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Maria Fernanda (01: La iniciación)

en Amor filial

Maria Fernanda I (La iniciación)

Ya eran como las diez de la noche cuando llegue a la casa de mi prima Samanta, estaba lloviendo y hacia un espantoso frío, las calles a esa hora ya estaban desiertas de gente, me pare en la entrada del edificio de departamentos, busque en mi bolsa y saque las llaves de mi bolsillo, estaba hecho una sopa, todo me escurría, trate de sacudirme un poco el agua que llevaba encima y después ingrese en el edificio, subí al cuarto piso y saque de nueva cuenta las llaves de mi bolsillo, entre en la sala y Samanta me recibió, su coqueto y delgado cuerpecito se movió hacia donde yo estaba, su linda cara con su blanca piel me sonrió con sus carminados labios, su cabello lacio de color negro oscuro cayéndole hasta los hombros; pude notar que en la sala había alguien más ya que la televisión estaba encendida, mi prima me llevo una toalla y me la dio para que pudiese secarme.

[Samanta] –Ten para que puedas secarte, te espero en la sala, estoy con Maria Fernanda.-

Maria Fernanda era mi sobrina de nueve años, hija de la hermana de Samanta, Monika; me apresure a secarme y entonces ya un poco más en forma me dirigí a la sala, Maria Fernanda me recibió con una gran sonrisa.

[Maria Fernanda] –Hola tío, mira como estas… mira estoy viendo pokemon.-

[Rogelio] –Que bien preciosa ¿Y tu mami?-

[Maria Fernanda] –Salio con papá a una fiesta y me dejaron dormir hoy con mi tía.-

Yo me quede pensativo y viendo a mi prima Samanta con ojos de decepción, ella me sonrió con una mueca de despreocupación. Se levanto y dirigiéndose hacia mi me tomo de la mano.

[Samanta] –No te preocupes, en lo que Mary ve la televisión tu y yo vamos a platicar lo que teníamos pendiente.-

Yo asentí con la cabeza y una leve sonrisa se dibujo en mis labios, Samanta y yo nos encaminamos a la escalera que da a las recamaras del departamento y antes de subir se volteo y le dijo a nuestra sobrina.

[Samanta] –Si necesitas algo nos gritas desde aquí Mary… tú tío y yo vamos a platicar de algo muy importante y no nos gustaría que nos interrumpieran.-

[Maria Fernanda] –No te preocupes tía, después de esta caricatura siguen los picapiedra y esos también me gustan mucho.-

Terminando de dar las instrucciones y aun tomados de la mano los dos subimos hasta su habitación y dejamos las luces a medio tono, así parados como estábamos yo la tome por la cintura y la acerque hasta mi, nuestros labios se unieron y nuestras lenguas se buscaron para enredarse en una húmeda batalla, mis manos comenzaron a buscar su espalda mientras que las de ella se enredaron en mi cuello, mis palmas fueron bajando lentamente por su espalda hasta que me tope con sus carnosas nalgas que tanto me fascinaban, ella se separo de mi y me dijo en voz baja.

[Samanta] –Déjame cerrar la puerta por si la niña sube.-

[Rogelio] –Déjala así, si vemos que apaga la tele y las luces quiere decir que viene para acá y entonces rápido me paro para preguntarle que quiere.

[Samanta] –Si tienes razón, ya vez que cuando ve televisión se pierde.-

Nuevamente nos fundimos en el beso que se había interrumpido y nuestras manos continuaron buscando nuestros cuerpos, sus apetecibles nalgas se moldeaban de una manera extraordinaria a su pantalón de mezclilla, busque la evilla de su cinturón y entonces lo desabroche, desabotone el botón del pantalón y baje el cierre, mis manos se introdujeron por los costados de la tela para poder palpar la tela de sus bragas y la tibieza de su cuerpo debajo de estas, la prenda se deslizo por su cuerpo y fue cayendo lentamente hasta la mitad de sus muslos, traía puestas unas bragas de color rosa pálido que se ajustaban perfectamente a su cuerpo, dejándome ver entre sus cortes el abultado monte de Venus entre el cual se dibujaba una delicada rayita que correspondía a sus labios vaginales, por la parte de atrás, los cachetes de sus nalgas apretaban la parte media de la tela, haciendo que se le vieran fantásticas.

Sin pensarlo mas fui acariciando todas las nalgas de mi prima, poniendo especial atención en la hendidura de su culo, delicadamente le apretaba los cachetes y los jalaba para abrir un poco su ano mientras que uno de mis dedos empujaba la tela de sus bragas un poco dentro de este lindo agujerito.

