miprimita.com

Stag life 14: Girl Scout Cookies (1977)

en Otros Textos

Stag Life 14: Girl Scout Cookies (1977)

La Serie Stag Life agrupa las reseñas de las películas más significativas del género X del Siglo XX, y resume el contenido de "Memento", la memoria multimedia que conjunta los filmes y otros documentos relativos al tema.

Título: Girl Scout Cookies (1977)

Dirige: Warren Evans.

Título Región 4: Bizcochitos a domicilio.

Performancers:

Cheryl White
Crystal Sync
Ursula Austin
John Leslie
Mel White
Russ Carlson
Tony Austin

Empleado del mes:

Russ Carlson (Warren Evans)

Reseña:

Esta es una cinta que por poco y no existe. Se le atribuye a Warren Evans, pese a que eso no está escrito en ningún lado. De cualquier forma, Warren Evans tampoco existe, como tampoco existen Helmuth Richler, Oscar Tripe, Amanda Barton, Russ Carlson, Nicholas Berland, etc., sobrenombres todos ellos de Shaun Costello. No figura en ninguna lista de películas significativas de los setentas o del porno en general.

Una de sus actrices es comúnmente aludida como "una rubia", porque no hay forma de saber cómo diantres se llama, aunque tengo mis hipótesis respecto de un nihilismo así de integral: probablemente la chica era menor de edad, así que, si no existiera, tampoco tendría una edad qué vigilarle. La hipótesis no se me habría ocurrido, pero se me ocurrió porque me dio mala espina la espontanea y oportuna advertencia de la carátula que señala que todas las actrices tenían edad legal para rodarla, lo que representa una aclaración cuando menos sospechosa por no pedida. Justo como si entraras a una habitación en la que no sabes qué pasa pero uno de los que están dentro de ella se apresura a decir "Yo no la maté".

La cinta sabe como si se hubiera hecho en tiempos en que la realización de cintas X era ilegal, resultando que nadie la dirige, en teoría nadie las ve, y una de las protagonistas prácticamente ni existe.

En una entrevista que concedió Shaun Costello (o Warren Evans, si se prefiere) con motivo de la edición del box set "The Avon Dynasty: The Shaun Costello Collection" realizado por la productora Alpha Blue, le preguntaban "¿Cómo te sientes ante el hecho de que tu trabajo sea tan bien recordado en estos días y parezca estar experimentando un resurgimiento?", a lo que contestó:

"Me siento muy halagado. En los últimos cinco o seis años he visto algunas de las películas que hice en ese entonces, y encontré que no eran tan buenas como yo recordaba. La calidad era mala, las historias eran flojas y se movían muy lentamente, pero tenían sus momentos, y eso es realmente todo lo que estaba tratando de todos modos. Yo estaba engañándome a mí mismo al pensar que una película rodada en 16 mm, y con un presupuesto de $ 18,000.00 dólares, podía llenar la longitud característica de una gran película, pero WATERPOWER (por ejemplo) tenía momentos como para que la cinta valiera la pena. A veces escenas enteras eran trabajadas muy efectivamente de principio a fin, y eso era suficiente para justificar el haberlas hecho. Treinta años después, personas inteligentes están viendo realmente estas películas y hablan en torno a ellas. Es muy halagador."

Como escritor, me siento muy identificado con Evans. A esta serie Stag Life le preceden más de un centenar de relatos eróticos, algunos escritos por allá de 1992. Cuando ocasionalmente los leo me doy cuenta, al igual que él, que mis trabajos son bastante menos buenos que como los recuerdo. Mis pretensiones de estar haciendo literatura de verdad rayan en un mal viaje, y he llegado a aceptar que todo lo que he escrito nace, ante todo, de mi gusto por escribir y la diversión que me implica hacerlo. Al igual que él, me queda el consuelo de que algunas de mis historias tienen momentos muy bien trabajados que me hacen sentir que valió la pena escribirlas, y que eso es suficiente para justificar el haberlas hecho. Mis historias retratan, involuntariamente, los reflejos de la época en que fueron escritas, y si alguien las leerá dentro de treinta años para recibir una dosis intravenosa de nostalgia es algo que no puedo predecir, aunque es probable que seamos el vintage del futuro.

