miprimita.com

Stag life 7: The Final Sin (1977)

en Otros Textos

Stag Life The Final Sin (1977)

La serie Stag Life es un conjunto de reseñas de lo que considero lo más representativo del cine porno del siglo XX (Siglo XXX), contenido en la memoria multimedia Memento, y se relaciona con las series "Vintage" y "La Vie en Porn".

Título: The Final Sin

Título Alternativo: Tonight We Love

Dirige: Cecil Howard.

Título Región 4: "Pecado Capital"

Performancers:

Linda Wong, como Linda, la chica oriental.

Richard Strong , como el viejo paralítico al que llaman Daddy.

Melba Bruce, en el papel de Mona, la hija virgen (en los créditos aparece como Melba Walsh)

Paul Thomas, como Phil, el hijo del matrimonio.

Mick Jones, interpretando a Buster, el chulo negro.

Úrsula Brandwin, en el papel de Marrianne, la esposa madura.

Empleado del Mes:

 

Úrsula Brandwin

Reseña:

En la obra La Ceremonia del Porno (Barba y Montes, Anagrama 2007), los autores sostienen una teoría muy interesante: Cada cual tiene su porno, es decir, un porno que no puede resultarte indiferente porque necesariamente te inquieta y excita. Y esto tiene una derivación: es probable que mi porno no sea tu porno, y viceversa. Por ejemplo: En un viaje reciente que hice a la Ciudad de México me tuve que hospedar, por razones de falta de efectivo, en un hotelillo más bien de paso. En el hotelillo (Hotel Colonia Roma, en Xalapa y Álvaro Obregón; exacto, el que abajo tiene unos tacos buenísimos y en cuya habitación 18 le metieron la putiza –golpes, vamos- a ese personaje conocido con el mote homosexualizante de "El Fabiruchis") cada habitación tiene programado el canal Venus, que exhibe contenido pornográfico las 24 horas. Pese a que no iba a estar la mayoría del tiempo en la habitación, sino en la calle, consideraba ganancia secundaria el que el televisor tuviese porno, que a veces es la única alternativa decente qué ver. Para mi mala suerte, cada vez que encendí la televisión y, como que no quiere la cosa, curioseaba en el canal 76 (Venus), aparecía una cinta llamada "Asian Spanking Girls".

Las películas de asiáticas que gritan perennemente como si la verga que se les mete les estuviese haciendo un daño interno irreparable no sólo no me estimulan, sino que me extinguen. Si a ello agregamos que el título de spanking ya habla de que les pegan en las nalgas todo el tiempo con una paleta de madera, pues ya está ahí mi anti porno. Desde luego, el porno es una puta que te pregunta qué quieres hacer, y si hay este tipo de cintas es porque existe un público, masivo por definición, que considera excitantes a las asiáticas, y más aun si les están pegando, y mucho mejor si están chillando. A mí eso no me prende en lo más mínimo, más bien me transporta a una andropausia instantánea. No es mi porno, pero es el porno de algún otro.

Barba y Montes sugieren desconfiar de quienes hablan de pornografía presumiendo inmunidad respecto de ella, como si verla no afectara su ecuanimidad. Coincido con ellos en cuanto que la experiencia pornográfica tiene mucho de ceremonia y exige del espectador su implicación emocional y física, lo cual supone cierto compromiso. La pornografía vista sin compromiso o sin apostarse uno mismo un poco resulta ser lo más absurdo del mundo, y también lo más aburrido. A mí no me sería posible hacer reseñas de películas porno si no me implicara, aunque sea un poquillo, en el proceso de observarlas. Si fuese inmune a ellas ¿Para qué verlas?

Todo lo anterior lo comento por un motivo. "The Final Sin (1977)" es una película caleidoscópica que vierte miles de anzuelos esperando que alguno de ellos te pinche el corazón (o la parte del cuerpo que se desee) y no puedas liberarte de él. En apariencia tiene muchos clichés, pero en su abundancia dejan de ser clichés y pasan a ser un catálogo vastísimo de personajes y situaciones fetiche que, ya por un flanco, o ya por otro, habrá de impactarte, todo ello con personalidad propia.

