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La secta (26)

en No Consentido

La secta XXVI

El curso iba llegando a su final y todavía había varias jovencitas que me llamaban la atención, por falta de tiempo algunas de ellas se me escaparían pero de entre esas tendría que escoger a alguna, por supuesto que sería la más linda, la decisión fue difícil ya que todas ellas tenían su lado hermoso, pero una de ellas cumplía todos los requisitos y esta se llamaba Arlen, una verdadera hermosura de niña. Arlen es una jovencita de 13 añitos que tiene un cuerpo en verdad hermoso, usa pantalones de mezclilla pegados a su cuerpo y se dibujan en él sus hermosas curvas de una manera que causa que varios la volteen a ver a pesar de su edad, sus tetas están ya bastante desarrolladas, unas nalgas paraditas y bien carnositas, entre sus piernas se aprecia un delicioso triangulito que no imagino aún muy bien, sus piernas son muy bien torneadas y largas, cabello largo de color castaño y su piel morena, una cara en verdad hermosa con unos ojos grandes de color oscuro, sus labios son carnosos y tienen una deliciosa sonrisa.

La pequeña Arlen es muy despierta y a veces he notado que se escabulle de las clases para ir a esconderse con algún par de amigas en una de las aulas vacías, esta última semana estuve pendiente de ella y por fin el día miércoles la niña y otra amiguita de ella salieron del salón a escondidas y se metieron en la dicha aula vacía, yo podía apreciar todo esto desde una de las ventanas de mi oficina; esperé por algunos minutos para esperar si las chicas salían pero no lo hicieron, así que me encaminé hasta el lugar en donde ellas se encontraban, la puerta de esta aula daba a un pequeño pasillo así que estaba un poco oculta las ventana deban al patio pero las cortinas estaban cerradas, me acerqué hasta la puerta y escuche con cuidado que era lo que ellas estaban haciendo, se encontraban platicando de cualquier cosa, nada fuera de lo normar, esperé unos minutos pero ellas no parecían poner importancia en que las descubrieran así que decidí entrar en el aula, abrí la puerta y las dos chicas voltearon al oír el rechinido de las bisagras.

¿Qué están haciendo chicas? – pregunte en tono autoritario.

Las chicas se quedaron paralizadas sin saber que responder, las miré con intensidad y simulando que me encontraba enojado, ambas se voltearon a ver pero no supieron que hacer.

Creó que les hice una pregunta... ¿Qué están haciendo aquí?

Tampoco hubo respuesta, miré a la amiguita de Arlen, ella se llama Ana, es una chiquilla de la misma edad que ella pero es más delgadita, también se me antojó la niña pero por ahora mi prioridad era su amiga.

Ana... regresa a tu salón, yo voy a platicar con Arlen... –

Si profesor...

La chiquilla salió temerosa del aula y yo me quede esperando parado en la puerta hasta que ella se introdujo dentro del salón en el que ambas estaban, luego regresé hasta donde se encontraba la bella Alen, me le quede mirando por un par de minutos, se veía en realidad sumamente sexy, traía puesto como de costumbre su pantalón de mezclilla pegadito, como estaba sentada sobre uno de los escritorios pude apreciar claramente como se formaba entre sus piernas un hermoso triangulo, sus piernas largas y bien formadas se marcaban bajo la prenda de una manera más que deseable, una blusa de mangas cortas, de tela de algodón bajo la cual se marcaban sin recato sus hermosas tetas cubiertas bajo un grueso sostén que se dibujaba en la tela de la blusa blanca.

Bien pequeña, tú y yo tenemos que platicar ya que esta no es la primera vez que te escapas de las clases del curso... la falta es grave y tu mami lo tiene que saber...

No profesor... que no lo sepa mi mamá... se va a enojar con migo... – dijo asustada.

Bueno pues es que la falta en verdad que es ya grave, si solo hubiera sido una vez... pero ya son varias...

No lo vuelvo a hacer... ¡de veras!

Pero si el curso ya va a acabar... seguro que ya no lo vas a hacer pues solo faltan dos días para que termine... Pero como yo tengo que entregar cuentas a tu madre pues se lo tengo que decir...

No profesor.... si quiere castígueme lavando los baños o algo así... pero no se lo diga a mi mamá.

Mmm... pues la verdad no sé, creo que con un castigo simple no escarmentarías... será mejor que tú mamá sea la que te ponga el castigo...

¡Por favor profe! No le diga nada... de veras, póngame a hacer lo que sea pero no se lo diga a mamá... ¿Si?... ¡por favor! ¡por favor!

Bien veo que de veras estas asustada... veamos... voy a ayudarte... pero vas a tener que recibir un castigo... de eso no te escapas...

