo de tus ojos, el timbre de tu voz, la gracia de tus movimientos, es decir, ojos voz y danza de enamorada?, ¿O por el contrario, la condición de plenitud es advertida por el mundo? Tal vez la gente te vea en esas circunstancias y te diga que se te ve muy cambiada, optimista, radiante. Yo creo que cuando uno está henchido de amor es algo que se nota, y sería absurdo pensar que sólo miras-like lovers do, hablas-like a lovers do, te mueves-like lovers do, y asumes la vida-like a lovers do, frente a tu pareja. Si así fuere estas siendo presa de una tiranía.

Yo por mi parte viví un proceso importante luego de conocerte, tal como si mil cosas amalgamadas hubiesen venido a conformar, un mosaico coherente de mis ideales y fines. De Herman Hesse ya había aprendido acerca de los nexos, de Eliphas Levi la magia y la polaridad, de Henry Miller el desdén, de Klaus Kinski la libertad sin límites del amor y de Jodorowsky que los nexos, magia, polaridad, desdén, amor y poesía pueden ser aplicables coherente y satisfactoriamente en la vida, pues uno es Dios en tanto que ser, y como tal puede uno manifestarse.

Desde luego fue un proceso muy interno, que no me costó poco trabajo. Fue bueno saber lo que sabía al momento de toparme contigo. Pero mi salvación y suerte radicó también en contar con la mejor de las compañías. Tus ingredientes personales eran exactamente aquellos que yo requería que tuvieses para mis fines, es decir para ser. Sin querer ibas vestida de new emotions. Eso me pone en deuda contigo. Sin ti mi proceso hubiera sido un proceso intelectual, contigo es lo que es, un proceso vital. Lo único que espero es que abatidas las amarras (que sé que hoy por hoy la relación disfunsional que llevas con tu esposo lo es) me sigas considerando por lo que soy y no por aquello para lo que pueda servir, tal como yo te considero pasado mi proceso. Créeme, hoy por hoy vivo like lovers do, el amor me brota desde adentro y lo vierto sobre aquellos a quienes amo, todo me resulta coherente.

Sé que repelaras de lo que creo que crees o puedes creer, pero todo esto lo digo a manera de vacuna, y que no subestimes tu participación. Pero en fin, ya estoy armando polémica de nuevo. Dejémoslo como en el párrafo anterior y que sirva para reiterar el rito de las manos.

Espero que vivas like lovers do, verás que el mundo ofrece muchas cosas, que todo es un juego mágico que espera quien se decida a amar primero, y que la ventaja es de los que deciden entregarse, pues no se entregan, a final de cuentas, a sus hijos, padres, consortes, mascotas, viento, agua, verdugos, empleo, pensamientos, música, sueños y todo cuanto ocurre, sino que se entregan al propio corazón, que, como dice Cerati, ya no para de crecer.

Me queda claro el concepto cuando dices que al leer mis líneas es como si me escucharas. Me queda claro que esto sea un agradable reflejo de una realidad mayor, y que su conducto sea, mas que mi voz real, esa voz mía que te guardas en las hamacas de los oídos. Me queda claro que con un poco de inventiva mi voz estará más entonada que entre mis dientes. Bueno. Bajo esa tesitura he de continuar escribiéndote, que, al igual que todo lo que ya he escrito, más que un texto es una plática atrapada en letras, las cuales puedes deletrearlas como quieras, ubicarlas en el sitio y contexto que gustes, fuerte o quedo, con luces encendidas o apagadas, tan cerca o tan lejos como te apetezca, tan tuyas o tan tuyas como desees.

Creo que de todo y cuanto hemos hablado ha sido, en términos generales, si no interesante, al menos nutritivo. Las dificultades para que salgas de casa durante horas han dejado de manifiesto el gran desamparo en que quedo y quedamos cuando nuestras vías habituales de encuentro se hacen añicos, y ha sido grave porque tales incidentes reflejan la indeseable condición de que dos seres no quieran contactarse, que estén lejos. A mi me da pavor. Pues mi deseo de llegar se ve plenamente boicoteado. Luego todo es fe.

Ya que apareciste y el contexto de mi guión ha asumido rostro de realidad, he tenido que modificarlo en gran parte, hay pedazos que decido tirar a la basura y pedazos que decido conservar, analizo los tramos y titubeo acerca si seré capaz de pararme ante un público y recitarles una arenga violenta ¿No te da curiosidad por qué titubeo? No sé, tal vez mi guión original tenía mucha reproducción en vídeo de tetas, culos, sexo, pornografía. ¿Qué quieres que haga? Kinski vivió cojiendo.