El responsable de esta inquietante película es Cecil Howard, mejor conocido como el director de la imperdible "Neon Nights (1981)", cinta que muchos consideran el pináculo del Cine X de la década de los ochenta y que nos muestra un Cecil Howard menos violento que ese que fue en la década de los setenta. Quizá "Neon Nights (1981)" encontró tanta aceptación y admiración de los amantes del Cine X porque captura una transición entre el áspero Howard de los setenta y el telenovelero Howard de la segunda mitad de la década de los ochenta.

El cine de Howard es un cine fuerte caracterizado por escenas aguerridas y una música por lo general estridente. Lo que él regala a su público es una visión ácida de la sexualidad, misma que es para este realizador un tema violento. Imagínese una música de hard psicodélico tocado con bocinas plenas en heridas, con guitarras que raspan y un bajo en fuga; ahora imagínese todo ello llevado a imágenes y se obtendrá un acercamiento al cine de este director a quien fácilmente calificaría como el Martin Scorcese del porno (véase el cine de Scorcese y cómo, salvo sus contadas incursiones en cine de época que ha intentado, sus cintas coquetean con el rock duro). La diferencia entre ese rock imaginario y las cintas de Howard es que para el primero se recomienda el uso de hongos alucinógenos o marihuana, mientras que para las últimas ha de estar contraindicado (a riesgo de ver la sexualidad propia hecha trizas).

Desde que inicia "The Final Sin (1977)" sabemos que estamos ante un cine inusual, pues su creador echa mano de fotografías brutalistas para abrir un episodio que, por definición, debería ser placentero. Mentiría si dijera que el inicio de la cinta, pleno en imágenes de cráneos en negativo rojo y demás escenas de muerte y hambre, es idea original de Howard. Este tipo de secuencia ya se la había visto a Tobe Hooper en su bizarra "The Texas Chainsaw Massacre (1974)", cinta en la cual está más que justificada su inclusión de este arpegio, pues es de terror y, en ese panorama, lo conveniente es que desde el inicio sientas nerviosismo e inseguridad total. Las imágenes de Hooper literalmente apestan, duelen en el ánimo, deprimen, son hijas de Tanatos. Howard intenta algo similar, pero en una cinta pornográfica, que se supone deba ser hija de Eros, pero nada, inicia con temor, Tanatos puro. El rock que suena, lo dije, es duro. De ahí se pasa a los créditos. Las imágenes recorren la pantalla en acercamientos a objetos inertes, todo al ritmo de violines bipolares acompasados por el sonido de un péndulo de reloj que termina por marcarle el ritmo a tu corazón en una marcha desesperanzadora y necesariamente fúnebre.

La cinta comienza con un hombre, Daddy (Richard Strong) sentado en una silla de ruedas que con un telescopio observa a una finca vecina, en específico a sus habitantes, que están jodiendo. Aparece Mona, su hija (la malograda Melba Bruce), quien hace burla de que su padre esté viendo las cochinadas que hacen los vecinos. La hija toma unos binoculares y se traslada a una habitación contigua, en la que está Marriane (Úrsula Brandwin), su madre, y desde ahí se pone a espiar ella también. Su madre la regaña por estar fisgoneando a los vecinos, y le regaña diciéndole "Vamos, tienes 21 años, eres virgen, y estás viendo esa porquería". La chica, contestona por naturaleza, respinga diciendo que su papá también está espiando, y la mamá, alcahueta como es, la regaña por desconfiar de su papá, a quien siempre le han gustado las aves (es decir, el telescopio lo tiene el buen hombre para ver petirrojos y no para ver como fornican los vecinos). El padre entra a la habitación con su silla de motor, la madre sale de la habitación y el papá le pregunta a su hija si lleva ropa limpia (obvio se refiere a los calzones) ella le dice que sí, en una rara charla padre hija, y él le ordena impositivamente que se los muestre. La chica se acerca y le muestra, levantándose la falda, y el papá hace la observación de que son nuevos, y se pone a tocar la tela de los calzones, pero metiéndole la mano en el culo y coño a la hija. La mamá regresa y les regaña a los dos, pero sin firmeza alguna. "ya está grande y es virgen y tú metiéndole los dedos. Y tú, deberías espabilarte más", al parecer la mamá le recuerda cada vez que puede eso de la virginidad. Hablan de una celebración que ocurrirá por la noche. La chica comienza a contestar que no le apetece la fiesta, que quiere quedarse en su casa tranquila, que no requiere emociones adicionales en su vida. La muchacha está ensimismada, su madre le escucha con la atención que le sobra luego de concentrarse en que su marido inválido le está tocando el coño. La muchacha se marcha de ahí y el marido ordena a su mujer que por favor se vista.

