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Quelqu`un m`a dit

en Hetero: General

Deje a un lado todas las gilipolleces que tenía en mi cabeza, me olvide de los prejuicios que yo tenía sobre mi cuerpo, que cualquiera podía tener sobre mí, me importaba una puta mierda lo que se dijera y por primera vez me dejaba llevar por mis instintos más bajos y por mis pasiones. Por primera vez actuaba como yo era realmente, por primera vez no jugaba a la doble moral y actuaba como una auténtica zorra. Que me importaba si me rompían el corazón, acaso con mis llantos no se había roto en mil pedazos, acaso tenía algo que perder, acaso no estaba harta de sentirme fría y no tener nada, no perdía nada por expresarme y probar mi suerte aquel día, quien no juega no gana y quien nada tiene que perder, solo puede ganar.

Olvide la ropa interior en el cajón, un simple vestido sobre mis pechos y perfume sobre mis labios de jade, unos tenis y mi pelo recogido, apenas maquillaje por no decir nada. El humo del tabaco estropeaba mi aliento y envolvía con dulce aroma mis labios, me recordaba a mi ángel y al morderme el labio al pensar en él, la nicotina se intensificaba y mi paladar disfrutaba con la extraña mezcla de alquitrán y martini.

Con paso ligero pero con cuidado para no transpirar, dirigí mis pasos hacía un horizonte cercano, hacía un lugar del que habían brotado pesadillas y del que ahora tal vez brotarían mis mayores sueños. El viento de primavera movía mi vestido, los tirantes se iban hacía los lados como si quisieran que mis pechos brotaran como flores y que todo el mundo disfrutase de ellos, pero no serían mis lolas disfrutadas por todos, por lo menos no hoy, por que hoy toda yo soy de Vidal.

Encontré a mi niño sentado bajo un árbol, rodeado de sus amigos, haciéndose unos porros, sonriendo como él solo sabe, hablando como él solo sabe, haciendo que todos se encuentren bien y que nadie se sienta excluido, opinando sobre como hacer mejor esta mierda de mundo, liando a los que aún no sabían y nunca hablando del sexo con hadas de una noche. Sobre su pelo caía una pequeña flor amarilla, alguien sonrió al ver como intentaba quitársela, creo que fui yo.

Alguien volvió a sonreír al ver como yo le cogí de la mano, le quité la flor con sus dedos y después los lleve a mi entrepierna, a mis labios inferiores, a mi sexo, a mi dulce vagina, creo que fue él.

Los labios superiores enrojecieron, las narices olieron cosas más allá de las estrellas y el paladar se humedeció. Recogió sus cosas, abandono a sus amigos y sin soltar su mano fuimos a mi casa.

Una pequeña pastilla blanca pasó a mi boca de la suya, pequeñas mariposas nos rodearon y alas a los dos nos brotaron de la espalda, volamos hasta un lecho de hojas verdes caídas de la primavera para que los amantes amentes follaran y demostraran su deseo con tanta gracia como una puta pone un condón.

Sus ojos se cerraron y sin ver vio un calidoscopio de sensaciones agudizadas por alucinógenos y una simple mamada se quedo en una experiencia casi religiosa que se repitió por tantas veces como los labios son capaces de tolerar el dulce del azúcar, el salado de la sal, la miel en la garganta. Levanto mi cara, llamadme golosa pero mi lengua colgaba sobre su miembro, beso mi lengua aún con caramelo, limpió mis labios rozándolos eternamente con sus dedos, un cosquilleo total y una penetración que igualaban una masturbación o treinta centímetros. Se arrodillo junto a mí y termino de desnudarse, palpe su pecho y su vientre, sudado suavemente quise besar, morder, acariciar, tener su carne, sus joven bello y sus músculos.

Palpe todo su cuerpo, empujaba su pecho contra la pared y sentía que salvajemente se lanzaría sobre mí pero en realidad condujo mis labios hacía los suyos, mordió suavemente labio con labio, intente retirarlos y me encontré enganchada a él. Limpiábamos nuestros dientes, nuestras lenguas arriba y abajo, Chesterfield fumábamos y apenas era curiosidad.

Subimos a la cama adornada con esmero con mantas que recordaban tiempos pasados de princesas y valerosos guerreros, me abrazo por detrás, nos colocamos y me penetro por la vagina a mis espaldas, delante de mi espalda y con el respeto de mis posaderas, su ímpetu broto con el tacto de pieles tan sensibles y la brutalidad del hombre que es capaz de escribir poesía y matar dragones broto como mis pechos en una mañana de primavera o las rosas en un jardín. En poco perdí la posesión de mi respiración, mis pulmones como dueños y señores se olvidaron del humo y del asma pues no era momento de flaquear y buen uso debían tener en estos momentos. Mis gemidos, escandalosamente sabidos por mí y tan verdaderos como sus caricias, como la forma que tenía de cogerme los pechos y apretarlos con cada penetración. Sentía que se iba, no dentro de mí, sino de su cuerpo, la pasión era tanta que dolía y me lleno de semen todo el cuerpo, una botella de champagne en mi clítoris, entre mis pechos, en todo mi cuerpo.

Rendidos caímos a la cama. Me abrazaba sin decir nada y yo solo podía regocijarme entre sus brazos y sintiendo su pene erecto entre mis piernas. Acariciaba sus manos, sus brazos y descubrí venas y arterias, que llevaban sangre y la traían de su corazón, de su cerebro y su pene, cálido en un cuerpo caliente que traspasaba calor a un etéreo cuerpo fío. Cerró los ojos y durmió. Bese su miembro, sus tobillos, sus manos, sus pezones, sus labios por última vez, cuando se despertara ni sabría con quién habría estado ni recordaría mi cara pero me acerque a su oído y le susurre: "te quiero". Tal vez con esas dos palabras acababa de arruinar nuestra relación basada solamente en el sexo, pero no me importaba por que por hoy yo soy toda de Vidal y él es todo de la lujuria para mí. La tarde se acercaba y el sol esplendoroso ocupaba su trono en el firmamento y ya todos comenzábamos a olvidar, pero el amor que intentas olvidar es un amor que siempre recordaras.

Y si has tenido sexo con él, mucho más.

Mas de Sonya

Sudoración

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Introducción Secundaria

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Inconexión

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El no ego

Momento en la noche

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Aquellos que no miraban

Dulce melodia

El suprahombre

Deseo

Despertar

Cuestión de formas

El objeto de mi deseo

Todos los fluidos

El chupito

Sobre dos muletas

Esclavos del Imperio

Zapatos rojos

No es Amor, es obsesión

Horrible dream

En nombre de la Diosa

Transparente

El beso negativo

Un cierto símil

Cazadores capullos

Mamada a un amigo casi desconocido

Press

Absolutamente todo

Niñas malas

Colegiala

Ocho de la mañana

Publicidad

Vía móvil

Esmalte rosado

La comida del hospital no es la de un restaurante

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Stella: Nada por detrás

Stella: Streptease

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3 nenas

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Producto del insomnio

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Querído mío, mi primer amor.

Soledad

Acuérdate

¡No!

El hombre de la mascara de látex

Un chico

Viendo como se lo traga

Cristo

Sexo público

Y salto el contestador

Señora

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Putada de Inditex y Visa

Fuego

Chica desnuda con sombrero de vaquero y...

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Un frio coño

...Siempre con problemas

Cada vez que llegó al orgasmo...

Cotilleos: por detrás

Le ciel dans une chambre

Breve paraiso

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Cruda realidad o un sueño imposible

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