Creo haberte comentado de la mala fama que pesa sobre mis hombros al momento de tratar el oscuro tema de la pornografía. Supongo que como casi todo el mundo adolescente me vi expuesto a este tipo de material durante mi juventud. No me sonroja, ni tampoco soy enemigo del género, el cual preferiría antes de ver bodrios como "La risa en vacaciones" o sandeces por el estilo. Pero ese no es el punto. El punto que recuerdo haberte mencionado era la pésima fama que se cernía sobre mi por el detalle de ser demasiado consciente de aquello que beben mis ojos. Mientras que el resto de amigos, los cuales en reuniones veían exactamente los mismos filmes, que dicho sea de paso tampoco fueron muchos, los olvidaban en forma casi inmediata, tal situación no ocurría en mi caso. Yo recuerdo vivamente las imágenes si quiero, se cómo se llaman los actores, los directores, que papeles hacían, que circunstancias proponían, etc. Por ello cuando me preguntan sobre el tema de películas porno, fechadas en los años ochentas, parezco ser demasiado erudito, situación que no es mi intención, sencillamente, si presencié algo, ello quedó asimilado en mi experiencia, y como tal la respeto.

La aclaración viene en el sentido de que la única película del género que pretendo conservar es una que se titula "Pandoras Mirror", que se traduce como El Espejo de Pandora. Ya sé que la idea de conservar un filme de este tipo resulta chocante para gran número de personas, pero déjame contarte.

Cada vez que la saco de mi videoteca me confirmo el porqué dicho filme me había simpatizado realmente la primera vez que lo vi. Cosas que tengo muy presentes es que la música está muy bien cuidada, que el sistema de cámara es difuminado (como la foto de la publicidad del perfume Anaïs Anaïs), y que las imágenes son además casi exquisitas. Con esta aclaración no quiero parecer al típico acongojado que no admite que el porno es morbo y en vez de aceptarlo se suelta dando una arenga de explicaciones estúpidas y no requeridas de porque el porno es arte. Se que el porno no es arte, no pretendo justificarme. Me extraña, pero Jodorowsky dice que es arte, en su caso lo comprendo si lo que él ve es aquello que reconozco como las fronteras sutiles del actuar, el qué hacer se los ordena el director, el cómo es arte personal de cada actor.

Sin embargo, en la película el papel de Pandora queda a cargo de una actriz que se llama Verónica Hart, cuyas facciones son muy finas y encierran una gran agudeza, es bastante capaz de aprenderse sus líneas, cosa nada común en dicho genero, y sus actuaciones siempre son vehementes, haga lo que haga.

El filme se basa en lo siguiente. Ella entra a una tienda de artículos usados. De entre todo lo que ahí hay le interesa un espejo, el cual está cubierto con una especie de mantel, el dependiente de la tienda le dice que no es conveniente que mire el espejo. Ella insiste y se sienta en un taburete, frente al cristal del espejo, y se adentra en él. El espejo le muestra a ella distintas situaciones que ocurrieron ante su reflejo. Ella se abstrae atenta a las historias que el espejo narra. Una y otra vez regresa a la tienda para ver aquello que le muestra el espejo, y tantas veces va, el dependiente le advierte que es peligroso mirar demasiado el espejo, que tarde que temprano éste terminará por reclamarla a ella como una historia más. Al final, ella por fin compra el espejo y lo lleva a su casa, y frente a éste cumple una fantasía erótica que la abordaba frecuentemente, si no es que es el espejo quien la hace realidad. Al concluir ésta, el espejo la absorbe, y se puntualiza que siempre fue ella el espejo, que espejo y Pandora siempre fueron uno sólo, el espejo es su reflejo interior. La película la encuentro deliciosamente femenina.

Contra lo que pudiera pensarse, lo mejor del filme es cada momento en que ella está a punto de adentrarse a las imágenes del espejo, tal cual si se detuviera frente a un umbral del cual no puede evitar el cruzar, umbral que cada vez le es más familiar, que paulatinamente le teme menos; en dichas escenas se ve en la pantalla completa el detalle de su rostro, la avidez que se refleja en sus ojos, la luminosidad que sobreviene. Todo eso es de verdadera antología. El hecho en que ella va aceptando cada vez más sus propios reflejos, se adentra en sí misma y con ello se exterioriza.