El viejo es muy cagalero y dominante. La esposa es muy sumisa y alcahueta. La hija es muy malhablada y virgen.

No han pasado ni cinco minutos y Cecil Howard ya nos anticipó varios escenarios de transgresión posibles que podrás presenciar siempre y cuando no le cambies de canal.

La mamá se empieza a vestir. Se deja el mismo vestido pero se pone unas medias y un liguero. Lo hace acostada. Mientras se viste se masturba. No es una masturbación ginecológica (caracterizadas por profundas metidas de dedo o de mano que lanzan un mensaje del tipo "¡Quiero una verga, muero por una penetración, si no me atraviesan no vivo!") de esas que le gusta ver a gran cantidad de hombres, sino una masturbación bastante externa, lenta, ensimismada, focalizada casi por completo en el clítoris, con pequeños movimientos mientras la señora cierra sus ojos y sonríe con lascivia, para sí misma, sin necesidad de nada ni nadie más.

Tal vez Úrsula Brandwin no resultaba tan vieja como lo exigía el guión, de hecho sus canas lucen un tanto de utilería, pero sin duda no es una jovencita: sus muslos son un tanto flácidos, no están trabajados en un gimnasio, sino que son pesados, grávidos. En lo personal me reconforta ver que siendo mayor como es se muestre sin trucos, madura y cachonda; lejos de deprimirme me parece una bella promesa que el cuerpo pueda marchitarse lentamente sin perder el deseo carnal. Las carnes de Úrsula Brandwin lucen sugerentes, dan ganas de tocarlas y descubrir que son blandas y que su temperatura es cálida. Los pechos están caídos, no hay engaño. Su sexualidad exorciza la juventud. Ver actrices viejas pero conservadas (Nina Hartley, por ejemplo) me parece friky; una dama mayor como Brandwin no me aterra en lo más mínimo, al contrario.

Mientras ella se masturba aparece en la puerta lejana Phil (Paul Thomas), que es hermano de Mona. Mona se burla diciéndole que ya lo atrapó queriendo joderse a su madre. Él le aclara que no es así. Para ser virgen Mona está chingando todo el tiempo con comentarios soeces. Mona se marcha y Phil va con su mamá, que resulta ser una madrastra discreta que no le quiere decir quién es su verdadera madre, regodeándose en que él es adoptado. Phil aclara que la casa le parece una locura y sólo soporta quedarse ahí porque "la ama", declaración que puede ser interpretada de mil maneras. Luego de esa charla lacrimógena Phil se marcha de ahí junto con su hermana, y mientras salen, van entrando a la casa Buster (Mick Jones) un negro amanerado que va maltratando a Linda (Linda Wong) una chica oriental. Tocan a la puerta y son recibidos por la señora de la casa.

Hasta aquí el drama. Hasta aquí la exposición de los personajes, los cuales todos son muy complejos, no hay uno sólo que esté ahí para simplemente joder sin complicaciones. Todos acabarán cogiendo, pero con complicaciones, muchas complicaciones.

El centro de todo el aquelarre es Daddy.

Daddy no es uno de esos atletas paraolímpicos que nos sirven de ejemplo de tenacidad y fortaleza de espíritu, Daddy es un ojete y su discapacidad sólo lo hace ser más ojete todavía. Tan intragable es que me hace meditar seriamente en la posibilidad de la metempsicosis.

