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Caperucita

en Parodias

Caperucita, tan roja y tan bonita, tan cachonda con tu tanga y tu vestidito corto, cortito, tan rojo y tan trasparente cuando el agua resbala sobre él. Caperucita escóndete cuando veas a los maderos, llevas la cestita llena de speed, tu abuelita, tu niño bonito, todos quieren tu mercancía prohibida, esa que les hace volar, ver cosas que jamás existieron, solamente en sus mentes, esa cosita que les ayuda a ser diferentes y que tanta gracia les hace, por la nariz, por la boquita, por mis venas, corre caperucita, coge tu cestita y vete por la sombra, por donde nadie te vea, por donde no te derritas. Las luces te ciegan, es increíble el sonido que es música, el ritmo de los nenes bailando, el ritmo de los cubatas bajando, como te gustaría no tener que ir a ver a tu abuelita, no te puedes quedar, sólo un rato, mueve tu cinturita de avispa, solamente enseña los hombros y el tirante del sujetador, no puedes enrollarte con simples monos que cuando ven a un camello se suben encima para no pisar el desierto, tú eres una zorrita mi amor, mueve un poco la caderita, oye la música, mira las luces, come y bebe pero te tienes que ir ya. Ten cuidado de no resbalarte con el empedrado mojado y de caer al suelo, es una trampa, las luces se encienden, canta una sirena, todo pasa deprisa, todo va, todo viene, los rumores llegan a ti, los putos maderos van detrás de ti, corre, corre, caperucita, que no te pillen.

Las pastillitas, las tabletas, la bolsita de los palos, el polvito de la niña, tu mercancía ¡no la tires por dios!, ¡No la tires por favor! Corre, corre más, metete por entre el oscuro bosque, allí no hay maderos, allí sólo hay duendes, hadas, gnomos, gente que te ayudará y sino, tú eres una chica lista, de armas tomar, caperucita, no te acobardes, niña coge bien fuerte tu cestita y metete por los bancales, si no hay luna se fabrica, no tengas miedo de nada niña por que llevas una navaja que bien podría ser un cuchillo carnicero, con paso firme y decidido, sin prisa pero sin pausa, el camino es duro y difícil, no temas nada salvo de un ser oscuro y muy, muy malo, el lobo feroz, el lobo del bosque, el lobo, lobito, malo. Ve por la vereda del señor, si señorita así es como se hace, para pasar mejor, desapercibida.

Ya la hemos hecho, ya esta hecha la luna llena, ya hay luz, una luz que irradia un calor sofocante y humedad pegajosa, tu vestidito rojo se pega a tu cuerpo, se mete en tu entrepierna se te marca todo, completamente todo, absolutamente nada si no te fijas con cuidado y quien lo va hacer cuando hay lobo suelto. Un alarido, dulce quejido, un grito que rompe la noche, ensordecedor clamor, algo que te hace darte la vuelta, que te hace correr como si te persiguieran mil maderos con sus porras en alto, bien duras y grandes, niña tus tacones, el barro del campo, las piedras y la tierra, mira por donde vas que no ves ese espino que crece a tu derecha que te clavas sin cuidado que te hace un pequeño rasguño, gotas de sangre, completamente suficiente para que el lobito te huela desde lejos, te persiga y te quiera coger enterita.

No has visto por donde has andado, no estas viendo donde te estas metiendo, coges una tableta y te metes lo que no debes, niña malita deja ya de echar humo, se te ve de lejos, se te huele a una legua, ese perfume tan fuerte, ese perfume a melocotón. Tu vestidito se rompe sin cuidado, un hilito cuelga de ese lado, ya hay algodón en sus garras, en su hocico tu sangre fresca, has tenido la regla hace muy poquito, se te nota en la cara, se te nota en tus movimientos, el tampón demasiado tiempo entre tus piernecitas.