Las razones de Shaun Costello para tener una gran cantidad de sobrenombres (Warren Evans, Helmuth Richler, Oscar Tripe, Amanda Barton, Russ Carlson, Nicholas Berland) giran en torno a que siempre creyó en la naturaleza irreconciliable entre el mundo porno y el otro mundo, el normal, el mainstream. Algo que no quería es que se le estigmatizara como a Harry Reems, quien luego de protagonizar "Deep Throat (1972)" quedó ligado a la imagen de un médico desquiciado y cogelón (por ejemplo, había sido contratado para hacer el papel de coach en "Grease (1978)", hasta que alguien recapacitó en el hecho de que nadie decía identificarlo pero, en verdad, todos sabían quién era y a gracia de qué, de esta manera, y dado que se quería alejar la película de toda liga con el porno, o cuando menos de la idea de que sabes cómo es la verga del coach, se le quitó del reparto). A los estudios nunca les importó con qué nombre rodaba las cintas, bastando con que las rodara medianamente bien. De esta manera, con frecuencia se le verá dirigiendo con nombres distintos al real (Shaun Costello), siendo también común que dirija la película con un nombre y participe como actor bajo otro mote, el de Russ Carlson.

Esta cinta es singular porque atrapa un momento en la carrera creativa de Evans en el que escapa de la rudeza de sus películas setenteras a ultranza ("Daughters of Discipline (1975)" por ejemplo, donde abundan los chicotazos y pellizcos de tetas, y ni se diga en "Dominatrix Without Mercy (1976)", cuya traducción ya lo dice todo "Dominatriz inmisericorde") y aún no muestra la actitud preciosista y naive de sus películas ochenteras ("Pandora´s Mirror (1981)" o "Beauty (1982)", donde la estética es romántica y etérea).

En cualquier caso, es una película aparentemente sin convicciones qué mostrar. No tiene personalidad agresiva, pero tampoco es elegante. Quizá es una cinta que Evans dirigió a destajo, para cumplir algún contrato, para estar en forma, y quizá le avergüenza a tal grado que no le apetece firmar su autoría. Sin embargo, encuentro que este filme es muy eficaz a la hora de provocar fiebre en quien lo ve, y, aunque Evans pudiera considerarla una obra menor, supera a muchas producciones que presumen de mejor realización; y sobre todo, por mucho que Evans pretenda ser discreto y corriente, no puede serlo, y esta cinta, como las demás suyas, tienen rasgos que permiten calificarlas como de autor.

Lo curioso es que Evans es un director de formación empírica, y su fuerza la saca del instinto. Evans se siente afortunado de haber vivido ese periodo maravilloso contextualizado entre Woodstock y el SIDA (1968-1983), paréntesis inicial y final de los quince años más trepidantes de su vida, años que él identifica como plenos de una promiscuidad espontánea donde tenía acceso a chicas, alucinógenos y toda serie de excesos. Su point of view es de un vouyerismo extremo (he usado la expresión "point of view" porque el concepto hispano "punto de vista" se relaciona más con una postura ideológica que con el acto de ver desde determinado punto, que es la idea que sí me transmite la construcción inglesa), como puede verse en algunas cintas en las que participa como actor, en las que, por ejemplo, un actor se coge de perrito a la actriz que mama a otro actor que está tendido en el suelo y cuya cara queda a la altura justa de la penetración. El actor de abajo, además de masajear el clítoris de la actriz mientras la están barrenando, tiene los ojos bien abiertos para no perderse ningún detalle de lo que sucede. Incluso, los ojos del actor subterráneo lucen desorbitados cuando el actor de arriba comienza a regarse, y si para ver desde ese palco se ha de pagar el precio de que le caigan encima algunas gotillas tibias de semen, lo paga; paga por ver. El actor de abajo, el de la mirada hambirenta, es Evans.

 

Oriundo de Nueva York y adicto al sexo confeso, admite que las marquesinas de sexo en vivo lo ponían nervioso en extremo. Esos templos del vicio lo llamaban como el mar llama a los ríos, y no tardó en olisquear por los alrededores para ver si había para él un poco de lo que ahí se daba. Por azares del destino lo contrataron para que estelarizara un stag film softcore, que era lo que se permitía filmar a finales de los sesentas. El problema que tuvo consistió en que la verga se le puso tiesa y no hubo forma de apaciguarla. La idea era que una chica muy bonita se le estaría arrimando todo el tiempo, fingiendo tener sexo con él. Paradójicamente, para conseguir eso era necesario que su verga estuviese muerta durante las escenas, pero no fue posible. El director, Bob Wolfe, encontró que aquel inconveniente tenía solución, así que dispuso las cosas para lograr que Shaun eyaculara (puso a la chica a coger con el enhiesto Evans), y eyaculó, pero al igual que Priapo, la verga lucía trémula, pero tan parada y tan dura como al principio. Fue necesario darle más "tratamiento". Por fin pudieron rodar la cinta, pero al terminarla el problema había vuelto. Bob Wolfe le propuso que le acompañara a su casa para que se jodiera a su esposa mientras él miraba (supongo que eso lo hizo como un acto de caridad y compasión, y con el único y terapéutico interés de que Shaun pudiera mitigar su problemilla). Luego de esa sesión, se hizo de una fama local como "el chico que siempre la tiene parada".

