ANDREA – 13
Los niños ya tenían 5 meses, la cuestión económica se había solucionado con mis “trabajos extras” en casa de Katrina mis estudios no los había dejado todo lo contrario me esforzaba en ellos, con mis compañeros de la escuela la concordia era estupenda, en ningún momento sospecharon de mi condición sexual, claro está que yo era discreta en mi comportamiento, mi vestuario en la escuela era de lo más normal, vaqueros, jersey, chaquetas, alguna falda blusas nunca fui provocativa, algunos de los chicos me tiraban los tejos pero yo no les hacía caso, con las compañeras hablábamos de cosas de chicas, que si este me gusta, que a mí el otro, que el modelito que vi el otro día es monísimo etc. los fines de semana como tenía trabajo extra, no solía hacer vida social por lo que me tomaban un poco como apática y no marchosa, les decía que aprovechaba para encerrarme en casa y estudiar y la prueba era de que en todos los exámenes y pruebas era de las mejores notas.
Un día uno de los compañeros que se llamaba Alberto, me invito a un café, salimos durante toda la tarde hablamos de los estudios hasta que me dijo.
- Andrea, hace tiempo que quería hablar contigo, eres una chica estupenda en todos los sentidos, y me gustaría que además de compañeros de estudio fuésemos algo más, me gustas mucho, me permites el poder salir contigo en plan de más que amigos?
- Alberto lo que me dices me alaga mucho, pero en la actualidad mi prioridad son los estudios, mis padres han hecho un gran esfuerzo en pagarme la carrera y no quiero defraudarles, admito y te permito que seamos como amigos y compañeros de carrera, en un futuro no sé lo que pasara, pero te agradezco tu interés hacia mí, y si cuando terminemos seguimos siendo amigos, ya hablaremos.
Le agradecí la invitación y me despedí dándole un beso en la mejilla. En realidad el chico era bien majo, guapo, pelo castaño ojos verdes muy varonil y educado.
Cuando en casa les conté la conversación con Alberto, me dio la sensación de que nos les agrado nada, pensaban de que las dejaría y que me estaba enamorando de Alberto. Les dije:
- No preocuparos, primero sois vosotras, yo no tomare una decisión sin antes consultaros, sois las madres de mis hijos y eso para mí es muy importante, no obstante no puedo decir que el día de mañana me enamore de alguien, si eso fuese así, le contaría toda la verdad delante vuestra y le diría el lazo que me une a vosotras, pero todas somos libres de enamorarnos, vosotras también podréis enamoraros alguna vez y abandonar esta unión, pero los lazos que nos unen seguirán lo que sucederá es que cada una tomara un camino distinto con el fin de conseguir una felicidad mayor.
Mi exposición apago los ánimos que había suscitado mi amistad con Alberto y todo siguió con la normalidad a la que estábamos acostumbradas.
La baja por maternidad, de las chicas se había acabado, y tenían que volver a sus trabajos de enfermería y sus estudios de veterinaria con las prácticas correspondientes ya que aunque estaban estudiando percibían una pequeña remuneración por prácticas y guardias que efectuaban en clínicas particulares y en el Zoológico. Tuvimos que cerrar la guardería ya que al reincorporarse no podían atender a todos los niños, 8 en total cuatro nuestros y otros cuatro que habíamos conseguido como clientes, no obstante siempre había alguna en casa que se ocupaba de los nuestros éramos 4 y podíamos repartirnos el trabajo según las ocupaciones que teníamos extra hogareñas, tanto yo como las demás.
Un día, pensamos de que era hora de comunicar a las respectivas familias de cada una la situación en que nos encontrábamos los niños tenían siete meses una edad muy bonita para que sus abuelos los cogiesen en brazos y viesen de que eran sanos, y felices al igual que sus madres y yo. Se aprobó la decisión y primero fuimos a casa de los padres de Elvira.
