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¡Que descubrimiento! (I)

en Amor filial

Era una agradable sensación sentir la verga de mi hermano meterse en mi culo mientras mis padres no se encontraban en la casa. Él y yo hacíamos esto desde hacía mucho tiempo, para ese entonces yo tenia unos diez años y él unos doce, empezamos jugando al papá y a la mamá, cosas de esas, así se fueron dando las cosas y cuando menos lo esperábamos ya estábamos cogiendo. Yo me llamo Norma.

Una tarde que estábamos solos mi hermano entro a mi cuarto y como de costumbre empezamos a jugar, él era el doctor y yo su paciente que acudía a verlo, el me pidió que me desnudara y así lo hice, pronto empezó a besarme las nalgas y las piernas, sus labio iban recorriendo mi piel provocando en mi una relajación deliciosa. Afuera comenzaba a llover torrencialmente, ya uno de los dedos de mi hermano Fabián se incrustaban en mi culo produciéndome descargas eléctricas en el cerebro mis manos se paseaban también por su cuerpo y despacio fui bajando sus pantalones, bajo su calzón noté como su verga que para mi en ese entonces era grande, ya estaba dura. Se separo de mi por un instante y me dijo que yo era muy hermosa, me beso y con sus manos bajo sus calzones, pude sentir como su pene se frotaba contra mis genitales.

Nos estuvimos besando no sé por cuanto tiempo, nuestras bocas se unían y nuestra saliva se mezclaba en nuestras bocas, como anteriormente Fabián me pidió que me pusiera en cuatro patas y yo obedientemente así lo hice. Su lengua comenzó a explorar mi ano, lo hacía despacio y era muy agradable sentir como introducía su lengua dentro de mi, él era mi hermano y me encantaba que los dos pudiéramos hacer esas cosas, nadie sabia de lo nuestro y lo disfrutábamos enormemente ya que sabíamos que era algo prohibido. Después de que me dejaba completamente lubricado el culo se colocaba detrás de mi y empezaba a meterme su verga muy despacio, la sensación de ese trozo de carne invadiendo mi intimidad era en todo agradable, ya teníamos mucha practica en eso y no nos costaba trabajo llegar a alcanzar grados de satisfacción insospechados, el me estaba bombeando deliciosamente, su verga entraba y salía de mis nalgas rítmicamente provocándome un delicioso orgasmo, él todavía no terminaba y como ya era costumbre yo tendría uno o dos orgasmos más antes de que el vaciara toda su lechita en mi culo.

De pronto y sin haber escuchado nada antes la puerta del cuarto se abrió y de ella emergió la cara de mi padre con una expresión de sorpresa en el rostro por habernos encontrado haciendo el amor. Sin decirnos más nos pidió que nos vistiéramos y nos dijo que mi madre nos esperaba abajo, rápidamente y bastante asustados nos vestimos y bajamos, los dos estaban sentados en la mesa de la sala platicando, nos acercamos un poco sacados de onda y en espera del sermón.

Mi madre nos vio y con una amplia sonrisa nos pidió que nos acercáramos a la mesa para que viéramos lo que habían comprado para nosotros, aparentemente mi papá no le había dicho nada de lo que había descubierto minutos antes haya arriba. Pero él nos miraba con algo en los ojos que no podía descifrar si era enojo, odio o qué.

Mi madre nos mostró unos paquetes que traían en una gran bolsa y nos los dio, era uno para Fabián y el otro para mi. Traían ropa muy bonita que nos compraron, nos sentamos en la mesa con ellos y empezamos a ver cada una de las prendas que nos compraron. Mi padre pronto pareció olvidar el suceso y no se comento nada de esto en esa reunión.

A los pocos días mi padre me comunico que se llevaría a mi hermano de viaje con él ya que tenían muchas cosas de que hablar y que yo me quedaría sola con mi madre por algunos días. Y así fue, yo ya me imaginaba que era lo que mi padre tenia que hablar con Fabián y mi imaginación volaba en lo que le iría a decir a mi hermano, ya que llegando el se metió directo a su cuarto y se encerró. Me imagine lo por, ya no tendría más momentos fantásticos con Fabián y ahora la regañiza vendría para mi.