No quiero distraerme demasiado, pero debo aclarar eso de la metempsicosis. El diccionario la define como "doctrina religiosa y filosófica de varias escuelas orientales, y renovada por otras de Occidente, según la cual las almas transmigran después de la muerte a otros cuerpos más o menos perfectos, conforme a los merecimientos alcanzados en la existencia anterior". En pocas palabras, si fuiste mamón puedes reencarnar en un animal. Un día salí en mi auto y vi por el retrovisor algo que me pareció un bebé que se arrastraba por la calle. Temeroso de que lo atropellaran me orillé y fui hacia él. No era un bebé, era un perro salchicha que arrastraba la mitad inferior de su cuerpo, como una foca. Pese a su hedor, lo alcé con mis manos y contemplé su expresivo rostro. En la onda de la metempsicosis le miré a los ojos y le pregunté "¿Quién eres?". De alguna manera me dio a entender que no estuviera yo jodiendo con mis preguntas mamonas, y que si lo quería llevar conmigo lo hiciera pero calladito. Lo llevé a mi casa y le hablé al veterinario con la intención de que me diera un diagnóstico (si tenía remedio o no). Cuando el veterinario lo vio desenfundó su inyección letal, le aclaré que mi llamado era para que lo intentara salvar, no para que lo enfriara. Se rio de mí. Pensé que un perro así le serviría de compañía a mi perra de siempre, y sí, se hicieron amigos, pero, jodido como está, el pinche perro salchicha, al que nombré Fillo, se hizo cada vez más dominante, regaña a Chali, la perra, la cela, le roba las frazadas e incluso las destroza si Chali sale a la calle a putear un poco, decide cuándo puede Chali comer croquetas y cuándo no, en fin, un patán. Encima es incontinente y tiene gastritis de tantos corajes que hace.

Supongo que luego de ver "The Final Sin (1977)" podría cambiarle el nombre a Fillo y llamarlo Daddy, porque tienen temperamentos muy parecidos. De ser real la metempsicosis y el personaje de Daddy, sin duda éste nacería como perro salchicha con limitación motriz y encontraría una perra a la cual dominar. Siempre puede estarse peor, el pinche Fillo quién sabe en qué va a reencarnar luego de ser tan ojete en esta vida, en un puto coral, a ver si así se porta bien.

Daddy y Buster van a una habitación apartada y discuten. Queda claro que Daddy le pagará a Buster por sus servicios y los de la chica que lo acompaña. Daddy le reclama que hubiese traído un coño amarillo (porque encima es racista), y bufa que sólo lo aceptará si ella hace lo que él le pida. Buster, que según esto tiene un poco de dignidad, le aclara que ella no hará nada de lo que el viejo le pida, sino sólo lo que Buster diga. "Si quieres pedirle algo me lo dices a mí, y yo le ordenaré a ella". Tanto Linda como Buster son esclavos.

Marriane lleva a Linda a una bañera y comienzan a tocarse y chuparse, todo con mucha delicadeza. A su paso por el baño se puede apreciar que Marriane está realmente vieja, sus costillas acusan un hambre muy extraña, sus pechos otrora elegantes dentro del vestido lucen notoriamente caídos, su abdomen, su caminar, sus canas. Ello no es impedimento para que irradie mucha sexualidad, se antoja de coño infinito, aparenta amarras morales inexistentes, presagia gozo. La música que suena incluye guitarras y ritmos sincopados, como los que desarrollaban los grupos vascos de rock progresivo, a la vez agresivos y pastorales. Esto es mientras duran los preliminares. Cuando el sexo ya se torna abierto, la música cambia a un silencio que se ve interrumpido por secas avalanchas de tambores. Por un momento se pensaría que Marriane quiere disfrutar de Linda a espaldas de su padrote, y también a espaldas de Daddy, pero esto es un equívoco: Daddy observa todo a través de una cámara de circuito cerrado que da justo al baño. Con un micrófono las regaña por jugar limpio; quiere que jueguen sucio. Este detalle cambia un poco las cosas. Marriane también es esclava.

Para jugar un poco más sucio se van a una sala contigua y se colocan en un sillón de ratán para dos personas. De algún lado Marriane saca un dildo de dos cabezas, de esos que se comercializaban en las revistas bajo el mote de "doublé dong". Se colocan una frente a la otra y se ensartan cada una en una punta del dildo. Ambas parecen estar disfrutando de esta práctica, se retuercen con tanta convicción que realmente transmiten la sensación clara de lo que está pasando: los movimientos de la otra persona afectan los tuyos y viceversa, en un rito que de pasivo no tiene nada. Por lo común este tipo de escenas lucen forzadas, pero en este caso no. La música es inquietante.

