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La farmacia

en Gays

La farmacia

Cómo todos los días a la salida del colegio pasaba a la farmacia a jugar en las maquinitas de video, varios compañeros nos gastábamos ahí la suma completa que nuestros padres nos daban para el lunch del recreo. Don Norberto encargado del local siempre nos trataba bien, nos cambiaba los billetes por monedas y esas cosas, a veces nos pasábamos buena parte de la tarde jugando ahí.

Don Norberto tiene unos 50 años y es un hombre de cuerpo delgado, cabello oscuro y cara agradable, a veces cuando no tenía clientela se acercaba a las maquinas para ver como jugábamos el Mortal Combat y hasta algunas apuestas se organizaban para ver quien era el mejor, yo entre ellos modestia a parte. Por este motivo era de los que más tiempo permanecía en la farmacia jugando el mentado juego.

Una de esas tardes me quedé solo en el video pues el único rival que me quedaba se tuvo que ir al ver venir a su madre por la calle opuesta, no llegó nadie y como no quería ir para mi casa pues a esas horas no llegaba todavía nadie me puse a platicar con Don Norberto. Entre esas platicas y viendo que no me retiraba el señor me dejó entrar detrás del mostrador y seguimos conversando. La plática se fue por el lado de las novias y entonces fue que él me preguntó si yo ya tenía una.

Claro que no… ¿Cómo cree? – contesté riéndome

Vamos pero si eres un chico bien parecido.

Pues no sé, pero las chicas se me hacen muy bobas.

No me digas que no te gusta ninguna.

Bueno algunas sí, pero…

Mira ven… te voy a enseñar algo.

Nos metimos por entre los anaqueles a la parte trasera de la farmacia y ahí había un cómodo sillón que se encontraba frente a una televisión, Don Norberto la encendió y se sentó en el sillón, me hizo una seña para que me sentara a su lado.

Me acomodé y el entonces tomando el control remoto de una video casetera pulsó el botón de Play. Una película comenzó y vaya, era una porno. Obviamente yo ya había visto algunas así que no me asuste y entonces comencé a observar la pantalla aunque un poco inseguro. Don Norberto no dijo nada, también estuvo viendo las explicitas escenas sexuales en que se veía a una chica penetrada por una enorme verga, primero por la panocha y luego por el culo.

No pude evitar el tener una enorme erección que traté de disimular bajando un poco mi suéter, después la chica de la película se puso a mamar el nabo del tipo hasta que éste eyaculó en su boca y ella se bebió todo el espeso y blanco semen.

¿Qué te ha parecido? – dijo él sacándome de mi estupefacción.

¡Fuerte!

Viste como se la metía completamente…

Sí… y luego todo lo que se tragó.

Si, eso le gusta a las chicas.

¿De verdad?

Claro…

La platica continuó más o menos en esos mismos términos y después de que mi erección se bajó me levanté, Don Norberto me acompañó entonces hasta la entrada y me despedí de él.

Desde ese día se volvieron a repetir mis visitas al interior de la farmacia, siempre veía con Don Norberto alguna película nueva que el llevaba y después platicábamos un poco sobre lo que habíamos visto.

¡Que verga tan grande tenía ese Güey! – comentó él.

Sí… parecía caballo.

Imagínate lo que sintió esa pendeja cuando se lo metió…

Sí… le ha de ver dolido.

Oye… ¿te puedo preguntó algo?

Si, claro.

Tú… ¿Ya te masturbas?

Nooo…

¿Nunca te has masturbado?

No…

¿Cómo?

