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Los ángeles de Charly (02: Lucrecia)

en Amor filial

Los ángeles de Charly II (Lucrecia)

Pasaron varios días en los cuales solo pude ver a Lucrecia cuando la llevaba a su casa de regreso de la escuela, varias veces ella me mostraba sus piernas a propósito y mi verga se ponía completamente dura, pero de ahí por el momento no había podido pasar y la verdad es que estaba extrañando esa dulce piel de niña.

Una de tantas noches en que me paseaba por la casa en busca de algo para comer pase por el cuarto de mi hija Italia y me entro un poco de morbo, me acerque lentamente y gire la chapa de su puerta, esta giro lentamente y pude ingresar en su habitación lo mas silenciosamente posible, ahí estaba mi pequeña hija de 9 años; profundamente dormida, me acerque lentamente, estaba muy oscuro para poder ver algo así que prendí una pequeña lamparita que tenemos en todos los cuartos y que da una luz muy tenue. Me acerque a la orilla de la cama de mi pequeña y la pude apreciar, su cara pálida reflejaba una belleza muy especial, su nariz respingadita , sus labios carnosos y su cabello oscuro le ponían un toque demasiado especial y enigmático, acerque lentamente mi cara a la suya y deposite un tierno beso sobre sus labios; tome las cobijas y las deslice un poco para abajo, escondidos bajo el delgado camisón de Italia se encontraban un par de pequeños senos que se dibujaban perfectamente en la fina tela, sus pezones firmes apuntaban al cielo, no pude evitar pasar mi dedo medio por cada uno de los delicados botoncitos de mi hija y luego con toda la palma de mi mano acaricie los montecitos de carne tibia que hicieron que en pocos segundos la verga se me pusiera completamente dura, con una mano continué acariciando los delicados promontorios de carne suave mientras que con la otra me saque la verga y lentamente me empecé a masturbar.

La mano que acariciaba los senos de mi hija por encima de su camión se comenzó a deslizar lentamente por su plano estomago y continuó bajando hasta apoderarse de su caliente monte de Venus el cual palpe delicadamente, sintiendo en mi mano y mis dedos cada una de las curvas de esa deliciosa parte de mi niña, el calor que manaba de su conchita era demasiado delicioso como para solo pasar la mano por encima de su camisón. Tratando de no hacer movimientos bruscos jale el camisón hasta que la orilla de esté llego a mi mano, las blancas piernas de Italia quedaron al descubierto y sus blancas bragas se asomaron un poco, los movimientos de mi otra mano se aceleraron un poco para proporcionarme más placer todavía. Subí más la prenda que me estorbaba y pude apreciar por completo las bragas de mi hija, su panochita se dibujaba a la perfección en un abultado montecito que en la parte media se hundía en un delicado canalito que recorría desde el frente hasta perderse en la parte interna de sus piernas. Comencé a frotar la hendidura en las bragas de mi niña con un dedo y después de unos minutos conseguí que un poco de sus flujos mojaran la prenda, me detuve para evitar que ella fuera a despertar, me acomode un poco y luego introduje mi mano dentro de las bragas de mi hija, fue algo delicioso el sentir como las vírgenes carnes de mi niña iban siendo exploradas por mi mano, mi dedo medio se topo con la rajadita caliente, la recorrí despacio y gracias a la poca humedad que ya tenía fue posible que mi dedo se incrustara un poco dentro de la pepita de mi hijita, moví de arriba para abajo mi dedo haciendo que la parte superior de este rozara lo más posible su clítoris que podía sentir aprisionado bajo mi dedo.

Estuve masturbando a Italia por unos instantes hasta que sentí que nuevamente se humedecía su conchita y fue justo en ese instante que gruesas gotas de leche caliente de mi verga empezaron a regarse por el suelo alfombrado de su habitación, la venida fue formidable, gran cantidad de leche se regó por el suelo, cuando recupere las fuerzas de la gran venida que tuve me agache entre las piernas de mi hija y le empecé a mamar sus conchita hasta que logre limpiarla por completo de sus jugos, su sabor era de lo más exquisito, lamí la rajadita sin dejar de introducir un poco mi lengua lo más profundo que pude dentro de su vaginita. Luego de que por fin termine acomode las ropas de mi hija y la arrope de nuevo con las cobijas y después de que termine me tuve que parar a limpiar la alfombra para no dejar rastro de mi intromisión.

Al día siguiente pase a recoger a las niñas a la escuela ya que iban a realizar un trabajo en casa, las cuatro iban jugando durante el trayecto a casa así que no me hicieron mucho caso cuando les dije que si gustaban algo para comer, como ellas no me hicieron caso supuse que sería mejor llevarlas a casa y después ver que comeríamos.

Llegando a casa las chicas se fueron de inmediato al estudio para ponerse a realizar su trabajo mientras que yo les dije que me avisaran cuando tuvieran hambre, subí y me recosté en mi cuarto esperando a que ellas me llamaran. Me quede profundamente dormido hasta que sentí como alguien entraba en el cuarto y luego me comenzaba a acariciar el palo sobre la tela del pantalón. Inmediatamente abrí los ojos por la sorpresa y pude ver el angelical rostro de Lucrecia, mirando directamente como mi palo empezaba a crecer bajo las suaves caricias que su manita me proporcionaba.

