Fiesta familiar IX

El domingo fue tal y como lo habíamos planeado como a eso del medio día llegaron los padres de Montserrat a recogerla, claro que previamente yo le había ayudado a hacer las maletas y mientras nos encontrábamos en esta labor yo le di mi teléfono celular para que me marcara cuando estuviera solita y así poder estar juntos, por supuesto que le prometí que le me la iba a seguir cogiendo y que además le enseñaría cosas nuevas y mucho más divertidas.

Los siguientes días transcurrieron normalmente entre el amor de mi hija y de mi esposa que me trataban muy bien y por supuesto que yo a ellas igual, una de las tardes en que me encontraba en la oficina surgió un negocio con unas personas de provincia, así que me tenía que ir por algunos día a cerrar el negocio a una de las ciudades fronterizas que se encuentra como a dos horas en avión de aquí.

Para fortuna mía en esa misma ciudad habita mi hermana Sara la mayor de todos nosotros de 36 años así que ya en la noche le hable por teléfono para ver si me podía ofrecer hospedaje en su casa, ella acepto encantada de la vida ya que eran pocas las ocasiones en que nos veíamos, ultimamos detalles y entonces quedamos que el jueves por la mañana yo estaría viajando rumbo a su ciudad.

El miércoles por la noche me despedí de Patricia y de Vanesa como se debía, todos cogimos como locos temprano antes de acostarnos y ya para las seis de la mañana yo me estaba bañando mientras que mi esposa me preparaba un desayuno ligero, Vanesa ya también estaba lista para irse a la escuela y cuando yo baje y termine de desayunar ya todo estaba listo para mi partida de tres días. Vanesa se fue al colegio en el camión escolar mientras que Patricia me llevaba al aeropuerto ya que el vuelo salía a las nueve de la mañana y por las revisiones hay que estar antes ahí.

El vuelo fue muy tranquilo y puntualmente llegamos a nuestro destino, salí de la nave y me dirigí a la sala de llegadas, allí recogí mis maletas y después me encamine hacia la sala de espera en donde ya me esperaba Sara quien se lanzo abrazándome por la emoción de verme, eran pocas las veces que ella viajaba hasta nuestra ciudad en la fiesta familiar de fin de año y ya habían pasado un par de años sin vernos.

La invite a desayunar en un restaurante que se encuentra en el mismo puerto aéreo y nos pusimos a platicar largamente de las cosas que nos habían pasado a ambos durante todo este tiempo en que no nos habíamos visto. Después de desayunar nos encaminamos a su casa para que yo pudiera instalarme y luego de todo eso ella se fue a su oficina y yo me dirigí al lugar en donde me habían citado los dueños del negocio con los que haría el trato.

Las cosas salieron bastante bien y solo había que afinar algunos detalles en cuanto a el trato que seguro se haría, ellos me dejaron libre desde las dos de la tarde y después de pasar al centro para comprar los recuerdos que les llevaría a mis damas regrese a la casa para poder descansar un rato, tome un relajante baño y luego subí a mi habitación y me recosté en la cama, me estaba quedando dormido y entre sueños escuche que abrían la puerta de entrada, después no supe nada más de mi hasta que me desperté quién sabe cuanto tiempo después.

Salí de mi habitación y no escuche ruido alguno así que procure caminar en silencio por la casa por si alguien estaba descansando, cuando pase por el cuarto de mi hermana alcance a percibir movimiento pero no vi exactamente que era así que regrese y me asome, la sorpresa que me lleve fue mayúscula, ahí parado frente al espejo se encontraba mi sobrino de 16 años, Antonio, estaba vestido con la ropa interior de mi hermana, un conjunto de lencería color negro de encaje.

Me quede pasmado al ver lo que él estaba haciendo, cuando me vio también se quedo congelado por algunos segundos y luego trató de huir hacia el interior del vestidor que se encuentra en esta misma habitación. Yo lo logre detener agarrándolo del hombro y le dije que no se preocupara que de mi parte nadie se iba a enterar de lo que estaba haciendo. Después un poco más calmado él me explico que siempre le había gustado vestirse con ropa de mujer y que muchos chicos de su colegio le gustaban pero que en realidad nunca se había atrevido a decirles algo por miedo al que dirán. Yo me le quede viendo detenidamente, su maquillaje era perfecto y su cara le daba en verdad la apariencia de mujer, el conjunto de bragas y brasier se ajustaban a su delgado cuerpo a la perfección, pude notar que traía puestos unos postizos en la tetas, eran de un tamaño normal en relación a su cuerpo; su blanca piel contrastaba con el negro de las prendas intimas que vestía.

