miprimita.com

Stag life: Little girls blue (1977)

en Otros Textos

Stag Life: Little Girls Blue (1977)

Título: Little Girls Blue (1977)

Dirige: Joanna Williams

Título Región 4: Fantasías Escolares

Performancers:

Casey Winters, como Misty

Samantha Morgan, como Kathy (en créditos aparece como Tamara Morgan)

Lori Blue, como Miriam (en créditos aparece como Lola Dunmore)

Elaine Wells, como Buffy

Ken Scudder, como Jack (en créditos aparece como Ken Cotton)

Paul Thomas, como Warren Barrett

Jon Martin, como el novio de Kathy (en créditos aparece como Terry Blass)

Carl Regal, como el Coach Fowler

Blair Harris, como George

Turk Lyon, como el tipo inominado de la primera fantasía (en créditos aparece como Turk Lynn)

John Seeman, como el tipo inominado de la segunda fantasía.

George Adler, como el tipo inominado de la tercera fantasía

Nancy Hoffman, estudiante que hace bola (en créditos aparece como Nancy Haufman)

Kristine Heller, estudiante que hace bola (en créditos aparece como Kristen Heller)

Debbie Sloan, estudiante que hace bola.

Sarah Butterfield, estudiante que hace bola.

Barbara Burk, estudiante que hace bola.

Kathy Graves, estudiante que hace bola.

Lucy McDonald, estudiante que hace bola.

Laurie Peters, estudiante que hace bola.

Audrey Hale, estudiante que hace bola.

Cindy Scott, estudiante que hace bola.

Karen Shea, estudiante que hace bola.

Empleado del mes:

La entusiasta Lori Blue

Reseña:

Vista como trama, esta película es lo más simplón del mundo: Todo ocurre en una escuela privada para chicas que se llama Townsend School donde dos alumnas lagartonas, Misty (Casey Winters) y Kathy (Tamara Morgan) quieren irse a putear con sus novios pero se le quieren sordear a Buffy (Elaine Welles) porque les parece muy tonta y además "es tan virgen". Entre tanto, Miriam (Lori Blue) fantasea con el maestro de historia. Buffy resuelve su problema de ser virgen y además se hace merecedora de un 10, Misty y Kathy obtienen lo que buscan y algo más, y Miriam se coge a quien le de la gana, en su mente.

No es la trama, sin embargo, lo que merece la pena contar de esta extraña película que es Little Girls Blue. Para reseñarla he de cerrar mis ojos y encender mi máquina del tiempo para trasladarme a los años ochenta, a la ciudad de Monterrey, a la calle Venustiano Carranza, georeferencia del tristemente célebre Cine América.

El Cine América no siempre fue un sitio para conciertos de rock. Antes de eso fue un Centro de Fe, Esperanza y Amor, concepto en lo que se convirtió luego de la llegada de unos cristianos que declararon la guerra a la pornografía y, seguros de no poder vencerla en la conciencia de los hombres, hábilmente atacaron el problema comprando los cines en donde se proyectaba este tipo de material (a saber, el propio Cine América y el Cine Independencia), logrando lo que no pudo lograr el alcalde Luis Marcelino Farías (alcalde 1985-1988) con su bando de buen gobierno que pretendía erradicar los cines porno.

Antes de los cristianos y de Luis M. Farías, "El América", como se le conocía entre los iniciados, era uno de los cines que proyectaban exclusivamente pornografía, o lo que es lo mismo, era un centro de impurísima fé, esperanza y sobre todo amor, nunca dejó de serlo, lo era antes de que llegaran los cristianos, lo fue durante, y lo fue y es después.

En aquellos años ochentas el circuito del entretenimiento para adultos era sórdido y se limitaba a unos cuantos cines. Los había de primer mundo, como el Cine Buñuel, que emulando a lo más chic de USA proyectaba funciones de media noche; cines indecisos, como los Multicinemas de la Avenida Garza Sada en los que eventualmente se proyectaban cintas de contenido transgresor, como Emanuelle en América o La Amante Insaciable (y ya en la onda transgresora, si eras menor podías transgredir tú mismo el límite de edad yendo al baño de la sala tres pero regresando a la cuatro, o de plano meterte por la salida aprovechando la permanencia voluntaria que todavía existía), o el imponente Cine Lírico, en la Calzada Madero, donde de vez en vez ponían un porno, aunque preponderantemente pasaban películas de comedia más bien softcore interpretadas por las diosas italianas de la época: Edwie Fenech o Gloria Guida.