Junto a esa fama, sobrevinieron llamadas, entre ellas, las de un jamaiquino que obedecía al mote de Smitty, quien rodaba cortomentrajes en esa época y terminó por decirle que quizá su "defecto" sería de alguna utilidad en el naciente negocio de películas con contenido sexual explícito, cuya legalidad para ese entonces pendía todavía de un hilo. Fue así como Shaun se metió en el negocio, cobrando 100 dólares por cinta. Fue poco lo que alcanzó a ahorrar de aquellos tiempos, pues a veces le pagaban incluso menos de los 100 morlacos, lo cual estaba bien para él porque encontró que aquel negocio era el sitio perfecto para vivir sin tapujos su adicción al sexo.

Si bien la actuación le daba apenas para sobrevivir, el lidiar con diferentes realizadores, algunos expertos y otros no tanto, le permitió ir aprendiendo los gajes del oficio, iluminación, edición, filmación, etc. No se conformaba con actuar, sino que observaba.

Como fruto de sus observaciones se dio cuenta que con lo aprendido no podía hacerlo peor que muchos dizque directores que lo dirigían, y motivado por la conciencia de la mediocridad ajena, se aventuró a hacerla de director, y rodó su primer obra: Forced Entry. La cinta, rica en violaciones, la filmó en casa de su madre, en Forest Hills. Pese a sus limitaciones formativas, su característica principal es que pone en sus filmes lo que a él le gustaría ver, y lo que le gusta resulta ser trepidante. Desde mi punto de vista, los directores terminan distinguiéndose más por su point of view que por sus habilidades técnicas, pues la técnica puede clonarse, y el point of view difícilmente. Por eso algunos directores son prácticamente inimitables, Mario Salieri, John Leslie, Warren Evans, Alex De Renzy, Gregory Dark, por citar algunos.

Sus inicios están marcados por la violencia y el sadomaso, mucho de ello debido a que rodaba cintas bajo la indirecta producción de la familia criminal de los Gambino (el nombre lo dice todo, la mafia italiana), cuyos miembros no dudaban en hacer recomendaciones bastante directas del tema que querían ver en la pantalla, con sutilezas como "¿Por qué no hace usted una cinta de enemas?".

Con "Girl Scout Cookies (1977)", Evans se aparta un poco (sólo un poco) del sadomaso, y el actor y director nos regala una obra muy personal.

La cinta comienza con un fondo color enchilada en el cual se lee el título de la cinta. A leguas se ve que es un vil rótulo fijado sobre un cartón. Y así sin más, sin créditos ni nada, comienza la aventura. El filme, desde su título, se abraza de una fantasía casi exclusivamente norteamericana. En Estados Unidos se usa que las niñas exploradoras, o scouts, eventualmente venden galletas casa por casa para apoyar monetariamente a las causas más nobles. Por lo común, las chicas que venden estas galletas en realidad son niñas, y en casos aislados, las vendedorcitas son ya unas señoritas. No se necesita ser un genio para imaginar cuan ilegal sería hacer pasar hasta dentro de tu casa a una de estas muchachitas y, comprándole sus galletas o no, darle una cogida salvaje. Es un tabú norteamericano. Les encantaría joder a las vendedoras de galletas, pero no pueden hacerlo porque son menores. Y es posible que alguno lo haya hecho, pero ahora duerme en la cárcel. Identificando este imposible de la libido, resulta fácil presagiar que hay ahí un tema para una cinta porno, que recreará, en terrenos de la realidad, la fantasía de algún día poseer a una chamaca vende galletas. No hay referencias así para el resto de países, y acaso, se me ocurre, una figura parecida sean las Testigas de Jehová y su venta casa por casa de literatura proselitista, las cuales, en todo caso no causan tanto deseo sexual reprimido, pues de causarlo ya les habrían hecho su cinta (y vaya que hacer un guión en esta lid sería facilísimo, plagado de frases como "atestigua esto").

Contra pronóstico, la trama no es tan sencilla, pues el elemento morboso de las chicas exploradoras no es, en realidad, el tema principal.

En una primera secuencia aparecen Elaine (Crystal Sync) y Betsy, encarnada por una jovencísima actriz cuya identidad se desconoce, misma que aparece en la ficha de la película de la iafd sencillamente como "blonde". En lengua inglesa hay una palabra que no tiene traducción literal y que alude a cuando alguien o algo no tiene un registro claro, como si su existencia hubiese sido escrita fuera de los renglones de la realidad y a lápiz. La palabra, usual en los foros especializados, es: "underrated". Cuando se habla de una actriz underrated se alude a una actriz que, en efecto, participa en una cinta, pero su nombre no aparece en los créditos, o aparece con un nombre tan general que resulta inútil como referencia de búsqueda, o bien siempre aparece con un nombre diferente haciendo imposible seguirle la huella. En otras palabras, resulta difícil obtener cualquier información adicional sobre su persona (o producción, si se trata de una cinta). Tan convincente resulta Betsy, que en los foros es recurrente la pregunta de "¿Quién es la rubia?", pero nadie lo sabe.