Pues no sé…

Vamos a tu edad yo ya me la movía… Espera…

Don Norberto fue a la parte del mostrador y poco después escuché como cerraba la cortina de la farmacia, al poco tiempo regresó y puso otra película sin decir nada, cómo de costumbre me puse a verla y no pude evitar que mi verga se pusiera dura nuevamente y justo a la mitad de la película él se levantó y se sentó más cerca de mi. No presté la mayor atención y continué viendo las imágenes. Pocos minutos después sentí cómo la mano del encargado me tocaba la dura riata por encima del pantalón y me puse sumamente nervioso, él continuó moviendo su mano palpando y apretando mi tronco, yo no me moví pues sentí algo rico. Don Norberto bajó el cierre de mi pantalón y metió su mano buscando mi verga qué no tardó en salir de entre mis calzones. Su mano me apretó ligeramente el tronco y con movimientos lentos la comenzó a subir y bajar lentamente. Yo no me atrevía ni a voltear a verle y continué con la vista fija en la pantalla pero ya sin ver la película.

Yo después de varios minutos cerré los ojos y me dejé llevar por el cúmulo de sensaciones tan agradables que estaba experimentando, se detuvo unos instantes la mano y sentí cómo él se levantaba del sillón, se hincaba frente a mí y a los pocos segundos sus manos me desabrochaban el cinturón y quitaban el broche del pantalón azul de la primaria, me quitó los zapatos y los calcetines y luego sentí como me jalaba los pantalones que con todo y calzón se deslizaron cuando levanté un poco las caderas. Las manos de Don Norberto me recorrieron las piernas desde la rodilla hasta el inició de mi vientre, tomó de nuevo mi dura verga ahora libre de todo y comenzó a moverla lentamente una vez más.

¿Te gusta cómo te la meneo?

No contesté, solo moví afirmativamente la cabeza.

Dímelo con palabras… ¿Te gusta cómo te la meneo?

S… sí…

¿Quieres que me detenga?

No…

Abre los ojos.

Abrí los ojos y lo vi hincado frente a mi mientras me movía la barra, él se agachó entre mis piernas y sentí como su boca me devoraba la tranca mientras que me miraba directo a los ojos, su boca se metió profundamente mi garrote y lo chupó de una manera deliciosa siempre mirándome y yo viendo como me lo hacía.

Comencé a sentir entonces algo completamente satisfactorio, algo que nunca antes había experimentado y echando para atrás mi cabeza me abandoné, en seguida sentí como de mi pene escapaban disparos potentes qué Don Norberto se tragaba completamente, gemí y él no dejó de mover su cabeza para meter y sacar mi pene de su boca hasta que por fin perdí la dureza.

¿Te gustó?

Sí… nunca creí que…

¿Qué que?

Que los hombres lo hicieran…

Pues cuando quieras lo podemos repetir y además te voy a enseñar otras cosas.

Esa fue la primera ocasión y a esta se iban a seguir otras más, tres días después pasó lo que a continuación les narro:

Luego de que se fueron todos Don Norberto cerró la farmacia y nos refugiamos en la parte trasera como de costumbre, esta vez él me ordenó que me desnudara completamente, no dudé y lo hice inmediatamente, mi verga ya estaba completamente dura, para mi sorpresa vi también como el se desnudaba enteramente y pude verle su grueso y largo con muchos vellos encima de él. Me hizo sentar en el sillón y me lo mamó nuevamente como la ocasión anterior, esta vez el se masturbaba con la mano su duro garrote; no terminé ya que se detuvo antes y poniéndose de pie me pidió que yo lo masturbara a él, con un poco de miedo agarré su dura barra y la comencé a menear, las sensación era extraña, el tronco grueso se sentía suave a la vez que estaba completamente duro, su cabezota púrpura salía y se ocultaba a cada movimiento que le daba.

Luego de unos minutos de estarlo masturbando de esta manera me pidió que la metiera en mi boca, lo dudé pero no pude evitar dirigir mi boca hasta la gruesa cabezota de ese pene, un sabor acre me invadió el paladar y me lo saqué casi enseguida, paladee varias veces y luego me volví a meter la verga en la boca, de la misma forma repetí la operación varias veces alentando por Don Norberto y por fin me tragué entera la cabeza en forma de hongo sintiendo en el interior cada uno de sus pliegues y curvas. El hombre me fue dando instrucciones de cómo hacerlo y poco a poco se la comencé a mamar justo como me lo indicaba. Ahora usando mis labios y mi lengua para apretar su tronco me la metía y sacaba con verdadera velocidad y me tragaba mi propia saliva que se depositaba a lo largo de la venosa tranca de Don Norberto. Así permanecí mamando cerca de unos diez minutos mientras que mi amigo me sujetaba por la cabeza y gemía de placer.

