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Encuentros familiares (03)

en Amor filial

Encuentros familiares III

Yo continuaba cogiendo con mi sobrina Teresa y estábamos en eso cuando sin más ni más mi hija Viridiana de 14 años nos encontró en mi oficina, la había llevado mi esposa ya que ella se iría a una cena y como en la casa hay unas llaves de la oficina Viridiana las tomo y con ellas abrió, en la entrada por supuesto que ellas no tienen ningún problema para entrar. Viridiana entró justamente en el momento en que Teresa me estaba dando una rica mamada de verga y se estaba tragando todos mis mocos, cuando abrió la puerta imagínense este cuadro, yo recargado en el escritorio y Teresa tragándose mi verga, los dos completamente desnudos y al instante de que Viridiana abrió la puerta Teresa se safó de mi verga y todos los mocos que aun quedaban le llenaron la cara.

Mi hija se quedo ahí parada en la puerta sin saber que hacer y menos nosotros, lo primero que se le ocurrió a mi pequeña amante fue salir corriendo hacia el baño y yo ahí parado con la verga todavía erecta y escurriendo mocos, mi hija de 14 años parada en la puerta sin atinar a decir o hacer algo.

Hasta que yo reaccione fui al sillón y traté de ponerme el pantalón completamente nervioso no podía atinarle y tres veces casi me voy de boca hasta que por fin me lo pude poner, para esto mi niña ya había entrado y cerrado la puerta de tras de si.

[Viridiana] -¿Qué pasa papá, que esta sucediendo aquí? ¿Qué hacen tu y mi prima desnudos? ¿Qué estaba haciendo con tu ese en la boca?-

[Armando] –Este... este... no pasa nada hijita, solo es que... que... le estaba enseñando a tu prima algo... algo... algo... ha, sí algo de la escuela...-

[Viridiana] –Pe... pero si ella y tu... es... están des.. desnudos...-

[Armando] –Si... es... es que... bueno... no, no tiene caso que te lo oculte... mi... mira, es que tu prima y yo bueno... pues este, somos muy buenos amigos y pues ella me estaba ayudando con algo...-

[Viridiana] –Pero que papá... acaso crees que no sé lo que estaban haciendo.-

[Armando] –Esta bien hoja... creo que te debo una explicación... pero por ahora deja que le lleve su ropa a tu prima.-

Tome la ropa de mi sobrina y se la lleve hasta el baño mi hija ya un poco mas tranquila se sentó en el sofá y cuando yo regrese me puse la camisa, Teresa se vistió y salió del baño bastante apenada y se sentó junto a mi en el costado opuesto de donde se encontraba mi hija y nos la pasamos explicándole como se había dado lo nuestro, ella ,solo meneaba la cabeza de forma negativa y ya no dijo nada más.

Durante los siguientes días mi hija Viridiana se la pasó esquivándome y dándome la espalda, yo estaba bastante apenado con ella y además con el temor de que le fuera a decir algo a mi esposa y entonces si las cosas tronaran, por otro lado ya había dejado de ver a Teresa mientras las cosas se tranquilizaban, de esto ya habían pasado dos semanas y un domingo en que me encontraba bañándome recostado en la tina y pensando en que era lo que tenía que hacer para tranquilizar las cosas, sin más ni más entro mi hija de 14 años a la bañera, solo traía puesta una playera larga que utiliza para dormir y se acerco hasta donde yo estaba, se sentó en la orilla de la tina de baño y se me quedo viendo a los ojos con gesto de disgusto, no hice el intento de cubrirme ya que el jabón en la tina no permitía ver mas de lo debido, supuse que ella vendría a platicar algo conmigo en la intimidad del baño para que su madre y Sonia no se enteraran.

[Armando] -¿Qué sucede hijita, quieres platicar sobre algo?-

[Viridiana] –Si papá... quiero que platiquemos sobre lo de la otra vez en tu oficina.-

[Armando] –Claro que si mi niña... pero quiero que sepas que eso no significa que ya no quiera a tu mamá.-

[Viridiana] –Lo sé papá... pero no es eso... es que desde que te vi haciendo eso con mi prima... me he sentido algo rara...-

[Armando] –Sé a lo que te refieres hija pero no pienso tampoco divorciarme ni nada de eso... Quiero que sepas que no volveré a ver mas a tu prima.-

[Viridiana] –No es eso... la verdad es que... bu... bueno... es que... yo siento que... que me gustaría aprender eso...-

Luego de decir eso yo me quede completamente inmóvil y pensando en que decir pero ella salió corriendo del baño, entonces me quede pensando en sus palabras un poco más y alcancé a comprender que mi hija ya era toda una adolescente y el vernos en aquella situación había despertado en ella el gusanillo del sexo.