Entra en escena Buster y finge encabronarse porque las dos mujeres se están gozando mutuamente. Los niveles dan un giro de tuerca porque resulta que el chulo lo es también de la señora de la casa porque el marido así lo dispuso. Buster va por ahí alardeando lo macho que es, sin embargo, hay algo en sus ojos que delata su bisexualidad. Linda y Marriane comienzan a comerle la verga. Luego se escucha una instrucción por un altavoz que ordena que por el culo, es el omnipresente Daddy que está sin estar. La verga de Buster apenas y si puede mantenerse en pie ante el ano rejego de Marriane; de plano le mete el dedo mientras Linda le lame el coño. Marriane luce verdaderamente excitada, lo que me hace pensar que lo suyo son las chicas. Los estereotipos han echado a girar el caleidoscopio una vez más.

La trasgresión excita, y aquí la hay a raudales. Se rompen barreras de la edad, pues hay una joven, Linda, un medianero, Buster, y una vieja, Marriane; que rompen la barrera del color, pues son blanca, negro y amarilla; de relación, una es esposa, uno es novio, la otra es amante, o esclavas del esclavo, o simples esclavas, o amo; económicas, una es rica (Buster le llama "Rich Bitch" cada vez que puede), y los demás pobres. Si se ve, las posibilidades de excitarse son incalculables. Si eres negro y quieres ver a una blanca humillándose, ahí está; si quieres ver una vieja de rodillas mamando una verga, ahí está; si quieres ver un joven obligado a prestar su verga a una vieja, ahí está; una rica siendo sometida por un pobre, ahí está; un esposo humillado porque es incapaz de satisfacer a su mujer, ahí está; dos mujeres compartiendo una verga, ahí está; un esclavo recibiendo órdenes de un esposo para que le de por el culo, y no por la vagina, a su esposa, ahí está; incluso se rompen barreras gay puesto que Buster se ve a leguas no muy entusiasta con la idea de penetrar a una mujer, así lo acusan sus cejas depiladas y su verga imparable (de que no se para), observándose que es más efectivo con el dedo que con el pito, la trasgresión es que siendo gay tiene que joderse a una mujer, y eso ahí está; y así, son tantos arquetipos que alguno te ha de encender la mecha. Las imperfecciones son aquí un plus, la verga blandengue y la confusión de Buster, la incapacidad de Daddy, la celulitis de Marriane, la supuesta inexperiencia de Linda, todo sirve para desgarrar la realidad.

Se marchan de ahí y van al salón principal de la casa. Daddy va a un cajón y lleva las cosas a otro nivel de trasgresión. Saca una verga negra ajada a un cinturón y se la da a Linda. Regaña a Buster por no hacer bien las cosas y le ordena que se empine un poco sobre un barrote para que su amiga le de por el culo. Buster, que tiene cara de que le gusta la verga, se resiste muy poco ante esta orden. Dice que no, que le ofende, pero a la vez se va empinando. Linda comienza a atornillar a Buster y Marriane le mama la verga. Podrá uno no compartir la singular afición de Buster, pero no puede uno negar que lo está disfrutando a mares. Su sonrisa delata su gusto por este trance en el que lo están entreverando por detrás, activando su sensibilidad toda, y recibir el plus de una mamada. La mamada de Marriane es frenética, como si lo único que deseara fuese recibir la leche de Buster en su garganta. Daddy está detrás de todo, gritando toda serie de marranadas, dándole un toque enfermizo y saturado a todo. Están ahí jodiendo y el otro merodea la escena sentado en su silla de ruedas y haciendo el ruidillo del motor que lo lleva de un lado a otro, y sobre todo, sin dejar de parlotear. A partir de ahí, las sandeces de Daddy serán una constante y más vale que te acostumbres a ellas. Daddy es un mirón histérico que se deleita con los excesos que él mismo propicia. Impotente no es la palabra que lo define, de ninguna manera. Daddy pone el dedo en la llaga y hace juegos de palabras como "…quieres recibir la leche en tu boca blanca de esa verga negra, puta, tú, joto de mierda, siente en tu culo cómo te atraviesan…". Buster termina por regarse en la boca de Marriane.

