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Los ángeles de Charly (07: Italia)

en Amor filial

Los ángeles de Charly VII (Italia)

El fin de semana que mis hijos y esposa se lo pasaron fuera de casa pasó rápidamente y por fin regresaron a casa, los recibí llevándolos a cenar a un buen restaurante de la ciudad y nos la pasamos muy a gusto, regresamos a casa ya bastante noche y todos nos fuimos a dormir para al día siguiente irnos de paseo a un lago que esta cercano a la ciudad, también ese fue un día espectacular, nos la pasamos remando y después hicimos un picnic, regresamos a casa ya por la tarde y nos pusimos a ver una película, todos acostados en el suelo de la casa y tapados con una cobija, estábamos acomodados bajo el sofá, mi esposa estaba a un lado de mi hijo Cesar en la orilla derecha y yo estaba junto con mi hija Italia en la otra esquina, todos ya estábamos en pijama; la película era un poco larga y justo como a la mitad de la misma mi hija se quedo dormida y un poco más tarde Cesar y mi esposa, Italia estaba acurrucada en mi regazo, puse una de mis manos alrededor de su cinturita y lentamente comencé a acariciarla, comencé a levantar lentamente la camiseta larga que Italia usa como pijama hasta que por fin logre sentir su fina y suave piel, mis dedos se pasearon por la delgada cintura de mi hijita de nueve añitos y lentamente fui descendiendo por las caderas de la pequeña y acariciando con suma delicadeza su rica piel, subí un poco mi mano por su plano espaldita y cuando llegué a la altura de sus senos pase hacia a la parte delantera palpando los pequeños senos de mi hija, su pezón suave y delicado me pasó su calor; para este entonces mi verga estaba a punto de reventar los pantalones de mi pijama, acaricie su pezón por algunos minutos hasta que este se puso completamente duro, le di varios pellizcos leves con las yemas de mis dedos y luego anide todo su seno con la palma de mi mano. Luego fui descendiendo por su costado, pasando de nuevo por su cinturita y bajando por sus caderas, me di cuenta de que ella no traía puestas las bragas e inmediatamente desvié mi camino con rumbo a sus lindas nalguitas, debido a la posición en la que estaba sus nalgas estaban completamente paraditas y mi mano acarició inmediatamente sus dos hermosos y suaves cachetes, luego pase toda mi mano por el canal que separa sus nalgas hasta que por fin me tope con su apretado anito, lo acaricié con uno de mis dedos pero no intente penetrarla, luego trate de bajar un poco más para poder encontrarme con su rajadita delantera; mi dedo penetro un poco entre los labios vaginales de Italia y allí estuve frotando mi dedo hasta que la película termino, para este momento de la conchita de mi hija ya escapaba un poco de su jugo.

Como ya había terminado la película levante a mi mujer y le dije que se fuera a la cama mientras que yo llevaba a los chicos a su habitación, primero cargué a Cesar y lo subí hasta que lo deje acostado en su cama, como él tiene ya quince años me costó bastante trabajo subirlo, para cuando por fin lo deje en su cama ya mi esposa dormía profundamente en nuestra habitación, me asome para verificar y así era. Luego baje hasta la sala de nueva cuenta y vi a mi pequeña profundamente dormida, me recosté a su lado y levante la cobija, su camiseta aun estaba levantada y se podían apreciar sus largas y blancas piernitas completamente desnudas al igual que sus nalguitas completamente paraditas. Nuevamente comencé a acariciar su cuerpecito pero esta vez con más descaro, mis dos manos se comenzaron a mover por piernas y lentamente fueron subiendo hasta que llegué a sus nalgas a las cuales amasé con glotonería, acomode a la pequeñita boca abajo y entonces me agache para besar y lamer su rico trasero pasando mi lengua por ambos cachetes y luego en su ano, primero lo comencé a rodear con mi lengua lentamente y de vez en vez le daba pequeños piquetitos en su agujerito; mis manos entre tanto acariciaban la espalda y los costados de mi pequeña lentamente y casi sin tocarla recorría su cálida piel de arriba para abajo y a veces en forma circular, al poco rato la piel de la pequeña se comenzó a erizar.

De pronto Italia se despertó un poco sobresaltada volteándose rápidamente boca arriba pero al ver que era yo el que estaba ahí no dijo nada más, solo me pregunto que estaba haciendo. Yo le comenté que la estaba preparando para un nuevo juego que entre los dos íbamos a jugar y que le iba a gustar mucho, entonces mi pequeña me sonrió y en dijo que continuara con lo que le estaba haciendo ya que le estaba gustando y de nuevo se coloco boca abajo; ahora con más gusto me agache y primero comencé por levantarle un poco más la larga playera hasta dejarla arremangada casi en su cuello y luego comencé a besar su delicada espalda, lentamente fui descendiendo por su suave piel hasta de nueva cuenta encontrarme con los paraditos cachetes de sus nalguitas, pase por allí pero no me detuve sino que seguí mi camino por sus delgadas piernitas, besando y chupando con sumo amor y placer hasta que llegué por fin a sus piecitos a los cuales también besé y chupé. Italia se reía y se retorcía por toda la cobija que estaba tendida bajo nosotros.