La plática entre Elaine y Betsy da a entender que la trama se desarrolla en tiempos peligrosos para la prostitución, ya que hay demasiada policía intentando contener la proliferación de este "lastre social". Betsy es la primera en aparecer en escena y lee un libro de cómo obtener el diploma de la preparatoria, Elaine aparece y le reclama que esté vestida en jeans siendo que no tarda en llegar John, un cliente. Betsy asegura que se ve bien en jeans y así le gustará. Elaine puntualiza lo importante de que este cliente quede REALMENTE impresionado y REALMENTE satisfecho. Betsy pregunta por qué, y Elaine le aclara que, como están de difíciles las cosas, el de John será el último dinero que REALMENTE vean en mucho tiempo.

Llega John, encarnado por Mel White, que de White no tiene nada. La amabilidad retratada es la típica entre las putas y su cliente, ellas no preguntan nada, él sí, pero le contestan lo que él quiere escuchar. John, quien da la apariencia de ser cliente nuevo de Elaine, se sorprende ante la presencia de mercancía extra, Betsy, y Elaine no batalla nada para convencerle de adquirir el atractivo combo que resultan ser ellas dos. "No te arrepentirás de tomar esta chica", le advierte, y no puede ser más honesta.

La chica es muy joven. Ya con ganas de creerle que es mayor de edad, sostengo que acababa de cumplir los dieciocho dos minutos antes de comenzar a rodar esta escena. En su caso, juventud no está peleada con experiencia, pues la chica da una mamada poderosa. Entre las dos le prodigan un agasajo marinero al pobre de White que no puede sino dejarse querer. La escena es tomada desde la orilla de la cama, como si fuese el espectador un perrillo mirón.

White es un tanto pasivo al principio, abandonándose a la creatividad de sus meretrices, dando señas de estar disfrutando mucho de la compañía de las damas. En una maniobra sorpresiva, Sync le pide a White que levante la patita para poder darle un beso negro mientras Betsy le traga completita la verga. Él, que es sumamente cooperativo, la levanta. Así, Betsy le come la verga en una rutina de garganta profunda mientras Elaine le encaja la lengua en el culo. La maniobra provoca en White, así lo hace saber su rostro, los efectos de una sesión efectiva de gimnasia cerebral, donde sus hemisferios cerebrales parecen cortocircuitar; el derecho, el del placer (suponiendo que White sea diestro) grita de gozo que lo está disfrutando como loco, que se está dando un atascón de sensaciones, mientras el hemisferio izquierdo, el racional, parece teorizar en que es un poco gay disfrutar tanto la encajada de lengua en el culo, y sin saber por qué, se acuerda de una tía abuela que le dio una nalgada cuando niño, para luego pensar en la lista de mandado que tendrá que comprar saliendo de la filmación y se recuerda de no olvidar comprar el pulidor de muebles, las velas de Las Siete Potencias, y el exprimidor de limones que sustituya el que acaba de romper su amigo Pancho, incluso se pone un tanto higiénico y se pregunta si aquella práctica no será nociva para Sync, y toma nota que tampoco debe olvidársele comprar la pasta dental ni llamarle al odontólogo para cancelar la cita de las amalgamas. Al cabo de dos o tres lengüeteadas el cerebro izquierdo de White estalla y se calla la boca, por fin, y todo su cerebro se convierte en hemisferio derecho, y se entrega a las experiencias sensoriales que le están regalando ese par de diablos que son Elaine y Betsy.

Si bien es conocida la capacidad de algunas mujeres para fingir placer, en el caso de Betsy podría decirse que está metidísima en el papel. Su rostro blanco se afiebra conforme la escena avanza, y de rato ya está con la cara completamente sonrosada. La mamada es tan obscena que se confunde en sonido con el ruido que hace la cama de agua, siendo imposible distinguir si es la saliva la que se escucha acuosa, o el colchón.

La película salta de ahí a una pequeña oficina en la que está Mr. Neil (El propio Warren Evans, a quien referiremos como actor bajo el nombre de Russ Carlson), que es una especie de fiscal o investigador de la policía. Está por contratar a Mr. Fawcett (John Leslie), que es un impaciente especialista en efectos especiales que ayudará a combatir el crimen con su camaleónico arte.