Cuando llegamos y ante la puerta, a Elvira le temblaban las piernas, para que no fuese un golpe muy fuerte, yo llevaba el coche, como si la niña, fuese mía, una amiga de Elvira.
Nos abrió su madre, que al verla la abrazo y la mando pasar, Elvira le dijo:
- Mama, esta es Andrea, mi mejor amiga, vive con nosotras, compartiendo piso, estudia arquitectura.
- Hola como estas, eres muy guapa, y este cochecito?
Yo le dije.
- Es mi hija, no le mentía, se llama Esperanza, tiene 8 meses.
- Mama, papa, tengo que deciros una cosa muy importante para todos pero no quiero que lo toméis a mal, yo soy muy feliz en este momento pero no quería que pasase más tiempo sin que lo supieseis. Esta niña es vuestra nieta, es mi hija, su padre es Andrea, si mi amiga. Cuando vino a vivir con nosotras era un chico, amable, cariñoso educado y yo me enamore de él, pero tenía otras tendencias sexuales, me dijo que quería transformarse en mujer y está en el proceso solamente le falta la última operación. Pero antes de que empezase con el tratamiento le dije que estaba locamente enamorada de él y que quería tener un hijo suyo el me indico que lo pensase bien que después me sería muy difícil encontrar pareja que quisiese cargar con un hijo ajeno, le dije que no me importaba que yo respetaba su condición sexual pero quería tener un hijo de él, si no hubiese aceptado, tal vez nunca tendría una hija a la que los dos adoramos, me ha cuidado durante el embarazo y la crianza de la niña, por eso he querido que conozcáis a vuestra nieta y a la persona que hizo posible mi maternidad y no tengáis ningún rencor hacia ella, pues si no lo aceptáis, no me aceptáis a mí ni a vuestra nieta.
La sala se quedo en silencio durante unos minutos, su padre se levanto y salió de la habitación, sus ojos mostraban ira, odio por todo aquello que puede sentir un padre cuando le dicen que su hija ha entrado en un camino del que nunca podrá salir, que la niña de sus ojos la ha decepcionado que la sigue viendo como a una niña inocente, se fue a su dormitorio y sentándose en una butaca se puso a llorar, Elvira dejo pasar unos minutos y luego fue a verlo, no sé lo que le dijo, salió llorando, se acerco a su madre y le dijo.
- Mamá, ahora sé lo que es ser madre, tú me lo enseñaste con tus sufrimientos y tus privaciones, sacrificándote por mí, pero ya soy una mujer y he decidido andar mi camino sola con mi hija y la persona que quiero. Piensa que he ido a un banco de semen y me fecundaron por inseminación artificial, sin conocer al padre de mi hija. Pero lo conozco y sé que es una persona maravillosa, os pido perdón por el disgusto pero es mi vida. Y Te digo, que mis compañeras de piso a las que quiero como unas hermanas están en la misma situación que yo, hemos formado una familia, Andrea tiene cuatro hijos, si cuatro, y tanto a sus hijos como a sus madres las quiere con locura, estoy seguro que no habrá en el mundo una persona tan sacrificada por sus hijos y sus seres queridos como Andrea. Sabéis donde vivo, si queréis ir a ver a vuestra nieta no seré yo la que lo impida, pero si a él no lo aceptáis a mi tampoco, en el caso de ir avisarme para no estar en casa, mis compañeras os dejaran ver a mi hija que le puse el nombre de Esperanza con la ilusión de que me entendieses.
Le dio un beso a su madre y salimos de la casa.
Cuando nos quedamos solas, Elvira se echo a mis brazos llorando, no quería que eso hubiese sucedido, pero antes o después tenía que pasar, durante todo el día Elvira se encontraba enfadada consigo misma y contra el mundo en general no comprendía que aquello que sus padres le habían dicho siempre, de que se formase para la vida y para ser feliz con una familia ahora que era feliz se lo prohibiesen por la condición sexual de la persona que amaba.