Los espejos, los reflejos. En la cinta ella siempre fue el reflejo del espejo, ella dio vida al espejo. Mi obra de teatro del buen Kinski es, aunque llevo años sin tocarle una sola coma, entonces un reflejo de mi pensamiento, mi imaginación, mi fantasía y mi recuerdo, y sin embargo lo que narra en muchas de sus partes no es el reflejo de lo que soy ahora. ¿En cuánto tiempo habremos de convertirnos en aquello que hablamos, pensamos o soñamos? ¿Cuándo la palabra deja de ser un mero halago y se convierte en promesa, cuando la promesa se vuelve historia, cuando la historia se convierte en mito?

Luego ver mis líneas no me es del todo sencillo, y me da risa leer en el espejo de los coches que dice: THE OBJECTS IN MIRROR ARE CLOSER THAN THEY APPEAR. Los objetos en el espejo están más cerca de lo que aparentan. ¿Te imaginas mi sentir? Trasládalo a la historia de la película que te conté, la realidad, la absorsión, la imaginación, está mas cerca de nacer que lo que suponemos. La apariencia es entonces un feto de la verdad.

Uno no se para frente al espejo y duda de que el vello de más o la espinilla que se refleja sean reales. En la vida nos ha pasado. Podemos decir que alguien ha desaparecido de nuestra vida y pensar las 24 horas del día en cómo es que ha desaparecido; puedes rabiar y decir que nunca has necesitado de musas para crear arte y sin embargo permanecer en una inanición creativa por falta de motivos; gritas al viento que no estás enamorado y sin embargo no dejas de pensar en ella (o él) y de repente te encuentras hablando sólo con un hueco, diciéndole cosas tan banales como "¿Eso crees?", y uno afina la lista de justificantes de porqué uno no es un patán, y lo ensayas, conociendo a la perfección el arte de la patanería. En todos los casos, estar demasiado consciente de aquello que no queremos ser es una forma de reflejo, y ese reflejo está más cerca de nosotros de lo que suponemos.

Ratifico que en noches como hoy me gustaría estar junto tuyo tomando una tasa de café, lanzándote cualquier halago que se haga promesa que se haga historia que se haga mito, y explicarte como los reflejos exigen siempre su parte de realidad. Ya me perdí en esta carta. Empecé en una dirección y no concluyo en ninguna, aunque sé que te sirve para conocer cosas, cosas que en cualquier caso are closer than they appear. Es como si te viera por un retrovisor y recapacitara en que estás mucho más cerca de lo eue me imagino, y eso me agrada, pues a mi no me incomoda que me imagines con las narices pegadas al espejo para que concluyas que me gustaría estar dentro de ti, mental o físicamente, como más prefieras.

El día viernes fue pésimo, y si no lo fue, así lo percibí yo. Sé que eres la presidenta del "Club de enemigas de verme decaído", pues encontrarme maltrecho es algo que no me va. ¿Sabes que tal aspecto es en ocasiones una carga algo pesada?, ¿Acaso no tengo derecho a tropezar soberanamente, volar por los aires y azotarme de narices en el suelo, para luego levantarme, descubrir que en realidad no he muerto y sencillamente sacudirme con la seguridad de haber sido frágil y ridículo pero a la vez muy inocente?. Lo malo es que tal experiencia no puedo planearla, pues su conclusión sublime [reconocerme inocente] no sucedería.

Recuerdo que una vez un papá y yo pusimos la misma cara cuando vimos al hijo de éste patinando sobre hielo, siendo que el chiquillo, al saberse filmado por la cámara de vídeo que su padre cargaba al hombro, le decía "Mira papí, mira papí, mi primera caída" para luego resbalarse de nalgas y caer al hielo. Desde luego tal ultraje a la espontaneidad provocó que tanto el papá como yo pensáramos "¡que niño tan mamón!", y claro, luego de que ambos pensamos lo mismo, yo lo miré a él [al señor], quien me lanzó una mirada de sincera disculpa por haberlo engendrado, y a la vez me pidió guardar un trato en el que los dos nunca revelaríamos tal hecho, ello bajo el entendido de que a cualquiera le puede pasar y que no está uno en aptitud de ser muy ortodoxo con los hijos, a quienes les perdonaríamos fechorías como esa o peores.

Pero ese no es el tema. Desde la primera vez que nos encontramos en casa de Josué me gustó realmente tu actitud y avenencia a que tenga muchas y muy diversas facetas. No siempre quiero ser poderoso, en veces me gusta abandonarme, te consta. Ayer me sentía tan abrumado, abrumado por la nada, que usé una técnica que nunca falla. Me acosté a dormir como un chiquillo. Si algo he aprendido de los niños y los perros es reposar. Basta acostarse como ellos se acuestan, poner el rostro como lo ponen al dormir, con esa confianza de que nada malo ocurrirá, que el sueño es un portal a un país del juego en el cual uno puede encontrarse con quien le de la gana. Contigo, por ejemplo.