Había un tercer tipo de cines, los hardcoreros, los cines porno: El Cine Chaplin, alias "El Chaplin" o "El Chapulín", en Héroes del 47; el Cine América, alias "El América", en Venustiano Carranza, y el Cine Independencia, alias "El Indepe", en la colonia Independencia, mismos que proyectaban lo verdaderamente avant garde del porno, y dejaban pasar a cualquier ser humano que tuviese el dinero para pagar la entrada y la inteligencia suficiente para contestar "dieciocho" cuando en la entrada te preguntaban "¿Cuántos años tienes?". Ya más tardíamente, cuando la magia de la edad de oro se había ido, se unió a este selecto grupo de salas el Cine Cometa, alias "El Cometa", en la avenida Félix U. Gómez.

Mientras en el Cine Buñuel el público era rico en sofisticación y estilo, en El América, El Chaplin o El Indepe, aquella fineza era inexistente. Pese a esa falta en categoría o rango, lo cierto es que en las lúgubres pantallas de estos cines chafas estallaba la magia multicolor de las mejores producciones de finales de los setenta y primera mitad de los ochenta. El Cine Buñuel tenía que rumiar aquellas cintas que, aunque porno, pasaban por mainstream o políticamente correctas: "Deep Throat (1972)", "Behind the Green Door (1972)", y cosas como "Tarzan (1981)" o "10 La mujer perfecta (1979)" en las que sale Bo Derek, o las de la serie "Emanuelle (1974 y subsiguientes)", desechando joyas como "Little Girls Blue (1977)", "Pandora´s Mirror (1984)", "Neon Nights (1981)", "1001 Erotic Nights (1982)", "Café Flesh (1982)", y un largo etcétera.

No voy a hablar demasiado acerca de cómo eran estos centros de placer, pues ello lo contaré en "La Vie en Porn", pero baste decir que El América era tan grande que las butacas se separaban por una línea ecuatoriana que dividía a los de arriba de los de abajo. Pese a que todos dentro de la sala formaban una extraña hermandad, las rechiflas entre los dos hemisferios eran la regla. Así, en el anonimato que ofrecía la oscuridad y el silencio de la multitud que "boquiabierta con lo que está en la pantalla no habla", de repente sonaba alguna expresión picaresca que inauguraba un barullo general, como por ejemplo: "¡Chingue a su madre el que la traiga parada!". O regionalistas: "¡Putos los de abajo!".

Volviendo al tema de Little Girls Blue, consideremos que tuve la suerte de verla en El América, lo cual supone que no sólo puse atención a lo que pasaba en la cinta, sino también a lo que pasaba en la sala de cine. Joanna Williams, directora excéntrica, seguro no imaginaba que su cinta sería exhibida a un público como el de El América, tan distante del circuito consumidor de Nueva York o Los Ángeles. Williams no puede evitar cierto feminismo, y eso hace corto circuito ante un público albañil, absolutamente masculino, viciado de pubertos, maricones encubiertos y sibaritas invisibles. Me hubiera gustado que Williams fuese, aunque sea como mero experimento sociológico, a presenciar las reacciones de un público así ante una cinta como Little Girls Blue.

Comienza con un plano azul y una estudiante que cruza volando el firmamento. Luego pasa otra en sentido contrario, como si se deslizara sobre una patineta mientras suena una dulce canción de arpa. Luego, la pantalla es acaparada por el primerísimo plano de una enorme verga brillante rodeada de un plano blanco que no hace sino darle un protagonismo absoluto. Luego la mirada curiosa de Casey Winters, luego la verga, Casey, la verga, Casey, la verga, y así.

