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Los angeles de Charly (01: Lucrecia)

en Amor filial

Los ángeles de Charly I (Lucrecia)

Eran las siete de la mañana del día lunes, todos en la casa corríamos en busca de nuestras cosas para salir apresuradamente, yo tenía que ir a mi trabajo y mi esposa Berta iría a dejar a mi pequeña hija Italia al colegio. Acabábamos de cambiarnos de casa y era el primer día de clase en esa escuela para mi hija aún estaba un poco temerosa por no conocer a nadie, por la tarde yo sería el que la recogería en las afueras del plantel. Mi hijo Cesar de 15 años seguiría yendo a su antigua escuela ya que él ya sabía trasladarse en el transportarte publico y no había querido cambiarse de colegio.

A las tres de la tarde me presente puntual para recoger a Italia, ya estaba esperando por mi y en cuanto llegue se subió al vehículo, nos retiramos a la casa en donde mientras comíamos me platico de las nuevas amigas que había hecho. Me dijo que algunas de ellas viven a algunas casas de nosotros. El tiempo fue pasando y fuimos conociendo a los vecinos, resulta que tres de las amigas de mi hija vivían cerca de la casa y fue solo cuestión de tiempo para que entre los padres nos pusiéramos de acuerdo para llevar y recoger a las niñas del colegio.

A mi me tocaba recogerlas los lunes y los miércoles mientras que los otros días se encargaban las madres de las otras niñas. Sus amigas resultaron ser tres hermosas muñequitas, Delia es la mayor de ellas y Lucrecia; ellas se iban con migo los días que me tocaba y las iba dejando a cada una en sus casas, la mas linda de todas era Lucrecia, una niña de tez blanca, ojos azules, cabello rubio y largo hasta las cintura, delgadita y con una carita muy risueña. También ella era la última en bajarse del carro ya que vivía justo en frente de nuestra casa.

En varias ocasiones Lucrecia se había quedado a dormir en nuestra casa y ya varias veces que sus padres no se encontraban por las tardes ella se quedaba en nuestra casa hasta que ellos llegaban por la noche.

Una de esas ocasiones en que la pequeña Lucrecia se quedaba por las tardes con nosotros yo me quede en casa con ellas ya que siempre me tenía que regresar a la oficina pero en esta ocasión no había nada que hacer así que decidí arreglar unas cosas pendientes que tenía en la casa. Me fui al cuarto de servicio que tenemos acondicionado como bodega, saque la escalera y me puse a colocar una lámpara en el patio de la parte trasera, estaba muy tranquilo trabajando en eso cuando se me ocurrió voltear hacia la ventana del cuarto de mi hija, ellas estaban tan entretenidas probándose vestidos que no vieron que yo estaba en la escalera a un lado de su ventana, me quede paralizado al ver a mi pequeña Italia y a su amiguita Lucrecia solo en bragas, fue un espectáculo extraordinario, inmediatamente la verga se me puso completamente dura. Por un poco de pudor procure evitar mirar a mi hija pero definitivamente no pude dejar de observar a Lucrecia. Su piel completamente blanca se notaba muy suave y delicada, sus cabellos cayendo completamente lacios sobre su espalda, en sus bragas blancas se marcaban muy bien los pliegues de su panochita y de su culo, conforme se movía pude imaginar esas partes de ella completamente al desnudo, sus senos eran todavía muy pequeñitos pero ya empezaban a adquirir un poco de volumen, sus pezones rosaditos estaba un poco erectos por estar al desnudo, eran un poco puntiagudos, su abdomen plano por completo, me tuve que sujetar muy bien de la escalera para no caer por la impresión; permanecí allí por largo rato y pude contemplar como las niñas se probaron varios vestidos, las formas delgadas de Lucrecia eran muy sabrosas, nunca me imagine que una niña de su edad pudiera ponerme la verga completamente dura, su cara hacia juego con esa desnudes en la que estaba, me atraía por completo y desde ese momento no pude dejar de verla como una mujer en lugar de cómo una niña de 10 años.

