miprimita.com

Introducción Secundaria

en Hetero: Infidelidad

Al parpadear sentía escozor, llevaba quizás demasiado tiempo despierta, con los ojos de par en par, pero cada segundo valía la pena. A pesar de que mi cuerpo tardaba en reaccionar y no era tan ligero como siempre, no me sentía cansada. Elevé la mirada y ante mí se encontraba la maravillosa criatura que dominaba mi corazón y nublaba mi razón. Tan poderoso y valiente, daba incluso pena el que quedará derrotado por mi boca en su paquete. Beltrán era su nombre y mío su desmedido y fallido autocontrol.

Su polla estaba roja y creía que iba a explotar, teniéndola entre mis manos y jugueteando con mi lengua en su capullo sólo podía desear que estallara dentro de mi boca mientras la tenía apretada entre mis labios.

Miraba a Beltrán a la vez que con mi lengua terminaba de repasar el lado izquierdo de su polla. Tenía esa media sonrisa que denotaba la felicidad y los ojos cerrados, me gustaba demasiado mirarlo así, tan feliz y relajado, quizás pusiera esa cara con todas, pero al menos por ese rato era sólo para mí.

Rodeando con mis dedos su polla, le masturbaba a buen ritmo de muñeca, pasaba su polla por mi cara y la notaba tan caliente y vibrante. Sus venas hinchadas habían adquirido un color azul casi verdoso, puse mi lengua sobre una de ellas y deje que me marcaran el camino a seguir, era como atravesar una tortuosa carretera sólo que dejando el camino perdido por mi saliva. Soy demasiado babosa, lo reconozco y él había perdido todo el líquido de frenos.

Tener su polla en mi boca era como tener un jugoso caramelo de carne, no había nada en este mundo que me gustase más, disfrutaba como una tonta y no toleraba que me dejara sin ello.

No cubría ni un solo vello su cuerpo y me gustaba, aunque a veces sentía que no era una mamada de verdad si no tenía que parar y sacarme un pelo de la boca, que me llamen guarra o clásica, da igual, de todas formas no hacía ascos a nada y mucho menos a su verga, monstruosa como siempre, aunque en mis recuerdos resultaba mucho mayor. Quizás el no poder verlo con tanta frecuencia como quisiera me hacía engrandecerlo demasiado, no importaba, mis sentimientos y mi deseo siempre eran del mismo tamaño.

Agarré, con mi mano izquierda, sus cojones que parecían una bola inmensa de carne moldeable, tiré de ellos sin demasiada fuerza y colocando mi mano debajo, los chupé de uno en uno mientras no dejaba de masturbarle. Por momentos mi boca se convirtió en un tubo de succión, aspiraba fuerte pero intentando no pasarme mientras provocaba unos ruidos muy ridículos. La piel de sus testículos era tan suave y delicada, me gustaba mucho chuparlos, olerlos o tenerlos sobre mi cara. Siempre se hacen bromas sobre el olor de los paquetes de los ciclistas, yo soy la primera en hacerlas, pero me gustaba ese olor cálido y penetrante de los cojones bien sudados y gastados, Beltrán no era ciclista pero ¿A quién le importaba?

Beltrán era grande, muy grande, pero a pesar de su tamaño disfrutaba teniendo sus piernas sobre mi espalda, me sentía atrapada y me gustaba esa sensación. Con mi lengua fuera como la de una perra, lamía su polla de arriba abajo intentando no dejarme ningún cacho por mojar. Al alcanzar su capullo, lo metí en mi boca y lo aspiraba deprisa, con mi hocico lo más alargado posible y hasta tocar con su punta en mis dientes, no los use para morder, pero si como freno, sólo quería tener su punta dentro de mi boca y que se corriera deprisa mientras movía sin parar su piel. Podría estar chupando su polla durante horas, pero estaba cansada, tenía la mandíbula dolorida y por su forma de llamarme sabía perfectamente que se encontraba en ebullición.

¿Cómo me llamaba?

Me decía puta, zorra, trágatelo todo, no te dejes nada niña chupa chups. Lo último me dejo un poco descolocada pero me encanto.

Me dijo también que quería correrse en mi cara, a mi no me gustaba eso, no es que me desagradara, lo que ocurría es que prefería que lo hiciera en mi boca, me gustaba sentir su leche caliente sobre mi lengua y tragármela. Por no hacerle el feo se lo permití, al menos mejoraría mi cutis.

Beltrán me sacó su polla de la boca, muy a mi pesar, y levantándose de la cama comenzó a masturbarse movido por un frenesí orgásmico. Cuanto más se pajeaba más se erguía y mientras, prácticamente, se colocaba de puntillas, abría la boca y emitía unos gemidos profundamente guturales, a mi me obligaba a retroceder o incluso a arquear mi espalda, ya que me encontraba de rodillas. Cuando pronunció el primer ¡Joder! Su leche cayó en mi barbilla, quedándose en el borde y apunto de caer, después sus chorros me dieron de golpe en toda la cara, llenándome por completo de su leche.