El sabor de la escena es cargado y no sabes qué sigue o cómo sigue. Pues bien, algo pareció irritar a Daddy (para variar, siendo que todo le encabrona) y ordena a Marriane que se deje atar de unos pilares que hay ahí en la sala. Úrsula Bradndwin no tenía trayectoria en el Cine X. Se sabe que participó en "The Final Sin", pero no se tiene registro de otras participaciones. Es posible que el rodaje de esta cinta fuese una situación inusual (y vaya que si) en su vida, de hecho, en algunas escenas se puede apreciar que no puede aguantarse la risa al escuchar tanta pendejada que dice Daddy. Se supone que el viejo domina a todos, que es un hijo de la chingada y que es muy cruel. Ignoro si tanta idiotez que dice obedece a un guión, o si se trata de improvisaciones de Richard Strong, lo cierto es que a menudo Úrsula se ríe nerviosa como si dijera "no es posible que este cabrón esté diciendo tanta mamada y me esté ordenando que haga esto, y yo de pendeja que le hago caso". Este es el caso. Sigue las instrucciones para ser amarrada, pero está desconectada de la situación y de estar filmando esto, y se ríe.

Más trasgresiones: ahora Daddy le da de chicotazos (porque tenía un fuete por ahí a la mano) a Marriane, que está amarrada de los brazos y cubierta con una capucha. Por si todo esto no fuese suficiente, entra en escena Phil, que desde luego no había sido invitado al festín. La actuación de Paul Thomas es tan mala que resulta chistosa. Entra a la habitación caminando torpemente, como si se hubiera cagado en los pañales, y grita "¡Noooooooo!" con tanta sinceridad como Anakin Skywalker luego de que le ponen la máscara de Darth Vader y le dicen que Amidala está bien muerta. Forcejea con Buster porque no soporta ver cómo azotan a su madrastra casi madre. Daddy se acerca como un perro bravo a decirle que se deje de pendejadas, que esta puede ser la oportunidad que siempre quiso de jodérsela. De inmediato la miradilla de Phil cambia. Ahora Daddy le ordena que se coja a su madrastra, y Phil, obediente, lo hace. Con esto se rompen más límites, esta vez de incesto.

¿Y quién creen ustedes que está mirando todo a través de una rendija? Mona, claro está. Para humillación de Daddy, Mona entra en la habitación y comienza a darle una mamada a Buster, quien luego la fornicará pese a los berridos de disgusto de Daddy que, por un lado goza que se cojan a su mujer, pero le choca que su hija virgen esté en manos de Buster, pero a la vez le excita demasiado el saberse tan humillado. Un desmadre total.

Esta sería la penúltima cinta de la menuda (medía un metro con cincuenta y dos centímetros de estatura) Melba Bruce, y la última que viese, si es que acostumbraba ver sus cintas. "The Final Sin (1977)" salió al mercado en noviembre de 1977, y en ese mismo año esta rubia se pegó un tiro. Salió todavía un título más con su participación "The Sinful Pleasures of Reverend Star (1978)", aunque se le recuerda por su participación en "Femmes de Sade (1976)" del genial Alex De Renzy, en la cual se deja sorprender por un tal Rocky que le quiere enseñar el arte de automamarse (Ron Jeremy no era el único que podía) con el inconveniente de que Melba no tenía un pene que acortara el camino, o por la ternura de su escena en "Liquid Lips (1976)" donde sale de masajista y le quita el estrés ni más ni menos que a Jhonny Wadd (John Holmes) y le lanza el elogio de "no sé si cobrarte o pagarte" mientras sostiene en su manita el garrote de Holmes. Hizo algunos papeles raros ("The Final Sin (1977)", "Baby Rosemary (1976)"), lo cual no justifica su suicidio (de ser así Jamie Gillis se hubiese suicidado ya una veintena de veces). Es curioso que las dos estrellas juveniles de "The Final Sin (1977)" están muertas, mientras que los actores siguen vivitos y no sé si coleando. De Úrsula Brandwin no se sabe nada. Linda Wong, pese a que aparece en esta cinta con un personaje de bajo perfil, gozaba ya de experiencia luego de rodar Cine X desde 1974 y ser la primera estrella asiática del porno norteamericano. Al filmar "The Final Sin (1977)" tenía 26 años, y había dejado muy atrás los días, no sé si felices, en que había sido considerada reina del colegio (1969) en la Kennedy High School, de Richmond, California, tampoco tendría forma de prever que diez años después, el 17 de diciembre de 1987, moriría de una sobredosis.