¡Te los voy a echar!... ¡Trágatelos!... Todoooos…

Enseguida sentí el primer disparo de su caliente leche y lo tragué sin chistar, era un sabor amargo y dulce a la vez, en realidad un poco fuerte pero no me desagradó del todo, otro y otro, otro más, la leche me llenó la boca y puse todos mis esfuerzos en beber toda esa leche, solo algunas gotitas se regaron por mi barbilla pero la mayoría me la tragué.

Muy bien mi nene, que bueno eres para esto…

Mmmm – relamí mis labios – sabe un poco raro.

Ya te acostumbraras y te va a encantar.

Yo que todavía me encontraba muy caliente quería más, aún no me venía y lo deseaba intensamente. Don Norberto entonces se subió al sillón y poniéndose de a perrito me ordenó colocarme detrás de él, inmediatamente lo hice y vi su culo hermoso y arrugado completamente a mi disposición.

Ponle saliva y luego te pones tú en tu pene… y lo metes.

No dudé ni un minuto y escupí en el culo de mi amigo, luego me embarré el pene con mi saliva y guiándolo con mi mano lo empujé en su ano, lentamente lo fui penetrando y a cada milímetro un intenso calor me envolvía la tranca, una sensación indescriptible, mi verga era apretada por ese culo deliciosamente; en pocos minutos la tenía completamente sepultada en su culo y comencé a menearme atrás y adelante una y otra vez, la sensación que estos movimientos de entrada y salida me producía en el pene no la puedo describir con palabras pero es algo maravilloso. A los pocos minutos le regaba el interior de su culo con largos chorros de leche que me hicieron gemir con gran intensidad, un olor a sexo se dejaba percibir entonces por toda la farmacia. Después de asearnos y de vestirnos mi amigo me despidió hasta otra ocasión.

El fin de semana me la pasé completamente desesperado, quería coger y no había con quien, tentado estuve de ir a la farmacia pero como mis padres se encontraban en casa no me podía tardar demasiado en regresar así es que tres veces me metí al baño a masturbarme.

Por fin el lunes llegó y las horas se rehicieron largas hasta la llegada de la tarde, como ya se comenzaba a hacer costumbre la farmacia se cerró y me encerré con mi amigo Norberto, esta vez de solo llegar a la parte trasera me comencé a desnudar y luego cuando el llegó y me vio solo se sonrió, se acercó a mi y agachándose un poco me besó en los labios, algo que hasta ahora no habíamos practicado, me dejé llevar como siempre y terminé colgado del cuello de Don Norberto y entrelazando mi lengua con la suya, esta ocasión las cosas variaron un poco.

Don Norberto me recostó en el sillón boca abajo y puso debajo de mi vientre un cojín, mi culo quedó entonces completamente a su disposición, entonces me chupó, besó y mamó el ano y luego me metió un dedo, no me dolió, por el contrario sentí algo agradable. Así me estuvo cogiendo con su dedo cerca de quince minutos, luego añadió a sus penetraciones otro dedo más, aun me cogió con estos por otros diez minutos y luego se levantó y se desnudó, vi su pene enorme sabiendo lo que continuaba, tuve miedo pero no dije nada. Don Norberto se montó sobre mi cuerpo sin dejar caer su peso, se ensalivó perfectamente su pene y mi culo y sentí la cabeza apoyarse en mi entrada. Lentamente me fue haciendo presión y sentí como lentamente mi ano se dilataba, la cabeza no tardó en ingresarme completamente y solo un poco de dolor sentí. La gruesa barra se iba abriendo paso milímetro a milímetro en mis entrañas y el dolor aumentó ligeramente, me quejé silenciosamente para evitar que mi amigo se detuviera. Al parecer él así lo entendió y me continuó penetrando hasta que por fin pude sentir como sus vellos se restregaban en mis nalgas. Lentamente mi amigo se comenzó a moverse, sentí como su daga se iba retirando y a los pocos segundos volvía a ingresar con un poco de dificultad, expertamente repitió la sabrosa operación de meterme y sacarme su gruesa, larga pero deliciosa verga, fue tan intensa la sensación de sentirlo dentro que a los pocos minutos eyaculé sobre el sillón y un par de minutos más tarde Don Norberto me inundaba con su caliente simiente las entrañas, esta sensación fue aún mucho más intensa y me encantó sentirlo venirse en mi.

