En un ambiente constreñido los amantes se mueven aunque el espacio es limitado. Sólo una levedad de seda evita que todos los observen, el calor es tan sofocante que todo da igual y él con su colosal fuerza destroza la seda y sus cuerpos quedan al descubierto de todos que aún así, parecen ignorarlos, concentrados todos en sus sudores. La pareja continúa con su sexo más desenfadado y la gente se despoja de sus ropas, los amantes gritan al unísono y todo el mundo se ve envuelto en llamas, todo arde al rededor de los fornicadores que sólo se centran en sí mismos.