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La niña

en No Consentido

ATENCIÓN: Esta historia contiene sexo con niños, si este tipo de material lo ofende le rogamos no leerlo. Esta historia es pura fantasía, no sucedió en la realidad, así que no intente hacerlo, ya que se puede hacer a acreedor a varios años de prisión.

 

 

La niña de la calle

Por Cazzique

cazzique@hotmail.com

 

Después de trabajar me dirigí a mi casa en las afueras de la ciudad, me subí a la limusina y le dije al chofer que se fuera por el centro de la ciudad, íbamos cruzando varias calles en las que se veía un sin fin de gente comprando cualquier cantidad de chacharitas, en uno de los semáforos en que tuvimos que detenernos se acerco una niña como de unos siete años que vendía chicles, yo la mire a través del cristal y pude notar su herencia indígena, su cabello largo y oscuro, sus ojos café de una forma muy tierna y su piel morena, un poco maltratada por estar en el sol y el polvo de la calle, abrí la ventanilla.

-¿Hola, como te llamas?.- Le pregunté.

-Francisca, ¿Y tu?.- Me contesto con un tono simpático.

-Yo, Aquiles. ¿Ya terminaste de vender o te falta mucho? Proseguí.

-Todavía me falta mucho, no he tenido suerte hoy.- Me contestó.

-Si me acompañas yo te compro todo y te doy algo más de dinero, ¿que dices?.- le dije sin pensarlo.

-Esta bien, ¿a donde vamos?.- Me contesto después de pensar un poco.

Abrí la puerta de la limusina y la niña subió, olía un poco mal, pero la senté frente a mi y continuamos platicando por el camino. Ella iba feliz, ya que me contó que nunca se había subido a un carro y menos a uno tan bonito como este.

En realidad bajo esa sucia cara y esas fachas de ropa parecía esconderse una niña muy hermosa. Salimos a la carretera y le pregunte si sus papás no se preocuparían de que no llegara a su casa, ella me comento que no tenía casa, que se quedaba en la calle y que muy pocas veces veía a sus padres, que su papá siempre andaba borracho y por eso se le escondían y su mamá se iba con un novio que tenía.

Llegando a la casa les di tres días libres a los sirvientes y al chofer le dije que se podía retirar a su casa, que yo lo llamaría después cuando lo necesitara. Francisca por su parte estaba encantada viendo todo lo que había en la casa y me preguntaba muchas cosas sobre como era vivir así. Entonces yo le dije que me acompañara a una de las habitaciones de huéspedes que hay.

-Mira, si tu quisieras podrías vivir aquí, pero tendrías que acatar mis ordenes y hacer lo que yo te diga.- Le dije.

-¿De veras me quedaría en esta casota?.- Pregunto asombrada.

Entonces entre al baño y abrí la llave del agua caliente y puse la tina a llenarse, fui por algo de ropa para niña que se guardaba en esa habitación y se la medí por encima, luego la comencé a desnudar, pues se tenia que bañarla, ella se quedo sin saber que hacer, pero no dijo nada. Termine de desvestirla y tire su ropa a la basura, luego le dije que se metiera a la tina y ella así lo hizo mientras yo la comencé a enjabonar, fue una tarea un poco difícil, pero al final quedo muy bien, luego fuimos a la recamara y le unte un poco de crema y perfume, la vestí y la peine. Era toda una hermosura de niña ahora, sus piernas largas y morenas contrastaban con la minifalda roja que le puse y su carita hermosa se puso más bella y feliz.

Ya en la tarde la saque a pasear por la alberca, ella me dijo que si podía meterse, y yo le dije que si y que me metería con ella, nos desvestimos los dos por completo y nos metimos en la alberca, ella no sabía nadar así que yo la ayudaba en lo profundo, mis manos se posaron en su pecho y sus piernas para enseñarle como debía de nadar, después de un largo rato de jugar en la alberca los dos terminamos muy cansados y le dije que nos fuéramos a dormir.

