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Las niñas consentidas (02)

en Amor filial

Las niñas consentidas II

Bien pues como en el relato anterior les comente Juanita ya no tendría que ir a la escuela y tendríamos el tiempo libre para disfrutarlo como deseáramos. Para festejar nos fuimos a comer unas pizzas que a ella tanto le gustan y después de comprarle otros tantos regalos nos fuimos de regreso a la casa, rápidamente cada uno subió a su habitación para asearse y quedamos que después nos encontraríamos en la alberca. Llegando a mi habitación me tome las cosas con calma, me metí a bañar, me aseé los dientes y me puse un traje de baño ajustado con el cual se me marcaba muy bien el bulto. Luego salí al patio de la alberca y me recosté sobre una toalla bajo la sombra de un parasol.

Juanita tardo unos veinte minutos más en bajar a la alberca y cuando apareció me llamó para que la volteara a ver. Al levantar la vista me lleve una agradable sorpresa Juanita estaba parada a mi lado con un bikini de color rojo que le quedaba perfecto en su delgado cuerpo, su tersa piel morena resaltaba muy bien los colores de la prenda, la tanga se le ajustaba muy bien a su cuerpo y se le marcaba muy bien la rayita de su panocha, por la parte de atrás ella se tragaba un poco la prenda marcando muy bien los cachetes de su culo que el día anterior había perdido su virginidad. Me puse de pie y nos pusimos a jugar en el agua, nuestras manos recorrían nuestros cuerpos ya sin ningún pudor aunque ella a la hora de poner la mano sobre mi paquete todavía dudaba un poco.

Luego de divertirnos en la alberca nos salimos y yo me acosté sobre la toalla en la que había estado momentos antes, le dije a Juanita que se pusiera a mi lado y nos empezamos a besar, las manos de ella acariciaban mi pecho mientras que nuestras lenguas se enredaban en un apasionado y húmedo beso. Mis manos no se estaban quietas y pronto que quite el sostén del bikini para dejar al descubierto sus lindas tetas con esos pequeños pezones erectos y color canela, separe mis labios de su boca y los lleve a cada uno de sus senos, lamiendo y chupando esas dos tiernas bolitas de carne fresca y tersa.

Me arqueé sobre mi espalda para bajar mi traje de baño, mi verga parada salió disparada como un proyectil y pude ver como los ojos de mi pequeña amante se posaron sobre de ella y una de sus manos la sujeto firmemente para empezar a masturbarme despacio. Yo disfrutaba como la mano de ella se movía sobre el tronco de mi garrote caliente, que ya dejaba escapar un par de gotas de líquido lubricante, la detuve y entonces me hinqué delante de ella para irle bajando lentamente las bragas de su bikini rojo dejando desnudas sus preciosas nalgas y su peloncita vagina. Luego la senté en una de las sillas que están alrededor de la alberca y yo me puse delante de ella poniendo mi verga a la altura de su cara, le fui indicando que es lo que tenía que hacer para mamarme la verga, ella abrió los labios como yo le había indicado y lentamente se fue tragando la punta de mi erecto pene la calidez de su saliva iba invadiendo despacio la piel de mi pito mientras yo desde arriba veía como la longitud de mi pene se perdía en la boca de la niña. No lo podía creer pero la mitad de mi verga ya se perdía en la boca de mi pequeña amante y continuaba tragándose más y más de mi tronco hasta llegar casi a la base, solo le habían faltado como unos tres o cuatro centímetros, coloque las manos sobre su cabeza y la fui guiando para que ella aprendiera el ritmo al que debería de mamar mi verga.

En unos instantes ella sola empezó a menear su cabeza metiendo y sacando mi pito de su boca al ritmo que yo le había indicado. La sensación que su pequeña boca producía sobre mi verga era increíble podía sentir como su lengua se paseaba por toda la longitud de mi miembro y como sus dientes apenas rozaban un poco, ella trataba de abrir la boca lo mas que podía pero de rodas formas me apretaba deliciosamente mientras entraba y salía. Con sus manitas ella acariciaba mis nalgas y mi espalda y de vez en cuando llevaba una de sus manos a mi verga para masturbarme un poco mientras descansaba su boca de tanto mamar, para que ella no se cansara del todo en varias ocasiones la tome de la cabeza evitando que ella se moviera y entonces yo empezaba a mover mi cadera para que la verga siguiera entrando y saliendo de esa rica cavidad húmeda, mis movimientos iban cada vez más y más rápido, pronto iba a eyacular.