Leía durante el fin de semana uno de los libros que compré y nunca me había dado al tiempo de leer "Betty Page: La reina de las curvas", que he de decirte, Betty Page fue una Pin Up (chica de calendario) muy célebre durante la década de los años cincuenta, fama que volvió icono su imagen con flequito a media frente, sus curvas aterradoras, su risa oscura y el brillo inocente de su mirada. Tales libros basura [el pretexto de la autora para escribir un libro biográfico de la chica es precisamente que no es en lo absoluto necesario escribir un libro de Betty Page, quien ni siquiera es motivo de un reportaje en alguna revista, y menos aun aparecerá en una enciclopedia seria] me agradan porque queriendo tocar un tema marginal, tocan puntos de vista poco ortodoxos de la historia. Por ejemplo, muchos libros te dirán el desarrollo de la postguerra a la Segunda Guerra Mundial en su aspecto económico, social, y te describirán la supuesta moral que reinaba en unos Estados Unidos deseoso de acreditar que luego de tantas muertes y debacles "habían ganado", que pese a que el mundo estaba dolido, tal dolor no cruzaba sus fronteras. Con escasez de familias era necesario darle glamour a la figura del ama de casa, buena, casta, educada, objeto, que se delineaba los ojos y pintaba la boca para aspirar la alfombra.

¿Crées que tales influencias no afectaron nuestro país? Aun se repite esta historia, aun se retransmiten por cable series basadas en esa forma de pensar nada halagadora para la mujer. Programas como "hechizada" o "Yo amo a Lucy" atestiguan la imagen que quería darse, son de hecho efectos de esta moral que se vendía. Pero ¿Cuál era la realidad? Habría que ver las necesidades del deseo, la cerradura por la cual hombres y mujeres asomaban el ojo. Tal cerradura permite ver el desequilibrio moral, la dislocación. ¿Quieres ver la realidad de la búsqueda de la felicidad humana? No sólo veas los reportes oficiales, mira también las revistas que satisfacen el morbo popular, aquello que la gente desea ver, y que desea ver porque le agrada que en un rincón de su mente lo que mira sea posible, real, aunque no lo sea para si mismo. Encarar nuestra parte penosa, nuestra parte negada, nos acerca a lo que realmente somos también. Nuestra risa oscura también es nuestra. Nuestro ser tiene un reporte oficial y una revista marginal, y ambas se editan en la misma imprenta del corazón.

Volvamos a Betty Page. Ella no sólo fue conocida como la reina de las curvas, sino también como la "Reina del Bondage". El Bondage es la disciplina sensual que se vale de mordazas, sogas, pelotas, para llevar al plano físico una manifestación del deseo que, en un orden paralelo, se demuestre en forma fehaciente un dominio y una sumisión. Te sorprenderías de ver en los sex shops la venta de unas esposas de policía, una cuerda común, una venda, una cinta adhesiva para embalaje. Me parece que la idea distorsionada de aquella época se reflejaba en las fotos de bondage. Si tu quieres que tu mujer, o tu marido, te obedezca sin chistar, que admita todo y cuanto dices, que tus ideas prevalezcan sin discusión ni diálogo, dime, ¿Qué diferencia hay en que lo hagas bajo una intolerancia reiterada a que lo hagas mediante una cinta adhesiva colocada en la boca?, el egoísmo carnal, el apropiamiento de un cuerpo, es luego una representación ideal de lo que sería atar a alguien a una cama con unas esposas [la coincidencia me parece aterradora, siniestra, que se llamen "esposas"].

Creo que hay que reorientar gran parte de los valores. Creo que el ser humano se ha habituado a vivir en un "bondage cósmico", donde nos place esposar, amordazar, poner vendas en los ojos, dar de golpes. Todo y cuanto digo no es para incitarte al bondage. Lo hago al acordarme de tus palabras en que refieres que estás aprendiendo a ser cada vez más libre. Supongo que en términos cerrados, tradicionalistas u ortodoxos, puedo llegar a ser una mala influencia para ti, pues las libertades que propongo son muy extrañas. Desde luego yo nada impongo, y en el fondo soy más bien antibondage. Siento que las amarras no son necesarias, ni las mordazas, ni los vendajes, uno puede estar cerca de otro por la más humilde voluntad, reconocerse fuerte o reconocerse débil no debe robarle el sueño a nadie, pues igual puedes tomar en tus manos a esa mariposa frágil que puede llegar a ser el ser que amas, y al igual puedes ser mariposa y sujetarte a los cuidados de quien te ama.