Cuando llegamos al hotel, donde nos esperaban Rosa y Marga con los niños, les contamos con pelos y señales el mal rato que pasamos y que Elvira había tomado la decisión de separarse de sus padres al no admitirme como el padre de su nieta considerándolo como una aberración aunque no lo habían expresado con esas palabras pero si con su actitud. Nos dedicamos el resto del día a pasear por los alrededores de la ciudad, a disfrutar de un hermoso día de comienzos de verano jugando con los niños, de regreso al hotel y tras la cena, esa noche dormí con Elvira, durante toda la noche estuvo abrazada a mi pecho llorando hasta que por agotamiento y dolor en su alma, se quedo dormida en mis brazos. Al día siguiente y tras el desayuno proseguimos viaje para ver a los padres de Marga, todas esperábamos que las cosas no fuesen como el día anterior, Marga me indico que sus padres eran muy abiertos a los cambios que experimentaba la sociedad en todos los aspectos. Tras llegar nos acomodamos en el hotel y Marga llamo a sus padres indicándole de que recién había llegado con una amiga si se podía acercar o estaban muy ocupados.
Al llegar a la casa de los padres de Marga no nos dejaron llamar a la puerta, salieron al jardín, tenían una pequeña casita con un bonito jardín muy cuidado y en la parte de atrás una pequeña huerta donde habían sembrado lechugas y tomates para el consumo propio. Nos invitaron a pasar y nos dieron un café, recibían a la hija y a su amiga con cordialidad, no sabían lo que les esperaba, al ver a los niños preguntaron qué tiempo tienen y como se llaman.
- Tienen 8 meses, mama, se llaman Lucia y Jaime.
- Hay como nosotros, que coincidencia.
- No mamá, no es coincidencia, así lo decidí yo, son vuestros nietos, son mis hijos.
- Pero no nos dijiste nada y tu marido?
- No, me case, mamá, el padre de mis hijos es Andrea. Cuando lo conocí era un chico maravilloso, vino a la casa como compañero de piso, muy atento educado y guapísimo, me enamore de el, pero me dijo cual eran sus tendencias sexuales, me dijo que quería convertirse en una mujer y yo le apoye en todo lo que pude, pero antes de que empezase con su tratamiento hormonal, le pedí que me hiciese un hijo, sabia a lo que me exponía, a que en un futuro no pudiese casarme ya que ningún hombre quiere cargar con hijos que no son suyos, pero si en el caso de que encontrase un hombre que de verdad me quisiese, tendría que querer a mis hijos, el está de acuerdo de que si encontrase una pareja me uniese a él, pero Andrea seguirá siendo el padre de mis hijos. Haceros a la idea de que mi embarazo se produjo por inseminación artificial, yo no conocería al padre de mis hijos y vosotros a vuestro yerno, el es una buena persona y me quiere y yo le quiero tal como es.
- Hija, si tu quieres a Andrea, ella quiere a tus hijos que son suyos también, nosotros te queremos a ti, a tus hijos y a tu compañera, si soy felices, nosotros también somos felices, siempre hemos deseado tener nietos y tu nos das dos de repente, pues bien venidos sean tu, tus hijos y Andrea.
Y dirigiéndose a mí me dijo.
- Andrea, tu proceso lo has terminado?
- No señor, de cintura para abajo todavía soy un varón, no puedo engendrar pero puedo dar placer, pienso operarme antes de terminar la carrera de arquitectura y vivir con Marga y mis hijos como si fuese su tía, hasta que tengan la edad de que puedan comprender nuestras vidas. Además no les faltaran hermanos, ya que el mismo sentimiento que tiene Marga hacia mí, y que es reciproco, también lo tienen Elvira y Rosa, las otras compañeras de piso, como saben, las tres en su momento decidieron por mutuo acuerdo y sin que yo me insinuase que querían quedar embarazadas y que fuese yo el padre de sus hijos. Marga me dio dos hermosas criaturas, Rosa me dio un varón y Elvira una niña, todas vivimos en harmonía y con mucho amor entre nosotras y para nuestros hijos, y les puedo decir que su decisión a Marga le han hecho muy feliz y si ella es feliz yo también.
