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Fiesta familiar (16)

en Amor filial

Fiesta familiar XVI

Los días pasaron rápidamente y mi primo Sebastián, Catia su esposa y sus hijos se tuvieron que regresar a su casa y las cosas volvieron a la calma en la casa ya que se estaba acercando el cumpleaños de mi hija Vanesa y mi esposa se estaba encargando de los preparativos, así que me tenían un poco olvidado y esto me estaba empezando a aburrir un poco así fue que decidí buscar un poco de acción fuera de casa.

Uno de esos día fui a visitar a mi padre a su casa pero él no se encontraba, me recibió mi hermana Marina quién como se acordaran mantenía una relación sexual con mi papá. Cuando me vio me recibió como de costumbre y luego de decirle que venía a buscar a papá para ver si iba a ir a la fiesta de cumpleaños de mi hija, me contesto que aun no le habían comentado nada y nos pusimos a platicar de cómo les había estado yendo. Yo no dejaba de observar las lindas piernas de mi hermanita menor que se veían muy deliciosas bajo esas medias de color negro que hacían juego con la minifalda del mismo color que traía puesta.

Marina se empezó a poner un poco incomoda por la situación y se puso de pie para servirse un poco de refresco, yo continué en mi posición y desde ahí podía ver todo su lindo cuerpo moverse por la sala de la casa hasta meterse a la cocina y volver a salir con un par de vasos en la mano, sus lindas tetas se bamboleaban al ritmo de sus pasos mientras se acercaba a su lugar de nueva cuenta.

Se sentó en la misma posición en que se encontraba antes permitiéndome ver ahora un poco más de sus lindas piernas ya que ahora se sentó un poco más a la orilla del sillón, me empezó a preguntar como me iba con Patricia, yo entendiendo por donde iba la cosa le empecé a comentar que nos estaba yendo bastante bien en las cosas sexuales y que de vez en cuando nos dábamos permiso de probar un poco por fuera. Marina se sorprendió un poco cuando le dije esto y noté como se ruborizaba un poco a lo cual después hizo el comentario de que éramos demasiado liberales; yo en ese momento me puse de pie y me fui a sentar a su lado, puse una de mis manos sobre la suya que ya para este momento estaba temblando, le dije muy claramente que ella me gustaba desde hace un buen tiempo y después de decir esto deposite mis labios sobre los suyos que al principio ya sea por la sorpresa o por la noticia no se abrieron, me separe un poco de ella para apreciar su cara de incertidumbre, luego nuevamente me acerque a su boca pero más lentamente. Marina cerro sus ojos y se dejo llevar esta vez, abrió su boca y dejo que mi lengua penetrara hasta encontrarse con la suya, esta vez el beso fue largo, cachondo y sumamente húmedo.

La sorpresa en esta ocasión me la lleve yo cuando sentí que una de las manos de mi hermanita me empezó a acariciar la pierna y lentamente fue subiendo por ella hasta que llego a mi ya bien erecto miembro. era un momento demasiado caliente, mi corazón saltaba tan fuerte que creí que se me iba a salir en cualquier momento. Me acomode mejor para que la mano de mi hermanita pudiera maniobrar a su antojo, el cierre de mi pantalón se abrió y en pocos segundos mi verga quedo al descubierto, completamente dura con la cabeza rozada apuntando hacía el techo de la casa, mi hermana mientras nos seguíamos besando comenzó a mover lentamente su mano de arriba hacia abajo, masturbándome lentamente, sin prisas. Por supuesto que yo no me podía quedar así y puse una de mis manos en su plano vientre para buscar el borde de su blusa, introduje mi mano por debajo de este y pude sentir su calida y firme piel, en leves giros mi mano se comenzó a mover disfrutando de la piel de mi hermana; poco a poco fui subiendo mi mano hasta llegar a la parte baja de sus senos, pequeños pero firmes, estaban ocultos bajo la tela suave de su brasier, pase mi mano por ambos senos, pude sentir sus erectos pezones bajo la tela del sostén, me separe un poco de Marina y coloque mis manos en los costados de su blusa, ella me detuvo.