A partir de esa fecha empecé a acosar a Lucrecia en forma un poco discreta, procuraba ayudarla en sus cosas mientras que estaba en la casa, la tocaba más delicadamente y procuraba hacer que ella sintiera que algo estaba pasando, ella lo empezó a notar a las pocas semanas y se empezó a comportar de manera diferente con migo, me empezaba a coquetear un poco y hasta se ponía algo caprichosa. Una de tantas tardes los padres de Lucrecia me llamaron para ver si ella se podía quedar en la casa ya que ellos tenían que salir de emergencia para checar uno de sus negocios, eran como las cuatro de la tarde cuando me llamaron, mi hija había salido con otra de sus amigas y yo me encontraba solo, inmediatamente les dije que si y a los pocos minutos llamo la niña a la puerta. Salí para recibirla, desde el auto sus padres se estaban despidiendo de ella; ellos partieron y se alejaron por la calle, Lucrecia me sonrió y se adentro en la casa en una de las manos llevaba sus cuadernos.

-¿Tienes mucha tarea?- Le pregunte.

-Si tengo que investigar varias cosas.- contesto ella con cara de aburrición.

-Mira, vamos a ver si yo te puedo ayudar con esa tarea ¿Te parece?-

-Si, gracias.- contesto la bella niña con una linda sonrisa en los labios.

Entramos en el estudio de la casa y ella me mostró el trabajo que tenía que entregar. Le dije que se sentara en ele escritorio donde esta la computadora y yo acerque otra silla a su lado; en lo que Lucrecia me empezó a explicar de lo que se trataba yo encendí la computadora, era un trabajo de historia e inmediatamente se me ocurrió que ese tipo de información se encuentra rápidamente en Internet ya que en otras ocasiones le había ayudado a Italia a buscar cosas parecidas. Lucrecia me iba diciendo que buscar y yo cuando lo encontraba imprimía la pagina, al final nos quedamos con seis paginas y las acomodamos a como deberían quedar, luego la niña lo transcribió a su cuaderno y recorto algunas imágenes. Todo este trabajo nos tomo solo como tres cuartos de hora y ya ella tenia la tarde libre, como Italia no llegaba y Lucrecia se iba a aburrir platicando con migo le dije que si le gustaría navegar por Internet, me dijo que no sabía muy bien como hacerlo porque sus papás no la dejaban tocar la computadora de su casa, me senté a un lado de ella y empezamos a navegar.

-¿Qué te gustaría ver?- Pregunte a la niña.

-No sé… tal vez la pagina de mi artista favorito.- contestó

Me dijo el nombre y enseguida lo teclee, la pagina que buscábamos era correcta y esta se fue abriendo lentamente, en lo que está se abría yo me percate de que Lucrecia traía puesta una falda arriba de las rodillas y que a la hora de sentarse se le subió un poquito mostrando parte de su muslo, me recargue con una brazo sobre mi pierna procurando que mi mano apuntara en dirección de su muslo y lentamente fui acercando mi mano como por descuido hasta que mis dedos rozaron su suave piel, ella no pareció darle importancia al asunto y yo deje ahí mis dedos, de vez en cuando los meneaba para acariciar suavemente su piernita.

Al ver que por parte de ella no había ningún tipo de resistencia continué ahora sobando más descaradamente la suave y blanca piel de su pierna cada que hacíamos un comentario. Llego un momento en que ya toda la palma de mi mano estaba en su muslo internos, con suaves movimientos circulares continuaba sobando esa delicada y tierna carne, ella aun no mostraba ningún signo de rechazo. Me pegue más hacia ella procurando rozarla lo más que pude, avance más con mi mano y ya estaba ahora rozando sus bragas, pude sentir la suave tela de la prenda y como se dibujaban en ella sus pliegues, para este momento ella ya estaba un poco nerviosa pero no hizo el intento de separarse de mi, yo continué acariciando sus partes con movimientos suaves. Mis dedos ya recorrían la cuenca que formaban los labios vaginales de la niña, me separe un poco de ella diciéndole.

-Deja me acomodo mejor para que sigamos viendo la pagina.-

Me levante y la senté en la orilla de la silla, yo me pase por detrás de ella y me senté abriendo las piernas justo a sus espaldas, inmediatamente la abrace con una mano por la cintura mientras que la otra volvió a su posición anterior sobre la vagina de Lucrecia. Ella como si nada pasara siguió moviendo el Mouse justo como yo le indicaba que lo hiciera, mi verga estaba completamente dura y me la acomode para que reposara en la espalda de mi pequeña amiga pero aún dentro de mi pantalón. Mientras que Lucrecia seguía las instrucciones que yo le daba para navegar por esa pagina a la cual ya no le mostraba tanta atención yo continuaba con mis ataques a su virginal sexo. Con suma cautela le fui haciendo a un lado la pequeña braga de algodón hasta que pude sentir en mi dedo la suavidad de su vagina, ella no decía nada solo se dejaba hacer. Deje que mi otra mano se deslizara por debajo de su blusa y pude sentir su plano vientre, despacio fui subiendo hasta toparme con el inicio de su corpiño, en ese instante acerque mis labios a su delgado cuello, ella estaba completamente paralizada y ya su respiración se notaba un tanto agitada.

