MI PADRE CUMPLIO LA PROMESA – 6
Según entro el Sr. Leclerc, le di un beso en la boca, luego le invite a tomar algo, pero rechazo mi invitación diciendo.
- Carla no vengo por placer, vengo a comprobar la mercancía que compre. Me parece bien que trates de agradarme como si fuese un cliente y asi debes hacerlo.
Me había puesto un conjunto todo blanco, como si fuese una novia en noche tan especial, consistente en corpiño de media copa, con liguero, unas braguitas y medias, el maquillaje era discreto cual novia a punto de entregarse, y le pregunte.
- Mauris, como quieres que pasemos la noche, dime como quieres disfrutar?
- Primero, me harás una mamada, luego serás pasiva y para terminar como activa, quiero comprobar todas tus especialidades.
Me puse de rodillas ante el y comencé a desabrocharle el cinturón, su pantalón cayo al suelo, dejando su bóxer ante mi cara, busque por dentro del bóxer y cuando lo encontré estaba flácido, le saque el bóxer y sin utilizar las manos me metí su pequeño pene en mi boca, comenzando a chupar de él como si de una ubre de baca se tratase y yo su ternera. Enseguida empezó a tomar forma, entonces masajee su escroto con el fin de activar sus testículos y con ello el crecimiento de su pene, este empezó a ponerse morcilloso, fue cuando comencé a utilizar las manos, desplace su prepucio para atrás, dejando su glande rosado al descubierto, y acercando mi boca lo bese y seguidamente me lo metí en la boca segui masajeando su pene y metiéndomelo en la boca, su grosor llego al límite, nunca había tenido una tranca semejante dentro de mi boca, parecía increíble que aquel pequeño pene que era semejante al de un niño de 14 años, se hubiese transformado en semejante tranca, alcanzando los 22 cm de tamaño y casi los 10 de grosor, mi boca estaba abierta al límite, el se movía con energía cuando sin darme cuenta note que inundaba mi boca con su esperma. Tenía un sabor agridulce que me invitaba a expulsarlo pero una vez paladeado me resulto agradable, tangándome toda su leche, me cogió de los brazos y me dijo.
- Eres una verdadera experta, tendrás una buena nota en esta asignatura, ahora dejame descansar un poco, mientras me cuentas algo de ti.
Le fui contando un poco mi vida, el porqué de mi obsesión por ser mujer, mi madre había fallecido siendo yo muy niño y casi no la recordaba, un día revolviendo en el trastero encontré su ropa y para recordarla me la puse y al verme en el espejo, se reflejaba la figura de mi madre, esa operación la hacía en secreto hasta que me vio mi padre y me castigo retirándome toda mi ropa de chico y comprándome de chica, me interno en la residencia y el resto ya lo sabe.
Tras la charla, le pregunte como quería que me pusiese, me indico a cuatro patas, cogi el lubricante y un preservativo para ponérselo y me dijo.
- No Carla, el preservativo es solo para los clientes, yo estoy limpio, únicamente tengo relaciones con las chicas una vez, cuando ingresan, porque las residencias me garantizan de que están limpias, no obstante es muy loable de que te hubieses acordado de las indicaciones que te dieron en la residencia, es un punto más a tu favor.
Me lubrique bien el culo y después su pene, me puse en posición y le dije.
- Mauris, puedes meter esa llave en mi cerradura, veras como se abre perfectamente el cofre del tesoro.
Lentamente, acerco su pene a mi esfínter, y poco a poco empujando con suavidad me lo metió entero. Me dolía, su pene era enorme, pero no debía quejarme, una vez dentro empezó a moverse cogiéndome por las caderas, primero lentamente y según pasaban los minutos aceleraba el ritmo de sus movimientos, notaba como su pene crecía en mi interior, golpeando el punto P que hacía que mi pene creciese de tamaño, inconsciente mente le dije.
- Dame fuerte, me gusta que me rompas el culo, lléname con tu leche mi culo ojala me dejases preñada empuja cariño. Cachetéame, me gusta que me den palmadas mientras me joden.
Mauris, empezó a darme palmadas en mis glúteos, yo chillaba de placer, el se movía con mayor celeridad hasta que lance un grito diciendo.