Con la respiración entrecortada por la excitación y la cara roja me dijo que mejor subiéramos a su habitación, me tomo de la mano y nos pusimos de pie, caminando y acariciándonos fuimos subiendo las escaleras, mi verga se balanceaba mientras caminábamos. Llegando a su habitación cerramos la puerta y nos paramos a un lado de la cama, mi hermana levanto sus brazos para permitirme continuar con mi labor, me puse frente a ella y nuevamente coloque mis manos en los costados de su blusa y lentamente comencé a descubrirla; su blanca piel fue revelándose ante mi mirada, sus brasier de color negro ocultaba sus lácteos senos, por fin la blusa quedo sobre la cabecera de la cama acaricie los costados de mi hermana y luego me fui hacia su espalda mientras que mis labios se apoderaron de su tibio cuello. Con largos y húmedos besos fui satisfaciendo la piel de mi bella hermanita, mis manos estaban ya tratando de desabrochar el brasier que me separaba de ese par de bellas y delicadas masas de carne.

Libere a mi hermana por fin del apretado brasier y sus hermosas y firmes tetas quedaron desnudas mostrándome sus firmes y puntiagudos pezones, mis manos acariciaron los dos senos delicadamente poniéndole especial atención a los botones erectos a los que luego mi boca paso a saborear, uno a uno, delicadamente, disfrutando del delicado sabor de su piel, haciendo que cada vez más y más se hincharan de placer esas delicadas y bellas partes de mi hermana.

Después de varios minutos de disfrutar de sus senos me incorpore nuevamente y nos volvimos a besar, mientras que nos besábamos ella me fue desabrochando la camisa hasta quitármela completamente, por primera vez estábamos los dos piel con piel, la sensación era deliciosamente enloquecedora. Sus senos se apretaban contra mi pecho mientras que nuestras lenguas se enredaban en una intensa y húmeda batalla. Mis manos acariciaban su espalda y las manos de ella desabrochaban ya mi pantalón. Cuando mis pantalones cayeron a mis tobillos me separe de mi hermana y me quite los zapatos, los calcetines y después me deshice por completo del pantalón que era la ultima prenda que me quedaba puesta. Me incorpore y de nueva cuenta me uní a los labio de Marina, ella tomó mi verga con una de sus manos y me continuó masturbando lentamente, mis manos por fin se atrevieron y se posaron en las nalgas de ella, las acaricie en forma circular por encima de la tela de su minifalda y luego metí mis manos por debajo de la breve tela para sentir un poco más de estas bellas carnosidades, al oído Marina me pidió que la desnudara. Inmediatamente obedecí la petición y empecé a desabotonar el único botón de la minifalda, está cayo al los pies de mi hermanita luego me hinque y fui bajándole las medias hasta que salieron por sus pies, me pare y acosté a Marina en su cama, se veía espectacular, solo con las bragas de color negro cubriéndole su panocha, me subí a la cama y de rodillas entre sus piernas jale lentamente de las bragas, a mi vista se iba desvelando su intimidad, una bella vagina iba quedando en mi vista, sus labios de color rosado bajo una leve pelambrera de color oscuro.

La excitación era demasiada, me recosté a un lado de mi hermana y continuamos besándonos, pegando nuestros cuerpos lo más que se podía para sentir el calor que nuestros despedían. Cuando nuestros sexos se juntaron pude sentir como un choque eléctrico me recorría toda la espina dorsal haciendo que mi piel se erizara. Varios fueron los minutos que mi hermana y yo nos la pasamos disfrutando de nuestros cuerpos y labios antes de iniciar con el verdadero acto de amor.

Me incorpore y Marina abrió sus piernas mostrándome el camino de la satisfacción, tome mi verga con mi mano y en la otra deposite un poco de saliva para lubricar mi palo, ya que estaba completamente bien lubricado me fui inclinando pero me sostuve para no acostarme sobre mi hermana sino que estaba solo arriba de ella, luego apunte mi verga en la entrada de la vagina de Marina, ella se meneo un poco para que la punta de mi pito penetrara un poco en su entrada, los labios vaginales de mi hermana recibieron la cabeza de mi pene alojándolo en ese calido nido, despacio fui empujando mis caderas haciendo que lentamente mi garrote se fuera enterrando en el agujero de mi hermana, los labios vaginales se ensanchaban mientras mi verga se encajaba en esa húmeda panocha.