En lo que va del día no pude ver a Viridiana por ningún lado solo a la hora en que todos nos sentamos a comer y ella me desviaba la vista, mi esposa noto algo raro y nos pregunto si algo pasaba, yo le respondí que no que solo un pequeño disgusto que ya aclararíamos después, esto también me cayo de extraño ya que en dos semanas mi esposa no había notado nada raro entre ella y yo lo cual indicaba que en presencia de Marta mi esposa el trato era normal hasta el día de hoy.

Por la noche a la hora de dormir fui al cuarto de Viridiana, toque a la puerta y ella me dijo que estaba abierto, cuando entre ella ya estaba acostada y con la luz de su lámpara prendida, al parecer estaba leyendo un libro. Llegue a la orilla de su cama y me senté, acaricie su cara y su cabello mientras le decía.

[Armando] –He estado pensando en lo que me dijiste hija... y creo que tienes razón, yo te debería de enseñar. Ya que esas cosas no te las enseñan en cualquier lado.-

[Viridiana] –¿De veras me enseñarías papá?-

[Armando] -¡Claro que si hija! Mañana por la tarde paso a comprar algunos libros sobre el tema y algún materia didáctico para que empecemos cuando tu quieras.-

[Viridiana] –No papí... no has entendido bien...-

Dijo mi hija en un tono un tanto picaresco, fue entonces que comprendí completamente lo que ya había entendido.

[Armando] –Bien veo que no me lo había imaginado preciosa.-

En eso ya no la deje hablar y pose mis labios sobre los de ella y primero tiernamente fui tomando con los míos los suyos y después fui haciendo más atrevido el beso hasta que mi lengua salió y se introdujo en la tierna boca de mi hija de 14 años, ella no sabía que hacer entonces me separé un poco de ella.

[Armando] –¡Dame tu lengua y juega con la mía!-

Y nuevamente coloque mis labios sobre los de ella para continuar con el beso, ahora su lengua salió en busca de la mía y el beso fue pleno, chupando y succionado mientras que nuestras lenguas se enredaban de una exquisita forma. Viridiana es una linda niña, su piel es apiñonada, sus ojos verdes como los de mi mujer el cabello lo tiene lacio y le llega hasta la mitad de la espalda, ella a pesar de sus catorce años ya tiene unos senos de muy buen tamaño, casi como una naranja grande, sus nalgas todavía están un poco planitas pero en la parte de enfrente y cuando se pone unas mallas se puede apreciar un rico monte de Venus que resalta y deja ver a veces sus labios vaginales, sus largas piernas se dibujan muy sabrosas con esa malla de color negro que a veces se pone cuando esta en casa.

Mi mano traviesa ya no se pudo contener y me pose sobre esos ricos pechos que ya tenían los pezones erectos y los pude sentir claramente bajo la tela de la camiseta que usa para dormir. Mi pequeña hija seguía moviendo su lengua, enredándola en la mía y saboreando en lo más posible ese beso incestuoso yo chupe su saliva que tenía un increíble afrodisiaco en ella ya que me estaba poniendo más y más caliente. Quite las sabanas del la parte baja del cuerpo de mi hija y pude ver que la camiseta le cubría solo hasta la parte media de sus piernas que se veían deliciosamente suaves, mi mano se poso sobre una de ellas y la fui acariciando despacio, subiendo por ella hasta llegar a la orilla de la larga y blanca playera, la agarre y despacio la fui levantando, descubriendo el joven y virginal cuerpo de mi hija Viridiana, sus delgados muslos de color canela tenían un perfecta piel fina y suave que confundía mis sentidos y me invitaban a continuar descubriendo ese hermoso cuerpo de niña. Con la otra mano libre tome una de las suyas y la lleve hasta mi pene para que lo acariciara por en cima del pantalón de la pijama que al ser muy delgada dejaba sentirlo a la perfección ella no puso resistencia y su mano se poso sobre mi tronco, su manita no lo podía abarcar por completo, luego la fui guiando para que subiera y bajara su mano por todo lo largo del tronco, ella rápidamente aprendió y entonces quite mi mano par continuar con el masaje que antes le había dado en los senos, su camiseta ya la tenía hasta la cintura dejando al descubierto sus blancas bragas de algodón que dibujaban a la perfección el contorno de sus delgado cuerpo, sus monte de Venus se marcaba a la tela de manera que sus labios vaginales se podían distinguir perfectamente. Me separe por unos instantes de su boca y con ambas manos termine de quitarle la camiseta, cuando sus pequeños pechos con los pezones quedaron desnudos no pude mas que apreciar por largos segundos la perfección de estos, redondos y firmes con sus enhiestos pezones apuntando al frente, mi cara se acerco ya con ansias y desesperación y mi boca se detuvo en cada uno de esos hermosos senos a los cuales les brindo un trato especial chupándolos y mamándolos delicadamente, sus pezones fueron sobados y lamidos por mi lengua produciendo algunos gemidos de satisfacción en mi pequeñita. Mis manos acariciaban su cintura y fueron ascendiendo por su espalada hasta llegar a su cuello y luego acariciar su cabellera, mientras mi lengua arrasaba con sus pezones, una de las manos de ella continuaba sobando mi pene mientras que la otra estaba en mi cuello, abrazándome para que no dejara de mamar sus tetas.