Cuando me sacó la verga me acercó un espejo y me enseño como me había quedado el culo, me lo vi completamente abierto y escurriendo su blanca leche, esa vez le pedí que me lo hiciera nuevamente y él encantado de mí, me volvió a coger, esta vez en la posición de a perrito, así agachándome podía ver como me la dejaba ir hasta el fondo. Luego me lo cogí yo a el en la misma posición y la venida que tuve fue tremenda, las sensaciones de su verga dentro, restregándome las entrañas me duraron todo ese día, fue en verdad sensacional.

A nuestros encuentros pronto Don Norberto unió a uno de mis compañeros de clase, un chico hermoso de cuerpo delgadito, a él lo estrené yo y se volvió tan caliente como yo.

La primera vez de Esteban Don Norberto me pidió que me escondiera entre los estantes y vi cómo durante la película el lo comenzaba a masturbar, las caras de mi compañero eran realmente increíbles, en realidad le gustaba; Don Norberto lo desnudó enseguida y lo mamó y sin dejarlo venirse me llamó, sorprendido al verme Esteban se quería levantar pero mi amigo lo tranquilizó y me hizo mamarlo, mi compañero de clase eyaculo en mi boca, me trague todo su semen y el a pesar de esto continuaba completamente duro; mi amigo Norberto le preguntó:

¿Te gustaría cogerte a tu compañerito?

Esteban no respondió, solo movió la cabeza afirmativamente.

Dímelo… ¿Te gustaría cogerte a tu compañero?

S… S… Sí…

Estas fueron las palabras mágicas Don Norberto me ordenó desnudarme y enseguida lo hice, me acomodé solo en el sillón a cuatro patas y Esteban fue colocado por Don Norberto detrás de mí, le dijo que debería hacer y entonces mi amiguito me la metió, sujetándome por la cintura se comenzó a mover una y otra vez hasta vaciar su leche dentro de mi ano.

A la vez que me cogía Don Norberto estaba preparando el culo de Esteban, su dedo invadió el culito de mi amigo y luego de que se vino en mi le tocó su turno, me acomodé detrás y se la sepulté en pocos minutos; me vine dentro de su culo y cuando se la saqué le pude ver su agujero completamente dilatado, cosa que Don Norberto aprovechó y se la dejó ir también, lo cogió suavemente y a Esteban le encantaba ya que gemía a cada envestida, se vino en mi mano pues mientras que se lo cogían yo lo estaba masturbando. Lo besé y el me respondió, luego acomodándome delante de él lo hice mamarme el nabo, cosa que aprendió rápidamente y no tuve más opción que regalarle lo que me restaba de leche, el la bebió sin dejar escapar una sola gota.

Eso sucedió cuando yo iba en sexto de primaria y las visitas a la farmacia se prolongaron por cerca de cuatro años, cuando los fines de semana o vacaciones no iba a la escuela me iba a casa de Esteban o el venía a la mía pues afortunadamente somos vecinos. Tristemente Don Norberto murió hace unos meses y esa farmacia que tantos recuerdos me trae está ahora en venta. Como las cosas me han ido muy bien ahora estoy pensando en comprarla y quien sabe poner algún juego de video, posiblemente consiga un buen amigo entre los clientes de la escuela primaria que esta ahí cerca y en la cual yo iba, quien sabe pero espero que así sea.

 

 

FIN

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