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Fiesta familiar (05)

en Amor filial

Fiesta familiar V

Al día siguiente tuve que irme a trabajar temprano así que no pude ver por la mañana a mi hija Vanesa pero le llame por la tarde para ver como se encontraban las cosas por la casa y ahí nos la pasamos platicando como dos jóvenes novios cerca de una hora en el teléfono, platicando de cosas vanales hasta que se me ocurrió preguntarle que si le gustaría hacerlo conmigo, ella se quedo un poco pensativa y me respondió que lo pensaría, luego de esto colgamos, yo me quede un poco extrañado de haberle echo este ofrecimiento a mi propia hija pero sabía que ya lo nuestro no tenía marcha atrás.

Cuando por la noche llegue a la casa Patricia, mi mujer, me recibió como de costumbre y le pregunte que en donde se encontraba Vanesa, me dijo que la había dejado salir con unas amigas y que al rato regresaría, no pude evitar sentir un poco de celos pero rápidamente me controle pensando en otras cosas, mi esposa me pidió que aprovecháramos la soledad de la casa para hacer el amor y yo inmediatamente la tome de la mano y la subí a nuestra habitación, allí la comencé a desnudar lentamente mientras la besaba y acariciaba, ella en tanto me iba desnudando, la verga la tenía a reventar y cuando los dos estuvimos completamente desnudos le dije que se pusiera de espaldas a mi, mi mujer así lo hizo y después se recargo en el tocador que tenemos en la recamara, sus grandes nalgas quedaron a mi merced y al instante que ella inclino su cuerpo su vagina peluda quedo a la vista, ella estaba con sus dos manos apoyadas en la orilla del tocador y viendo mis movimientos atravéz del espejo.

Me coloque detrás de ella con la verga apuntando directamente a su húmeda vagina y entonces la empecé a penetrar lentamente, ella arqueo el cuerpo al sentir como era traspasada por mi daga, cuando supo que la verga estaba totalmente dentro de su panocha sus caderas se empezaron a menear en círculos, las sensaciones en mi pito se incrementaron gratamente, mi verga bombeaba la vagina de mi esposa con gran velocidad, desde mi posición alcanzaba a ver como su culo se abría y cerraba mientras mi barra le entraba y salía, mis manos masajeaban las tetas de ella que se bamboleaban al ritmo de mis embestidas.

Patricia giró su cabeza para que yo la besara, me acerque a ella y saque mi lengua para juntarla con la de ella, mis manos seguían masajeándole las tetas, sus pezones estaban completamente duros, gran cantidad de jugos empezaban a escurrir por sus piernas y los chasquidos que estos producían se regaban por toda la habitación, las contracciones que su vagina generaban me estaban acercando cada vez a más a mi orgasmo, le pedí que me avisara cuando fuera a tener su próximo orgasmo y así venirnos los dos al mismo tiempo, así lo hizo y cuando me aviso que se venía yo acelere el movimiento de mis caderas para que la fricción de la verga en su interior aumentara y así fue, al mismo tiempo los dos estallamos en un orgasmo como pocos, mis mocos golpearon su interior con gran fuerza y hasta sentí que los huevos me dolían de tanta leche que deje salir, luego gruesas gotas de jugos míos mezclados con los de ella caían al suelo por entre las piernas de mi esposa, otra parte le escurría por los muslos y se resbalaba hasta sus rodillas, los gemidos y gritos de satisfacción se escuchaban por toda la casa.

Después los dos caímos rendidos sobre la cama, completamente desnudos y bañados en nuestros jugos, así nos quedamos dormidos.

Serían como las nueve de la noche cuando desperté y alcancé a ver una sombra que salía de nuestra habitación, era mi hija, mi esposa aun estaba tendida sobre la cama con las piernas completamente embarradas por nuestros jugos, tome mi bata y salí del cuarto, vi que la luz de abajo estaba encendida y entonces me dirigí hacia allá.

Vanesa estaba sentada en la sala, con sus pantalón de mezclilla hasta los tobillos y las bragas en las rodillas, una de sus manos masajeaba delicadamente su panochita, sus ojos estaban completamente cerrados, yo me acerque por detrás de ella para que no pudiera verme, cuando llegué a una posición en la que ella no me pudiera observar me detuve, mi verga estaba completamente dura.

Vanesa continuaba sobándose la rajada delicadamente mientras que ligeros gemidos brotaban de su boca, la otra mano estaba bajo su blusa y con ella se acariciaba los senos, sus dedos se remolinaban suavemente sobre su clítoris, de vez en cuando uno de ellos se introducía ligeramente en la grieta, sus caderas se meneaban de adelante para atrás como si estuviese montada sobre una verga imaginaria, poco a poco los de dos de mi hija iban aumentando su velocidad hasta que un gemido apagado me indico que se estaba viniendo, descanso por unos instantes pero luego siguió sobando su panochita, no me pude contener más y tome mi dura verga entre mis manos y me la comencé a menear yo también al ritmo en que mi pequeñita lo hacia.