Yo tenía los ojos cerrados cuando terminó y me metió la polla en la boca para que se la limpiara, con un dedo de su mano fue arrastrando la leche de mi cara hasta mi boca y me la hizo tragar junto a su polla. No sabía que era lo más delicioso de todo, si sus dedos, su polla o su leche, lo chupaba todo con gusto y ojala no hubiera terminado.

Su polla parecía no cansarse, al contrario que mi cuerpo. Se mantenía dura como una piedra y sólo le faltaba la bandera para ser un mástil.

Beltrán me dijo que cuando estábamos juntos ni yo ni él controlábamos el momento, que era su polla la que marcaba el ritmo y la intensidad. Yo no quise hablarle sobre el falocentrismo ni sobre la prepotencia, me limité a asentir y a disfrutar cada momento que podía robar de él. Me subió a la cama y volvió a follarme por cada uno de mis agujeros. Era como un potro salvaje aunque quizás él pensara que yo era una yegua a la que tenía que domar. Probablemente ninguno de los dos nos equivocábamos.

Después de mucho sudar y disfrutar Beltrán cayó sobre el colchón. Yo no podía dormir, me era imposible. Aprovechando que él se había gastado el dinero en aquella habitación de hotel, entré al baño y llené la bañera, si es que realmente era una bañera, parecía mucho más un jacuzzi o una cama redonda llena de agua, ja, ja, ja.

De nunca me han gustado las burbujas, prefería sólo envolver mi cuerpo en agua clara y templada. Me hundí y me quedé medio muerta bajo el agua durante quince o dieciséis segundos, antes aguantaba mucho mejor la respiración, pero es lo que tiene el fumar. Al sacar la cabeza la apoyé en la bañera y me puse a cantar una canción estúpida de La Fuga, en otro tiempo me hubiera echado a llorar pero ya no valía la pena.

En la segunda estrofa apareció Beltrán, se reflejaba en el espejo y al poco entró en el cuarto de baño. Aún después de varias corridas seguía todo erecto, seguramente ni durmiendo había dejado de tocarse. Sin poder evitarlo me acordé de mi amiga Diana, hablando un día me comento que no podía ser que un tío estuviera listo para funcionar varias veces en un rato, yo le dije que me daba mucha pena su vida sexual y que si que era posible, ella se me quedo mirando y yo le sonreí sin decir nada más.

-¿Me dejas un hueco? –me preguntó con malicia.

Yo abrí mis piernas y dejé que se colará entre ellas. Su cuerpo me atraía de verdad.

-¿Me dejas que te limpie? –le pregunté yo aún con más malicia.

Cogí una esponja, la hundí en el agua y después la escurrí sobre su cara de niño vicioso. Su pelito mojado me encantaba, no se le podían hacer demasiados peinados, pero me parecía muy gracioso la forma en que la caía sobre la cara. Fui pasando la esponja por cada recoveco de su cuerpo y cuando ya no pude, le dije que apoyara su pecho contra la bañera y que dejara la cabeza fuera del agua. Me pregunto sobre lo que le iba a hacer y yo le conteste que nada que no le gustara. Sabía que no mentía.

Froté su espalda y después utilicé mis manos para darle un masaje, contra su espalda mis manos empequeñecían y cada esfuerzo por romper los nudos que se formaban en su espalda parecían inútiles, la esponja cayó y flotó sobre el agua y yo descuidadamente bajé mi mano para recogerla.

Con mis diez deditos recorrí su espina dorsal y acabé palpando y abriendo su culito duro como una piedra. Creo que me dijo algo así ¿Qué haces? A lo que yo conteste pidiéndole que extendiera su cuerpo por la bañera. Lo hizo y pude observar sus tersas nalgas. Le di un par de cachetes y pronto se colorearon. Me gustaba su vulnerabilidad aunque era más una posición de dominación pasiva a mi entender, al menos conociéndole era lo que podía pensar.

No le pregunté si su trasero estaba limpio, siendo él la respuesta era obvia. Abrí sus nalgas y lamí, muy superficialmente, su agujerito, se estremeció y también Beltrán, después de un par de pasadas más, le clave la punta de mi lengua y fue abriéndose poco a poco.

Cuando su culito dio un poco de sí, le penetré con mi lengua sin parar, es en momentos como esos cuando una chica desearía no tener nariz, ja, ja, ja. Beltrán se pajeaba y yo no paraba de devorar ese sabroso bocado. Después de un buen rato, mojé en el agua un par de dedos de mi mano derecha y retirando mi lengua se los introduje poco a poco, hubiera preferido hacerlo deprisa, pero no quería ser mala con él.

Realmente estaba apretado y era casi como masturbar a una virgen por el coño. Movía mis dedos en círculo y poco a poco los iba introduciendo cada vez más lejos, con mayor profundidad. Su culito tragón empezó a mojarse por si mismo y era un liquidillo tan cálido. Saqué mis dedos y los chupe, al igual que tantas otras veces él había echo conmigo. Me pidió que no parara y volví a meterle los dedos, lo hacía deprisa mientras le apretaba los pezones y le susurraba guarradas al oído.