No es una verga que aparezca en un parpadeo y se retire, no es una verga tendida sobre telas psicodélicas que hagan un poco de distracción, no es una verga sujetada por la mano de una chica (con lo que deja de ser verga y pasa a ser acto, un acto hetero si merece la aclaración), no, no y no: es una verga solitaria y casi hipnótica colocada en un plano blanco. La toma no es efímera, dura doce segundos eternos en los que el público del América tiene que encarar un pito parado sin justificación alguna. Para el segundo número cuatro cualquier mente sana ya sacó una montaña de conclusiones. "¿Es eso lo que vine a ver?", se preguntan todos y cada uno de los asistentes. Dado el tamaño de la pantalla, lo que todos tienen enfrente es una verga de cinco metros, por lo menos.

Un buen hombre grita "¡Ahí le hablan compadre!", todo rompe en risas y rechiflas, las consignas vuelan de un lado a otro de la sala como misiles que estallan encima de aquél que tome el saco y se lo ponga. Lo que el buen hombre hizo fue mucho más que un comentario chistoso: ha roto una experiencia feminista incómoda, los gritos y las rechiflas distraen a todos de lo evidente: que Joanna Williams puso a un centenar de hombres a contemplar, les guste o no, y en un plano casi clínico o escultórico, una enorme verga.

Todo está en el plano blanco, como en un sueño. Misty (Casey Winters, que dada la escena no tienes forma de saber que se llama Misty) le da una mamada de fantasía a Turk Lyon (tampoco hay forma de saber que él es él). No hay una razón ni ningún motivo argumental, sencillamente le está dando una mamada a un sujeto que, como bien sugirió la escena inicial, no es más que una verga. Esa es la Fantasía No. 1. Nadie en la sala la entendió, pero se disfrutó, e incluso, a más de uno le inquietó ver a Misty como vouyerista de sí misma.

La película vuelve a la realidad, se trata de una escuela, son los setentas, todavía el porno estudiantil no se plaga de alumnos contra alumnas, sino alumnas con profesores. La misma Misty está lela por su maestro de historia (Paul Thomas) y mientras él habla de cosas inútiles ella imagina que se la mama a Thomas junto al pizarrón. De nuevo la mirada perdida de Misty, como sugiriendo que en su mente puede hacer lo que ella quiera, lo cual tiene dos lecturas: la lúdica, en la cual se propone que cualquier mujer puede usarnos como su fantasía sin que puedas evitarlo (alguna puede estar pensando que te la está chupando justo ahora, y no tienes forma ni de enterarte ni de hacer nada), y la cornuda, que sugiere que las mujeres en su mente pueden joderse a quien ellas quieran, les guste o no a sus hijos, padres, esposo, novios o hermanos o cualesquier hombre que sienta respecto de ellas un sentido de propiedad.

La película sigue en esa guisa, Buffy (Elaine Welles) resuelve su problema de virginidad con Paul Thomas, quien luego de echarle un palito le pone una A+ (algo así como el 10 mexicano) en un examen.

Luego está un coach (Carl Regal) mirando a sus alumnas jugando con una pelota, pero en realidad les mira las nalgas. Llega entonces la Fantasía No. 2, que no se sabe si es fantasía del coach o de Miriam.

Recuerdo que en mi más tierna infancia las estocadas de erotismo llegaban, entre otras fuentes, de las tibias películas del cine mexicano, en especial las de Mauricio Garcés y las del Santo. La de Santo contra las Mujeres Vampiro (1962) es una joya camp, donde las vampiras son Thorina (Lorena Velásquez) y Tandra (Ofelia Montesco); no sólo son bellas, no sólo son malas, no sólo son dominantes y sin moral, sino que se alimentaban de ti. La idea de que semejantes bombones te comerían si te dejas es una idea muy contracultural y autodestructiva, es decir, erótica. En aquellos años yo me hubiera entregado al anatema si ello sucediera en los colmillos de Thorina o ya de perdido Tandra. ¿Qué tiene qué ver esto con Little Girls Blue? En la segunda fantasía aparece Miriam (Lori Blue) con una pelota, juega alrededor de un anónimo John Seeman que en esta escena queda reducido, para variar, a un trozo de verga.