Ahora si mi niña escúchame por que te hablo claro. Corre, no mires atrás, despídete de tus tacones, de tus formas y olvida usar tu cuchillo por que el lobo esta muy cerca, es muy fuerte y muy feroz, te va a comer enterita si no corres y huyes, si no vas a lo de tu abuelita esta noche no pasa nada por que tienes que vivir o tal vez ella prefiera que no vivas si no le llevas tu cestita esta noche, yo de ti correría muy rápido.

Enfrente te encuentras cara a cara con un camino surgido de la nada flanqueado por árboles gigantescos y con formas monstruosas, un caminito que lleva a lo más oscuro del bosque, tú no lo sabes pero ese camino te lleva a la casa del lobito, donde duerme, folla y se droga a más no poder. Este lobito no tiene ni un diente de verdad son todos de marfil, eso le pasa por tanto morder y tanto abrir y cerrar la boca, los paga con el dinero de sus robos, de sus extorsiones y de secuestrar cerditos, no tiene ni un pelo de tonto es más listo que los ratones coloraos, que el hambre que pasa cualquiera que no tenga comida, sus garras están ya desgastadas de tanto rasgar y liar, Andas más calmada pero deberías estar peor.

¡Ay! Que lo tienes en frente.

¡Ay! Que se acerca a ti.

¡Ay! Como te mira, caperucita.

-¿A dónde vas Caperucita, tú tan solita?

-Voy a casa de mi abuelita a llevarle esta cestita.

-Te has equivocado de camino, este no lleva a casa de tu abuelita.

-Huía de los maderos y me perdí, no podía volver y al fin y al cabo todos los caminos llevan a Roma.

-La verdad es que yo prefiero París.

-Es cuestión de gustos.

-¿Y que llevas en esa cestita Caperucita?

-Que mierda te importa.

-Sólo es curiosidad morbosa.

-La curiosidad mato al gatito.

-Yo suelo matar gatitos.

-No te creo lobito, yo creo que eres un tío cojonudo, un tío con buen corazón, sólo que incomprendido por esta gente que te asfixia y te obliga a vivir en este bosque tan solitario.

-A mi nadie me manda ni me asfixia, vivo donde quiero y como quiero.

-La tontería se quita con una buena sesión sadomaso.

-Ja, ja.

-Ríe cuanto quieras pero es que yo me marcho ya.

-No vas a ninguna parte con ese vestidito. Me gusta mucho, me pone cantidad.

-Mi lobito lindo, creo yo que te vas a quedar con las ganas. Hazte una manola, una paja o tal vez tratándose de ti hazte una pajilla.

Deshizo el nudo de la cuerda que ataba sus pantalones a su cintura y estos cayeron por efecto de la simple gravedad, esa tan desconocida y de la que tanto se habla. El lobito no usa ropa interior, prefiere ir a su aire, que el viento fresco le refresque su miembro, el bosquecillo de su vello. Aquí estoy yo, asi es como soy, parece decir completamente desnudito el fiero lobito.

¡Ay! Caperucita no lo mires.

¡Ay! No toques su pelito.

¡Ay! No le sigas el juego.

¡Ay! Deja en paz al lobito, que es un chico muy malito.

Pero que digo yo si es que es igual que tú. Caperucita juega con el lobo malo.

Deja caer ella su cestita al suelo, su vestido cae con la cestita, encima de ella, Caperucita hace una mueca, hace dos. Aquí estoy yo, así es como soy, parece decir ella, antes de abalanzarse sobre el lobito con tan sólo su ropa interior.

