Que me llames hermosa aunque mis ojeras crezcan por momentos.
Que no te olvides nunca de mí.
Que cuando te hablé de almendros en flor no creas que me interesa la botánica.
Que no me busques sólo para satisfacerte.
Que me sacies por ridículas que creas mis necesidades.
Que me pidas más apretando con suavidad.
Que me oigas aunque no hable, sólo con mirarme.
Que rías conmigo en mi felicidad y llores al estar mal.
Que me busques y yo encontrarte con facilidad.
Que te duelan mis lágrimas.
Que mires mi alma.
Que nada de lo mío te resbalé y todo te lo tragues.
Que me sueltes el cabello sólo por olerlo.
Que no necesité maquillar mi corazón para ti.
Que al llegar a la puerta no tenga que mirar hacía atrás.
Que miremos juntos al horizonte, sin miedo alguno ya que no nos perderemos.
Que llueva sin tu presencia y que el día se aclaré a tu lado.
Que nos encontremos sin quererlo después de desearlo.
Que no haya más señora que yo en tu señorío.
Que nuestras palabras sean oro para que ni los vientos más huracanados sean capaces de llevárselos, que yo lo crea y tú no lo dudes.
Que la carne se vuelva diáfana.
Que la perra negra haga camino a cada bocado.
Que lo que nos rodea se disipe y no nos moleste.
Que creas en mi primer beso de amor verdadero y no me seas cínico.
Que mi vulgaridad no choque con tu selecto mundo, con la flor y nata que te envuelve.
Que seas el rey de mi reino más oculto.
Que al buscar en la oscuridad de mi habitación te palpe y no me sobresalté al sentirte a mi lado.
Que todo lo bueno aún este por llegar.
Que nadie chismorreé ni juzgué ni diga lo que no debe.
Que al sentirme vacía sepa que tú me llenaras.
Que lo que nos separa al poco nos una.
Que lo nuestro no se parezca a un drama europeo.
Que todo el mundo me envidie por tenerte.
Que hasta yo me crea divina.
Que mis tacones no se partan y me impidan ponerme a tu altura.
Que el rojo de mis labios se quede marcado a fuego en la suavidad de tu piel.
Que tus dedos puedan acabar con los temblores nerviosos que sacuden mi cuerpo al tenerte delante.
Que alguien me empuje para así poder atreverme a hacer todo aquello que me da demasiado miedo.
Que el mundo conspire para cambiar y con ello todo.
Que sólo oigas música.
Que no me muera de pena al esperar noticias tuyas.
Que los templos vuelvan a alzarse y que la hierba desaparezca tras nuestros pasos.
Que la nieve arda y el fuego hiele mi sangre cuando juguemos sobre piedra mullida.
Que el único desierto que pisemos sean nuestras sábanas.
Que tu cuerpo sea siempre caliente.
Que al aullar todo se detenga, esperando más.
Que los azotes sean hechos con regaliz.
Que ningún cabrón medio subnormal se comparé contigo.
Que la noche esté plagada de lentejuelas.
Que las risas ensordecedoras sean pan nuestro de cada días.
Que el aceite corra por nuestros cuerpos morenos.
Que me odien para sentirme superior.
Que nada me produzca miedo ni pavor.
Que los antiguos me vean con orgullo.
Que tus ojos me envuelvan.
Que añores cada segundo que permanezca lejos de ti y que me enteré.
Que no te creas mejor cuando sólo usas frases manidas.
Que me tiendas la mano cuando caiga al suelo, que veas mi fragilidad y no te avergüences.
Que digas que es lo que sientes, sea lo que sea.
Que seas cruel conmigo si fuera necesario pero que también seas tierno llegado el momento.
Que me escuches al hablar y me leas al escribir.
Que todo sea como al principio, simplemente perfecto.
Que el chocolate amargo no se venda.
Que tus mejillas sean coloradas y las mías rosadas.
Que tu sencillez complemente mi excesivo barroquismo.
Que la dulzura de las fresas dure todo el año.
Que me veas como tu Buffy pero en morena y directamente en español.
Que un hilo rojo ligué tu meñique con el mío.
Que al batir sus alas las mariposas arrastren tu perfume hasta donde yo me encuentre.
Que perdones cada uno de mis errores y mis faltas como yo ignoro tus defectos.
Que tu honor no se pierda.
Que no achaques tu desinterés al destino.
Que ni un ápice de mi misterio se pierda.
Que mi osito no vuelva a la tienda por si solo ni se busque otra dueña.
Que cuando digas que soy diferente al resto realmente lo creas y seas capaz de caminar sobre brasas al jurarlo.
Que nadie me niegue.
Que al cambiar todo sigamos siendo los mismos.
Que mis uñas no me duelan tras clavarse en tu espalda.
Necesariamente no tiene por que ser en ese orden ja, ja, ja.