En su paso por el porno, John Seeman nunca figura como gran estrella pero es, por mucho, uno de los actores más consistentes del cine X de los setentas, y su verga, si no singular, es cumplidora. La escena es onírica, la música es una modalidad de silencio chillón cortesía de un tecladillo incesante. Lori Blue se inclina y comienza a darle una mamada voraz a Seeman, es tan salvaje y tan húmeda esta chupada que queda claro que para ella se trata sólo de una verga, que no importa ni la personalidad ni la existencia de su víctima, lo que importa es que tiene verga y que está dura; Lori no lo está mamando para que él disfrute, lo chupa para gozar ella, para beberse su leche una vez que comience dolorosamente a manar, y es que la escena resulta incluso agresiva porque es probable que esa mamada tan silvestre esté doliendo. En un vouyerismo auditivo el sonido de la saliva libando la tranca de Seeman sugiere las costumbres de una chica mal educada que chasquea lo que come.

Si una chica te pide que te vengas en su boca es probable que te excites, pero si te aclara que le gustaría que lo hagas porque eso es lo que la alimenta, quizá el sentido cambie. Si las mujeres tomaran como fuente de nutrientes el semen y lo consumieran como columna vertebral de una dieta balanceada (parece increíble pero la revista Cosmopólitan, que es el perfecto manual para hacerse puta, y seguro la edita un hombre muy perverso que hace creer a quienes la compran que es una revista de mujeres para mujeres, publicó un reportaje del contenido nutricional del semen y concluye que es saludable. No dice en ningún momento que la forma de comerlo es mamando una verga, simplemente da el valor nutricional y que la imaginación de la lectora haga el resto) es probable que perdiera su encanto como práctica erótica.

Divago en esto porque algo así pasa en esta Fantasía No. 2, pues John Seeman no está ahí para sentir rico, sino para que Miriam lo ordeñe. La mamada es tan intensa, tan llena de fuerza, tan monótona y recursiva, que produce un efecto hipnótico.

En el América las cabezas se meneaban de arriba abajo como diciendo que sí, al vaivén de los labios de Lori. Como un volcán que despierta, John Seeman comienza a regarse dentro de la boca de Lori, quien no deja de mamar, no le importa si Seeman se pone hipersensible durante o después de correrse, ni si le dan cosquillas o le duele, ella sigue mamando hasta que salga la última gota de leche. Cuando todo estalla la cara de Lori es un desastre que a nadie importa, y se abre un hoyo negro en el alma, un alivio, un tipo de muerte. Y puede ser que Lori Blue sea una estrella menor en el firmamento de pornstars, pero en mi opinión esta simple escena le hace merecedora de un sitio en el salón de la fama del porno, vaya, y ya comparando venidas en la boca famosas, por menos que esto se consideró diosa a Terry Hall en "The Story of Joanna (1975)".

No sé cómo funcione la asfixia autoerótica, pero puede intentarse lo siguiente: colóquese Little Girls Blue en una pantalla, ingénieselas para estar "de punto" en el momento en el que Lori Blue comienza a darle la mamada a John Seeman, retenga el orgasmo plenamente concentrado en la rudeza de la ordeña de Lori y no pierda detalle del sonido de la saliva, e intente sincronizar la eyaculación con la de John Seeman (ojo, no intente creerse él, ni sueñe con que Lori se la está mamando a usted, simplemente acepte que está en medio de una práctica autoerótica y apueste por la sincronía). Así como un cinturón puede cortar la respiración, Lori puede cortarla también con esta extraordinaria estampa pornográfica, y el aplazar la eyaculación es una forma rara de asfixia. El ritmo de la mamada es lisérgico y anticipa la fiesta que brotará en alguno de los 111 segundos que dura, es cuestión de no especular y dejarse llevar por la contención del semen y su liberación. Es como ahorcarse, pero más seguro.