Mr. Neil le muestra a Mr. Fawcett un periódico en el que aparece en primera plana "EL ALCALDE LIMPIARÁ LA CIUDAD", y con ello no significa que barrerá su acera, sino que eliminará la prostitución de las calles. Leslie explica que es el hombre indicado para ello, y le muestra a Carlson una carpeta representativa de su trabajo como maese del disfraz. La primera foto es la de una vieja con cara de apache. Le pregunta a Carlson "¿No identificas quién es?", Carlson le contesta que no, que no conoce de nada a esa vieja fea, y acto seguido Leslie le sorprende: "¡Soy yo!". Carlson alza las cejas, atónito ante el poder de transformación de Leslie. Para acabarlo de convencer, el camaleón le muestra otra foto, esta vez es la foto de un muchacho negro, prácticamente un clon de Michael Jackson antes de que se hiciera tanta mamada en la cara. Vuelve a preguntarle a Carlson si lo identifica, éste indica que no, y de nuevo la sorpresa "¡Soy yo!". Un tercer ejemplo, en la imagen de una dama de treinta o treinta y cinco años. Boquiabierto, Mr. Neil habla en voz alta y expresa su admiración al talento de Leslie, pero aclara que la habilidad para el disfraz no lo es todo, que es necesario que salga a la calle y se haga pasar por un posible cliente, atender el ofrecimiento de una puta, para poder arrestarla. No se trata de agarrar cualquier puta, sino a Elaine, quien regentea a esa joven inocente que es Betsy.

Esta escena en que Leslie le muestra a Carlson el catálogo es hilarante porque muestra de manera estridente una precaución innecesaria. Pues a no ser que Elaine conociera a Mr. Fawcett de alguna parte, ¿Qué pinche necesidad habría de disfrazarse de nada? Cualquier hombre, aun sin disfraz, pasa por cliente a la puta experimentada. No se diga que Leslie no tiene cara de policía (aunque quien sabe, en "Garage Girls (1982)" le queda bien el uniforme). Así, Leslie se coloca un par de cicatrices que lo convierten al instante en un marinero ex convicto, se coloca un mostacho a la Fredy Mercury y una gorrita parecida a la que el gran Ramón Valdéz usaba cuando interpretaba a aquel personaje que obedecía al nombre de "Peterete". Queda hecho un ratero, luciendo como el cabrón que evitarías en la acera.

Vuelve la escena hasta donde están Elaine, Betsy y John. John está penetrando a Betsy, quien le chupa el coño a Elaine, quien le chupa el coño a Betsy. Más que un 69, un 169. Están pasándola bien, y todo termina cuando John eyacula. El money shot es raquítico, como si fuese la cuarta o quinta escena del día. Betsy está como perdida, pero su mano acaricia el pecho de White.

Luego de la acción, Elaine reparte a micha y micha el botin de la faena. Tocan a la puerta y Betsy atiende al llamado. Regresa con cuatro cajas de galletas que le ha vendido una niña exploradora. Elaine la regaña por la pendejada de gastar el fruto de su puteada en galletas. Betsy le expone un plan: Si lo riesgoso es hacer la calle, las galletas son la forma ideal para no estar parada buscando clientes con riesgo de que un policía te arreste. Con las galletas tendrás acceso a las casas de los clientes, ya estando ahí ofreces las galletas y algo más. Así puteas a domicilio. Elaine le dice que para eso necesita un uniforme. Y Betsy, que al parecer tiene un genio maléfico para resolver problemas, le dice que no hay pedo, que ese será un pretexto más, decir que vende galletas para poder comprar el uniforme. Pobrecita niña desamparada. Elaine le da su bendición a Betsy pues, le advierte, puede ser peligroso. Esta es la liga con la venta de galletas; Betsy no es una auténtica niña exploradora, pero se hará pasar por tal para prostituirse. ¿A quién se le ocurrió esta idea? A Shaun Costello, a quién más.

Quedan a solas en la oficina Mr. Neil y su secretaria (Ursula Austin). Él está despotricando en voz alta contra la prostitución, como todo un Elliot Ness anti jodienda. Su secretaria le pregunta qué tiene en contra del sexo. Él se pone nervioso y comienza a recitar una diatriba acerca de cómo debe limpiarse la ciudad de las putas, y esto, y lo otro, mientras la secre retira del escritorio la máquina de escribir y se le acerca desafiante mientras el otro no cierra el pico y sigue diciendo sandeces que entrecorta en medio de un tartamudeo que aumenta proporcionalmente a la medida en que la secretaria se aproxima. Por fin se dan un beso, y comienza a sonar una música funky. Hay tiempo para todo.

Ursula le da una mamada deliciosa. La constante en esta película, al igual que pasa en las cintas de Salieri, o en cada vez que aparece en escena Leslie Bouvée, es que todas las actrices la maman como el mismo Diablo. La chupada de Ursula es provocativa y voraz, personalísima. Carlson no hace sino viajar al cielo, y mientras se retuerce sobre el escritorio, sin querer empuña un periódico que dice en su primera plana CRACKDOWN ON PROSTITUTION. La música es la de un guitarrista loco.