Pienso que absolutamente el cultivador de girasoles no es nadie sin ellos. Mis conceptos han cambiado mucho. Creo que dos que se aman pueden tomar, si les place, el siguiente catálogo de verbos, sin que en ellos haya injusticia, ultraje, desavenencia, sin que haya bondage:

Mirar

Tomar

Tocar

Morder

Atar

Sujetar

Degustar

Pensar

Oler

Lamer

Cegar

Consentir

Escuchar

Voltear

Apretar

Decir

Contar

Hacer

Dormir

Formar

Educar

Integrar

Divertir

Enseñar

Recorrer

Andar

Penetrar

Hurgar

Crecer

Parir

Guardar

Cantar

Evocar

Limpiar

Memorizar

Acariciar

Invocar

Oficiar

Salvar

Vivir

Pegar

Afiebrar

Jugar

Humedecer

Girar

Contaminar

Aplacar

Hechizar

Preñar

Corregir

Absorber

Completar

Generar

Cultivar

Substanciar

Enloquecer

Llenar

Satisfacer

Vaciar

Purificar

Enriquecer

Aprovechar

Querer

Hablar

Abrazar

Germinar

Guiar

Amar

Ser

Todos ellos aluden a que el bondage no existe. El manual de uso es muy sencillo: deben recitarse primero en sentido propio por ejemplo [tratándose del verbo vivir] "Víveme", y el resultado debe ser un deseo coherente en el corazón que deje claro que tal cosa se desea, luego deben imaginarse en sentido inverso, como si la otra persona te dijera a ti "Víveme", en el alma debe escribirse un si liso y llano. Si la prueba se pasa, perfecto, no hay bondage, y si lo hay, quiere decir que éste es lo de menos, pues se habría convertido en un acto, innecesario si quieres, pero psicomágico.

Déjame por último escribirte las conclusiones que tomé luego de pensar fervientemente en ti. Son caso las tres de la mañana, y empecé a escribir esta carta a las once de la noche del día anterior, pero no habré de callarme hasta concluir.

Déjame decirte qué tipo de ser fue el que vi ante mí aquel día que tuvimos la suerte de coincidir en casa de Josué.

Vi un ser inquieto, con muchos pasos detrás, pero muchos más por delante, parado justo en una y griega que divide dos caminos, de los cuales uno era más oscuro que otro.

Vi un ser con demasiada libertad adentro, tanta que la libertad de afuera le sabía mas bien a cárcel.

Vi un ser con muchas cosas por decir, con muchas cosas por sentir, deseoso de ser consciente de todo ello.

Su girasol, porque tenía uno en el pecho, se ondulaba de un lado a otro en forma calladamente violenta, inseguro de que existiera realmente el sol que siempre sigue, mirando desatinadamente a la luna.

Vi un ser parcialmente ciego, incapaz de ver con entera claridad que el amor siempre ha sido su fiel compañero, su ángel ajado, su cómplice. Incapaz de hacer recuento del amor recibido, voraz como ninguno, deseoso no de más amor, sino del amor mejor, de una paz interior, o al menos una coherencia, de un sentido.

Un ser que seguro de su valía se sentía un poco como el hombre invisible, un hombre invisible demasiado brillante como para no ser visto.

Vi un sentir ajeno. Vi necesidades importadas, innecesarias.

Vi las alas listas para volar, pero voluntariamente replegadas, magia no aplicada, vi una estrella fugaz sin deseo, raíces al viento.

No pude evitar conmoverme cuando lo vi, y me dije que había que hacer algo al respecto, que no era posible seguir permitiendo todo aquello, había que ser maestro y orientar, había que ser tierra y agua, y fertilizante y amor a la vez.

Sé que probablemente hayas emitido ya tus juicios respecto de si mi impresión fue la correcta, si en realidad eras todo eso que dije, aunque lo que no te he dicho es que este ser que te he descrito no eras tu, sino un tipo que vi en el espejo del baño, muy parecido a mi, de hecho, que frente al espejo de su casa tenía en la cabeza la única intención de buscar una puta, un cretino que hubiera hecho eso de no haber levantado el teléfono y recibido una llamada misteriosa de su mejor amigo.

Luego que en casa de Josué apareció esa dama en el umbral de su puerta, su rostro no pudo más que resultarme familiar, mi orgullo de estepa, mi Harry Heller dijo que no, y mi corazón dijo que si. Y le hice caso al segundo. Y ante la apuesta que yacía frente a la mesa lo puse a doble o nada. Abriéndome.

Aprendí que realidad y fantasía, que magia y acto son una misma cosa, y que el hilo que engarza todo ello como un collar precioso no es otro que el amor, y eso vale más que cualquier metal precioso.