Mis labios fueron recorriendo lentamente la suave piel del cuello de Lucrecia haciendo que la niña se estremeciera, ella no se quería parar y yo no me quería detener. La mano que estaba en su vagina se separó un poco de ella y puso los dedos en el elástico de las bragas, las fui empujando hacia abajo lentamente, no bajaban y entonces Lucrecia levanto un poco sus caderas para permitir que la prenda corriera por sus muslos, ahora ya no había duda, continué jalándolas hasta que resbalaron por sus tobillos y cayeron a sus pies, luego con mi mano recorrí una de las piernas hasta la vagina, le abrí un poco sus piernas ya que las tenía cerradas y no me permitía el acceso a su panocha. Ella se dejo separar las extremidades y entonces mi mano se regreso a su panochita, vaya, era algo difícil de explicar, sus labios pegaditos y suaves, sin ningún vello que estorbara, recorrí lentamente toda la rajada desde abajo hasta toparme con la parte alta; Lucrecia soltó un suspiro profundo, yo lleve mi mano hasta mi boca y ensalive mi dedo medio, luego lo regrese a su vagina y lubrique muy bien la parte superior de la panochita, lentamente mi dedo se fue abriendo camino es esa inexplorada cavidad hasta que pude sentir como topaba con su clítoris, mi dedo se empezó a pasear en forma circular en la calida protuberancia y no fue mucho el tiempo que paso para que la vagina de la niña comenzara a soltar sus líquidos lubricantes, ahora mi dedo se deslizaba por su interior mas fácilmente.

Mientras todo eso sucedía en la parte de abajo en la parte alta ya mi mano se había apoderado de uno de los pezones de la pequeña Lucrecia, sus senos apenas se comenzaban a desarrollar así que eran pequeñitos y su pezón aun estaba en pleno desarrollo pero ya se erectaba gracias al placer que la pequeña estaba experimentando. Mi dedo en su clítoris se meneo más y más rápido haciendo que por primera vez en su vida la niña experimentara un fuerte orgasmo que la desmadejo por completo, la tuve que sostener para evitar que se resbalara de la silla. Saque mi dedo de su panochita y se lo puse en los labios, ella comprendió de lo que se trataba e inmediatamente lo chupo, ahora yo me puse de pie y la acomode bien en la silla, me saque la verga frente a ella y me comencé a masturbar lentamente a los ojos de la pequeña, luego de que ella descanso un rato le dije que quería que me la chupara; le fui indicando como lo debería de hacer y ella lo hizo, su pequeña boca se estaba tragando mi verga, la sostuve de la cabeza y empecé a mover mis caderas cogiéndomela por la boca, ella se dejaba hacer. Le explique que pronto me iba a venir y que quería ver como ella se tragaba toda mi leche, seguro es que no comprendió de lo que se trataba y cuando el primer chorro de semen salió disparado dentro de su boca ella comenzó a ahogarse, se separo de mi y los demás chorros cayeron en su cara y se escurrieron hasta manchar su blusita.

Después de que ella termino de toser yo la tome de nueva cuenta de su cara y le hundí mi verga para que terminara lo que había empezado, la niña se trago de nuevo mi pito y lo mamo hasta que esté perdió su dureza.

Lucrecia aprendía con facilidad y después de recuperarse un poco de lo que acabábamos de terminar ella me pidió que le enseñara nuevas cosas, le dije que no se preocupara, le pedí que se sentara nuevamente en la silla frente a la computadora, en esta ocasión le saque por completo las bragas y la masturbe nuevamente sobre su clítoris, mientras que con la otra mano acariciaba sus piernas y sus tobillos, mi nueva amiga llego a su segundo orgasmo de la tarde en pocos minutos y esta vez me bebí todos sus jugos, mi lengua empezó a recorrer la calva rajadita hasta que la punta se introdujo y pude degustar de sus néctar, meneando de arriba para abajo mi lengua logre tragarme por completo las mieles de sus entrañas. Luego la tome de los tobillos con las manos y levante sus piernas lo mas alto que pude, Lucrecia en esta posición me dejaba admirar completamente su rosada vagina y su ano completamente cerrado, me agache hasta que mi cara quedo a la altura de su entrepierna y le empecé a besar las nalgas, las piernas y su panochita; pasados unos minutos mi boca se fue concentrando más en su culito, mi lengua se empezaba a introducir con pequeños arponázos en su apretado ano el cual respingaba al sentir la invasión. En pocos minutos mi lengua entraba y salía con facilidad de la apretada entrada trasera de la amiguita de mi hija.