Samanta tampoco perdía el tiempo y ya había bajado mis pantalones hasta mis rodillas mientras que sus manos sobaban mi verga de arriba hacia abajo, nuestros labios seguían unidos en un interminable beso que por poco nos ahoga de tan prolongado.

Nos separamos unos instantes los cuales aproveche para echar un ojo hacia la sala, me quite por completo los pantalones y de igual forma lo hizo mi prima, mi verga se erguía como un trozo de metal al rojo vivo, puse mis manos en los costados de la playera de Samanta y la fui levantando poco a poco para ir descubriendo sus pequeños senos, sus pezones puntiagudos me apuntaban desafiantes, tiré la playera sobre la cama y me agache para empezar a succionar los pechos de mi adorada primita. Ella me tomo de la cabeza y me apretó un poco para indicarme que continuara con el tratamiento que le estaba proporcionando, mi lengua se enredaba en su pezón y lo lamía delicadamente para después chuparlo y succionarlo, los suspiros de mi prima eran ahogados por ella misma para evitar que Maria Fernanda nos escuchara aunque no creo que lo hiciera ya que la televisión estaba un poco fuerte.

Después de una larga mamada a sus senos yo me recargue contra el tocador que esta en la habitación dejando mi verga totalmente enhiesta y balanceándose, mi prima rápidamente comprendió lo que yo quería y después de quitarme ella la camisa que era lo único que me quedaba se hinco frente a mi y tomo mi verga con una de sus manos, la miro por unos intentes y luego acerco su cara mientras que su boca que su boca se iba abriendo lentamente para recibir la barra de carne, cuando sus labios tocaron la cabeza de mi pene no pude evitar sentir un estremecimiento por todo mi cuerpo, despacio se la fue introduciendo en su calida boca hasta que mis pelotas chocaron con su barbilla. Un bombeo candecioso dio inicio mientras mis manos se posaban en su cabeza para irla guiando en su labor, mi prima es una experta en hacer mamadas y la que me estaba dando me iba transportando lentamente a una dimensión fuera de este mundo.

Fue en ese instante que alcance a divisar una pequeña sombra que se asomaba por el marco de la puerta, pero yo estaba tan extasiado con la mamada que Samanta me daba que me perdí por completo, no se si consciente o inconscientemente.

Mi sobrina Maria Fernanda no perdía detalle de lo que hacia su tía y yo no podía detenerla ahora, así que la deje que continuara con su mamada mientras me llevaba una mano a la boca y le hacía a mi sobrinita una señal de silencio.

La boca de Samanta seguía chupando, succionando y mamando mi verga de una manera enloquecedora y al estar ahí parado frente a mi sobrina menor me puso aun más caliente, casi hasta el punto de venirme, detuve a Samanta y entonces la puse de pie, la volvía a besar mientras que mis manos recorrían su cuerpo desnudo, luego la acosté sobre la cama y abrí delicadamente sus pierna, la acomode de tal modo que mi sobrina viera perfectamente lo que le iba a hacer.

Me acomode en medio de las piernas de mi prima y entonces le comencé a mamar su panocha, mi lengua busco en el acto su clítoris y se lo comencé a sobar delicadamente con ella, sus manos se posaron en mi cabello y me hundieron un poco más entre su intimidad, de vez en cuando yo levantaba la vista para ver si mi sobrina seguía ahí, no perdía de vista lo que le estaba haciendo a su tía, sus ojos se abrían ampliamente para no perder de vista todo esto y de paso por la sorpresa que le ocasionaba todo esto que de seguro era algo nuevo para ella. Mi lengua continuaba trabajando en el clítoris y los labios vaginales de mi prima, de vez en cuando bajaba un poco para meterle mi lengua lo más profundo que podía dentro de su panocha para recoger el néctar que manaba de sus entrañas.

Habiendo tenido ya dos orgasmos de parte de mi boca decidí que era el momento de que mi sobrina viera algo nuevo, me puse de pie y los ojos de Maria Fernanda se agrandaron al ver mi pene erecto, tome las piernas de mi prima entre mis manos y las separe ampliamente, dirigí mi verga a la entrada de su gruta y apunte la cabeza entre sus labios vaginales, empuje un poco y el glande penetro un poco en la húmeda cavidad, mi prima meneó un poco sus caderas para permitir que se incrustara más la verga.

[Samanta] –Ya metemela, no seas así primo.-

Despacio le fui deslizando mi tronco de carne en su rica gruta, sus gemidos eran ahogados en su boca mientras que sus manos buscaban sus propios senos para estrujarlos y acariciarlos.