¿Qué le decía?

Le decía que ahora él era mi putita, mi zorrita abierta…

Sentí como los espasmos cerrabas aún más, su ya de por sí estrecho culo, y rodeaban mis dedos apretándolos hasta casi dolerme. Se había corrido sobre la bañera y yo, sin sacarle los dedos del culo, recogí su leche o al menos una parte. La lleve sobre mis dedos a su boca y se los metí en la boca. Le pedí que no se la tragara y sujetándole la cara, la arrastre hacía atrás y le bese.

Su leche sabía aún mejor directamente de su boca, en un buen beso de tornillo.

Ya con mis dedos fuera de su culo, los dos nos relajamos, incluso su polla y nos quedamos remojándonos en el agua. Nos acariciábamos pero nada más, todo muy suave y muy dulce, demasiado bonito para nosotros dos.

Escuché un ruido a lo lejos.

-Es mi alarma –me dijo él.

-¿Te están robando el coche? –bromeé.

-No, me tengo que ir.

-¿Ya?

-Mi mujer vuelve dentro de un par de horas de Lisboa.

-Ah ¿A comprado toallas? Ja, ja, ja.

-Estaba por trabajo.

-Ah.

No me interesaba una mierda la verdad, prefería ignorarla.

Beltrán salió de la bañera y se vistió demasiado deprisa para mi gusto. Entró al cuarto de baño y se despidió dándome un beso de esos que hacen que se te mojen las bragas, al estar dentro de una bañera llena de agua, la sensación resultaba imperceptible la verdad. Yo me deje llevar y abrazándole llegué a sacar medio cuerpo fuera de la bañera mientras él se levantaba para marcharse. Me dijo que podía quedarme hasta las doce de la mañana, que la habitación ya estaba pagada y se marcho.

Yo no pensaba salir de la bañera hasta que estuviera demasiado arrugada.  

Mas de Sonya

Sudoración

Mi rato

Me siento mariposa

El hombre demonio

La suave caricia

Liquido transparente

El piropo

Inconexión

Lo que necesito es...

El fetiche

Todo en la cara

Alcoholizada

El no ego

Ya lo sabes

Momento en la noche

Aquellos que no miraban

Dulce melodia

Deseo

El suprahombre

Despertar

Cuestión de formas

El objeto de mi deseo

Todos los fluidos

El chupito

Sobre dos muletas

Esclavos del Imperio

Zapatos rojos

Horrible dream

No es Amor, es obsesión

En nombre de la Diosa

Transparente

Cazadores capullos

Un cierto símil

El beso negativo

Mamada a un amigo casi desconocido

Press

Absolutamente todo

Niñas malas

Colegiala

Ocho de la mañana

Publicidad

Vía móvil

Esmalte rosado

La comida del hospital no es la de un restaurante

Mi vida no tiene tonos pastel

Stella: Nada por detrás

Stella: Streptease

I need your love

Mi niño

3 nenas

Dedos y demás

Inventando o no Japón

Simple anhelo de una perra

Producto del insomnio

Soledad

Querído mío, mi primer amor.

Estación de autobuses

Acuérdate

¡No!

El hombre de la mascara de látex

Un chico

Viendo como se lo traga

Cristo

Sexo público

Y salto el contestador

Señora

Madura

Putada de Inditex y Visa

Chica desnuda con sombrero de vaquero y...

Fuego

Mi mejor fetiche

Aix

Una polla sobre mi cara

En los lavabos

Cotilleos: ¿X-tina lesbi tú?

Un frio coño

...Siempre con problemas

Cotilleos: por detrás

Cada vez que llegó al orgasmo...

Le ciel dans une chambre

Breve paraiso

San valentín o un timo comercial y cristiano

Monólogo de una virgen

Tango

Amanecer

Mujer policia

Historia de una mamada rápida

Puto Poder: Tony Blair

Paños mojados

PunX

Sección contactos, me siento ausente

Evita, siempre calentita

Punkorreo

Quiero amar

Caperucita

Me gusta ser zorra

Leyendas Urbanas: Vampiro sexual

Electra

Dolor (2: La leche correra por tu dolorida gar...)

El hada triste

Hadas

Hazmelo suave

En la orilla de la playa

Carta a mis padres

Gallito de pelea

Cosas de adolescentes (2)

Cosas de adolescentes (1)

Escenas

Fuck it!

Leyendas Urbanas: Flor de un día

Hadas del placer

La ventana indiscreta

Exceso

Cruda realidad o un sueño imposible

Leyendas Urbanas: El poder de la venganza

Te perdí

Dolor (1: Los sentimientos del ama)

Clase de escultura. Puertas del Paraiso

Leyendas Urbanas: Desde Rusia con Amor

J.J.

Leyendas Urbanas: Violación

Zorra, zorrae

Puto Poder. Ana Botella

Baño de sangre

Quelqu`un m`a dit

Eres una zorra si...

Emmanuel

Look at me (2)

Look at me (1)

D.A.