Las garras de los dos se clavan sobre sus cuerpos mientras ruedan por el suelo besándose con pasión tan fiera y bestial como sólo pudieran hacerlo un lobo y una zorra. En libertad, la luna sobre ellos única testigo de este acto, un malvado, una peor, sin manzanas pero con mucho corazón y con mucho coraje. El pechito del lobo es grande como el solo pero sus pezones son ínfimos, diminutos, mínimos, dulces como la mente en mi boca, jugando con ellos los endurecía Caperucita que tiene un arte especial en la lengua, así lo dice su abuelita. Le pega la roja contra el suelo, le hace daño en la cabeza, le gusta al lobito, le sonríe y le da la vuelta a la tortilla. Caperucita contra las cuerdas, el lobo le desgarra el sujetador, disfruta de una comida de pezones del hambriento lobito que desciende poco a poco, masacrando sus pechos con unas garras negras, enormes pero ya viejas y muy usadas, le arranca el tanguita con la boca, lo disfruta, lo saborea, lo traga todo, todito, todo, le gusta el sabor a caperucita.

Caperucita te va a comer enterita. No va a dejar nada de ti niñita.

El lobo, lobito, le mete un dedito, le mete dos, le mete tres, le mete cuatro, caperucita se abre fácilmente, como si nada, parece que por el camino se hubiera estado derritiendo como un polito fuera del congelador. Con su larga, larga lengua juega a saborear el clítoris de Caperucita, parece que le gusta, no hace más que gemir, el lobito, es muy listo, no deja de sobarle las tetas mientras ocurre todo esto por debajo. Lo levanta, lo baja, el lobito mete el puño, esta empapado, Caperucita quiere más, quiere al lobito dentro de ella.

Se pone a cuatro patitas, mueve su trasero para arriba, enseña muy bien todo su coñito, el lobito se pone detrás de ella y se la mete sin compasión, lo hace con cariño animal, le huele el pelito a la niña, le huele los agujeritos, los saborea por ultima vez y luego se la mete, le mete su polla de lobo en su coñito, de un golpecito muy durito, de una vez, pa’ dentro y pa’ fuera, moviendo su cintura como un bestia, como mueve su culo el lobito, dan ganas de morderlo y de comérselo. No la deja respirar pero es que Caperucita no quiere ni pensar en coger aire, sólo se echa para atrás, se retuerce para sentirlo todo mejor, todo, todo, no quiere dejar escapar nada, ni un gemido, ni un sonido, todo. Le lame la espalda el lobito, le muerde, le chupa, le lame la columna, los omoplatos, su cuellecito se lo muerde una y otra vez, no quiere mostrar su debilidad a Caperucita, chillando como un corderito.

La va a devorar enterita después de follar. No deja de saborearla y de apretarla toda, como esta la niña, como esta el lobito.

Sus embestidas hacen gemir como una loca a Caperucita, su cara demuestra que no esta aquí, esta en otra parte muy lejos de aquí, recibiendo placer, sus ojos se van también, Caperucita deja de estar a cuatro patas y se levanta sin dejar las patas clavadas en el suelo, el lobo la aprieta mejor, ella retuerce su cara y no dejan de lamerse, morderse y besarse.

Caperucita muerde al lobito en el labio, le hace que sangre, le gusta verle herido e indefenso, le arrea una ostia del quince en la cara, el lobo se cabrea mogollón, la coge del cuello y la estampa contra el suelo, Caperucita se ríe, lo mira divertida y ve su tranca, la que le estaba dando tanto placer. Ella se abre y él se lanza sobre ella, se la mete y luego la saca por completo, así ella lo siente todo mejor y el lobito puede ser más feroz, puede ser más malito, más animalito.

Con tus cojones, lobito, chocas contra su cuerpecito.

Se corre dentro de ella y un escalofrío la recorre por completo. No a llegado ni a chuparsela, eso le hubiera gustado a ella y a él, que más da, total el lobo ya esta muerto, no puede más y Caperucita sigue allí, abierta de piernas.

Lobo, lobo no se deja a nadie insatisfecha, toma, coge algo de la cestita, haber si te espabilas y hacéis algo mejor, que en el bosque no hay nadie salvo vosotros y tenéis toda la noche...

¡¡¡AUUUUUU!!!

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