Estábamos los dos en una grata masturbada cuando notó un leve movimiento en el pasillo que viene de las escaleras, allí parada y observando la escena estaba Patricia, me quede helado, yo con la verga en la mano, masturbándome mientras que observaba a mi hijita de catorce años hacer lo mismo. Mi mujer me hizo una señal de que no hiciera ruido y luego se retiro hacia las escaleras y subió. Yo no supe que es lo que ella había pensado en esos instantes pero ya la verga se me había bajado del susto, así como había bajado sin hacer ruido subí las escaleras y con las piernas temblando me fui hacía mi habitación.

Patricia ya me estaba esperando sentada en la orilla de la cama, en un principio no dijo nada, solo se me quedo mirando con cara de que yo era un depravado, el corto silencio se me hizo eterno y bochornoso, luego ella lo rompió para preguntarme que si me había gustado lo que había visto. Me quede de una pieza, la conversación no iba por donde yo me lo había imaginado, mi esposa insistió, yo no conteste solo asentí con la cabeza, lo que después me pregunto mi mujer me dejo todavía más perplejo que antes; ella me pregunto que si me gustaría que Vanesa y yo lo hiciéramos. Ahora me le quede mirando yo a ella con cara de incredulidad, volvió a repetirme lo que me había preguntado y yo salí de mi trance e inmediatamente le conteste que si.

Mi esposa entonces me propuse que esa noche Vanesa se durmiera con nosotros y así poder hacer realidad la fantasía, claro que ella no sabía que Vanesa y yo ya nos entendíamos, solo que ahora con esto las cosas podrían ser diferentes.

Esa noche le pedimos a Vanesa que se acostara con nosotros y aunque le pareció un poco raro de inmediato acepto y después de cenar ya todos estábamos en la cama sin más ni más las caricias empezaron desde el momento de acostarnos, con un tomo más sexual que filiar mi hija era acariciada por mi esposa y por mí, Patricia tenia una de sus manos puesta en la pierna de Vanesa y la acariciaba, acercándose cada vez más a su entrepierna, mi hija me veía un poco extrañada pero poco a poco su excitación también iba en aumento. Mi hija y mi esposa ahora se acariciaban mutuamente sus vaginas, ya se había roto toda la vergüenza entre nosotros, yo solo las observaba aun sin intervenir, una de las manos de mi esposa me comenzaba a acariciar el bulto, esto prometía cosas muy calientes.

Patricia le dijo algo al oído que no alcance a escuchar pero ambas rieron, mi esposa continuaba con su mano sobre mi verga pero ahora empezó a apartar mi bata, la dura tranca quedo desnuda ante los ojos de ambas y mi esposa continuaba sobándola, Vanesa se me quedaba viendo completamente excitada. Patricia se levanto y entonces le dijo a nuestra hija que se acercara a donde estaba ella, ambas se colocaron a la mitad de la cama una acostada a mi izquierda y Vanesa a mi derecha, mi esposa tomo mi verga y se la llevo a la boca, empezó a mamármela como pocas veces haciendo que Vanesa no perdiera detalle, luego empecé a sentir como las dos bocas se colocaban en mi verga y chupaban al mismo tiempo, de vez en cuando dejaban mi verga y se daban un largo y caliente beso, nunca me hubiera imaginado esto, mi hija y mi esposa cachondeándo y chupándome la verga al mismo tiempo, me levante un poco para ver la escena, las manos de ambas en el cuerpo de la otra, ya las dos desnudas del torso, mostrando una sus grandes y bellos senos mientras que mi hija dejaba al desnudo sus pequeñas pero puntiagudas tetas las dos con los pezones completamente duros. Continuaron chupándomela un rato más hasta que Vanesa se monto sobre su mamá y se comenzaron a besar al instante que con sus piernas ambas se deshacían de los pantalones que traían puestos.

Ahora las dos desnudas restregaban sus cuerpos, la velluda vulva de Patricia se apretaba contra la desnuda panochita de nuestra hijita, sus bocas no se separaban mientras que sus manos acariciaban sus nalgas, la escena era digna de la mejor película pornográfica, luego de un rato mi esposa se puso de pie y le pidió a Vanesa que se acostara en la cama con las piernas abiertas, mi hija acepto de buena gana y mi esposa me atrajo junto con ella para que entre los dos le mamáramos su rica cosita a nuestra hija, nuestras lenguas se peleaban por encontrar el mejor lugar, a los pocos minutos un fuerte orgasmo de nuestra hija nos regalo los jugos que de su interior empezaban a escapar. La boca de mi esposa fue subiendo hasta que me dejo libre la pepita de Vanesa, ella se dedico a darle placer en los senos y de vez en cuando refrescaba su boca en la de nuestra hija, otro orgasmo de Vanesa fue ahogado por la boca de su madre que le estaba chupando la lengua en ese preciso instante.