A continuación solté sus piernitas y la hice que colocara sus pies en la orilla del escritorio, me ensalive perfectamente mi dedo medio y lo empecé a introducir lentamente por la apretada cavidad, la niña me decía que sentía raro pero que le estaba gustando así que yo continué penetrándola con mi dedo hasta que esté se perdió completamente dentro de su culo, por varios más seguí metiéndole mi dedo hasta que los movimientos se hicieron más suaves gracias a la dilatación de su culito, en este momento empecé a introducirle otro dedo más y seguí con el mismo procedimiento para continuar dilatándole el ano. Me tarde un poco de tiempo pero por fin conseguí que su ano quedara completamente dilatado, me puse de pie y me saque los pantalones, le dije a Lucrecia que se recargara en el escritorio y se empinara un poco para que me dejara su culito completamente expuesto, la niña de diez años me obedeció y se empino sobre el escritorio a un lado de la computadora, yo me coloque detrás de ella y le levanté la faldita hasta dejar sus nalguitas completamente libres, me agache para mamar otro poquito ese rico ano y ensalivarlo perfectamente, con una mano también estaba ensalivándome la verga.

Deje que pasaran un par de minutos más y me levante, sujete de la cintura a la pequeñita y le puse la punta de mi pito en la pequeña entrada trasera, con suavidad le empuje mi verga hasta que la punta se perdió en su interior, hasta ese punto ella ni siquiera respingo. Pero mientras continuaba penetrándola ella se fue quejando de que le dolía mucho.

-¡Hay! Me dolió.-

-No te preocupes.- le dije –al principio siempre duele, pero veras que pronto te acostumbras y lo vas a disfrutar mucho.-

Ella se aguanto el dolor y yo logre que la mitad de mi herramienta se incrustara dentro de esa apretada caverna. Desde mi posición lograba ver como su culito se iba estirando y estirando para dar cabida a mi garrote, mis manos continuaban sujetando su cinturita y mi cadera continuó empujando hasta que después de largos minutos por fin mis bolas chocaban contra sus piernitas. Me quede inmóvil por algunos minutos para disfrutar de esa caliente cueva que apretaba mi verga de una deliciosa forma; luego comencé a bombear lentamente, mi verga iba saliendo lentamente de su ano haciendo que su esfínter me diera pequeños apretones y yo distinguía como su ano se iba jalando junto con mi verga cuando se la sacaba y se metía un poco cuando mi pito regresaba hasta sus entrañas.

Continuamos cogiendo así por largos minutos hasta que mi hermosa niña tuvo un orgasmo más y me apretó tan rico el palo que yo tampoco me pude contener más y empecé a regar sus profundidades con mi caliente leche, los dos gritamos como animales en celo al sentir como nuestros orgasmo iban invadiéndonos y secando nuestros cuerpos por la gran cantidad de líquidos que expulsamos. Todavía después de nuestro orgasmo continué pegado en lo más profundo de su culo hasta que mi pito perdió su dureza, luego saque mi verga lentamente de su culo y cuando esta por fin salió gruesas gotas de esperma se escaparon por el ano que ahora se veía sumamente ancho, en pocos segundos fue adquiriendo su tamaño original, tome a la niña entre mis brazos y la bese cachondamente en la boca, introduciéndole mi lengua lo más profundamente posible. Luego descansamos por unos minutos y yo me puse de pie más tarde para salir por unos pañuelos, limpie a mi niña y luego me limpie yo, acomodamos nuestras ropas y limpiamos el escritorio que estaba manchado con algunas gotas de nuestros jugos que se escaparon.

Después de un par de horas de estar tonteando de nuevo en la red pero ahora con mucha más confianza, se oyó que la puerta de la entrada se abría y minutos más tarde aparecía mi hijo en el marco de la puerta para saludarnos a los dos, me pregunto si aun no llegaban ni Italia ni su mamá; se sentó un rato con nosotros a jugar en la computadora y después me dijo que iría a hacer su tarea. Más tarde llego mi hija Italia y ambas niñas se pusieron a jugar en su cuarto hasta que por fin ya por la noche y después de que llego Berta, mi esposa, fue que pasaron los padres de Lucrecia para recogerla.

 

 

CONTINUA

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