Uno de mis juguetones dedos empezó a tratar de introducirse en el pequeño agujerito que estaba frente a él, despacito y con mucho cuidado el dedo se fue introduciendo en el cálido y apretado huequito, apenas iba entrando la puntita pero Italia no se quejaba así que empuje más, ella acepto la mitad de mi dedo sin quejarse, solo me decía que sentía algo raro cuando la iba penetrando, le dije que se fuera acostumbrando a sentirlo, que después en lugar de sentir raro iba a sentir rico; mi hija se relajo un poco y yo continué penetrándola con mi dedo que a los pocos minutos ya tenía completamente dentro de su ano, esperé algunos segundos para que ella se fuera acostumbrando a la sensación de tener algo dentro de su culito, luego, comencé a sacar lentamente mi dedo y cuando ya casi salía por completo empecé con el bombeo en su anito. Varios minutos me la pase metiendo y sacando mi dedo de su apretado culo, mi hija ya estaba empezando a disfrutar de la sensación que esto le producía, para calentarla todavía más mientras la penetraba con mi dedo le estaba besando el cuello y la espalda, ella se reía y se retorcía de dicha.

Al poco tiempo pensé que ya Italia podía aceptar en su culo dos dedos así que comencé a maniobrar para irle clavando otro dedo más, ella no se molesto y por el contrarío meneaba su cadera hacia delante y hacia atrás para encontrarse con mis dedos, el segundo dedo fue aceptado sin tanto problema lo cual me estaba indicando que mi hija ya casi estaba lista para ser penetrada por mi palo. Continué penetrándola con los dedos por varios minutos más para dejarla completamente dilatada y cuando considere que ya estaba lista rápidamente me desnude y empecé a ensalivar mi garrote, cuando este ya estaba listo entonces me coloque atrás de mi hija y le dije que se pusiera en cuatro patitas, su ano se apreciaba perfectamente dilatado y listo para experimentar su primera penetración. Coloque la gruesa cabeza de mi miembro en la entrada e hice presión contra el agujerito que lentamente se fue abriendo para dar cabida a la macana. Es hermoso apreciar desde esta posición como la verga va entrando lentamente en ese estrecho huequito. Mi hija se quejó un poco cuando la cabeza logro entrar por completo dentro de su ano, le dije que se relajara para que pudiera empezar a sentir rico como hace rato cuando la estaba bombeando con los dedos. Italia movió entonces sus caderas en forma circular haciendo ella misma el trabajo de la penetración pero ahora a su ritmo, muy lentamente mi niña se fue tragando por su culo mi gruesa tranca, milímetro a milímetro mi tronco iba siendo devorado por el agujerito que me apretaba de manera espectacular; los movimientos en la cadera de mi hija hicieron entonces que ella se relajara un poco y cuando ya iba como a la mitad de mi verga fue más fácil la penetración y tardamos menos de la mitad hacia atrás, por fin mi verga estaba completamente devorada por el culito de mi propia hija.

Estando ahora en el fondo de la pequeña me quede ahí disfrutando de la agradable sensación de tener el pene completamente dentro del ano de mi hija, el cual me apretaba de una manera deliciosa la macana, solo me movía rotando un poco las caderas para que hubiera algo de movimiento, así durante varios minutos y hasta que comencé lentamente a retirar mis caderas de sus nalguitas, la verga fue saliendo lenta pero inexorablemente para luego volver a entrar en la caliente caverna anal de mi hija menor. Solo era cuestión de tiempo para que mi bombeo fuera adquiriendo velocidad y así fue, ahora ya me meneaba a un ritmo normal, bombeando en el apretado culo de Italia, ella de pronto comenzó a experimentar un extraordinario orgasmo que la hacia morder la cobija que estaba debajo de ella, y sus gemidos lograban escucharse un poco aún con la cobija en su boca. Yo ya comenzaba también a experimentar la sensación de que no iba a durar mucho y los movimientos de mete-saca ya eran mucho más rápido y casi al instante después de que mi hija se comenzó a venir yo empecé a escupir calientes chorros de esperma en lo más profundo de su ano, la venida era de lo más satisfactorio, pronto la leche comenzó a escapar por su culito y bajo en pequeños riachuelos por sus piernitas, mi hija se retorcía por el placer que experimentaba y aventaba su colita contra mi verga para que la penetración fuera mucho más profunda, tomé las caderas de Italia jalándola hacia mí y empuje mis caderas lo más que pude para poder llegarle hasta el fondo y allí termine de descargar mi leche, fue algo apoteósico; Italia y yo caímos de lado pero sin desacoplarnos, todavía alcance a menearme por varios minutos más dentro de su culito y a la vez que lo hacia comenzamos a besarnos ardientemente en los labios, yo busque la lengua de mi hija que en pocos segundos correspondió a mi beso de igual manera y ambos nos perdimos por largos minutos besándonos y acariciándonos; mi verga perdió su erección por completo ya después de un rato más y luego ambos nos quedamos allí en la sala completamente dormidos.

En la madrugada desperté ya un poco más calmado de la extraordinaria experiencia que acababa de tener y entonces le acomode la camiseta a mi hija y la cargue hasta su habitación dejándola placidamente dormida en su cama y luego de besarla tiernamente en los labios me retire yo a dormir.

 

CONTINUA

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