[Gerardo] -¡Oh mi amor, que rico lo haces! Sigue… no dejes de apretar así, pronto me va a salir la lechita como anoche en la película, no vayas a desperdiciar nada, trágatela toda.-

Solté su cabeza y entonces ella continuó con el movimiento que minutos antes llevara, su boca se tragaba mi tranca y la ensalivaba produciendo un delicioso y excitante sonido que hacía que mi sangre hirviera todavía mas de lo que ya la tenía. Mis huevos se contrajeron y empecé a sentir ese exquisito cosquilleo que se tiene cuando uno se va a venir y sin más rápidamente empezaron a escapar de la punta de mi pene grandes chisguetes de semen que mi linda Juanita trataba de tragarse, pero a pesar de su esfuerzo un poco de leche empezó a escapar de su boca cayendo por su barbilla y goteando para mojarle sus pequeños y hermosos senos color canela. Yo por mi parte estaba disfrutando demasiado de ese orgasmo que se prolongaba y prolongaba hasta que no pude más y me tuve que tumbar en la toalla mientras trataba de que mi respiración tomara su ritmo normal, Juanita seguía tragándose lo que podía del semen que le había depositado en la boca hasta que por fin lo logro y se sentó a mi lado para terminar de tragarse los restos de esperma que aun escurrían en mi palo, con su lengua y la boca fue limpiando el semen que quedaba mientras mi verga iba perdiendo la dureza, ella termino su trabajo y se acostó a mi lado, yo la volteé a ver y con ternura la bese en los labios para demostrarle mi amor, el sabor de mis mocos mezclado con su saliva era un néctar sexual delicioso.

Después de descansar por unos minutos la acosté a ella sobre la toalla boca arriba y entonces fui yo el que le comenzó a comer la conchita, mi lengua se perdía en su interior y luego recorría los labios de arriba hacia abajo para lubricarla bien, su pequeño clítoris ya estaba erecto y no me costó trabajo colocarlo entre mis labios y chuparlo y lamerlo para que ella tuviera su primer orgasmo, lamí todos los jugos que escapaban de esa deliciosa rajita que se me ofrecía completa, luego con mi lengua la penetraba lo mas profundo que podía para que su satisfacción fuera mayor, los gemidos que de su garganta escapaban me indicaban que ella estaba gozando deliciosamente de cada unos de los orgasmos que iba teniendo mientras mi boca y lengua hacían su trabajo en la vaginita de mi bella amante Juanita, mis manos estaban sobre sus senos y los dedos jugaban con los pezones duros de ella. Me detuve cuando ella llego a su cuarto orgasmo y me dijo que ya no podía mas, entonces me recosté a su lado y mientras nos besábamos y acariciábamos fuimos viendo como se perdía la tarde, descansando de las gratas sensaciones que ambos habíamos logrado con nuestros respectivos orgasmos, los dos estábamos felices, riendo y jugando entre nosotros, luego nos quedamos profundamente dormidos por el cansancio que ya nos invadía, cuando yo logre despertar ya estaba oscuro y hacía un poco de frío pero no me quise mover para no despertar a mi linda novia, me puse a admirarla mientras dormía, su linda cara rebosando de alegría, su cabello lacio cayendo por los costados de su delgada cara, su cuerpo desnudo con sus senos pequeños y sus pezones erectos, su vagina aun húmeda por las mamadas que le había dado y un poco abiertos sus labios mostrando algo de la carne rosada en el interior de su conchita, su clítoris ahora ya escondido en su bolsita y sus piernas delgaditas y largas que tenían ya una maravillosa silueta que hacía una perfecta combinación con el color moreno de su tersa y suave piel. Después de unos minutos más ella se despertó y ya sin ganas de cenar nos fuimos a costar a mi cama después de bañarnos para así continuar al día siguiente con su placentero aprendizaje sobre el sexo.

Juanita había resultado ser una excelente alumna y ya hacía muy bien las cosas que yo le enseñaba, para esta mañana los dos nos fuimos a bañar, mientras que nos enjabonábamos no dejamos de manosearnos.

Mi nueva novia ya no tendría que acudir al colegio y por lo tanto yo decidí tomarme un par de días en la oficina, al fin de cuentas para eso soy el dueño, toda la tarde nos la pasamos chupándonos y dándonos el máximo de los placeres. Por el momento mi intención no era desvirgarla sino que se fuera acostumbrando a mi. Los días se pasaron demasiado rápido entre tanto placer que ambos experimentábamos y cuado por fin llego el viernes mi esposa y mi hija llamaron para avisarme que llegaban en el vuelo de la tarde y que fuera por ellas al aeropuerto.

Por supuesto que ya Juanita sabía que de lo nuestro no se debería de mencionar nada y que sería entre los dos un gran secreto y que cuando hubiera oportunidad nos amaríamos.

Al verlas en el aeropuerto ambas se veían preciosas, mi esposa y mi hija corrieron para abrazarme mientras que Juanita permanecía a mi lado tomada de mi brazo, a ella también la saludaron muy efusivamente y luego de esto los cuatro nos dirigimos al automóvil para ir a cenar a un lugar que les encanta a ellas. Después de la cena fuimos a la casa y mi esposa y Paula se fueron a acostar temprano por el cansancio del viaje.