Después de este orgasmo la dejamos descansar unos instantes, luego mi esposa se acostó y Vanesa se puso a un lado de ella, patricia le pidió que le mamáramos la rajada al igual que ella lo había hecho, ni tardos nos acercamos a la vagina de mi mujer y se la comenzamos a mamar de la misma forma, ella luego empezó a sentir el placer de nuestras bocas, mi hija enredaba su lengua con la mía y luego los dos pasábamos a chupar alguna parte de la panocha de mi esposa. Mis manos se entretenían en el culo de Vanesa, ella ya conocía mi dedo y nuevamente se lo deje ir en su interior por el culo.

Cuando mi mujer tuvo su orgasmo me pidió que la penetrara, Vanesa que estaba a la altura de nuestros genitales fue quién con su manita dirigió mi verga a la entrada de su madre, luego solo nos observó mientras cogíamos. Otro orgasmo de mi esposa marco el alto para que ahora le tocara su turno a nuestra hija, Patricia me pidió que me acostara de espaldas sobre la cama, mi vega entonces quedaba completamente erecta, Vanesa se coloco en cuclillas sobre mi herramienta, mi mujer sujeto mi garrote y le dijo a nuestra hija que ella sola se fuera clavando hasta donde soportara, le informo que le iba a doler un poco pero que después el dolor dejaría paso al placer.

Vanesa entonces empezó a dejarse caer sobre mi verga, yo sentía como sus labios vaginales se empezaban a estirar a su máxima capacidad mientras que la verga iba penetrándole, apenas iba entrando la cabeza del pene cuando sintió un poco de dolor y se detuvo. Mi esposa le indico lo que debería de hacer, mi hija seguía todas sus instrucciones, se dejo caer otro poco y la verga le entro un poco mas de la cabeza, ya podía sentir como los músculos de su vagina se iban contrayendo sobre mi garrote, ahora mi hija volvió a sacársela y de nueva cuenta ala lugar anterior, así inició un suave vaivén sobre la punta de mi pene, pero poco a poco su propio peso la empezaba a vencer y la verga se iba adentrando más mientras que su vagina se dilataba un poco, ya casi entraba la mitad de la verga, ahora yo ya podía sentir la calidez del rico túnel de Vanesa, mi hija.

Patricia le dijo a nuestra hija que ahora subiera hasta la punta de la verga y después aflojara sus piernas y que se dejara caer con todo su peso sobre mi, que así la desvirgada sería de lo mas rápido y con menos dolor, mi hija entonces subió dejando solo la punta de la verga dentro de ella, yo coloque mis manos en su cintura, Vanesa dudaba en dejarse caer, decía que tenía miedo, entonces sin más preámbulos yo la jale de la cintura haciendo que se clavara la verga hasta solo dejar un pequeño pedacito afuera, al instante de caer un fuerte grito de nuestra hija casi nos deja sordos. Con la verga enterrada tres cuartas partes ahora yo podía sentir en todo su esplendor el calido túnel de mi hija y la fuerte forma en como me apretaba el tronco, poco a poco ella se fue moviendo de arriba a abajo, en pocos minutos el dolor fue cesando y los movimientos aceleraron, la sensación era avasalladora, el sentir que me estaba cogiendo a mi propia hija era algo sensacional, increíble, me estaba acercando a pasos agigantados a mi orgasmo y no lo iba a poder detener, la panocha de Vanesa apretaba de un modo que pocos hubieran podido aguantar mucho tiempo, sus labios vaginales se estiraban alrededor del tronco haciendo que la sensación fuera todavía más calida, sus jugos vaginales empezaron a escapar cuando un orgasmo la invadió y ahora la lubricación fue mayor, mis manos ahora masajeaban las tetas de mi niña, ella gemía por el orgasmo conseguido y pedía más verga pero yo ya no podía aguantar más y cuando sentí que Vanesa tenía otro orgasmo más estalle junto con ella, la explosión de leche fue de lo más placentero que en mi vida he experimentado, los chorros de esperma salían y salían inundando por completo la vagina de mi niña, mientras que la verga entraba y salía gruesas gotas de semen se escurrían por el tronco de mi verga e iban a parar hasta mi culo, mojando las sabanas que estaban debajo, mi hija se retorcía con los últimos espasmos que mi verga le estaba regalando mientras que la misma descargaba ya las últimas gotas de leche, era increíble. Mi hija se dejo caer sobre mi cuerpo y nuestras bocas se fundieron en un prolongado beso del más puro amor que un padre le pueda ofrecer a una hija.

Luego todos nos acomodamos en la cama y abrazados nos quedamos profundamente dormidos, satisfechos de haber vivido esa experiencia, nunca hubiera podido saber que mi esposa compartía esta forma de amar a nuestra hija y ahora me alegro de que me haya descubierto mientras me masturbaba observando a Vanesa en la misma situación.

De ahora en adelante las cosas en la casa iban a ser muy diferentes a antes, amor sobraría por toda la casa aunque a partir de ahora también abría que ser mas cuidadosos con los embarazos no deseados así es que hay que tomar todas las medidas pertinentes a nuestro alcance para no echar a perder nuestra ahora nueva forma de vivir.

 

CONTINUA

Marina: hermana

Silvia: prima

Vanesa: hija

Patricia: esposa

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Belisa

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Magnolia

Kimy

Alejandra

Kimberly

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