Me encaminé hasta la puerta y puse el seguro, luego regrese con paso lento hasta donde la bella niña se encontraba, en su cara se pintaba una mueca de interrogación al no saber cual era el castigo que le daría. Llegué hasta colocarme justamente frente a ella y me le quede viendo a los ojos, ella sostuvo unos instantes su vista en mi y luego bajó la mirada. Puse mis manos sobre sus hombros y ella nuevamente volvió a mirarme, le quite mis manos y las llevé hasta el cierre de mi pantalón, me saque el pene completamente erecto y lo sujeté con mi mano derecha meneándola lentamente a lo largo del tronco; la niña entonces al notar el movimiento bajó su mirada y se quedo helada al ver el instrumento que yo tenía en la mano, ella no sabía que decir y solo se quedó mirando como me movía yo la macana, su cuerpo se cimbró nerviosamente.

Mira como lo muevo... ¿Ya habías visto uno de estos?... como castigo quiero que pongas tu hermosa manita en mi pito y lo muevas como yo lo estoy haciendo... no digas nada si no quieres... ponla aquí... – ella lentamente acercó su mano, con miedo. – Así... muy bien ponla abajo y rodea con tus deditos el tronco... muy bien, veo que te agrada....

Es... est... esta caliente...

Si hermosa, así la poner tú... pero no te detengas... sigue moviendo tu manita... ¡que rico lo haces, tu manita también esta calientita... sigue moviéndola... hasta arriba, que se cubra la cabecita con la piel...

¿Por qué se pone roja esta cosa? – preguntó señalando con su otra mano mi glande.

Así es... es la cabeza de mi verga... ¿Te gusta?

Estaaa rara... nunca había visto algo así...

No te preocupes... yo te voy a enseñar... esto que estamos haciendo se lo puedes hacer a tus novios... ya veras que rico es...

En esos momentos posé una de mis manos sobre uno de sus turgentes senos y lo amasé despacio, ella brinco al sentir como la agarraba y me volteó a ver, le sonreí ampliamente y seguí con los movimientos de mi manos sobre su pecho.

Nunca te habían acariciado así ¿Verdad?

No... nunca... ¿Por que lo hace?

Siempre se hace así... solo que tu eres muy niña y aun no te a tocado... pero yo te voy a enseñar y pronto vas a ver como te gusta...

¿Los novios hacen esto?

Si... siempre que pueden lo hacen... pero a escondidas...

Pero nosotros no somos novios...

¡No! Pero lo vamos a ser... por un ratito y después si ya no quieres pues lo dejamos pero por ahora yo soy tu novio.

Continué amasando su teta y ella meneando mi nabo, luego de unos minutos le dije que esperara y me quité por completo el pantalón y los calzoncillos, luego me quité la camisa quedando completamente desnudo ante los ojos de la chiquilla, ella se puso muy roja y nerviosa, regresé a mi posición y tomé su manita y la volví a poner sobre mí erecto garrote, sus movimientos ahora se hicieron torpes por su nerviosismo, puse mis manos en los costados de su blusa y se la comencé a subir, ella se resistió pegando los brazos al cuerpo, entonces le recordé que este era su castigo y ella continuó con los brazos pegados a los costados, entonces con un poco de fuerza la hice que los levantara y por fin le pude sacar la blusa. El brasier blanco quedó a la vista, sus firmes senos ahora estaban más cerca de mi, puse mis manos en las dos protuberancias y comencé a acariciarlas despacio, ella bajó la cabeza viendo que era lo que le hacía, sus manitas estaban caídas a los lados y no hacía nada, le recordé que meneara mi pinga, ella obedeció y su manita se posó nuevamente en mi verga a la cual comenzó a menear lentamente. Firmes y grandes eran las tetas de esta bella niñita de 13 añitos, duras, turgentes, manaban un calor extraordinario, pase mis manos a la parte de atrás y busqué el gancho, lo zafé y retire la prenda, sus dos hermosas masas de carne quedaron por fin a mi vista, morenas, firmes son sus pezones oscuros apuntando hacia el frente pero aún no estaban erectos. Volvía a magrear sus tetas, ahora con más pasión y a los pocos segundos los pezones de la niña se comenzaron a poner duros, su respiración apenas comenzaba a respirar agitadamente, más por el nervio que por la excitación.

Me agache para posar mi boca sobre uno de esos vírgenes pezones y lo mamé por largos instantes ella entonces soltó el primer quejido ahora más cercano a la excitación, bese toda la teta y pase mi lengua por toda la superficie para volver a terminar en su pezón, voltee a ver su carita y ahora sus ojitos estaban puestos sobre mi cara viendo la caricia que le estaba proporcionando; le di el mismo tratamiento al otro seno, esta vez mis manos acariciaron la tersa espalda de la chiquilla y ella al sentir como bajaba por su espina dorsal se arqueó un poco hacia atrás y otro leve gemido escapó de sus lindos labios. Me separé después de unos minutos de estar chupando sus senos y me acerqué a su carita.