Pon fin mi bolas golpearon contra sus nalgas, era delicioso estar tan adentro de esa linda panocha que apretaba muy rico mi pito, en segundos inicie un lento bombeo aún en el aire y voltee hacia abajo para poder ver como mi garrote se enterraba en la gruta de mi hermanita, ella hizo lo mismo, ambos estábamos observando nuestro acto, de vez en vez nos veíamos a la cara para poder apreciar lo mucho que estábamos disfrutando.

Pocos minutos después mi hermana empezó a gemir anunciando que ya se estaba viniendo, calidos jugos inundaron su panocha y mi verga los fue sacando para que escurrieran por su culo y fueran absorbidos por la colcha de su cama. Cuando termino su orgasmo nos detuvimos a descansar solo unos segundos, luego cambiamos de posición. Yo me quede acostado mientras que mi hermana Marina se montó sobre mi y se incrusto toda mi verga de un sentón, cuando ya estuvo acomodada se empezó a mover rítmicamente de adelante para atrás haciendo que la sensación fuera de lo más placentero, su rajada se tragaba mi verga deliciosamente, los chasquidos de nuestros jugos se podían escuchar por toda la habitación aparte de los rechinidos de la cama. Puse mis manos sobre sus caderas para que detuviera un poco sus movimientos ya que estaba cerca de venirme y no quería acabar tan rápido, ella lo entendió y se detuvo varios segundos, cuando yo se lo indique ella continuó con sus deliciosos movimientos, uno o dos minutos más tarde ella se estaba viniendo de nueva cuenta.

Otra vez cambiamos de posición ahora yo me senté en la mitad de la cama con las piernas caídas por la orilla, Marina se paro frente a mi y se fue sentando hasta que ambos quedamos de frente, su vagina se trago nuevamente mi garrote y sus senos se apretaron contra mi pecho, mis manos se posaron en sus nalgas y uno de mis traviesos dedos busco sus ano y se incrusto en el, con las manos puestas bajo los cachetes de sus nalgas la iba cargando para luego dejarla caer y que el garrote se le enterrara de nuevo, ella también cooperaba meneando su cuerpo de arriba para abajo, la cogida estaba siendo de lo más deliciosa, yo podía sentir como los fluidos que salían de su panocha empezaban a escurrir por mi verga y se iban deslizando por está hasta mis bolas y luego bajando por mi culo hasta la cama. El cuerpo de mi hermana se tenso de pronto y una vez más su venida fue fabulosa.

Nuevamente descansamos unos segundos, en esta ocasión la única que cambio de posición fue mi hermana, en vez de estar de frente a mi se dio media vuelta quedando de espaldas a mi. Ella fue la que empezó a mover sus caderas de arriba para abajo mientras que mis manos fueron a parar a sus senos sobándolos en forma circular. Baje una de mis manos para poder acariciar su clítoris que quedo completamente expuesto por la posición en la que estábamos, los movimientos de las caderas de mi hermana se empezaron a hacer más rápidos, la sensación en mi pene era de lo más deliciosa, sentía como las paredes de su vagina me apretaban la verga de una forma fantástica a demás de que podía sentir como sus labios vaginales se cerraban y abrían al ritmo de la penetración que ahora era mucho más profunda dentro de su rajada.

Más rápido y más rápido, nuestras respiraciones se acompasaron y de pronto sentí como su cuerpo se empezaba a tensar, en esta ocasión no me contuve y en el mismo instante en que ella estaba teniendo su orgasmo una fuerte descarga de esperma choco contra lo más profundo de su panocha, las dos venidas se combinaron haciendo que fuera algo exquisito, de lo más excitante. Estaba llenándole de leche la panocha a mi propia hermana menor y los jugos de ambos escurrieron fuera de su rajada para bajar hasta la colcha y mojarla, los dos continuamos moviéndonos hasta que ya no pudimos más y yo me deje caer en la cama y mi hermana sobre mi, mis manos se posaron otra vez en sus senos.

Luego de descansar por algunos minutos nos levantamos y nos vestimos, platicamos después de lo agradable que había resultado la cogida que nos acabábamos de dar y quedamos de repetirla cuando fuera posible, como papá no llego le dije a mi hermana que le dijera que me hablara y que yo me pondría de acuerdo con él paro de lo del cumpleaños de mi hija Vanesa. Me despedí de mi linda hermanita con un largo beso ya en la sala y salí gratamente satisfecho de haber tenido ese encuentro con mi hermana y de haber sido tan atrevido de confesarle lo mucho que me gustaba.

 

 

CONTINUA

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