Almorzamos en casa de los padres de Marga, sus padres no desatendieron en ningún momento a sus nietos, gozaron con ellos y les prometimos que volveríamos a visitarlos, para que tuviesen un contacto familiar con los niños.
Al regresar al hotel, les comunicamos a Rosa y a Elvira, el resultado de nuestra visita, Rosa se alegro mucho, Elvira también pero su rostro reflejaba la tristeza de que sus padres no hubiesen sido tan comprensivos como los padres de Marga. Esa noche y el resto de los días, dormí con Elvira, necesitaba más cariño que Rosa y Marga, su tristeza no le permitía expresar lo que sentía, había caído en una depresión y entre todas tratábamos de que la superase. Al día siguiente continuamos viaje para ver a los padres de Rosa, según me dijo no eran tan liberales como los de Marga, ni tampoco tan tradicionalistas como los de Elvira, trataríamos de que la sangre no llegase al rio.
Nos presentamos Rosa y yo en la casa de sus padres, siguiendo las mismas pautas, el niño era mi hijo, cuando su madre nos abrió la puerta, se llevo una sorpresa, no esperaba la visita de nadie, abrazo a Rosa y ella me presento como una amiga y compañera de piso, la encontró muy cambiada, más guapa, mas mujer y le dijo que en su cara se reflejaba algo que no encontraba lo que podía ser, su padre en ese momento no estaba, había salido a comprar unas cosas y que pronto regresaría, mientras hablamos de sus estudios, le dijo que durante un tiempo tuvo que dejarlos ya que estuvo un poco enferma y el médico le recomendó reposo, que sus compañeras la habían cuidado muy bien y en especial yo. Me pregunto qué de donde era, lo que estudiaba, le dije que era de provincias, estudiaba segundo de arquitectura y que además trabajaba, estaba muy satisfecha en el piso, que tanto Rosa como Elvira y Marga, se habían portado muy bien con migo desde el día que llegue, me pregunto la edad del niño y como se llamaba, le dije que tenía 8 meses y que se llamaba Andrés como su padre, me pidió permiso para cogerlo en brazos y se lo di encantada, en eso llego su padre, su madre fue abrirle la puerta y al encontrarla con un niño en los brazos pregunto.
- Y ese niño, de donde lo sacaste?
- Es el hijo de una amiga de Rosa que ha venido a visitarnos.
Al entrar en el salón, me saludo, Rosa se había escondido, quería darle una sorpresa a su padre.
En eso entro en el salón diciendo
- Sorpresa, ha llegado tu flor
- Hija, que agradable sorpresa como tú por aquí, hace mucho tiempo que no venias a vernos, te encuentro estupendamente, cuéntame que es de tu vida.