¿Tú novio te besa?

Pu... pues... no tengo novio...

Pero has tenido ¿No?

Si... pero nunca me besó...

Bien ahora te voy a enseñar...

Mis labios se posaron sobre los de la niña y comencé a moverlos para atrapar entre los míos lo de ella, lo fue disfrutando poco a poco, ya cuando ella comenzó a cooperar con sus labios sobre los míos fue que comencé a introducir mi lengua dentro de su boquita, ella no supo que hacer así que me separé por unos instantes de su boca.

Mueve tu lengua junto con la mía y métela en mi boca también...

Volvía besarla y esta vez ella lo hizo muy bien, su lengua buscó a la mía cuando se la introduje en la boca y así iniciamos el jugueteo por largos minutos, pasándonos mutuamente la saliva y nuestros labios se juntaban y se atrapaban unos con otros. Su mano seguía sobre mi verga y mis manos acariciaban ahora el inició de sus nalgas metidas en la cintura de su pantalón. Pasé mis manos a la parte delantera del apretado pantalón y no sin un poco de esfuerzo logré desabotonarlo y bajé también el cierre, unas bragas blancas se asomaron inmediatamente, como estaba sentada aun sobre el escritorio no se los podía bajar pero si me permitía meter las manos con más facilidad así que regresé con ellas hasta su espalda y las introduje nuevamente, esta vez sobre la tela de las bragas puse mis manos sobre sus nalgas y las comencé a frotar. Nuestras bocas continuaban besándonos y ahora su mano se movía con un poco más de maestría sobre mi tolete erecto.

La hice que se recargara un poco hacia atrás sobre el escritorio y ella se apoyó con las manos, yo coloque las mías en la cintura de su pantalón y lo fui retirando lentamente, sus morenas carnes fueron apareciendo lentamente dejándome apreciar sus bien formadas piernas largas, de piel suave y tersa, llegué a los tobillos pero sus zapatos me impedían sacar el pantalón por completo, le quité los zapatos y luego las calcetas, regresé a su pantalón y lo jalé para que por fin abandonara el hermoso y joven cuerpecito de Arlen. Me levanté para poder apreciar a la hermosa niña en todo su esplendor, recargada hacia atrás en el escritorio, con sus piernitas al aire y su carita viéndome con una inocencia excitante. Me acerqué de nuevo y jalé las bragas de la niña, su pubis fue quedando desnudo y pude apreciar la leve línea de vellos que apenas se comenzaba a formar en la parte alta de su vagina, abajo sus labios vaginales, regordetes y juntitos, lampiños por completo, morenos lisos y suaves. Me levanté y puse mis manos en la cinturita de la pequeña y las fui subiendo de nuevo hasta sus senos, los amase lenta y tiernamente, sus pezones erectos fueron tomados de nuevo por mis labios y se los chupé hasta que ella soltó de nuevo varios gemiditos de satisfacción, pasé una de mis manos a acariciar solo por encima los suaves labios vagianels de la niña, introduciendo solo la parte baja de mi dedo medio entre ellos.

Por fin me separé de ella y me hinqué en el suelo abriéndole las piernitas con mis manos en sus rodillas, ella continuaba recargada hacia atrás apoyándose con las manos sobre el escritorio por lo tanto su vista de mi cara entre sus piernas era perfecta, me acerqué a su vagina y mi lengua comenzó a recorrer lentamente los labios vaginales desde abajo hasta llegar a su clítoris, estuve haciendo ese recorrido mucho rato y luego le comencé a introducir la lengua, sus pliegues cálidos se humedecieron casi enseguida y pude apreciar como nuevamente sus pechos subía y bajaban aceleradamente por su respiración, esta vez si por la excitación que comenzaba a experimentar por vez primera. Cuando vi esto entonces mis ataques bucales en su panochita fueron más intensos, chupaba, lamía y mamaba con ansiedad los jugos que ella me estaba empezando a regalar, bebí cada una de las gotas sin dejar escapar nada, ella ahora gemía con intensidad y a los pocos minutos por primera vez en su vida comenzó a tener una fuerte venida que la hizo gemir y retorcerse.

¡Ayyy... haaa... si... ay.. que rico... que rico... más... más... si... si...!

