Marcela (3ra parte)

Marce se encontraba estudiando en su recamara y yo entre para ayudarle un poco, era su libro de matemáticas y estaba resolviendo unos problemas, ya no le faltaba mucho para terminar así que solo me quede a mirar ya que mi Marce es muy inteligente y no necesitaba por ahora de mi ayuda. Luego de que termino me pidió que me quedara a platicar con ella un rato, las dos nos sentamos sobre su cama y ella me pregunto sobre lo que había pasado la otra vez con su padre, yo le comencé a explicar que era una forma de demostrarnos cuanto nos amábamos, ella se quedo pensando por algunos segundos y luego sin decirme más se abrazo a mi cuerpo, yo la abrace y luego me agache un poco para depositar un tierno beso sobre sus labios, mi hijita correspondió y luego de que nos separamos me dijo que le había gustado mucho sentir la lechita de su padre dentro de su boca, y me pregunto que si a nosotras nos salía lechita. Quede un poco desconcertada por su pregunta pero a la vez la excitación me invadió de inmediato, no le pude explicar nada pero no era necesario, me puse de pie y me comencé a bajar los pantalones de mezclilla que traía puestos, mi hija también comenzó a hacer lo mismo, se levanto su vestidito y se lo saco, lo arrojo al suelo y la pude ver solo con sus braguitas de algodón.

Yo termine de desnudarme por completo y entonces le dije que se pusiera a un lado de mi sobre la cama, yo me recosté sobre la cabecera y abrí mis piernas lo más que pude, luego comencé a masturbarme lentamente delante de mi pequeña pidiéndole que hiciera lo mismo, mis dedos se comenzaron a pasearse por mi rajada, despacito, localicé mi clítoris y le pedí a la pequeña que hiciera lo mismo, ella se busco su botoncito hasta que por fin lo encontró, luego le dije que sacara de su capuchoncito al pequeño clítoris, las dos lo hicimos y pronto ella soltó una fuerte risotada diciéndome que le daban cosquillas, le dije que se contuviera un poco y que con su dedo comenzara a mover lentamente la pequeña protuberancia, ella me obedeció y empezó a mover su dedo en círculos sobre su botoncito del amor, al poco rato las dos estábamos gozando de lo lindo con nuestra masturbación, yo por mi parte alcancé un fuerte orgasmo que hizo que todo mi cuerpo vibrara y mis jugos comenzaron a escapar de mi rajada, la niña aún tardo un poco pero también llego a lo que pudiéramos llamar un orgasmo, cuando termino ella entonces me baje un poco más y abrí las piernas todo lo que pude, le dije a la chiquilla que se acercara a mí, ella se coloco en medio de mis piernas y yo le dije que viera bien el jugo que salía de mi panocha, ella estuvo viéndolo por algunos minutos y luego paso su manita por mi rajada para tomar un poco del líquido con su manita.

Luego de analizarlo bien me volteó a ver y me pregunto que si esta lechita también se la podía tomar, yo me sentí aún más caliente y entonces sin dudarlo por mucho tiempo le dije que si, que para poder tomársela ella debería de chupar mi botoncito hasta que la leche saliera de mi hoyo y ella se la pudiera tomar, me pidió que si lo podía hacer. Por supuesto que lo puedes hacer le dije y entonces la niña se agacho entre mis piernas y puso su lengüita en la parte alta de mi panocha, busco por algunos segundos mi clítoris y luego lo comenzó a lamer proporcionándome deliciosas oleadas de placer que en pocos minutos me llevaron a alcanzar un segundo orgasmo, la niña entonces se dio cuenta de que el líquido estaba fluyendo de mi rajada y se lo comenzó a beber. Mis gemidos debieron haberse escuchado por toda la casa, pero la niña también estaba completamente concentrada en su labor y no paro hasta beberse todos los líquidos que salían de mí.

Por supuesto que no iba a dejar que la niña se perdiera de la siguiente parte y entonces le pedía que se acostara sobre su cama y que abriera bien sus piernitas; mi hijita se veía sumamente cachonda acomodada de esa manera en la cama me hinque en el suelo y la tome por las piernitas, se las separe un poco más y me incline para acercarme a su conchita, saque mi lengua y se la pase por toda la rayita. Así lentamente se la comencé a mamar, mí niña se comenzaba a retorcer por el placer que empezaba a experimentar y a los pocos minutos de estársela mamando ella me regalo sus jugos, luego de estar bebiendo de ella hasta que se acabo su venida; las dos nos acostados en la cama y nos comenzamos a besar en la boca, esta vez mi lengua se unió a la de ella en un apasionado beso que se prolongo por varios minutos.