Carlson le da una inquietante mamada de pies a Ursula; el pie ostenta las marcas de un zapato ajustado, de ahí que pueda asumirse que el contacto de aquella boca representa un alivio para aquel par de bellos pies, como pasar un paño húmedo sobre el cuerpo vapuleado de un guerrillero. La imagen es perturbadora por lo entregada que resulta. Es más fácil que alguien te mame el coño o la verga que los pies, el encanto radica en lo sensibles que son, y lo simbólico que es, pues refleja una sumisión para tu placer y grita a los cuatro vientos que ese que te chupa los pies llegará al punto que sea para hacerte feliz. De ahí se pasa al coño, y ofrece una mamada igual de vehemente que la dada a los pies. En definitiva, Carlson es un caliente, absolutamente yonqui de sexo. Del coño se pasa a chuparle con obscenidad el arillo del culo, luego vuelve al coño pero tienta el ano con su pulgar, amenazando con sumirlo dentro, pero todo es tensión. No lo hace, simplemente le da una mamada marrana.

Se muestra la primera venta de galletas de Betsy. Es la casa de un sadista (Terry Austin), quien está sentado en un sofá como esperando a una niña exploradora que le venda galletas y le de una mamada. Mientras espera, sin más qué hacer en el sillón, tiene enfrente de sí una esclava (Cheryl White) atrapada en unos tablones medievales que la inmovilizan de cabeza y manos, obligándola a empinarse. Sobra decir que está desnuda y tiene un tatuaje de pentagrama en una nalga. Betsy ofrece sus galletas y va al punto con mucha rapidez.

Es digno de verse cómo Betsy entra en aquella sala y comienza a conversar con el sadista, que le mira con ojos sombríos, esbozando una mueca que parece preguntarle a Betsy si en realidad no se ha dado cuenta que frente de ella está una chica atrapada en un tablón colgante. Betsy, profesional como es, continúa con su argumento de venta, ignorando las dificultades del entorno y ciñéndose a su argumento de que necesita vender muchas galletas, cansándose de sus piececitos, para ganarse móndrigos cien dólares para comprar su uniforme de exploradora. Con agilidad, vende las galletas y acuerda que el extra le saldrá al sadista en cincuenta dólares. ¿Será justo ese precio? Yo digo que sí, incluso está vendiendo bara la mercancía.

El sadista, como buscando que no se crea que él es un ojete, le pide opinión a la esclava acerca si deberá tomar la oferta de la falsa niña exploradora. Están de acuerdo unánimemente en gozar de los servicios de Betsy, y no podía ser de otra manera porque la chica del tablón sólo sabe decir "Sí querido".

Betsy se desnuda y empieza a ganarse sus dólares dándole una mamada a Terry.

Entre tanto, Leslie camina por una acera. Intercambia unas cuantas palabras con Elaine. Ella dice que pueden llegar a algún arreglo. Él dice "¿Cuánto?". "Por ser tú, 35", contesta. "Quedas arrestada" dice el mamón.

De ahí se pasa de nuevo a la oficina del fiscal, quien ya tiene empinada a su secretaria. La verga es la de un chico que la trae siempre parada. Lo que empieza con una dulce música de flauta deriva en un acid jazz trepidante. No cambia de posición, le da duro así. Conforme se acerca al orgasmo a cada embiste suelta un bramido entrecortado que acentúa la fuerza de la escena. Es curioso, no es la chica la que jadea, sino él, y es Evans el que grita al momento de correrse. La eyaculación es tomada desde abajo, a manera que las gotas caen pesadas al vacío, junto al lente. Salvo que hubiesen colocado la cámara con un trípode o unos ladrillos, el semen tuvo que haberle caído al camarógrafo. Diría que éste es el mejor money shot de la película, pero aun estaba por venir (venirse) uno más volcánico.

Pasan a una pequeña secuencia en la que Leslie lleva del brazo a Elaine, quien no deja de berrear que quiere a su abogado. Ya están muy lejos del lugar de detención, y ella trae tacones con los que no podría correr ¿Qué necesidad de llevarla asida del brazo? Si se busca algo útil, ello sería taparle la boca, ya que no se calla con lo del abogado, siendo obvio que es un derecho que Leslie no le daría.

De nuevo en casa de Terry. Él está dándole por atrás a su esclava y pone a Betsy a que le lama el culo y las bolas mientras penetra a su sometida. Betsy, bien portada como siempre, cumple su trabajo lamiéndolo con fruición. Esta penetración es captada desde abajo, y muestra cuán sincronizados están los tres. Por fin se riega Terry, otro money shot pusilánime. No quiere decir que la escena no fuese muy caliente, pues lo es.