Inicie el bombeo en la apretada caverna, los chasquidos de sus líquidos y los míos al instante de penetrar y salir se escuchaban por toda la habitación al mismo tiempo que el olor a sexo nos inundaba. Maria Fernanda ya estaba parada en la puerta como si nada con un pie casi dentro de la habitación, yo le hice una seña nuevamente de que guardara silencio y de que se escondiera un poco.

Continué cogiendo con mi prima y después de otros dos orgasmos por parte de ella decidí que era el momento de venirme, le avise que me dijera cuando ella se empezara a venir por tercera ocasión y cuando lo hizo espere unos instantes para después empezar a descargar toda mi leche dentro de ella, ahora si unos cuantos suspiros se le escaparon sin poderlo evitar. Todavía bombee unos instantes después de nuestras venidas haciendo que los sonidos de nuestros líquidos se escuchara mas fuerte aun. Me separe de mi prima y me puse de pie.

[Rogelio] –Voy a ver si aun esta viendo Mary la televisión.-

Me puse de pie y así desnudo como estaba me dirigí a la puerta de la habitación, mi sobrina se encamino hacia la escaleta pero la detuve cuando salí del cuarto y en voz baja le dije.

[Rogelio] –No vayas a comentar con nadie todo lo que ha pasado aquí, ahora sigue viendo la tele.-

Regresé a la habitación y le dije a Samanta que la niña aun estaba abajo viendo la tele, luego de limpiarnos un poco los jugos de ambos nos vestimos y bajamos a la sala para cenar con nuestra sobrina, como hoy ella se iba a quedar en la casa mi prima le dijo cual sería su habitación y me dijo a mi cual sería la mía, yo siempre que venia me dormía con ella pero ahora por la situación íbamos a dormir en habitaciones separadas. Cenamos y después todos nos fuimos a nuestras habitaciones.

Yo no tenia sueño ya que me empecé a imaginar a mi sobrina cuando nos veía haciendo el amor a mi prima y a mí. Me puse a pensar en lo que ella se imaginaba en esos instantes y sin querer una gran erección fue levantando mi tranca hasta el punto de que me tuve que empezar a masturbar, estaba como a la mitad de mi chaqueta cuando escuche unos pasos que bajaban las escaleras, me puse de pie sin hacer el menor ruido, abrí mi puerta y salí de la habitación rumbo a la parte de abajo del departamento.

Maria Fernanda estaba viendo la televisión, el sillón estaba de espaldas a la escalera por lo tanto la niña no me podía ver cuando baje. Me quede detrás de ella apreciando su delgado cuerpo de blanca piel, sus cabellos argos hasta media espalda de color castaño claro, sus pequeñas nalguitas paraditas que se pegaban a la tela de su pijama ya que ella estaba acostada boca abajo con un cojín en el pecho.

Me acerque tratando de no hacer ruido y entonces le pregunte.

[Rogelio] -¿Qué hacer preciosa, no puedes dormir?-

Maria Fernanda volteo a verme un poco sobresaltada de verme ahí parado detrás de ella.

[Maria Fernanda] -¡Hay tío! me asustaste… no puedo dormir, me siento rara.-

[Rogelio] –Me imagino que si chiquita, es por lo que nos viste hacer ¿Verdad?-

[Maria Fernanda] –Si tío, me quede un poco sorprendida… ¿Qué se siente?-

[Rogelio] –Pues es algo muy rico… si tú quisieras yo te enseñaría un poco.-

[Maria Fernanda] –Pero eres mi tío… no sé… me gustaría… pero…-

[Rogelio] –Vamos chiquita, nadie tendría por que enterarse de esto y veras que te va a encantar lo que te voy a hacer… no lo pienses más… si te decides te espero en mi cuarto, lo voy a dejar sin seguro.-

[Maria Fernanda] -¡Mmmm! No sé…-

Yo me di media vuelta y me subí a la habitación sabiendo que la curiosidad de mi sobrina la iba a vencer, me acosté en la cama y prendí una de las lámparas que estaban sobre los buroes.

Ya había pasado media hora después de que escuche que la televisión se apagaba y no se aparecía mi sobrina, pensé que ya no vendría e iba a apagar la luz cuando veo que la puerta de mi habitación se abre lentamente, la pequeña silueta de mi sobrina de nueve años se dibujo en la entrada mientras pasaba de la oscuridad a la luz.

Sin decir nada la hice que pasara y se paro en frente de mi, yo me senté en la cama quedando de frente a ella, la tome de las manitas con las mias y le di un delicado beso en la mejilla.