Es razón suficiente para estar agradecido de este año, para considerarle excelente, aunque el tiempo ha dejado un poco de significar.

Es fecha que la dama de que hablo tal vez no es del todo consciente de la forma en que le pienso, y no se si ello es un tributo a ella o a mí mismo. Egoísta como soy, lo mas probable es que sea lo segundo.

Hace poco le pregunte cual era el momento que más gráficamente le representaba nuestro nexo, y me indicó el mismo momento que me viene a mi a la cabeza cuando de recordar se trata.

El momento no se trató solamente del contacto de mis manos con sus pies. De ser ella árbol estaría poniendo en mis manos sus raíces más profundas, y en ese momento ella era un árbol. Si fuese un pajarillo, estaría poniendo en mis manos su parte más frágil, segura de que no las quebraría con mis manos, y esa noche era ella un pájaro, si fuera una cruz, sería la parte en que más se aglutinaría la sangre, y en ese caso yo encorvaría las palmas de mis manos, convirtiéndolas en una pieza de alfarería, para que no se derramara ninguna gota al suelo, y esa noche era ella una cruz también; la sangre manaba de sus rodillas, por otra parte si mis manos fueran minerales, las raíces de ese árbol se nutrirían sin pena de toda mi riqueza, si mis manos fueran una rama, habría un pájaro que la preferiría como su rama favorita [déjame creer eso], y si fueran una vasija bañaría la cruz cuantas veces fuera necesario para que se conviertiera de cruz en crucificado, de madero en rosal y de rosal en rosa.

No es entonces raro que sea ese el momento que recuerde, pues en ese momento le serví como un ciervo fiel, pero a la vez me serví a mi mismo, y la competencia de dar la ganamos los dos. Tan es así que me dio el derecho de abrir cofres que creí cerrados para siempre, aun cuando no los había notado nunca. Esperaba todo de esa vez, menos encontrar esa paz, pero la encontré. Hacer el amor fue entonces un deber del ser, no sólo del cuerpo.

Luego me viene a la cabeza el texto que dice "Debiste haber llegado diez años antes, o diez años después, pero llegaste a tiempo", pues con exactitud cronométrica apareció, ni antes ni después. Cuando la encontré y acepté su apuesta, y la mía, bien pudo estar dormida en su casa junto a su marido, o marcándole por teléfono a su presente, o a su pasado, pero no, estaba ahí, puntual, esperándome.

Todo ha sido puntual. Hay sincronía. Una sincronía que vuelve más rica mi vida y creo que la suya también. Y como en un rompecabezas cada quien cumple su rol con suma vitalidad, amorosamente, quiero pensar que felices. Es como si fuéramos parte de un rompecabezas de cien mil millones de piezas, y que sin embargo dos de ellas están suficientemente conscientes de la ubicación de la otra, aunque no embonen en la misma área, aunque una de ellas sea parte de el azul del cielo y la otra parte de un pétalo de una flor, se saben paisaje y se saben cerca, y eso es bello, aunque una sea la seis millones trescientos veinticuatro y la otra la catorce mil setecientos dos.

Por eso creo que llegaste a tiempo, pues viniste envuelta de regalo, de PRESENTE, y el presente siempre es oportuno, puntual y vivo. Cada noche me pregunto: ¿Cuándo será el momento en que por fin vivas a mi lado?

EL HIPNOTERAPEUTA

Y yo que creí que nunca en mi vida me daría por comprar estas idioteces. El fulano de la caja se me queda viendo muy extraño, cosa que francamente me proporciona una agradable necesidad de reír, pues es una sex shop especializada en artículos para gays. A mi me da risa que en este pequeño planeta que es esta tienda los de las cajas y el guardia obsceno pretendan invertir el curso del universo, al menos como lo concibe la razón. Me quieren hacer creer que yo estoy mal por ser heterosexual, siendo que ahí la ley es gay. No voy a darle importancia, pero me da la impresión de que tienen como cuatro estantes repletos de películas para homo y uno para heterosexuales, además de un muro repleto de videos sado, una serie que se llama NO PAIN NO GAIN, que es algo así como si no duele no vale madre. Además está una tal Ona Zee que en cuatro videos te dice como le hagas para hacerte un maestro de los chicotes, látigos, cuerdas, pellizcos, gotas de cera incandescente, anzuelos. Tantos años de experiencia me han hecho pensar que todo es una gran pendejada. Veo las cajitas de estos videos y una mona le está haciendo un torniquete en la verga a un infeliz que esboza una mueca sorprendente, lo jocoso viene cuando se sabe que ese cabrón en realidad está gozando.

