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Maria Fernanda (03: La penetracion)

en Amor filial

Maria Fernanda III (La penetración)

Mi garrote estaba completamente duro de nueva cuenta, me puse de pie a un lado de Maria Fernanda y nuevamente le presente mi verga frente a su cara para que la volviera a mamar, ella no tardo mucho en entender que era lo que yo quería, su mano derecha tomo mi verga y meneo la piel de esta sin perder detalle de lo que estaba haciendo, sus ojitos brillaban por la excitación que sentía, luego de unos minutos de masturbarme ella abrió su pequeña boquita e interno mi instrumento, su calidez me invadió de inmediato, sus labios y su lengua fueron acariciando suavemente mi tranca que se iba perdiendo poco a poco hasta que solo la mitad de mi palo quedaba visible y de nueva cuenta de regreso hasta la cabeza, ahí le enseñe que debería de darle primero unas succionadas y luego unas lengüeteadas a esta, su capacidad de aprendizaje nuevamente quedo de manifiesto ya que de inmediato sus caricias sobre la punta de mi pene se hicieron más y más expertas.

Ya pasados unos momentos y viendo que mi verga estaba completamente dura de nueva cuenta y lista para venirse de nuevo le dije a Maria Fernanda que se acostara de nuevo pero ahora si hasta arriba de la cama, su cabeza se posó sobre las almohadas y yo me subí y me puse de rodillas entre sus piernas a las cuales tome y abrí de par en par, apunte la cabeza de mi pene a la entrada de su rajadita y la pose sobre sus labios. Por largos instantes me quede pensando si ella podría soportar el tamaño de mi pito ya que no quería lastimarla y entonces decidí comentárselo para que no hubiera ningún problema.

[Rogelio] –Oye pequeña, lo que ahora te voy a hacer es meterte mi pito en tú rajadita… pero esto te va a doler ya que es la primera vez… me gustaría saber si es que sientes demasiado dolor… ¿Te parece?-

[Maria Fernanda] –Si tío… si siento que me duele mucho, mucho te lo aviso… pero tú crees que me quepa tu cosa en mi conchita… yo la veo demasiado grandota…-

[Rogelio] –Mira, de que te va a doler te va a doler… pero… vamos a ver que pasa y si algo va saliendo mal entonces le paramos… ¿Estas de acuerdo?-

[Maria Fernanda] –Esta bien tío… yo te aviso lo que voy sintiendo.-

Me lleve los dedos de mi mano derecha a la boca y puse un poco de saliva en ellos, luego me la unte en el glande y repetí la operación de nueva cuenta, ya estaba bien lubricado mi pito, era hora de ver que era lo que sucedía, lentamente empuje mis caderas para que la cabeza de mi vega se abriera paso entre los apretados labios vaginales de mi sobrina, poco a poco los rosados labios se abrieron permitiendo que la punta de la cabeza penetrara en el interior de su vagina, iba muy despacio, apenas había entrado la mitad de mi glande, empuje otro poco más y por fin entro toda la cabeza completa, ahí me detuve e inicie un lento mete y saca solo con la cabeza para permitir que sus labios se fueran acoplando a sentir algo adentro de su panochita.

[Maria Fernanda] –Se siente rico tío… hasta ahora no me ha dolido…-

[Rogelio] –Espera pequeña, apenas estamos empezando.-

Empuje un poco más profundo, ahora ya empezaba a sentir un poco de resistencia por parte de los apretados pliegues del túnel, continué con el mete-saca pero ahora empujando un poco más en cada arremetida, la tercera parte de mi verga ya se perdía dentro de ese huequito que me apretaba de manera tan increíble, mis manos estaban sobre sus senos acariciándole los erectos pezones. Mientras la bombeaba ya se podían escuchar leves chasquidos provocados por nuestros jugos y la entrada y salida de mi pene.

Empuje con un poco de más fuerza y por fin me tope con la tela de su himen, ella dio un leve brinquito cuando sintió que yo chocaba con la delgada membrana. Me quede quieto por unos instantes viéndola directamente a los ojos, la niña me miro profundamente comprendiendo que algo había pasado o iba a pasar.