Nos metimos ahora a mi recamara y ella se acostó sobre la cama con su cuerpo desnudo, sus piernitas largas remataban en unas nalguitas muy llenitas y una espalda larga y morena, lisa como la seda, su cabello largo le llegaba a la mitad de la espalda, me puse a su lado y mis manos comenzaron a masajearle las piernas, subía despacio desde sus tobillos y luego iba subiendo hasta llegar a sus nalgas, ahí metía mis manos por la hendidura de su culo y luego con un dedo me dirigía hasta su ano. Ella se reía y me decía que nunca le habían hecho algo así de rico, yo continué masajeando sus nalgas y su ano, luego me ensalive muy bien el dedo medio y lo coloque en la entrada de su culito, lentamente lo fui metiendo, al principio respingo un poco, pero se fue tranquilizando, mi verga estaba completamente erecta y a punto de explotar, comencé a meter y sacar el dedo de ese pequeño ano y ella lo estaba gozando, cuando ya lo tenía bien abierto por el dedo decidí que era el momento para meterle mi camote.

Le puse una almohada bajo su vientre y me coloque de tras de ella abriéndole las piernitas, ella pregunte que íbamos a hacer y yo le conteste que el amor. Que era un juego que le iba a gustar y que practicaríamos siempre. Entonces con mi mano dirigí la punta de mi verga a su ano y la fui penetrando lentamente, cuando por fin logro entrar la cabeza de mi pito ella ya estaba llorando, la consolé un poco y continué con la penetración, ella gritaba que ya no quería, que le dolía mucho, pero yo seguía introduciéndome en su anos hasta que mis pelotas chocaron en su vagina.

Ahí me quede en el fondo un rato mientras que ella se acostumbraba a mi tamaño, luego de que seso un poco el dolor me comencé a mover hacia fuera y hacia adentro en su hermosas nalgas, el dolor ya se le había pasado y a hora poco a poco lo estaba disfrutando, continué moviéndome dentro de ella mientras con una mano le sobaba su rajita, su piel lisa se movía al ritmo de mis acometidas y su pequeño clítoris respondía a mis caricias. Pronto sentí la humedad de su interior brotar y por fin ella suspiro diciéndome que era un juego extraño pero que le estaba gustando.

Pasados unos minutos mi verga se inflamo a su máxima capacidad y un enorme torrente de semen fue depositado en el interior de esa hermosa niña. Nos quedamos dormidos así como la tenía ensartada y abrazada, ya en la madrugada me desperté y ella se estaba sobando la vagina como yo se lo había hecho, le pregunte que si quería volver a jugar y ella me dijo que si, en ese instante mi verga se puso enorme, ahora la acosté boca arriba y le dije que me la chupara, se la metí a la boca y ella comenzó a mamármelo con un poco de inexperiencia, así que le dije como debería de hacerlo. Después de que aprendió su lección me coloque entre sus piernas y puse la punta de mi garrote en su vagina y me fui metiendo en ella, sintiendo el calor y la humedad de esta hermosa y virgen vagina, pronto llegue a su himen y entonces la tome por la cintura y la empuje fuertemente contra mi, ella pego un grito de dolor y entonces un poco de sangre escapo de entre sus labios vaginales.

La tenía ensartada hasta el fondo y entonces comencé a moverme, ella ya sabía lo que le esperaba pues me dijo que sentía lo mismo que cuando se lo hice por atrás. Así que me seguí moviendo sin detenerme y pronto ella me dijo que sentía unas cosquillitas muy ricas y entonces mi orgasmo se puso en la puerta y explote en ella inundándola de semen, cuando sintió como mis mocos se estrellaban en el interior de su vagina, ella me dijo que se sentía muy rico, que de ahora en adelante haríamos esto muy seguido. Nos volvimos a quedar dormidos y los siguientes días ella aprendió mucho sobre como hacerlo, ahora ella tiene once años y es toda una experta, su cuerpo es hermoso y es una niña muy estudiosa y complaciente con su padre adoptivo.

 

 

FIN

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