Bueno, yo tengo un buen pretexto para comprar una mascara de cuero. Luego hasta de eso me río, al fin y al cabo, todos sienten tener una buena razón para hacer cualquier cosa que realizan, eso lo se de sobra.

Pago y me voy.

Con esto estoy jugando con fuego. Lo sé. Y aunque sé que es lo último que un terapeuta debiera hacer, no siento el más mínimo impulso de echar atrás mi plan. Tengo una paciente que adolece de muchos pequeños desajustes que ya en bola la convierten en una persona depresiva con una futura vocación al suicidio. Tengo a otro paciente con los mismos síntomas. La primera vive en desgracia con un marido que a ella le parece insoportable. Nunca tienen relaciones porque el tipo no quiere, entonces sufre de una necesidad sexual extrema que no acalla con nada, su matriz es un furor constante. El paciente varón sufre de lo mismo. Le llegó a su esposa un día con la sorpresa de que ya no tendría que tomar más la engorrosa píldora que tanto le afectaba a su matriz y demás, le dijo que se había hecho la vasectomía, y ella, que pasaba día y noche chingándole la mente y echándole la culpa de la pastilla, ahora le da asco que su semen no fuera semen de verdad. A lo que este cabrón no puede sobrevivir con una mujer como la suya. También tiene una hambre sexual impresionante.

Desde mi punto de vista lo que necesitan es follar. Entonces planee la locura de juntarlos. Ambos no se llevarían bien, pero tienen algo en común. Sus ganas de cojer. A ella le pondré una máscara, de hecho esta es perfecta, simplemente le coso los ojos con hilo para que ella no vea quien es el autor de su satisfacción, mientras que él no podrá ver la cara de su amante. Así no se trauman. Bueno, si se traumarán, pero al menos no se arrojarán desde un puente. La mecánica la diseñé para que no sepan quién es el otro. Luego de follar, él deberá marcharse y llamarme desde el teléfono de su casa, que hace un ruido muy singular, así me aseguro que no la espera a la salida para interferir.

Ambos están de acuerdo en el trato, de hecho lo encontraron bastante excitante. Tocan a mi consultorio y es Adán, este guey es mariguanísimo y siempre viene a decirme que odia la yerba, que la aborrece. Si supiera que yo consumo marihuana y la encuentro menos nociva que el tabaco, que además estoy a favor de su legalización, que lejos de compadecerlo lo felicito.

Pero en el contexto en que él vive, la yerba si es motivo de rechazo, por lo que debo sugerir vías para que la abandone. Le escucho y le digo más puntos para que pueda superar la culpa y después medidas para que por si mismo erradique la necesidad de churro. Luego viene la parte que más me gusta, esa en que dice que odia la mota, que siente rabia hacia la marihuana, es ahí que mete la mano a alguno de sus bolsillos y frente a mi, que soy para él una figura seria y solemne, siempre he sido muy profesional, arroja a mi basurero algún paquete de droga que llevara consigo, la tiraré, dice, para no volver a probarla jamás. Luego se retira muchísimo más tranquilo en su carrazo, pues tiene mucho dinero.

Tan pronto se va y voy a hurgar como un perrillo en el basurero. No sé como le hace, pero siempre consigue comprar yerba de una calidad que yo nunca imaginaría, algo dulce, roja roja, no pica pero pega, sutil, extrema.

Pruebo un poco y constato que cada vez que viene y tira mota, ésta es de mejor calidad, a tal forma que vez tras vez pienso que es la mejor droga que he probado, pero este me desmiente siempre.

De rato, después de meditar un poco, llega mi paciente, pasamos a mi habitación, que queda al fondo del consultorio y la desvisto para tenerla desnuda y colocarle la mascara, aunque en términos técnicos, la estoy preparando, y lo que escurre entre sus piernas no es cachondez, sino furor uterino. El medicamento a ese furor acaba de llegar, le oigo tocar el timbre.

Los dejo solos en el cuarto y sólo escucho gemidos. Es desde luego un gran coito el que seguramente están desarrollando.

Me siento como un imbécil, pues del otro lado de la puerta se escuchan jadeos, gritos, gemidos, bramidos, además del sólido golpetear de carne contra carne. Estoy sentado, como si estuviera yo haciendo trabajo alguno. En mi mano está mi libreta de notas y el lápiz, ni los necesito.

Se tardan cerca de una hora. Sale el primero satisfecho y la segunda sale feliz. Los efectos obtenidos no quitan que me sienta como una madama en vez de como un profesional de la asistencia humana. Irónicamente me pagan sin ese regateo de siempre. Están curados y ninguno vacila en preguntar cuando les toca la siguiente "consulta".