Leslie va con Carlson y le dice que ha atrapado a una puta que puede darles informes del paradero de Betsy. Carlson baja hasta el sótano donde Leslie tiene, seguramente en alguna suerte de arraigo ilegal, a Elaine. Ella sigue con la misma arenga de que quiere ver a su abogado. Pero Carlson, le aclara muy amablemente que no habrá abogado ni nada por el estilo, que les dará la información y algo más, y que así va a ser. Repito, es muy amable. Hasta clientes resultan.

Se traban en un trío Leslie, Carlson y Sync. Eran trabajos muy tempranos de John Leslie, por lo que estaba bastante dispuesto a hacer cualquier cosa. Carlson ya tenía, para ese entonces, fama de descerebrado (es curioso como muchos de los que lo admiran se refieren a él bajo el calificativo inglés de "disturbed"). Y Sync era entrona y sementera. El resultado es una escena sin inhibiciones donde es muy notoria la falta de escrúpulos entre los actores de tener contacto, si no íntimo, revelador de que se tienen mucha confianza y aprecio. Tengo muchos amigos que no soportarían ver esta escena por considerarla bastante gay. Es más, me encontrarían gay a mí mismo por sostener que la escena es excitante. Todo debido a que Sync coloca a los dos machos culo con culo para poder ubicar las vergas canto contra canto, y poder chuparlas a un tiempo. Esta maniobra, que ignoro si sea estimulante o no en la realidad, ha de ser inquietante por el hecho de que para llevarla a cabo tienes que hermanarte con el otro cabrón. Vamos, la mamada termina siendo menos íntima que el acomodo que tienes que tener con el otro colaborador masculino. Ano con ano, verga pegada a otra verga a todo lo largo. Estas posturas no pueden darse espontáneamente, necesariamente implica que la chica les dijera "acomódense así", o que uno de ellos propusiera, "qué tal si nos damos un beso con el culo para que esta puta nos chupe a la vez", y el otro, muy gentil, diría, "me parece lindo, hagámoslo".

La cosa no para ahí. Al momento en que los dos se corren, sus vergas son un par de cafeteras a punto de regarse. Si omitimos el detalle de que la doble penetración que le dan a Elaine es vaginal, lo que supone una sobada mutua de los dos penes, la eyaculación es una verdadera esgrima donde el par de miembros se encaraman uno contra el otro, y ni qué decir que un chorro de semen de Leslie se estrella en el güevo izquierdo de Carlson, goteando como una estalagmita de esperma, mientras Carlson también le da su baño blanco a la verga de Leslie. La sensación que da esta escena es que ambos están refrendando su amistad y lo hacen dentro de una chica, la cual es secundaria, y lo importante es este raro contacto gay pero no gay.

En una escena que resulta cómica por ridícula, Leslie le dice a Eleine: "Y mira, para que lo sepas", y se quita el maquillaje (las dos cicatrices falsas) y el mostacho, como diciéndole, te engañé, soy policía. La premisa es absurda, como absurdo era disfrazarse para que no se supiera que es policía, pues, ¿Cómo es la cara de un policía? Yo los he visto de todo tipo.

Elaine termina por darles informes del paradero de Betsy. "Está en una fiesta" dice. Van hasta la fiesta y, obvio, deriva en una orgía en la que participarán muy activamente. Al llegar, Carlson dice: "Hey, esa chica me parece conocida". Es su secretaria, quien ante la pregunta de qué hace ahí sólo encoge los hombros. Todo entra en caos.

Lo importante es que la película no pierde fuerza. Mucho hay qué decir de Warren Evans, o mejor dicho, Shaun Costello, pues muchas de sus cintas seguramente merecerán una reseña propia.

Memorabilia:

Diría que todas las escenas son efectivas por uno u otro detalle. La variante más transgresora se da en cómo Evans merodea los límites del machismo haciendo partícipe al ano como punto erógeno.

La corrida simultánea de Carlson y Leslie está muy bien lograda.

Calificación:

Por haber hecho tanto con tan poco, y al haberse integrado el director tanto en su proyecto, yo le pongo cinco chiles a esta obra menor.

Mas de Jilo

Stag Life 26 Baby Face 2 (1986)

Stag Life 25: Roommates (1981)

Stag Life 24: Je Suis Une Belle Salope (1976)

Stag Life 27: Pandora´s Mirror (1981)

Stag life 21 casanova 1976

Stag life 22 neon nights 1981

Stag life 23 a scent of heather 1980

Stag Life 18: Educating Mandy (1985)

Stag Life 20: Marathon Love (1985)

Stag Life 19: Jamie Gillis Ha Muerto

Stag Life 19: Jamie Gillis ha muerto

Stag Life 17: Here Comes The Bride (1978)

Stag Life 16: Bordell SS (1978)

Stag Life 15: Passion of Carol (1975)

Stag life 13: Violation of Claudia (1977)

Stag life 12: The Initiation of Cynthia (1986)

Stag life 10: I Like to Watch (1982)