La mano que estaba sobre su hombro se deslizo por su terso brazo y noté un leve simbramiento en su cuerpo a la vez que un tenue rubor se dibujaba en su rostro, sin darle tiempo a hacer nada lo sujete firmemente y uní mis labios a los de él, mi lengua comenzó a buscar la suya que al principio no me respondía pero después de unos segundos se empezó a mover para enredarse con la mía. Una creciente erección se fue marcando bajo las bragas que traía puestas Antonio y yo la fui sintiendo al lado de la mía propia que ya desde antes estaba en su máxima expresión. Mis manos se deslizaron por su blanca y tersa espalda hasta que llegue a sus nalgas y las comencé a masajear por encima de la tela de las bragas, mi sobrino profundizo más su beso contra mi boca fundiéndonos los dos en un delicioso y cachondo beso.

Luego de varios minutos de estarnos besando me separe de él y fui bajando mi lengua por su cuello, su dorso, su pecho, su plano estomago y por fin llegue hasta su entrepierna, con una de mis manos saque su verga por un lado de las bragas y puse mi boca en la punta de está, palpitaba, sentí su calor en mi boca lentamente me la fui introduciendo, palpando con mi lengua la tersura de ese tronco caliente que se deslizaba cada vez más hacia el interior de mi boca. Voltee para ver a mi sobrino, el placer se reflejaba en su rostro y sus ojos no quitaban la vista de lo que estaba sucediendo era algo fantástico ver como lo estaba disfrutando. Por fin logre tragarme por completo su barra e inicié el regreso y cada vez iba tomando más velocidad metiendo y sacando de mi boca esa deliciosa barra de carne apretando un poco de vez en cuando y acariciándola con mi lengua, cuando estaba en la punta de su verga le daba una buena chupada recorriendo cada uno de los pliegues y haciendo que mi sobrino se retorciera de placer.

La mamada que le estaba dando a mi sobrino Antonio se prolongo por largos minutos, tanto él como yo los estábamos disfrutando al máximo, mis manos no se separaban de sus nalgas, se paseaban por sus cachetes y de vez en cuando acariciaba el ano aún tenía las bragas puestas y mis manos estaban ahora por debajo de ellas, una de mis manos subía de vez en cuando para acariciar su espalda, los movimientos en la verga de mi sobrino se hicieron más y más rápidos mi boca se la tragaba casi por completo y la sacaba hasta la cabeza para luego volver a entrar, pase una de mis manos hacia el frente para a la vez de darle la mamada empezar a masturbarlo. Antonio me tomaba de la cabeza sin hacer fuerza pero mostrándome el ritmo que quería que yo siguiera.

Cada vez que la verga entraba y salía de mi boca las respiración de mi sobrino se agitaba más y más, en su rostro se reflejaba que el placer lo estaba dominando y entonces decidía atacarlo con todo, aceleré aun más mis movimientos sobre su verga y apreté un poco más su barra con mi paladar y mi lengua las piernas de mi sobrino se tensaron y entonces pocos segundos después gruesos chorros de leche fueron depositados en el interior de mi boca, yo hice grandes esfuerzos por tragarme toda la crema que se escurría por mi garganta, su sabor era extraordinario y para ser la primera vez que mamaba una verga al parecer no lo estaba haciendo tan mal, mi sobrino se sujeto del tocador y tenía la espalda arqueada sus dos manos estaban en mi cabeza y su verga enterrada profundamente en mi boca, me puse de pie después de esa fenomenal venida que había logrado tener él y me le acerque, nuevamente los dos nos fundimos en un delicioso beso, él me lamió los restos de su semen que caían por los lados de mi barbilla y nuestras lenguas se fundieron.

Por fin nos separamos y aunque yo todavía tenía a mil la verga le dije que se fuera a cambiar ya que en poco tiempo llegaría mi hermana a la casa y podría descubrirnos, también le propuse que mañana cuando yo llegara me gustaría verlo ya bien vestido y arreglado, mi sobrino me dijo que le encantaría y que mañana cuando yo llegara el me iba a estar esperando.

CONTINUA