- Papá, mamá, he venido con Andrea porque ella me lo pidió, mamá, te dije que estuve un poco enferma, bueno no era una enfermedad en sí, el niño que tienes en tus brazos es tu nieto, y su padre es Andrea. Si se que parece horrible, pero quiero contaros mi historia y que la sepáis de mi y no de posibles habladurías que después podáis escuchar. Cuando Andrea, apareció en casa, buscando un piso para compartir no lo aceptamos a la primera, lo pensamos muy bien entre Elvira, Marga y yo, era un riesgo meter a un chico extraño en un piso con tres chicas. Puedo deciros sin temor a equivocarme, que es maravilloso, se ha portado con migo y con Marga y Elvira como todo un caballero, es educado, estudioso, en tan solo un año de carrera, aprobó el primer curso con las mejores notas de la escuela y en el verano se examino de dos del segundo y las saco también con excelentes notas. Yo me enamore de él y cuando me dijo que sus tendencias sexuales no eran las de un chico normal, no me importo, me dijo que el tenia un cuerpo de hombre, pero su mente era de una mujer, acudió a sexólogos, sicólogos y todos dieron el mismo diagnostico su mente es el de una mujer, tras los resultados, decidió convertirse en una mujer, ya que de no ser así, el viviría atormentado con tendencias homosexuales y amaneramiento, lo que le produciría un rechazo en la sociedad, ahora como lo veis es una mujer en el 90%, le falta el 10% se comporta como tal, nos ayuda y nosotras a él, pero antes de empezar su tratamiento para el cambio, no yo sola, sino Marga y Elvira, de mutuo acuerdo, ya que las tres nos habíamos enamorado de él y no queríamos perderlo, le pedimos que nos dejase embarazadas, el en un principio se opuso indicándonos que nos perjudicaría en un futuro ya que nos costaría más encontrar pareja sabiendo que teníamos un hijo. No nos importo, no le hemos pedido compensación económica alguna, como si hubiésemos acudido a un centro de inseminación artificial a que nos inseminaran, sin saber cómo sería el padre de nuestros hijos. Nos ha cuidado durante los embarazos, nos ha comprado toda la ropa que hemos necesitado, las cunas de los niños y su ropa y todo ello por amor, con Marga tiene dos hijos, una niña y un niño y con Elvira una niña. He venido, para que conozcáis a vuestro nieto y a la persona que me enamoro y me cuida que quiero y es el padre de mi hijo. Si lo aceptáis como es, me daréis una alegría y si no, sé que he cumplido con lo que me enseñasteis, decir la verdad y no tener secretos para vosotros, sería muy triste para mí, pero soy una mujer y sé que es lo que quiero.
La habitación se quedo en silencio, yo me levante y pedí permiso para ir al baño, Rosa me acompaño, al regresar, vi que los padres de Rosa estaban cogidos de la mano y tenían a Andrés en sus brazos, entonces nos dijeron.
- Rosa, todo lo que nos contaste, nos ha dejado un poco fuera de juego, nosotros teníamos otros planes para tu futuro, pero como dices eres una mujer y sabes lo que quieres, nos dices que eres feliz junto a Andrea, que habéis formado una familia de cuatro mujeres con sus respectivos hijos, trabajando y cuidándolos con amor que todas vivís para vuestros hijos, como lo hemos hecho nosotros, que Andrea es una persona maravillosa y que os quiere a vosotras y a los niños, si el vivir así, te hace feliz también a nosotros nos hace feliz, tu felicidad es nuestra felicidad, creímos que no llegaríamos a ver a un nieto y sin saberlo el Cielo nos mando uno, Andrea, se bienvenida a la familia, como quieres que te tratemos, hijo o hija?
- Papá, mamá no sabéis lo que supone para mí y para Andrea vuestra decisión, gracias.
- En lo que respecta a como me quieren tratar, me es indiferente, hasta que no me opere, oficialmente soy varón, después seré una mujer con los papeles en regla, ellas me tratan como chica y en la escuela, nadie sabe de mi condición, soy para mis compañeros de estudio, una chica.
- Pues entonces serás nuestra hija Andrea y ahora os quedáis a almorzar, tenemos que celebrar el nacimiento de una hija y de un nieto.
Pasamos toda la tarde con ellos, disfrutaron de su nieto, ami no me preguntaron nada con respecto a mi tratamiento, charlamos y puedo decir que fue una de las tardes más felices de mi vida.
Al regresar al hotel y comunicarles la decisión, yo me puse al lado de Elvira, le cogí de la mano y le explicamos como habíamos pasado la tarde y la decisión, incluso habíamos quedado en que cuando celebrásemos el cumpleaños de los niños nos visitarían en casa para hacer una fiesta, nos dijeron que no sabían pero que nos avisarían. En ese momento, comprendí que había metido la pata, si el resto de los abuelos de los niños venia y los abuelos de Esperanza no, Elvira sufriría mucho. Trataría de solucionar el problema