El otro día fui de compras, realmente no vi nada que valiera la pena así que pretendía volverme a casa con algún libro que me hubiera llamado la atención, alguna revista y un refresco.
Saque mi billete de autobús y me senté en uno de los bancos de la estación a echar el rato mientras llegaba, tengo que reseñar que estaba en Murcia capital pero que no vivo allí.
Fumaba un cigarrillo mientras leía la revista, era el Jueves así que más que otra cosa la ojeaba por encima para después profundizar en ella cuando estuviera en el autobús y así evitar que en el trayecto me diera algo. Supongo que es lo típico y que todo el mundo le habrá pasado que cuando te montas en un autobús o estas parada en un banco siempre se te sienta alguien al lado, ya puede estar todo el autobús vació o haber cientos de bancos que siempre se te pondrá alguien al lado, quizás un loco, quizás alguien atractivo, alguien que necesite compañía, vete tú a saber
La cuestión es que se me sentó un tío al que voy a evitar describir.
En un primer momento todo bien, salvo el hecho de que se me había sentado justo al lado cuando tenía todo el banco para él.
Al cabo de un rato empieza a hacer cosas raras.
Esas cosas raras comienzan a ser sospechosas.
Se estaba restregando la entrepierna. Un minuto, dos, tres Ya se pasaba de castaño oscuro.
¡¿Se estaba masturbando?!
¡SI!
Yo me quede helada, con la boca abierta.
De vez en cuando con el rabillo del ojo no hacía si no lanzarme miradas y entornar los ojos. Por fuera del pantalón no dejaba de tocarse, su polla se notaba por entre la tela.
Ok
Me levante, agarre mi bolso y las otras bolsas que llevaba y comencé a darle bolsazos en la cabeza hasta que me hice daño en la muñeca, entonces me cambie de banco y continué esperando al autobús.