Pasé largos minutos mimando sus senos y después fui bajando con mi boca sobre su cuerpo hasta llegar a su pequeñito ombligo con el cual jugué por algunos segundos, ella se reía y trataba de ahogar sus risas con una de sus manos para que no fuéramos descubiertos ya que mi esposa y mi hija Sonia estaban es sus cuartos. Viridiana se fue acostando en la cama mientras yo me ponía de pie y me quitaba por completo la ropa que traía puesta, al quedar frente a mi pequeña hija desnudo ella se me quedo mirando a todo el cuerpo en especial mi pene el cual estaba completamente duro como una barra de acero. Acerque mi pito a su cara y la tome por el cabello para que se llevara mi barra a la boca, ella así lo hizo sin decir nada ni oponerse, su pequeña boquita se fue tragando mi garrote despacio hasta que la mitad de este desapareció dentro de ella, cuando note que ya no podía tragarse más la empecé a conducir en como debería de hacer para brindarme ese placer que te proporciona la felación. Su lengua y sus labios estaban haciendo un excelente trabajo y yo estaba sintiendo que mi vendida se acercaba así que la detuve y en unos cuantos segundos yo estaba acostado junto con ella debajo de su cintura y con una de mis manos separe de su vagina tela de sus bragas, pude ver sus labios vaginales desnudos y lisos, sin ningún bello que los cubriera aún. Mi lengua salió al ataque de esa linda parte del cuerpecito de mi niña y al sentir mi húmeda lengua chocar contra sus labios vaginales ella dio un pequeño brinquito de sorpresa, mi lengua recorrió el canal que se forma entre los dos labios de abajo hacia arriba y nuevamente de regreso, su cuerpo se relajo un poco mis manos se posaron nuevamente sobre sus pechitos para continuar masajeándolos. Pronto mi lengua se fue haciendo más audaz y en pocos segundos ya se introducía en su vagina dándome a saborear los líquidos que empezaban a escapar. Los gemidos y suspiros aumentaron por parte de Viridiana quién ahora sujetaba mi cabeza y la presionaba más contra su cuerpo. Yo continuaba mamándole y chupándole la panocha que ahora ya estaba completamente húmeda por mi saliva y sus fluidos que tenían un delicado sabor agridulce casi como el de su madre aunque no tan fuerte. No fue mucho tiempo el que tardo mi hija en tener su primer orgasmo producido por mi y sus gemidos se hicieron más y más intensos. Cuando levante la vista para verla ella estaba viéndome con una linda expresión de satisfacción en su rostro.

[Viridiana] -¡Oh papí... que rico es eso... házmelo otra vez, por favor!-

Y bien pues a petición de ella continué metiendo y sacando mi lengua de su vagina y jugueteando con su pequeño clítoris que se asomaba curioso y en espera de nuevas caricias que la hicieran llegar nuevamente al limite máximo de la satisfacción de su panochita salían ahora gran cantidad de fluidos que su papí bebía con desesperación para dejar completamente limpia su conchita y así terminar con ese nuevo orgasmo que hacía que el cuerpecito de mi hija vibrara emocionado por las nuevas sensaciones que estaba experimentando.