Al día siguiente ya en la tarde mi hermano no se apareció en todo el santo día, mis nervios estaban a flor de piel, no sabía nada de él ni de que le había dicho mi papá sobre lo nuestro. Esa noche mi mamá se fue a acostar temprano y yo me quede mirando la televisión en espera de que llegara mi hermano, pero se hizo muy tarde y nada, me quede sentada en el sofá de la sala viendo no sé que programa, me encontraba ya un poco adormilada y decidí ir a cambiarme de ropa para estar mas a gusto, fui a mi cuarto y me desnude de prisa, me quede solo con las bragas blancas de algodón y me puse encima una camiseta larga solo, de pronto como a las once la puerta de la calle se abrió y yo me puse completamente nerviosa esperando la entrada de mi hermano, pero en lugar de ser Fabián era mi papá, mis nervios fueron aún mayores.

Él se acerco al sofá y me saludo, después se dirigió a la cocina y tomo un poco de leche, yo le quería preguntar por mi hermano pero no me atrevía. Luego salió y me dijo que no me fuera a acostar ya que teníamos un asunto pendiente, se fue a lavar los dientes y a hacer del baño. Mi padre se llama Jacobo y es de complexión media, de cara agradable, cabello castaño y ojos color café. Después de salir del baño se fue a poner su pijama y enseguida regreso a la sala. Se me quedo mirando enigmáticamente mientras venia por el pasillo de la casa y yo estaba muy asustada. Se sentó a mi lado y se acomodo de modo que nos viéramos de frente, comenzó a preguntarme sobre lo que yo sabía acerca del sexo y de las consecuencias que esto podía acarrear, yo solo le contestaba con movimientos de cabeza afirmativos y negativos. Entonces viendo que yo me encontraba muy nerviosa él me tomo de la mano y me dijo que no me preocupara, que no iba a pasarme nada y que al contrario el estaba aquí para apoyarme.

Lo mire a los ojos y nos quedamos un rato viéndonos, mis lagrimas comenzaron a rodar por mis mejillas y entonces el acerco su boca a ellas y succiona cada una de las lagrimas cariñosamente, con su mano tomo mi barbilla y me acaricio la cara. Pero no era una caricia normal, era algo diferente a lo de siempre. Mi corazón comenzó a latir aceleradamente.

Con su mano dirigió mi cara hacia la suya y deposito un suave beso sobre mis

labios y se retiro despacio, entonces me dijo algo que nuca en mi vida me hubiera imaginado.

"Hija, si tu así lo quieres, todos podemos experimentar las agradables sensaciones del sexo, pero solo tu lo puedes decidir. ¿Piénsalo muy bien, y luego me das tu respuesta?"

Me quede pasmada por lo que acababa de escuchar, al parecer mi papá me estaba pidiendo que entre todos aprendiéramos sobre el sexo. No lo tuve que pensar mucho y cuando mi papá ya se estaba poniendo de pie lo tome de la mano y le dije que me encantaría aprender con él. Se me quedo mirando por unos instantes y entonces se volvió a sentar a mi lado, acerco sus labios a los míos y me empezó a besar de una manera deliciosa, su lengua se introducía profundamente en mi boca, mis carnosos labios se adhirieron a los de él con todo el nerviosismo que me provocaba, mi padre siempre me había gustado.

Sus manos se posaron sobre mi espalda y con movimientos circulares me fue acariciando suavemente, nuestros besos se escuchaban por toda la sala, mis manos ya sin control se enredaron el cuello de mi papá quién seguía entretenido en mis labios y mi lengua. Sus manos no paraban de acariciarme tiernamente, pero ahora una de ellas acariciaba mi costado, sentí como mis pequeños senos que apenas empezaban a crecer se erizaban por la agradable sensación que las manos de mi progenitor me prodigaba en el cuerpo.

Mi padre separo su boca de mis labios y pudo notar como atravez de la tenue tela de mi playera se marcaban un par de pequeños pezones en desarrollo, con la yema de sus dedos los acaricio a ambos para después con toda la palma de su mano abarcar los dos pequeños montones de carne fresca y tibia. Con movimientos suaves me fue acariciando las tetas, despacio y muy tiernamente como si estos fueran el fruto más sagrado para él. Sus ojos no tardaron en toparse con el final de la playera que dejaba al descubierto un par de hermosas y delgadas piernas de piel blanca y suave como la seda. Se hinco en suelo mientras sus labios se posaban sobre la tersa piel de mis piernas, su lengua y sus labios comenzaron a deslizarse por mis extremidades, esto me producía una agradable sensación de calor por todo el cuerpo mientras que mi respiración se agitaba a más no poder.

Cuando mi padre levanto su torso para tomar un poco de aire pude notar como debajo de su pijama ya se había formado un gran bulto y esto me excitó aún más, una de mis manos incontrolablemente se dirigió hasta el abultado pantalón y se posó sobre la caliente carne del pito de mi papá, él me dejó hacerle lo que quisiera en su pene y entonces con la mano suavemente lo fui moviendo de arriba hacia abajo por encima de la pijama. A mi padre le agrado mucho la forma en que lo masaje y en recompensa continuo moviendo sus manos sobre mis pechos.