Juana y yo nos quedamos mirando televisión en la sala y entonces se dio una oportunidad para hacer el amor, comenzamos a besarnos mientras que estábamos sentados en el sofá y mis manos empezaron a buscar las delicadas pieles de la niña, sus pezones se erectaron a mi contacto y entonces salió la blusa de mi amante, yo me puse de pie para desnudarme por completo mientras que mi bella amante permanecía sentada en el sofá, cuando por fin logre despojarme de mis ropas, me coloque frente a ella ofreciéndole mi dura verga, ella la tomo con sus manitas y la guió hasta su boca comenzando a hacerme una mamada fenomenal, mi miembro entraba y salía de su boca a gran velocidad, su lengua se paseaba por todo el tronco y cuando llegaba a la cabeza me daba un trato muy especial, sus pequeños senos se bamboleaban mientras que su cabeza se movía de adelante para atrás, mis dedos se apoderaron de sus pezones y comencé a pellizcárselos delicadamente mientras que de vez en vez masajeaba con toda la palma de mi mano sus senos.

Cuando sentí que estaba a punto de venirme por la mamada que me estaba dando mi joven amante la detuve y la puse de pie sobre el sillón para unir nuestros labios y nuestras lenguas, el beso se prolongo por largos minutos mientras que mis manos se paseaban por los firmes glúteos de delicada piel bajo la minifalda de color negro, me apodere del elástico de sus bragas y jale hacia abajo para que la prenda fuera dejando al desnudo esa hermosa parte de niña que tanto me había echo gozar, cuando la prenda salió por sus piecitos mis manos retornaron a sus nalgas pero esta vez sin barreras que detuvieran mis avances, uno de mis dedos se poso sobre su ano tratando de hurgar en su interior pero mi nena todavía no estaba lubricada de esa parte, la otra mano empezó a sobar su calida vagina que ya manaba sus jugos de hembra, con uno de mis dedos me paseaba por el largo de la lisa rajadita, Juanita empezó a gemir por la satisfacción que le estaba proporcionando, su lengua se enredaba con la mía en un interminable beso mientras que sus pequeñas manitas se paseaban por todo lo largo de mi pene.

Pronto mi pequeña amante me pidió que la penetrara, la indique que se colocara hincada sobre el sillón y con la cara hacía el respaldo, sus nalgas hermosas quedaron paraditas y listas para ser penetradas, pero antes baje y empecé a mamarle su concha y su clítoris y luego su ano, ella ya no podía más y tuvo su primer orgasmo mientras que mi lengua la penetraba por la vagina, me llego el sabor de sus jugos y lamí con más ahínco sus labios vaginales y el interior de su gruta.

Después de que ella logro calmarse un poco por su orgasmo mi lengua paso a su ano al cual comencé a dilatar metiendo uno de mis dedos, juanita no paraba de gozar mientras que mi dedo se perdía en el interior de su calido agujerito trasero. Cuando note que ella ya estaba lista para recibirme me puse de pie y apunte mi verga a la apretada entrada posterior, la cabeza se coloco amenazante en el huequito y mi cadera inició la presión para que lentamente mi verga se fuera perdiendo en el culo de Juanita, en pocos minutos la cabeza de mi pito se perdió dentro del apretado ano el cual se estiraba lo máximo para recibirme, cuando llegue a la mitad ella empezó a empujar sus caderas para atrás haciendo que la penetración fuese mucho más rápida, pronto mi vega se perdió por completo dentro de ese delicioso túnel y cuando mi bolas golpearon la vagina de ella inicié el bombeo, primero saliendo y entrando lentamente para luego ir aumentando la velocidad, era delicioso ver como mi verga se veía enorme entrando y saliendo de esas pequeñas nalguitas de niña, una niña la cual gozaba como loca todo lo que recibía de mi.

Las sensaciones se fueron agolpando en mis testículos y después de que Juanita logro venirse por segunda ocasión en la noche fue cuando le empecé a llenar el culo de mis calientes jugos, ella en ese instante tuvo un tercer orgasmo que hizo que de su garganta escapase un pequeño gritito de satisfacción que posiblemente se escucho por toda la casa, en ese instante nada más nos importaba, pero afortunadamente mi esposa y mi hija se encontraban ya profundamente dormidas y no hubo más problema, posiblemente hubieran confundido el gritillo con el ruido de la televisión.

Mi semen comenzó a correr por las piernas de mi hermosa novia mientras que mi verga seguía entrando y saliendo de su ano, sus caderas se movían aún en círculos y todavía unos cuantos chisguetes más de esperma salieron de mi pito para estrellarse en sus intestinos, los dos nos quedamos rendidos después de esa deliciosa cogida y nos volvimos a sentar en el sillón sin dejar de besarnos y acariciarnos, luego, como a la media noche y después de asearnos un poco cada uno nos fuimos a dormir a nuestros respectivos cuartos.

CONTINUA

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