Así ocurre a veces. La evolución del caso marcha muy bien. Luego de que su esposo era un sujeto sexualmente activo e intenso, la esposa de mi paciente varón, Adán, comenzó a encontrarlo interesante de nuevo. Ahora el problema es que él me dice que habiendo obtenido la plenitud de nueva cuenta, no quisiera seguir arriesgándola por una aventura. Por eso los desprecian. Ahora resulta que para él fue una aventura.

El problema es que hoy le toca consulta a mi paciente mujer y no tengo quien le haga el favor. Decido que en esta ocasión seré yo mismo quien le de la terapia a su necesitado cuerpo. Igual el procedimiento de la mascara. Mucho sexo, hora y medía en que no falto de nada. Ella quedó feliz y mis esfuerzos fueron para disimular que yo no había tenido sexo, pues de verme los ojos afiebrados, la boca hinchada, se daría cuenta que ese que la amó fui yo. Nada ocurre, se marcha y me tiendo en la cama para disfrutar de los estragos que esta paciente hizo en cada una de mis venas. Es terriblemente ardiente.

Ocurre varias veces hasta ahora, que me dice que ya no necesita más terapia, lo cual me entristece mucho. Vaya que sí, le había tomado ya el gusto a su cuerpo.

LA MASCARA II

Llego con Raúl y este me recibe, su consultorio siempre oliendo a azufres, inciensos o resinas. Me da la impresión de que fuera curandero, mago, además de psiquiatra.

- Hola Lulú, ¿Cómo te has sentido?

- Bien. Como ya te dije, vengo a despedirme. No necesito más de la terapia, pues he encontrado con quien pasármela bien, y además con amor. Luces triste.- Le informo. Su actitud ha sido muy rara. Una cosa si sé, y se la voy a agradecer a mi manera.

- No, es que estaba pensando en otras cosas, discúlpame.

Guardamos silencio, yo deseando irme, pues nunca me han gustado las despedidas, y él deseoso de que me marche, después de todo, siente que prescindir de su curación es un velado adiós, una trascendencia.

- ¿Te importa si me quedo con la mascara?- Me dice él.

- Si me importa. Es parte de mi. No me pidas que la deje.

Se le nublan los ojos y creo saber por que, es entonces que le digo mi adiós definitivo.

- Gracias. Verdaderamente te agradezco. Quiero irme, pero no sin dar las gracias. Es decir, de los sujetos que conseguiste para que me ayudaran, dale mis más grandes agradecimientos al segundo, dile que fue siempre un caballero, muy gentil y siempre generoso y viril. Dile que su ternura la debería dedicar a hacer feliz a una mujer, dile que tiene mucho con que, dile que satisface, que llena, que da confianza, que sus manos son una delicia y su boca es mejor que ninguna para besar el sexo de una. Díselo tal y como lo señalo.

- ¿Crees que podrías tener un último encuentro con él, para agradecerle lo amable que fue contigo?. Sabes, también me ha comentado que tu cuerpo es maravilloso, que te dijera que tus piernas son lo más bello del mundo, que tu sexo era un cosmos infinito en el cual la creación sigue su expansión divina, que tu cabello es suave como ninguno...-

- El que alcanza a salir de la máscara-

- Claro, el que sale de la máscara. Me dijo que, si alguna vez me preguntabas a mí acerca de como siente ese que te hace el amor, me dijo que te comentara, bueno, te lo comento porque te vas, que tu sexo es la fruta más rica, jugosa y vigorizante que nadie pueda probar, que tus caderas eran magia pura y tus pezones los tapones de un par de ollas de presión, además me dijo que ese canto que emites durante el sexo es la música que le alegra sus ratos de soledad que desde que te conoce ya no existe el silencio, además dice que el perfume que expele tu piel es algo que echará de menos...

- ¿Y cómo sabe que me marcharía?- dije. Raúl se calló la boca. Era por demás obvio que...

- Ya vez- Me dijo.

- No lo haría más, no tendría encuentros con ese ayudante tuyo. He encontrado alguien a quien amar. Me debo a él. Todavía hace veinte días, podría ser de cualquiera que se pusiera detrás de mi máscara, pero ahora sólo puedo ser de él. Por lo tanto mi mascara le pertenece.

- Tenla-

La despedida fue como una terapia inconclusa, como un amor no comenzado, como un orgasmo contenido, como un amanecer asaltado de repente por un eclipse, como olas sin la cooperación del viento. Como mi cuerpo dando un desabrido agradecimiento al suyo. Pero no hay otra opción.

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