Stag life 11: Inside Jennifer Welles (1977)

Stag life 7: The Final Sin (1977)

Stag life 9: Blonde Fire (1978)

Stag life 8: New Wave Hookers (1985)

Stag life 6: Beyond Shame (1981)

Stag life: Little girls blue (1977)

Stag life 5: Driller (1984)

Stag life: body love (1977)

Stag life: expensive tastes (1978)

Stag life: mad love (1988)

Vintage 1

Diez de mayo con mi tía (Final)

Diez de mayo con mi tia (11)

Diez de mayo con mi tia (10)

Diez de mayo con mi tia (9)

Diez de mayo con mi tia (8)

Diez de mayo con mi tia (7)

Diez de mayo con mi tia (6)

Diez de mayo con mi tia (5)

Diez de mayo con mi tia (4)

Diez de mayo con mi tia (3)

Diez de mayo con mi tia (2)

Kitsch

Diez de mayo con mi tia

Las manos de Lorena

Opera de reims para unas medias negras

Cuentos de peep show (5)

Cuentos de peep show (6)

Cuentos de peep show (2)

Cuentos de peep show (3)

Cuentos de peep show (4)

Cuentos de peep show (1)

Destino sin tumultos

Nunca danzarás en el circo del sol (09)

Nunca danzarás en el circo del sol (08)

Nunca danzarás en el circo del sol (07)

Nunca danzarás en el circo del sol (06)

Nunca danzarás en el circo del sol (05)

Nunca danzarás en el circo del sol (04)

Nunca danzarás en el circo del sol (03)

Nunca danzarás en el circo del sol (02)

Nunca danzarás en el circo del sol (01)

Como pez en el alma

Un mundo raro

Motel para tres

¿Quieres problemas?

Sueños ajenos

Lienzo sagrado

Mexican Beauty (1)

Arakarina (27: Final)

Arakarina (26: Breve caleidoscopio)

Arakarina (25: El tren de Sara)

Arakarina (24:Cuatro razones para cerrar los ojos)

Arakarina (23: La balada de Andrea)

Arakarina (22: La revolución de Samuel)

Arakarina (21: La balada de Samuel y Andrea)

Arakarina (18: Las bodas)

Arakarina (19: Los chicos de la secta)

Arakarina (20: El bar y Samuel)

Arakarina (17: La mano de la novia)

Arakarina (16: Sara)

Arakarina (15: Geografía de una secta)

Arakarina (14: Un rito para Arakarina)

Arakarina (13: El cumpleaños)

Arakarina (12: Gatos)

Arakarina (11: Nueva piedad)

Arakarina (10: El anillo tatuado)

Arakarina (09: La entrevista)

Arakarina (08: El vientre cálido de un hogar)

Arakarina (07: El artefacto)

Arakarina (06: Arakarina)

Arakarina (05: La fundación de Atenas)

Medias negras para una ópera de reims

Arakarina (04: Un pintor a oscuras)

Arakarina (03: Ella se casa)

Arakarina (02: La búsqueda de un pintor)

Infieles (7: El final según Cornelio)

Arakarina (01: Una chica cualquiera)

Infieles (6: El final según sonia)

Infieles (5: El final según el inspector)

Infieles (4: El arte de ser atrapado)

Infieles (3)

Infieles (2)

Infieles (1)

Radicales y libres 1998 (4)

Radicales y libres 1998 (3)

Radicales y libres 1998 (2)

Radicales y libres 1998

El Ansia

La bruja Andrómeda (I)

El ombligo de Zuleika (II)

El ombligo de Zuleika (I)

La bruja Andrómeda (II)

Tres generaciones

Mírame y no me toques (VIII - Final: Red para dos)

Mírame y no me toques (VII:Trapecio para la novia)

Mírame y no me toques (VI: Nuevas Historias)

Mírame y no me toques (V: El Casting)

Mírame y no me toques (IV: Los ojos de Angélica)

Mirame y no me toques (II: Puentes oculares)

Mirame y no me toques (III: Un abismo)

Mirame y no me toques (I: Los ojos de Claudio)

La verdad sobre perros y gatas

Amantes de la irrealidad (07 - Final)

Amantes de la irrealidad (06)

Amantes de la irrealidad (05)

Amantes de la irrealidad (04)

Amantes de la irrealidad (03)

Amantes de la irrealidad (02)

Clowns

Expedientes secretos X (II)

Noche de brujas

Día de muertos

Amantes de la irrealidad (01)

Lady Frankenstein

Expedientes secretos X (I)

El Reparador de vírgenes

Medias negras para una ópera de reims

Una gota y un dintel (II: La versión de Amanda)

Una gota y un dintel (III: La versión de Pablo)

Los pies de Zuleika

Una gota y un dintel (I)

Amar el odio (I)

Amar el odio (II)

Amar el odio (III)