Después de ese intenso orgasmo la deje descansar por algunos minutos y me acosté al lado de ella y mientras nos besábamos y acariciábamos le fui bajando sus hermosas bragas y pude ver en su totalidad la hermosa panocha que ella tenía, completamente libre de pelos y suave como la seda, estaba completamente empapada por los dos orgasmos que ya había experimentado. Poniéndome debajo de ella a manera que me cabalgara la iba dirigiendo hacia mi verga, su vagina choco contra mi glande y ella se imagino lo que continuaba, se fue acomodando para que la punta de mi verga se introdujera solo un poco en la entrada de sus labios vaginales, la hice que se recostara sobre mi pecho y tiernamente la bese en la boca, coloqué mis manos en los costados de su cadera y la sujete firmemente y poco a poco comencé a hacer presión sobre su panochita, su respiración se agito todavía más.

[Armando] -¡Esto te va a doler un poco hija... pero después se te ira pasando para que puedas gozar al máximo... trata de aguantar lo mas que puedas y si crees que vas a gritar muerde la almohada!-

[Viridiana] –Si papí... ¡Tengo un poco de miedo!-

[Armando] -¡No te preocupes hijita ya veras que después de pocos minutos la vas a estar disfrutando como nunca te lo imaginaste!-

[Viridiana] –¡Estoy lista papí, me lo puede meter cuando quieras!-

Y entonces me acomode bien y de un rápido caderazo le incruste hasta la mitad de mi verga en su rayita, ella ya había tomado la almohada y la mordía mientras mi pene rasgaba el himen que me ofreció un poco de resistencia pero no pudo evitar ser roto, mi hija estaba llorando y se recargaba sobre mi pecho mientras me abrazaba fuertemente, ya que la macana había logrado hasta la mitad me detuve por unos instantes en espera de que el dolor en su panocha cesara un poco, ella levanto su cara después de unos segundos y me indico que podía continuar, empecé a metérsela poco a poco sintiendo como sus paredes vaginales apretaban firmemente mi verga proporcionándome gratas sensaciones a la hora de introducirla, la humedad en su vagina era muy buena y se resbalaba muy fácil hacia el fondo que por fin y después de unos segundos alcancé. Ya completamente dentro de ella comencé a menear mi cadera en círculos sin meter ni sacar el pito, solo en movimientos circulares para que ella pudiera acoplarse mejor a tener un intruso en su interior.

[Armando] –¿Ya te sientes mejor preciosa?-

[Viridiana] –Si papá, me dolió mucho... pero como dijiste ya se me esta pasando y estoy sintiendo muy rico en mi conchita.-

[Armando] –Muy bien preciosa, gózalo, esto te va a gustar mucho ¿Ya lo veras?-

Entonces y muy despacio me comencé a mover de adentro hacia fuera, tratando de ser lo más delicado posible para que ella en realidad lo disfrutaba, ahora yo le sobaba sus nalgas y en especial pasaba uno de mis dedos sobre su anito ella llevo sus labios hacia los míos continuamos besándonos mientras que mi pene salía y entraba de su vagina, la húmedad en su gruta aumento más y más y en unos pocos minutos alcanzo a tener su primer orgasmo producido por mi verga. Su cuerpo se tenso y los gemidos empezaron a escapar de su garganta sin que ella pudiera evitarlo, por entre sus labios vaginales y mi verga se escapaban los líquidos que se iban resbalando por mis huevos e iban bajando hasta mi culo.

[Viridiana] -¡Oh, si papí... que rico se siente esto! ¡dame más... mételo todo... oh así, si... ahhh... damelo... que rico se siente papá... nunca me imagine esto... más, más, más...!

Fue un gran orgasmo que dejo a mi hija tirada sobre mi cuerpo y respirando agitadamente mientras que sus labios se volvían a pegar a los míos para continuar con la lucha de lenguas que había interrumpido su venida. Mientras descansábamos por algunos minutos no dejábamos de acariciarnos y besarnos todo esto con la verga metida hasta el fondo de su vagina, yo podía sentir como de vez en vez su panocha me apretaba la verga gracias a la contracción de sus músculos.

Ya un poco más relajados continué con el mete saca en su vaginita que ahora me apretaba la verga con más fuerza, mis manos estaban sobre sus nalgas y nuestros labios unidos, sus gemidos nuevamente se comenzaban a escuchar por toda la habitación, las sensaciones que estaba sintiendo en la verga mientras penetraba a mi hija superaban todo lo antes sentido, en eso volteo hacia abajo para ver como se meneaba mi cuerpo bajo el de mi hija y lo que veo me deja atónito. Ahí parada en la puerta con su bata tirada en el piso el torso desnudo y una de sus manos bajo su bragas masturbándose febrilmente, con una cara de satisfacción y que cuando vio que voltee se sorprendió de la misma forma que yo, y rápidamente llevo uno de sus dedos a sus labios en señal de que guardara silencio, mi mujer, sí era mi esposa viendo como me estaba cogiendo a nuestra hija menor. En su rostro se reflejaba la lujuria y el placer que estaba sintiendo, ya enfocando un poco mejor pude notar gracias al reflejo de la luz como de su panocha escurría ya gran cantidad de jugos que se resbalaban por sus piernas.

