Mi niño, mi juguete, mi dios y bendición te amé, con todo el dolor de mi corazón debo confesar y créeme cuando te digo que se me desgarra una parte de mi ser que aún sin yo desearlo te quiero y quizás mañana aún siga insistiendo en ello, sinceramente espero que no, al menos eso deseo, ansió, rezó por ello.
Sé perfectamente, mejor que nadie que yo te hice daño aunque me dolió más a mí, me comporte como un virus, llegue, te infecte y me expandí alimentándome y devastando todo a mi paso hasta convertir tu cuerpo en un campo yermo para después alejarme y llegar a un nuevo campo donde los girasoles brillaban pero no por mucho tiempo, por algo soy digna representante del género humano. Fui cruel, despiadada y funesta pero tú te pasaste.
Me entregue a ti como jamás nadie lo hizo, en cuerpo, mente y alma, tú me poseías en todos los aspectos pero decidiste que no era suficiente, me diste la patada y como una perra moribunda a ti volví, loca y desquiciada no supe comprender la situación que yo misma había generado y patada tras patada ahí estaba yo, pero ya no, nunca más. Si escribo estas palabras es por que mis manos me lo permiten, ya no estoy atada y las paredes no son acolchadas, salgo de mi refugio, del infierno en el que me metiste y esto no es más que el comienzo, el renacer que nunca debió tener lugar.
Fuiste mi primer amor, no lo dudo. Yo, fíjate bien lo que te digo, yo estuve atada a ti por dos años y medio casi tres, fui de tu propiedad y el echo de que hable en primera persona debería dejarte perplejo si es que acaso alguna vez me conociste.
Nada me importo, no quise saber nada, tuvimos nuestros rollos y tuvimos nuestros lances pero cuando me tienes enfrente, plantada ante tu puerta me sales con otra cogida de la mano y diciendo chorradas.
Aún podía haber sido más tuya, aún me decías que todo lo abandonarías pero en el momento de la verdad no fue así, maldigo la verdad que nos separó y la mentira que nos unió.
Ella falsa víbora voraz, mala puta y peor zorra se metió entre nosotros cuando a los ojos del mundo yo era la otra te supo engatusar como no lo había echo yo ¿Qué crees que pienso de ello? ¿Cómo crees que me sienta? Tú que me decías que adorabas el rompecabezas que resultaba ser yo, que adorabas mi misterio y querías más de mi incógnito ser, sabías como era y hasta asegurabas adorarlo por que no pudiste simplemente respetarlo.
Mil mentiras al oído te susurre y todas ellas, cual demonio con rostro florido creíste dulcemente, fue una sola la verdad que te chille, a ti y al mundo entero desde los acantilados de la vergüenza y tan amargo plato resulto que aún siendo yo tu esclava me diste con un canto en los dientes y no estuviste a mis espaldas para apoyarme y respaldarme.
Humillada he vagado por una tierra baldía, encadenada a mi sufrimiento, ligada a tu honra mientras la risa y la burla de tu puta me atormentaban. No me malinterpretes, bendigo a las putas, las amo como hermanas y las respeto pues más puta y reina suya soy yo, pero la tuya es un monstruo que no tiene cabida dentro del mundo de la calle ni de la decencia, quizás yo hubiera echo lo mismo en su lugar, ja, ja, ja, no, sé perfectamente que no, no hubiera dejado escapar lo más maravilloso del mundo por nada en esta vida pero ella si lo hizo y una vez cometido su crimen mancho con fango mi rostro y lo convirtió en otro.
Mi amor querido mil veces te digo adiós sabiendo perfectamente que tú ya formas parte de mi, has dejado una huella tan profunda que ni un sin fin de olas podrían arrebatármela pero, sólo te suplico que te alejes de mi o seré yo la que se vaya lentamente.
Adiós.
Adiós recuerdo.
Adiós.
Yo muero.