[Rogelio] –No te vas a arrepentir preciosa, ya lo veras.-

Fui besando delicadamente toda su mejilla mientras despacio me iba dirigiendo hacia su oreja, ella rió un poco cuando sintió la caricia en su lóbulo, note como su piel se erizaba un poco al contacto de mi lengua. Pase mis manos por su espalda y la acaricie delicadamente sobre la tela de su pijama mientras que mi lengua ahora se estaba recreando en la tierna piel de su cuello. La niña se retorcía experimentando algo que seguramente nunca antes había sentido en su cuerpo.

Deje que mis manos se introdujeran bajo la tela de la camisa de su pijama y pude sentir su tierna piel con un impresionante calor que hacía que mi verga estuviera a punto de reventar la tela de mi pijama. Aspire el aroma de su cabello, era algo indescriptible ver como mi sobrina empezaba a responder un poco a mis caricias, su respiración ahora se comenzaba a agitar un poco y pude notar a travez de la tela de su camisa como sus pezones se erectaban, saque mis manos de la parte trasera de su cuerpo y entonces empecé a desabotonar la camisa, ella solo me miraba pero no decía ni una palabra, cuando todos los botones estuvieron fuera del ojal solo metí mis manos sin quitarle la camisa para tomarla por su delgada cinturita y la pegue hacia mi, su cara quedo al alcance de la mía y posé mis labios sobre los de ella, apretándolos un poco con los míos, ella empezó a seguir los movimientos de mi boca y en pocos instantes ya nuestros labios interactuaban los unos con los otros, delicados, tiernos delgaditos, con un sabor que no se puede describir con las palabras, era algo que solo unos cuantos pueden disfrutar de esta tierna manera.

Mis manos se apretaron ahora contra su cintura apretándola más contra mi cuerpo, ella pudo sentir un poco de mi erección y se separo un poco de mi para echar una mirada a lo que le estorbaba ahí abajo, como aun traía puesta la pijama se armo de valor y sobre la tela poso una de sus tiernas manitas sobre el paquete.

[Maria Fernanda] –Que duro esta esto tío ¿Por qué?-

No conteste solo puse mi mano sobre la de ella y empecé a menearla de arriba abajo por toda la tranca, ella comprendió en pocos segundos de lo que se trataba y sola comenzó a menear su manita en mi tronco. La sensación era demasiado agradable, nuevamente pose mis labios sobre los de mi pequeña sobrinita y empezamos a besarnos de nuevo, solo que ahora le fui introduciendo mi lengua lentamente, ella se sorprendió un poco pero se dejo hacer todo, mi lengua se empezó a enredar en la de ella y muy pronto la de ella empezó a penetrar en mi boca para buscar la mía, la húmeda batalla ahora era más pareja.

Me separe un poco de mi sobrinita porque ya casi estaba a punto de venirme, para despejarme me puse de pie y me desnude por completo volviéndome a sentar en la misma posición que tenía, mi pequeña sobrina no perdía detalle de mi cuerpo y me observaba atónita, mi verga le apuntaba amenazadora.

[Rogelio] –Esto es algo que te va a encantar.-

Tomé por los hombros a Maria Fernanda y la hice que se hincara en medio de mis piernas, le indique lo que debería de hacer ahora y ella no quería al principio y aunque con un poco de vergüenza empezó a abrir su boquita y acercando su linda carita a mi verga se la fue tragando poco a poco hasta que la mitad de mi pito quedo dentro de su boquita, la tome de la cabeza y la fui guiando en los movimientos que debería hacer. Después de unos minutos de eseñarle y decirle como hacerlo ella empezó a dar sus primeros pininos en la mamada de una verga, lo hacia bastante bien y me estaba acercando ya a mi orgasmo, le indique que me iba a salir un poco de leche y que se la tenía que tragar toda sin desperdiciarla, ella continuaba mamando y escuchaba mis instrucciones, a los pocos minutos grandas borbotones de mocos explotaron dentro de los mas profundo de su garganta y aunque ella hizo su mejor esfuerzo por tragárselos todos pero no pudo contener la gran venida que yo había tenido, gruesas gruesas gotas de leche le escurrían por los labios hacia la barbilla y caían en la alfombra de la habitación.

Me deje caer sobre la cama mientras que mi sobrina continuaba mamando mi verga para tratar de tragarse los mocos que todavía quedaban por ahí, cuando comprendió que había terminado su trabajo me pregunto ingenua y con una tierna sonrisa en los labios.

[Maria Fernanda] -¿Te gusto como lo hice tío?

[Rogelio] –Fue fabuloso pequeñita… eres una buena aprendiz.-

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