Los dos nos mirábamos como no creyendo lo que sucedía, ahora ya no tenía nervios solo excitación, pero me daba miedo de que mi madre se fuera a levantar y nos viera así. Mi padre noto mi turbación mientras yo volteaba a mirar hacia su cuarto. Me dijo que no me preocupara, que mi madre dormía profundamente pero que para sentirnos mas cómodos fuéramos a mi cuarto. Estiro su mano y yo le di la mía en señal de aceptación, mientras caminábamos por el pasillo hacia mi cuarto pude notar que las piernas me temblaban por el momento que no me esperaba.

Entramos a mi habitación y el me dirigió hacia la cama, se sentó en ella y me coloco sobre sus piernas mientras yo me abrazaba de su cuello. Nuevamente nuestros labios se unieron y nuestras lenguas exploraron la boca del otro, una de sus manos estaba en mi espalda y la otra acariciaba mis piernas, con movimientos lentos de arriba hacia abajo y cada vez más se iba acercando hasta mi entrepierna que yo sentía completamente húmeda. Comenzó rozando suavemente con sus dedos mi vagina, la acariciaba de manera circular, nunca antes había sentido tanta emoción en mi cuerpo, la presión se hizo un poco más intensa y su dedo se incrustaba un poco en mi rajadita, todo esto sobre mis bragas de algodón blanco, ya su mano no se separaba de mi vagina y nuestras bocas seguían en su labor.

Su otra mano subió hasta mi cabello largo y rizado de color castaño y lo acaricio con mucho amor, su boca se separo un instante de la mia para besar mis párpados, mis cejas y mi nariz, se me quedo mirando a la cara y dijo que le encantaban el color y la forma de mis ojos (tengo los ojos de color gris-azulado), yo me puse de pie y enseguida comencé a besarlo de nuevo, a mis diez años la pasión que sentía era demasiado intensa. Las manos de mi padre se posaron directamente sobre mi cintura y me jalo un poco más hacia él mientras nuestro beso se iba haciendo más profundo sus manos comenzaron a descender por mis costados y pronto llegaron a mis piernas desnudas, en ese punto, las manos comenzaron a subir, solo que ahora iban llevándose con ellas mi playera y entonces llegaron a la orilla de mis bragas y se siguieron de largo acariciando por unos pocos instantes mis nalgas. La playera subió y subío hasta que me llego arriba del estomago, entonces mi papá se separo de mi boca y retiro la playera por completo dejando desnudos mis pequeños pechos erguidos.

Por unos instantes mi padre permaneció inmóvil solo observando mis pequeños montes de carne, su mirada se perdía claramente en ellos. De pronto se agacho y beso tiernamente cada uno de ellos para después darles una fenomenal mamada a cada pezón que me puso a hervir la sangre, de lo más profundo de mi se escapo un gran suspiro. Las manos de mi padre estaban acariciando mi quebrado cabello largo y despacio fueron bajando por mi espalda hasta posarse en mis nalgas, una masajeada fantástica sobre mis dos cachetes de carne que ya estaban bastante bien formados para mi corta edad, recorría cada centímetro pero todo por encima de mis bragas y metía los dedos por la hendidura de mi culo acariciando mi ano y bajando un poco más asta el final de mi rajadita. Yo podía sentir como iba humedeciendo la tela de algodón de las bragas mientras sus dedos la recorrían por todos lados.

Me separe de los labios de papá y entonces mire hacia su verga, esta seguía debajo del pantalón y todavía no la había podido ver, yo ya la quería sentir dentro de mi culo y rápido. Con las dos manos fui desabrochando la camisa de la pijama de mi papí y en pocos instantes deje al descubierto su torso, después baje mis manos y las coloque en la cintura de su pantalón para irlo bajando despacio, el tuvo que ayudarme a hacerlo levantándose un poco para dejar al pantalón libre, mientras lo iba bajando se iba descubriendo su peludo vientre y de pronto se asomo la cabeza de su gran verga, al ver el tamaño de aquella cosa me dio miedo ya que el pito de mi hermano Fabián no es tan grande. Retire por completo el pantalón de la pijama de papá y pude ver lo enorme de esa maravillosa verga que tenia.