"The Final Sin (1977)" llega a su término y todos parecen marcharse. Luego de la tormenta que ellos mismos propiciaron, se quedan solos Marriane y Daddy. Todo queda en calma y ellos están muy cerca uno del otro, en una actitud tan serena que hacen sospechar que todo lo ocurrido, por estridente que fuese, constituyó un acto de amor, todo ha sido la fiesta de ambos. Quizá este fin calmo es el que justifica el título alternativo de este filme (Tonight We Love), que se traduciría como "esta noche amaremos".

Luego vuelven las áridas imágenes en negativo rojo, como si los fotogramas salvajes sirvieran de paréntesis en el tiempo y el espacio, abarcando todo lo que ocurrió dentro de ellos. Quizá lo ocurrido en toda la cinta pudo parecer chocante a más de uno, sin embargo, el director se las ingenia para susurrarle al espectador que el mundo tiene mierdas mucho peores como la guerra, el hambre, el asesinato, figuras frente a las cuales los excesos sexuales parecen juego de niños. Eso es lo que hace contracultural a Cecil Howard, personaje que se sabe en el infierno y prefiere cobrar venganza previa, como acusando a Dios de merodear en su silla de ruedas este mundo mientras permite toda serie de injusticias, las cuales no sólo no parece interesado en impedir, sino que quizá sean, al más impuro estilo Daddy, el resultado de su extraña forma de amar. No me sería raro saber que para Howard, en su oscura visión de las cosas, Dios sea un Daddy de dimensiones inimaginables que le grita al cosmos "…fuck it, suck it, fuck it, suck it, fuck it, suck it, fuck it, suck it, fuck it, suck it, fuck it, suck it,…".

Memorabilia:

La escena que sobresale por encima de las demás es aquella en que Linda Wong culea a Mick Jones mientras Úrsula Brandwin le da una mamada mientras Richard Strong esparce una perorata delirante.

Es una escena excesiva en muchos sentidos. Aturde. Y eso hace que no puedas cuidarte de ella ni prevenir cuál de sus estampas se te alojará en la cabeza como memoria de vida.

Calificación:

4 Chiles.

Mas de Jilo

Stag Life 24: Je Suis Une Belle Salope (1976)

Stag Life 25: Roommates (1981)

Stag Life 26 Baby Face 2 (1986)

Stag Life 27: Pandora´s Mirror (1981)

Stag life 23 a scent of heather 1980

Stag life 21 casanova 1976

Stag life 22 neon nights 1981

Stag Life 20: Marathon Love (1985)

Stag Life 18: Educating Mandy (1985)

Stag Life 19: Jamie Gillis Ha Muerto

Stag Life 19: Jamie Gillis ha muerto

Stag Life 17: Here Comes The Bride (1978)

Stag Life 16: Bordell SS (1978)

Stag Life 15: Passion of Carol (1975)

Stag life 13: Violation of Claudia (1977)

Stag life 14: Girl Scout Cookies (1977)

Stag life 12: The Initiation of Cynthia (1986)

Stag life 10: I Like to Watch (1982)

Stag life 11: Inside Jennifer Welles (1977)

Stag life 8: New Wave Hookers (1985)

Stag life 9: Blonde Fire (1978)

Stag life 6: Beyond Shame (1981)

Stag life: Little girls blue (1977)

Stag life 5: Driller (1984)

Stag life: body love (1977)

Stag life: expensive tastes (1978)

Stag life: mad love (1988)

Vintage 1

Diez de mayo con mi tía (Final)

Diez de mayo con mi tia (11)

Diez de mayo con mi tia (10)

Diez de mayo con mi tia (9)

Diez de mayo con mi tia (8)