Luego hay otra escena onírica en la que Lori Blue se pasea alrededor de un gigantesco signo de raíz cuadrada. En ese universo paralelo de las matemáticas le vuelven a dar ganas de mamar endemoniadamente una verga. En esta ocasión el afortunado es el Coach Fowler (Carl Regal) quien en un acto de heroísmo (y digo heroísmo porque John Seeman de perdido recibió acostado la mamada viceral de Blue) soportó de pie la mamada a dos manos que le prodiga Miriam. Igual, lo ordeña en vivo, y a diferencia de la escena con Seeman, acá sí toman en un primer cuadro el rostro de Regal. De por sí el cabrón tiene los ojos pequeños, lo cual le da un aspecto de estar ensimismado y nostálgico, y encima con semejante devorada de pito, de plano pone cara de estar recibiendo un castigo. Él también se riega como ausente de sí, mientras que Lori sonríe confiada de que no existe el hombre que no se regaría en sus labios.

Lo demás son encuentros propios de correrías estudiantiles. George (Blair Harris), el novio de Misty, le da una cogida en un sitio oscuro, mientras Kathy ve como sus planes de una velada romántica con su novio se transforma, gracias a la invitación que éste hace a un amigo (sin consentimiento de Kathy) en un trío sexual dentro de un granero. La escena del granero es excelente por desenfadada. Al final, todo culmina con un encuentro sexual entre Misty y el Coach Folwer, quien la empina delicioso.

La cinta termina y uno no está muy seguro de qué fue lo que vio, no está muy seguro de que se tratase de estudiantes y maestros, o si se trató de una mente que imaginó todo, tanto la escuela como los pasajes oníricos. Imagino a Johanna Williams sentada en un pupitre, vistiendo una falda azul y una blusa blanca, con calcetas hasta las rodillas y cabello recogido, mirando hacia el vacío, imaginando Little Girls Blue, o imaginando que entra desnuda al América, para chupársela a todos, o para simplemente ordenar a los presentes que se masturben para ella. Todos lo harían.

Memorabilia:

En definitiva, la Fantasía No. 2 es inquietante y sumamente sugerente, una apología del orgasmo y la guerra de los sexos.

Aun hoy, con un cine X plagado de excesos, esta escena seguiría luciendo fresca y fuerte, y ello se debe a una razón, a falta de moda, a falta de un escenario de utilería, a falta de todo, donde sólo hay un hombre, una mujer, y una pelota azul, la escena no puede sino ser atemporal, es decir, eterna.

La escena de Kathy y sus novios en el granero también es muy buena. Esto ya con afán de señalar algo, pues la película en general es muy recomendable.

Calificación: 5 Chiles.

Mas de Jilo

Stag Life 25: Roommates (1981)

Stag Life 24: Je Suis Une Belle Salope (1976)

Stag Life 26 Baby Face 2 (1986)

Stag Life 27: Pandora´s Mirror (1981)

Stag life 23 a scent of heather 1980

Stag life 21 casanova 1976

Stag life 22 neon nights 1981

Stag Life 20: Marathon Love (1985)

Stag Life 18: Educating Mandy (1985)

Stag Life 19: Jamie Gillis Ha Muerto

Stag Life 19: Jamie Gillis ha muerto

Stag Life 17: Here Comes The Bride (1978)

Stag Life 16: Bordell SS (1978)

Stag Life 15: Passion of Carol (1975)

Stag life 13: Violation of Claudia (1977)

Stag life 14: Girl Scout Cookies (1977)

Stag life 12: The Initiation of Cynthia (1986)

Stag life 10: I Like to Watch (1982)

Stag life 11: Inside Jennifer Welles (1977)

Stag life 8: New Wave Hookers (1985)

Stag life 9: Blonde Fire (1978)

Stag life 7: The Final Sin (1977)

Stag life 6: Beyond Shame (1981)

Stag life 5: Driller (1984)

Stag life: body love (1977)

Stag life: expensive tastes (1978)

Stag life: mad love (1988)

Vintage 1

Diez de mayo con mi tía (Final)

Diez de mayo con mi tia (11)

Diez de mayo con mi tia (10)

Diez de mayo con mi tia (9)

Diez de mayo con mi tia (8)

Diez de mayo con mi tia (7)

Diez de mayo con mi tia (6)