Las manitas de mi pequeña entonces se pasearon por mi cuerpo, ella se intereso mucho en mis senos, los acaricio por varios minutos y luego se dedico a jugar con mis pezones, los logro poner completamente duros, entonces le pedí que me los mamara, ella acerco su carita hasta uno de mis pechos y lo comenzó a mamar, ya sabía como hacerlo así que no le costo mucho trabajo, mis manos entre tanto se recreaban en sus ricas nalguitas y uno de mis dedos comenzó a escarbar para tratar de penetrar su ano. Busque su entradita trasera y por fin la encontré, ensalive mi dedo y lentamente se lo fui enterrando hasta que la mitad de mi dedo se encontraba dentro de su culito, estábamos tan calientes las dos que no escuchamos cuando la puerta de la entrada de la casa se abrió.

Mi marido nos estaba observando desde la puerta de la habitación con su verga en la mano, meneándola lentamente y en silenció, yo lo vi pero la excitación no me permitió reaccionar, él se acerco lentamente hasta donde estábamos las dos y entonces cuando lo vio Marce se paro y lo abrazo, él la beso en los labios y la abrazo, luego bajo sus manos hasta su culito y se lo comenzó a acariciar.

Le pidió a nuestra pequeña hijita que se la mamara y ella gustosa comenzó a tragarse el hermoso palo de mi marido, yo desde mi lugar podía apreciar como ella guiaba la verga con su manita hasta su boquita, puso sus labios en la punta de la verga y luego los fue abriendo ampliamente para dar cabida a la gruesa cabeza del pito de su padre, poco a poco más y más verga entro en su rica boquita hasta que una cuarta parte de ese hermoso pito se perdió dentro de su garganta, mi marido comenzó a moverse de adelante para atrás como cogiéndosela por la boca, mi niña seguía los movimientos de su padre con su manita aun sobre el caliente palo que le penetraba la boca. Yo me coloque detrás de mi niña y le empecé a besar sus nalguitas, veía como su ano latía desde mi posición, y entonces le puse mi lengua en el y se lo comencé a mamar.

Era una escena sumamente caliente, mi marido parado con la verga de su hija en la boca y yo detrás de ella que estaba hincada sobre la cama chupándole su culito. A los pocos minutos de estar en esas circunstancias mi esposo comenzó a llenar la boquita de nuestra pequeña con su leche caliente, esta vez la niña se trago toda sin dejar ni una sola gota fuera, yo por mi parte tuve otro fuerte orgasmo ya que una de mis manos estaba hurgando en mi entrepierna y por fin consiguió que me viniera.

Por supuesto que aumente los movimientos en el culito de la niña pero la posición en la que estaba me dificultaba acceder a su vaginita así que la cambie de posición, le pedí a Marcela que se acostara boca arriba con sus piernitas bien abiertas, ella me obedeció e inmediatamente se acostó, su rosada vagina se veía deliciosa y por supuesto que no dude en empezar a mamársela, me empine sobre su entrepierna y comencé mi labor… mi lengua comenzó a recorrer lentamente su rayita, reconociendo muy bien el virgen terreno, despacio fui introduciendo poco a poco la lengua hasta que por fin pude sentir su caliente interior, cuando Marce sintió que acariciaba sus entrañas pego un pequeño brinquito y su respiración comenzó a agitarse más. Continué meneando mi lengua dentro de la panochita de mi niñita y después de un ratito comencé a buscar su pequeño clítoris; por fin pude localizar el pequeño botoncito y empecé chuparlo delicadamente, mi hija se comenzó a retorcer de placer, leves gemidos escaparon de su boquita.

Viendo mi culo al aire por supuesto que mi marido no tardo en posicionarse detrás de mi y empujar su dura tranca dentro de mi mojada panocha, fue delicioso sentir la penetración en esa situación, nuestra pequeña estaba súper atenta a lo que estaba pasando y veía como su padre me empezaba a coger mientras que yo le estaba dando lengua, varios minutos más continuamos en esas circunstancias hasta que los fuertes gritos de la niña me indicaron por fin que la estaba logrando hacerse venir en un fuerte orgasmo, su cuerpecito se tenso por algunos segundos en los cuales mi lengua se movió más y más rápido sobre su clítoris, después sus líquidos interiores empezaron a inundar su hoyito y yo me los bebí sin dudar, en lo que ella terminaba de venirse mi propio orgasmo inició y justo cuando el mío iniciaba sentí como la leche de mi marido invadía mis entrañas, entre los dos gemimos y gritamos hasta que por fin nuestros sexos quedaron completamente satisfechos de placer y luego los tres quedamos acostados en la cama de mi pequeña y descansamos por algunos minutos, luego los tres nos fuimos a bañar y para terminar esa noche nos acostamos todos juntos y bien abrazados en la cama matrimonial de nuestra recamara.

CONTINUA

Marcela (8): cabello oscuro, blanca.