Sin pensarlo demasiado me baje la bragueta del pantalón dejando libre mi herramienta para que la niña jugara con ella directamente, su mano subía y bajaba por todo lo largo de mi tronco y así durante un par de minutos más antes de que Italia, mi hija, le gritara para ver en donde estaba, me incorpore guardando mi verga y los dos salimos apresuradamente.

-Me mandaron para que te dijera que ya tenemos hambre.- me dijo Lucrecia.

Cuando llegamos con las otras chicas ellas se estaban poniendo de acuerdo en lo que iban a pedir de comer, por supuesto todas optaron por pizza, les dije a las niñas que iba a ir por la pizza pero que necesitaba que una de ellas me acompañara y por supuesto que Lucrecia se ofreció para hacerlo, salimos de la casa y entramos a la cochera, nos subimos al coche pero no abrí las puertas del zaguán, tome mi teléfono celular y marque. Pedí dos pizzas grandes de diferentes ingredientes y le indique a la señorita la dirección pero especificándole que me las entregaran en la cochera ya que ahí estaba yo trabajando y en casa no abría nadie. La chica me informo que en aproximadamente media hora estaría listo mi servicio pero que de todas formas ella me llamaba para informarme cuando saliera el repartidor. Esto por supuesto que nos daba suficiente tiempo para una cogida.

Incline inmediatamente el asiento del conductor y me baje el cierre sacando mi erecta verga, Lucrecia la miro por unos segundos e instantes después se agacho sobre mi palo y lo introdujo en su boquita, me la empezó a mamar a su ritmo, despacio y saboreando cada trozo de carne que se introducía en la boca, por supuesto que yo no perdí mi tiempo y mientras que ella estaba ahí empinadita mi mano acaricio sus piernas y fue subiendo lentamente hasta perderse debajo de su falda escolar y llegar a sus bragas; que por supuesto le fui bajando, su lindo y blanco culito quedo a mi merced y lleve uno de mis dedos hasta mi boca para lubricarlo y luego introducirlo despacito en ese apretado anito. Comencé a penetrarla hasta que mi dedo se perdió por completo dentro de su culo, Lucrecia entre tanto me seguía mamando la verga ya a un ritmo mucho más acelerado. La respiración de la niña se agitaba cada vez más y de pronto mientras que le penetraba su culito con mi dedo un orgasmo las invadió y sus gemidos se escucharon por todo el auto.

Cuando descanso por unos segundos de su venida le dije que se pasara para el asiento trasero, lo mismo hice yo, ella estaba de frente a mi y yo la comencé a besar en sus tiernos labios, nuestras lenguas se unieron jugueteando entre si durante un par de minutos, en lo que hacíamos esto mis hábiles manos desabotonaron su blusa y se introdujeron dentro de ella para masajear sus delicados senos, sus pezones puntiagudos estaban completamente duros, mi pequeña amiga estaba demasiado excitada, la fui recostando en el asiento, ella abrió las piernitas mostrándome su linda vagina y más abajo su culito ya un poco dilatado, lleve mi mano hasta mi boca y deposite bastante saliva en ella, luego lubrique perfectamente mi pene y lo coloque en la entrada de su culo, con un poco de fuerza comencé a penetrar a la niña lentamente, la cabeza de mi verga se iba perdiendo poco a poco dentro de su apretado agujero, empujando lentamente logre por fin que la mitad de mi pito se introdujera en su culo, ya en ese punto la comencé a bombear mientras que la niña me pedía más, en pocos segundos más ya estaba completamente dentro de su culo gozando como un loco por la forma en como me lo apretaba.

Mi verga entraba y salía velozmente de ese apretado agujerito y yo desde mi posición podía apreciar como su vagina se estiraba y apachurraba a cada metida de mi pito en su ano, no iba a durar mucho así que espere a que su otro orgasmo llegara y justo cuando ella empezó a gemir diciéndome que se venía fue cuando le solté los chorros de leche que se estrellaron en lo más profundo de sus entrañas, Lucrecia se estremecía al igual que yo y ambos terminamos completamente satisfechos, cuando le saque la verga de su culo este se veía muy dilatado y se me antojo metérsela de nuevo pero ya mi erección se había perdido, después de que se la saque unas gotas de moscos escaparon de su agujerito y cayeron en el asiento del auto. Me estire tomando la caja de pañuelos y la limpie a ella, luego limpie el asiento y por último me limpie yo, estaba terminando de limpiar cuando sonó mi celular, era la chica de las pizzas que me informaba que ya había salido mi pedido y que pronto llegaría. Salimos del auto y esperamos un par de minutos hasta que llego la motocicleta con las pizzas, luego entramos a la casa gritándoles a las demás chicas que ya habíamos llegado con la comida, tosas salieron y juntos nos sentamos en la mesa para comenzar a comer.

 

CONTINUA

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