Él me miraba mientras mis ojos no se separaban de ese espectacular cilindro de carne, entonces sentí como las manos de mi papá se posaron sobre mi nuca y acerco mi oído a su boca, después de darme unos deliciosos besos en la oreja, me susurro que quería enseñarme a mamar un verdadero pito de hombre, yo no entendí muy bien lo que él trataba de decirme en ese instante, despacio fue bajando mi cabeza hasta colocarla a la altura de la orilla de la cama, para esto yo ya estaba hincada y mi papí sentado en la orilla de la cama, me dijo con ternura que tenía que poner mi boca sobre la cabeza de su gran verga y empezar a besarla despacio, cosa que por supuesto fui haciendo.

El sabor al principio me resulto un poco desconocido, pero mientras más la besaba más me iba gustando. Después de unos instantes de estarla besando mi papá me enseño como debía metérmela dentro de la boca y tragármela profundamente, esto, me dijo es para satisfacer al hombre, yo no perdía detalle de las instrucciones que él me daba y las seguía al pie de la letra. Ahora ya se la estaba mamando rápidamente, dejando que entrara profundamente dentro de mi joven garganta que la estaba recibiendo muy bien, la carne de la verga era tan tibia y ahora ya le había encontrado un agradable sabor, mis labios se abrían ampliamente para permitir la entra de la gran cabeza de este hermoso instrumento, podía sentir como se iban abriendo mis labios mientras el intruso se abría paso atravez de mi húmeda boca.

En unos instantes ya mamaba de una forma que según mi padre lo hacían las mujeres mayores y mejor aún. Se la seguí chupando ardientemente durante unos minutos más y después el me detuvo, me felicito por la rica mamada y me dijo que ahora era mi turno de disfrutar. Entonces se puso de pie y me recostó sobre la cama boca arriba, despacio él se recostó sobre mi pero sin dejar caer todo su peso, me beso ardientemente en la boca como antes lo habíamos echo y entonces fue bajando para besar mis oídos, mi cuello y muy despacio me fue lamiendo el torso hasta llegar a uno de mis pezones erectos y lo mamo de una forma deliciosa, podía sentir como su lengua giraba y se enredaba en el pequeño botón de tibia carne que inmediatamente respondió a la caricia poniéndose aún más duro de lo que ya estaba, yo sentía que el pecho me explotaba de tanta felicidad y excitación. Después de darme una fantástica muestra de lo que es una rica mamada de tetas mi padre continuo su camino hacia abajo, su lengua recorría despacio por mi plano estomago de blanca piel y cuando llego a mi ombligo se detuvo por unos instantes para mimarlo, produciéndome un escalofrío de emoción en todo el cuerpo. Subí una de mis manos para sobarme los senos y los pezones erguidos que a gritos pedían caricias. Ahora la lengua de mi padre se acercaba cada vez más a mi intimidad, se detuvo unos instantes y pude notar que inhalaba fuerte para percibir el aroma que escapaba de mi sexo húmedo.

Después de unos instantes de pausa pude sentir como sus dedos separaban un poco los labios de mi vagina para poder mirarla con todo detenimiento, mi padre me dijo que tenía una rajadita hermosa y digna de toda una princesa y entonces acerco su lengua y comenzó a lamer los pliegues de mi rosada vagina, su lengua recorría milímetro a milímetro los rincones más ocultos de mi sexo produciendo que en pocos minutos alcanzara un orgasmo como nunca antes lo había tenido, mi respiración agitada se mezclaba con mis gemidos y los sonidos que escapaban mientras que papá me mamaba la crica.

Era delicioso sentir como la punta de la lengua de mi padre se introducía profundamente en mi panocha por lugares que nunca nadie había descubierto, podía sentir mis propios jugos escurrir por entre mis pliegues y bajar por la mis nalgas hasta llegar a mi ano. Los movimientos de la lengua de mi papá eran de todo un experto, ya había alcanzado el segundo orgasmo y entonces mi papá tomo un breve descanso para después reanudar pero concentrándose únicamente en mi clítoris, con dos de sus dedos separaba mis labios vaginales y dejaba al descubierto mi erecto clítoris que lamía sin cesar para que después de unos instantes alcanzara un tercer orgasmo descomunal.

Papá me dejo descansar unos instantes después de esta última venida y entonces se pudo de pie y me pidió que separara mis piernas lo más que pudiera, yo así lo hice, abrí mis piernas lo más amplio posible y entonces papí se coloco delante de mi con su inmenso garrote apuntándome, no sabía que iba a pasar, pero nada más de ver su inmensa verga me daba miedo. Con una mano mi papá lubrico su pito con un poco de saliva y se inclino hacía mi, coloco la cabeza púrpura de su pene en la entrada de mi vagina y lo introdujo un poco, logrando que los labios de mi vagina se abrieran alojando apenas la puntita de su verga. Con movimientos de cadera él fue consiguiendo que más de su verga fuera penetrando en mi pequeña cavidad, yo miraba sin perder detalle de lo que ocurría allí abajo y pude notar como ya me tragaba toda la cabeza de su pito y un poco más. La sensación de tener algo dentro de mi vagina era algo chistosa nunca antes había tenido algo en mi rajadita. Mi padre continuó moviéndose dentro de mi hasta que sentí una leve punzada cuando el pene de mi papá topo con algo dentro de mi.