Yo no paré de mamar hasta que ella sumamente agotada por la reciente experiencia de un orgasmo se dejó caer desmadejada sobre la superficie plana del escritorio, me levanté y observe a la niña, sus piernas colgadas y abiertas, su panocha completamente mojada por mi boca y sus labios abiertos un poco mostrando el rosado interior de su paredes, su estomago plano, sus pechos subiendo y bajando rápidamente por su acelerada respiración, sus pezones erectos apuntando al cielo, su carita linda tapada por sus manos. Me acerqué poniendo mis manos sobre sus muslos y acariciándolos levemente.

Ves... te dije que te iba a gustar... ¿Qué te pareció?

Mmm... me gustó... mucho…

Y todavía te falta aprender más ¿Quieres que continué?

Si... quiero sentir esto otra vez... si...

Sin más acerqué mí cuerpo poniéndome en medio de sus piernitas y colocando la gruesa cabeza de mi palo entre sus labios vaginales, luego la sujeté por las caderas y comencé a empujar mi pene en su interior, lentamente la apretada cavidad fue recibiendo mi grueso nabo, tragándoselo milímetro a milímetro y pronto me topé con su himen, empujé con fuerza, sin miramientos tapándole en el instante la boca, su grito fue apagado por mi mano y de sus mejillas un par de lagrimas escaparon, sus ojos abiertos de par en par mirando mi cara. Yo no me detuve y continué empujando mi varga en su interior, apenas iba la mitad dentro de ella, seguí empujando y sus gritos seguían apagados por mi mano, por fin mis bolas chocaron con sus nalgas, la tenía completa dentro, me detuve y poco a poco fui retirando la mano de su boca.

Me dolió... me dolió mucho... sáquela... sáquemela profesor... – imploró.

Espera solo unos minutos... veras que se te pasa el dolor y vas a gozar.

No... no aguanto... me duele... de veras, me duele mucho...

No espera a que se acostumbre tu conchita a tenerla adentro... ya veras...

Esperamos un par de minutos y poco a poco el dolor se le fue pasando a la niña, me lo dijo y entonces yo inicié un leve y lento bombeo sacando mi verga solo la mitad y volviendo a regresar hasta sus profundidades, su panocha en verdad que me estaba apretando el pene, era riquísimo, sus pliegues me abrazaban con mucha fuerza, gracias a que ya se estaba lubricando más las sensaciones para ambos comenzaban a ser más placenteras. Mis movimientos continuaban y poco a poco iba sacando un poco más de mi nabo de su interior hasta que solo la cabeza quedaba dentro, sus labios se abrían de par en par y luego se fruncían junto con la embestida que le daba, así tardamos cerca de diez minutos y por fin ella comenzó a gemir con satisfacción, sus caderas comenzaron a rotar levemente y esta fue la señal que yo esperaba para aumentar la velocidad de mis bombeos, mis gruesa verga ahora entraba y salía con rapidez de su conchita, ella se incorporo de nuevo apoyándose en sus manos para poder ver como la estaba penetrando, sus gemidos de placer me estaban indicando que se acercaba a su venida.

Cuando comiences a sentir rico de nuevo me avisas... para que nos vengamos juntos...

Ella no entendió muy bien lo que le decía pero cuando comenzó a sentir que se venía me lo hizo saber. Yo aceleré los movimientos de mi cadera y el mete y saca se hizo casi frenético, sus gemidos aumentaban al igual que mis embestidas y pronto me comenzó a decir que ya se venia, enseguida yo también comencé a lanzarle en su interior bocanadas de semen que se estrellaban con fuerza en lo más profundo de su panochita, al sentir como la inundaba ella gritó aun con más fuerza y movió sus caderas para arriba y para abajo con velocidad, nuestros sexos se encontraban en un fuerte choque que producía un chasquido gracias a nuestros jugos que ahora se comenzaban a mezclar en su interior, mi leche estaba comenzando a escurrir de entre sus labios vaginales pero nuestros movimientos aun no cesaban la verga ya comenzaba a perder su dureza pero las sensaciones aun no se perdían.

Me estuve moviendo en su conchita hasta que ya la macana flácida no lo permitió, nos separamos y me quede mirándola, su vagina estaba abierta mostrando su agujero rosado, le escurría mi leche mezclada con un hilillo de sangre de su desvirgada, bajaba por sus nalgas hasta la superficie del escritorio y formaba un pequeño charquito en esté; aun su respiración era agitada y sus pezones estaban erectos, en su rostro se dibujaba ahora una sonrisa cómplice de su primera experiencia sexual. Ella también me miraba al sexo, mi pene flácido completamente empapado por sus jugos, escurría aun algunas gotas que caían pesadamente sobre el suelo.

Nos vestimos y entonces le sugería a ella que si quería seguir cogiendo, ella después de pensarlo por unos segundos me dijo que sí y entonces le dije que nos fuéramos a mi recamara en donde podríamos continuar sin interrupciones.

 

 

CONTINUA

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