Diez de mayo con mi tia (7)

Diez de mayo con mi tia (6)

Diez de mayo con mi tia (5)

Diez de mayo con mi tia (4)

Diez de mayo con mi tia (3)

Diez de mayo con mi tia (2)

Kitsch

Diez de mayo con mi tia

Las manos de Lorena

Opera de reims para unas medias negras

Cuentos de peep show (5)

Cuentos de peep show (6)

Cuentos de peep show (2)

Cuentos de peep show (3)

Cuentos de peep show (4)

Cuentos de peep show (1)

Destino sin tumultos

Nunca danzarás en el circo del sol (09)

Nunca danzarás en el circo del sol (08)

Nunca danzarás en el circo del sol (07)

Nunca danzarás en el circo del sol (06)

Nunca danzarás en el circo del sol (05)

Nunca danzarás en el circo del sol (04)

Nunca danzarás en el circo del sol (03)

Nunca danzarás en el circo del sol (02)

Nunca danzarás en el circo del sol (01)

Como pez en el alma

Un mundo raro

Motel para tres

¿Quieres problemas?

Sueños ajenos

Lienzo sagrado

Mexican Beauty (1)

Arakarina (27: Final)

Arakarina (26: Breve caleidoscopio)

Arakarina (25: El tren de Sara)

Arakarina (24:Cuatro razones para cerrar los ojos)

Arakarina (23: La balada de Andrea)

Arakarina (22: La revolución de Samuel)

Arakarina (21: La balada de Samuel y Andrea)

Arakarina (18: Las bodas)

Arakarina (19: Los chicos de la secta)

Arakarina (20: El bar y Samuel)

Arakarina (17: La mano de la novia)

Arakarina (16: Sara)

Arakarina (15: Geografía de una secta)

Arakarina (14: Un rito para Arakarina)

Arakarina (13: El cumpleaños)

Arakarina (12: Gatos)

Arakarina (11: Nueva piedad)

Arakarina (10: El anillo tatuado)

Arakarina (09: La entrevista)

Arakarina (08: El vientre cálido de un hogar)

Arakarina (07: El artefacto)

Arakarina (06: Arakarina)

Arakarina (05: La fundación de Atenas)

Medias negras para una ópera de reims

Arakarina (04: Un pintor a oscuras)

Arakarina (03: Ella se casa)

Arakarina (02: La búsqueda de un pintor)

Infieles (7: El final según Cornelio)

Arakarina (01: Una chica cualquiera)

Infieles (6: El final según sonia)

Infieles (5: El final según el inspector)

Infieles (4: El arte de ser atrapado)

Infieles (3)

Infieles (2)

Infieles (1)

Radicales y libres 1998 (4)

Radicales y libres 1998 (3)

Radicales y libres 1998 (2)

Radicales y libres 1998

El Ansia

La bruja Andrómeda (I)

El ombligo de Zuleika (II)

El ombligo de Zuleika (I)

La bruja Andrómeda (II)

Tres generaciones

Mírame y no me toques (VIII - Final: Red para dos)

Mírame y no me toques (VII:Trapecio para la novia)

Mírame y no me toques (VI: Nuevas Historias)

Mírame y no me toques (V: El Casting)

Mírame y no me toques (IV: Los ojos de Angélica)

Mirame y no me toques (II: Puentes oculares)

Mirame y no me toques (III: Un abismo)

Mirame y no me toques (I: Los ojos de Claudio)

La verdad sobre perros y gatas

Amantes de la irrealidad (07 - Final)

Amantes de la irrealidad (06)

Amantes de la irrealidad (05)

Amantes de la irrealidad (04)

Amantes de la irrealidad (03)

Amantes de la irrealidad (02)

Clowns

Expedientes secretos X (II)

Noche de brujas

Día de muertos

Amantes de la irrealidad (01)

Lady Frankenstein

Expedientes secretos X (I)

El Reparador de vírgenes

Medias negras para una ópera de reims

Una gota y un dintel (II: La versión de Amanda)

Una gota y un dintel (III: La versión de Pablo)

Los pies de Zuleika

Una gota y un dintel (I)

Amar el odio (I)

Amar el odio (II)

Amar el odio (III)