Diez de mayo con mi tia (5)

Diez de mayo con mi tia (4)

Diez de mayo con mi tia (3)

Diez de mayo con mi tia (2)

Kitsch

Diez de mayo con mi tia

Las manos de Lorena

Opera de reims para unas medias negras

Cuentos de peep show (5)

Cuentos de peep show (6)

Cuentos de peep show (2)

Cuentos de peep show (3)

Cuentos de peep show (4)

Cuentos de peep show (1)

Destino sin tumultos

Nunca danzarás en el circo del sol (09)

Nunca danzarás en el circo del sol (08)

Nunca danzarás en el circo del sol (07)

Nunca danzarás en el circo del sol (06)

Nunca danzarás en el circo del sol (05)

Nunca danzarás en el circo del sol (04)

Nunca danzarás en el circo del sol (03)

Nunca danzarás en el circo del sol (02)

Nunca danzarás en el circo del sol (01)

Como pez en el alma

Un mundo raro

Motel para tres

¿Quieres problemas?

Sueños ajenos

Lienzo sagrado

Mexican Beauty (1)

Arakarina (27: Final)

Arakarina (26: Breve caleidoscopio)

Arakarina (25: El tren de Sara)

Arakarina (24:Cuatro razones para cerrar los ojos)

Arakarina (23: La balada de Andrea)

Arakarina (22: La revolución de Samuel)

Arakarina (21: La balada de Samuel y Andrea)

Arakarina (18: Las bodas)

Arakarina (19: Los chicos de la secta)

Arakarina (20: El bar y Samuel)

Arakarina (17: La mano de la novia)

Arakarina (16: Sara)

Arakarina (15: Geografía de una secta)

Arakarina (14: Un rito para Arakarina)

Arakarina (13: El cumpleaños)

Arakarina (12: Gatos)

Arakarina (11: Nueva piedad)

Arakarina (10: El anillo tatuado)

Arakarina (09: La entrevista)

Arakarina (08: El vientre cálido de un hogar)

Arakarina (07: El artefacto)

Arakarina (06: Arakarina)

Arakarina (05: La fundación de Atenas)

Medias negras para una ópera de reims

Arakarina (04: Un pintor a oscuras)

Arakarina (03: Ella se casa)

Arakarina (02: La búsqueda de un pintor)

Infieles (7: El final según Cornelio)

Arakarina (01: Una chica cualquiera)

Infieles (6: El final según sonia)

Infieles (5: El final según el inspector)

Infieles (4: El arte de ser atrapado)

Infieles (3)

Infieles (2)

Infieles (1)

Radicales y libres 1998 (4)

Radicales y libres 1998 (3)

Radicales y libres 1998 (2)

Radicales y libres 1998

El Ansia

La bruja Andrómeda (I)

El ombligo de Zuleika (II)

El ombligo de Zuleika (I)

La bruja Andrómeda (II)

Tres generaciones

Mírame y no me toques (VIII - Final: Red para dos)

Mírame y no me toques (VII:Trapecio para la novia)

Mírame y no me toques (VI: Nuevas Historias)

Mírame y no me toques (V: El Casting)

Mírame y no me toques (IV: Los ojos de Angélica)

Mirame y no me toques (II: Puentes oculares)

Mirame y no me toques (III: Un abismo)

Mirame y no me toques (I: Los ojos de Claudio)

La verdad sobre perros y gatas

Amantes de la irrealidad (07 - Final)

Amantes de la irrealidad (06)

Amantes de la irrealidad (05)

Amantes de la irrealidad (04)

Amantes de la irrealidad (03)

Amantes de la irrealidad (02)

Clowns

Expedientes secretos X (II)

Noche de brujas

Día de muertos

Amantes de la irrealidad (01)

Lady Frankenstein

Expedientes secretos X (I)

El Reparador de vírgenes

Medias negras para una ópera de reims

Una gota y un dintel (II: La versión de Amanda)

Una gota y un dintel (III: La versión de Pablo)

Los pies de Zuleika

Una gota y un dintel (I)

Amar el odio (I)

Amar el odio (II)

Amar el odio (III)