- Me corro, descárgate dentro de mí por favor me viene YAAAAAAA.
En ese momento eyacule sobre la cama al mismo tiempo que Mauris llenaba mi culo con su esperma, nos aviamos corrido al mismo tiempo, con un orgasmo bestial.
Yo caí sobre la cama rendida, estaba sudando, el se desacoplo y tumbándose a mi lado, me dio un beso y me dijo.
- Jamás he tenido un orgasmo como este, eres la primera en sacar matrícula de honor, esto merece un premio, me voy a quedar a dormir contigo.
Me abrazo con sus fuertes brazos, puso sus manos sobre mis tetas y así nos quedamos dormidos.
Al despertarnos, lo bese, agarre su pene y le hice una mamada, después le pedi que se tumbase sobre la cama boca arriba, lubrique bien su ano y mi pene, me puse de rodillas entre sus piernas y agarrándole por los muslos me lo acerque a mi pene, le metí un par de dedos para dilatarlo y lentamente se lo fui metiendo, mi pene no era tan grande como el suyo pero si daba placer, cuando lo tuve dentro comencé a moverme, no veía en él a mi jefe, en esa postura veía a una mujer deseosa de partirle el culo, empecé a empujar cada vez más fuerte, el se quejaba, solo se lo metían una o dos veces al año, a no ser que se autosatisficiera en la soledad de su cuarto, yo empujaba cada vez mas fuerte el me veía con alegría, parecía que le gustaba los movimientos de mis tetas con cada empujón. Y le pregunte.
- Que te gustan mis tetas, se mueven bien verdad, te voy a romper el culo ya veras como vas a disfrutar.
En eso levanto los brazos y agarro mis tetas apretándolas, le dije que tuviese cuidado que me hacía daño, las soltó suavemente en el mismo momento que daba un grito y derramando su esperma sobre su pecho mientras yo le llenaba el culo. Al terminar me dijo:
- Nadie me ha dicho lo que tú me dijiste, eso me excito mucho mas, tengo que hacer algo contigo, nunca hubo en esta casa una chica como tú eres especial, nos vamos hacer ricos. Nos levantamos y nos fuimos a duchar los dos juntos, mientras me enjabonaba el me metió mano por todo el cuerpo, le deje que disfrutase, le labe su pene y se lo seque, al marchar me dijo, me parece que necesitas ropa de calle, después de desayunar, pásate por mi despacho.
Al quedarme sola me senté ante el espejo para arreglarme, y lo que vi me hizo llorar, mi padre había cumplido su promesa aquel día cuando dijo “TE PROMETO QUE TE ARREPENTIRAS EL QUERERTE VESTIR DE MUJER” Efectivamente, me estaba arrepintiendo, yo creía que mi deseo de vestirme de mujer me haría estar más cerca de mi madre, cuando en realidad ella ya estaba cerca de mi pues mis pensamientos nunca la habían olvidado. Mi padre me había vendido para convertirme en una Puta-Maricona, como él llamaba a la gente como yo, había marcado mi futuro en el campo de la prostitución. Todo lo que sentía me daba asco, pero si lo demostraba estaba perdida, la transformación ya estaba hecha y no había vuelta atrás si me oponía me esperaba un futuro muy incierto lleno de penalidades y humillaciones y quizá la muerte, tenia que cargar con ese estigma resignándome a mi suerte, pero dentro de mi desgracia pasarla lo mejor posible engañando a mis amos y clientes.
Cuando baje a desayunar, había cuatro chicas, que serian mis compañeras sus nombres eran Janel, Susan, Edith y Sofí, sus edades oscilaban entre los 25 y 30 años, su transformación fue voluntaria, ya que antes de ella ejercían como travestis en la calle, y no tenían dinero para los tratamientos, fueron reclutadas por una residencia tratadas, transformadas y educadas, ya que apenas sabían leer y escribir, ahora tenían un techo y comida a cambio de ejercer la prostitución como transexuales, los clientes que tenían algunos fijos eran de una clase media-baja, lo que no les permitía aliviar su situación económica pero algo ahorraban y estaban protegidas de que algún chulo las maltratase.