[Rogelio] –Ya llegue a tu virginidad mi amor… es una telita que tengo que romper… pero esto si te va a doler un poco ¿Quieres que siga?-

Mi sobrina no dijo nada pero asintió con la cabeza en señal de aprobación, le pase una almohada y se la puse en la boca sin cubrir sus ojos con ella después puse mis manos sobre la cama y a los costados de ella, me acomode para que la arremetida fuera lo más rápida y profunda posible, no quería hacerla sufrir mucho. Eleve mis caderas sacando un poco mi pene y metiéndolo nuevamente para ir preparando el terreno, me mantuve suspendido por unos segundos, ella recibió el mensaje y mordió la almohada con todas sus fuerzas, justo en ese instante yo deje caer todo mi peso sobre mi pene, esté se abrió paso rápidamente a trávez del himen y lo rasgo, los ojos de Maria Fernanda se abrieron muy grandes y después de soltar un enorme grito que fue apagado por la almohada, gruesas gotas de lagrimas escurrieron por sus mejillas. Le quite la almohada y sin salirme de ella acerque mi cara a la suya para reconfortarla, la bese y lamí sus lagrimas, ella entre susurros me dijo:

[Maria Fernanda] -Me duele mucho… mucho tío…-

Sin contestar nada pero tampoco sin moverme continué clavado a ella ahora acariciándola por todo el cuerpo, dejo de llorar y entonces yo inicié el camino de regreso, mi verga no había entrado por completo en la panocha de ella pero por ahora eso no importaba, lo que quería verificar era si no había un daño en ella, saque mi verga por completo y pode notar que la cantidad de sangre que está tenía no era suficiente como para que algo más se hubiera desgarrado dentro de mi hermosa sobrinita, de nueva cuenta le clave mi garrote y lentamente se lo fui hundiendo hasta mas o menos la misma distancia a la que había entrado por primera vez, un lento mete-saca inicio ahora si metiendo y sacando mi verga hasta la cabeza y de nueva cuenta hasta ese punto ya que no entraba más y no quería forzar a su ya de por si maltratada panochita. Mi verga se perdía dentro de ella un poco más de la mitad, digamos como tres cuartas partes, lo suficiente para proporcionarme un enorme placer ya que sus músculos vaginales me apretaban de manera formidable e increíble.

Poco a poquito el dolor se le fue pasando y el placer se empezaba a apoderar de ella, sus gemidos empezaban a escapar de sus labios sin que ella lo pudiera evitar, sus jugos vaginales empezaron a lubricarnos y ahora mi verga ya se deslizaba muy suavemente dentro de esa rica grutita, me agache para besarla, sus ojos me miraban con el amor expresado al máximo. Nuestras lenguas se enroscaron mientras que nuestros labios succionaban la saliva del otro en un prolongado frenesí.

Me rodé y entonces ella quedo encima de mi, nos abrazamos y ella fue ahora la que se empezó a clavar en mi tranca, sus caderas se movían rítmicamente y yo podía sentir como cada milímetro de mi verga era devorado por su vagina mientras que los labios de la misma se estiraban y se contraían mientras que el palo entraba y salía.

Yo no iba a tardar mucho tiempo en descargarme, la forma en que mi sobrina apretaba su vagina sobre mi tronco me estaba llevando cada vez más cerca de mi orgasmo, la tuve que detener en determinado momento para evitar venirme, le saque mi verga y me baje a mamarle la panocha para que mi verga se tranquilizara un poco de ser posible y tratar de prolongar más el placer. Esperé hasta que ella se viniera de nuevo para dejarla descansar un poco también.

Después de relajarnos por unos cuantos minutos nuevamente ella se monto sobre mí y con su manita guió mi verga a la entrada de su vagina y se la fue metiendo hasta donde pudo, sus movimientos eran lentos y profundos y de nueva cuenta esa dulce sensación de cómo me apretaba la tranca. Maria Fernanda estaba agarrada de la cabecera de la cama y sus caderas se meneaban para adelante y atrás permitiendo que mi duro pene se enterrara y saliera de su gruta cada vez mas mojado por sus jugos y los míos, cada vez los movimientos se hicieron más rápidos, mi sobrina ya empezaba a sentir como su orgasmo se acercaba y yo no andaba muy lejos de lo mismo, ella empezó a gemir cada vez más hasta que un pequeño gritillo de placer escapo de sus labios y un gran orgasmo le empezó a invadir todo sus ser, pude percibir como se humedecía más el interior de su gruta y esto fue el detonador para que con gran potencia grandes chorros de esperma estallaran en lo más profundo de su panocha. Cuando ella sintió el liquido invadir su interior un nuevo orgasmo se precipito en sus entrañas y más gemidos escaparon de su boca, fue un gran orgasmo para una niña de su edad, toda mi verga escurría de sus líquidos y mi esperma, todavía continuamos moviéndonos unos segundos hasta que desmadejada y agotada ella cayo sobre mi pecho para luego prenderse de mis labios en otro prolongado beso de amor.

[Rogelio] –Fue fantástico hacerlo así con tigo mi niña.-

[Maria Fernanda] -¡Oh tío! Nunca me imagine que esto pudiera sentirse… es algo riquísimo… pero es muy agotador…-

[Rogelio] –Si mi reina, es lo más rico en la vida… y más con alguien como tú, tan linda y joven… eres muy hermosa y verte así… ¡wao!-

Yo me incorpore para recoger las cobijas y taparnos, nos abrazamos y después de un tierno beso nos quedamos profundamente dormidos.

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