Mi padre acerco su boca a mi oído y después de besarlo dulcemente me dijo que esto me iba a doler un poco, que tratara de aguantar mientras me acostumbraba a él. Entonces coloco sus manos en mi cadera, saco un poco su garrote y de un solo golpe se dejó ir en mi interior provocándome un espantoso dolor que dejo que de mi garganta escapara un grito. Pude ver como más de la mitad de la verga de mi padre estaba ahora dentro de mi, con unas cuantas lagrimas en los ojos mire a los de mi padre y él deposito un tierno beso en mis cachetes para con el limpiar mis lagrimas y se volvió a acercar a mi oído para decirme que ya lo peor había pasado que de ahora en adelante solo tendría que acostumbrarme a su tamaño.

Permaneció sin moverse dentro de mi panocha hasta que yo sentí que el dolor menguaba y entonces le dije que continuara, poco a poco el se fue moviendo dentro y fuera de mi vagina sacando su verga casi por completo y regresando a mi interior hasta que sus bolas pegaban contra mis nalgas. El dolor se fue pasando para dar lugar a una fantástica sensación que nunca me hubiera imaginado ni aún en mis fantasías con mi hermano Fabián. Ahora el ritmo que mi padre había adquirido era mucho más rápido que al principio y quedos gemidos comenzaban a escapar de mis labios.

Yo miraba como la verga de mi papá se perdía por completo dentro de mi y salía completamente empapada de mis líquidos vaginales que podía sentir escurrir pos mis nalgas. Nunca nadie se hubiera podido imaginar en ese instante que un padre y su pequeña niña de diez años estuvieran haciendo el amor con tanta lujuria, yo creo que los gemidos que escapaban de mi garganta se escuchaban por toda la casa, pero por ahora no me importaba, lo único que por ahora me importaba era sentir el poderío de la verga de mi padre partir mi interior en dos, un gran orgasmo se estaba formando dentro de mi ser y pude sentir la forma en que explotaba en el interior de mis paredes vaginales. Mire hacia abajo y pude notar como los fluidos de mi vagina iban mezclados con un poquito de sangre por la desvirgada que me dio papá.

Mis lampiños labios vaginales se abrían ampliamente recibiendo con satisfacción al gran intruso que los partía, entraba y salía ahora con mayor facilidad mientras mi padre se agachaba y nos besábamos en los labios. Sus manos se fueron hacia mi culo para acariciarlo deliciosamente mientras que uno de sus dedos se incrustaba en mi ano. En pocos instantes alcancé otro delicioso orgasmo que me nublo por completo la visión y entonces cerré los ojos para disfrutar mejor de lo que me estaba pasando.

Podía escuchar los jadeos de mi padre y las tiernas palabras que me decía mientras me penetraba hasta lo más profundo de mi ser. Los movimientos cada vez eran más y más rápidos produciéndome oleadas de placer que pronto estallarían en otro orgasmo, mi padre se dio cuenta de ello y me dijo que nos vendríamos juntos. Cuando mi orgasmo estaba en la puerta entonces le dije que ya me iba a venir y pude sentir con gran satisfacción como su densa leche chocaba con los interiores de mi vagina y fue lo más maravilloso sentir como mi orgasmo se dejo liberar al mismo tiempo, el se movía más y más tratando de meter más de su leche en mi, podía sentir como grandes cantidades de su leche se escapaban de mi interior se escurrían por mis muslos y mis nalgas.

Papá se tumbo encima de mi aún moviendo su verga dentro de mi y dejando en mi panocha las ultimas gotas de leche que escapaban de ella, los dos nos miramos y nos echamos a reír mientras el sudor de nuestros cuerpos se mezclaba, él se rodó sobre la cama y ahora la que estaba encima era yo, nos miramos amorosamente por unos instantes, entonces yo me recargue en su pecho y el sueño nos venció. Ya en la madrugada yo me desperté con papá al lado y mi vagina llena de leche, podía sentir aún lo sabroso que la había pasado y bese despacio a mi papá en los labios y me volví a quedar dormida.

 

CONTINUA

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