Después del momento de destanteo y viendo que ya no había ningún problema por lo que estaba sucediendo continué cogiéndome a Viridiana quién también se sorprendió un poco cuando me quede detenido por unos instantes.

[Viridiana] -¿Qué pasa papá, oiste algo?-

[Armando] –No pequeñita... es solo que estoy disfrutando tanto esto que quise ver que decías si me detenía por un ratito.-

[Viridiana] -¡Hay papí no vez como estoy... me gusta... me encanta esto.. sigue cogiéndome!

La vagina de mi pequeña me seguía ordeñando la macana gratamente, mientras que mi esposa Marta se masturbaba, ahora pude ver como se quitaba las bragas y me enseñaba su linda panocha con unos pelitos bien arreglados y continuaba sobando su clítoris mientras que con la otra mano hundía uno de sus dedos dentro de ella, sus labios apretados para ahogar sus gemidos y su cabello negro meneándose mientras que su cuerpo se movía al ritmo de sus movimientos.

Ver toda esta escena me estaba llevando al limite de la calentura y mi hija también se estaba acercando nuevamente al orgasmo, pensando en que ya podría dejarla embarazada le pregunte.

[Armando] –¿Te gustaría probar la lechita de tu papí, hijita?-

[Viridiana] -¡Si papito... me encantaría... se ve que es muy rica!-

Entonces rodamos en la cama y yo quede encima de mi niña, deteniéndome con los brazos pude ver bajo de mi como ella estaba gozando y pronto sentí la humedad que invadía todo mi pene, trate de contenerme lo más posible mientras que Viridiana llegaba a su orgasmo nuevamente, los movimientos dentro de mi niña se hicieron más profundos y pausados mientras que ella se retorcía y gemía en gran satisfacción. A los pocos instantes de ella haber terminado yo empecé a sentir como en mis huevos se formaba mi orgasmo y entonces me separe rápidamente de su conchita y me puse a la altura de su pecho, le pedí que abriera su boquita y ella así lo hizo, al instante grandes chisguetes de esperma brotaron de la punta de mi pene y se fueron a estrellar en su cara, en su cabello, en su boca y finalmente las últimas gotas cayeron en sus hermosos senos. Fue un orgasmo brutal que me dejo completamente agotado, caí al lado de Viridiana y le di un largo beso en la boca, fue cuando Marta se acerco a nosotros y sin más ni más empezó a chupar de las tetas de nuestra hija todo el esperma ahí depositado, luego fue subiendo y con su lengua limpiaba todos los restos de semen que estaban por ahí y al final acariciando el cabello de Viridiana y con gran amor ella deposito un beso en los labios de nuestra hija y en segundos las dos se fundieron mientras que sus lenguas se enredaban y se daban el placer que produce este tipo de amor entre la familia.

Todos nos quedamos abrazados y recostados en la cama de mi niña por largos minutos, descansando de nuestros orgasmos y de la satisfacción que nos habíamos proporcionado en un acto de amor que había rebasado los limites de cualquier tabú que se haya establecido en la sociedad, sin el menor remordimiento en la mente de las tres personas que libremente accedimos a saciar nuestras necesidades de ser amadas y de la mejor manera que alguien puede expresarse el amor.

Después me entere de que ya Viridiana y mi esposa habían tenido una platica de lo que mi hija nos encontró haciendo a mi sobrina y a mi en la oficina y que mi esposa le había preguntado su sentir. Viridiana le comento que eso la había calentado mucho, que quería aprender a hacerlo y Marta le dijo que sería muy bueno que yo fuera su maestro ya que entre los dos siempre había mucha comunicación y amor. Marta me comentó también que ya desde antes sabía lo de Teresa y yo, y que también sabía lo de mi hermano y nuestra hija Sonia. Pero que no quería decir nada hasta que las cosas fueran tomando su rumbo y que además era algo que a ella la excitaba todo el tiempo. Luego nos levantamos y cada Viridiana se regreso a dormir a su habitación y nosotros a la nuestra, nuestro próximo encuentro queda pendiente.

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